Compromiso más allá de las obligaciones

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    Por Carina Martínez


    Eduardo Bonal

    Es desde este año que Grupo Telefónica reemplazó el concepto de responsabilidad corporativa por el de sustentabilidad y, en España, existe ya la figura del Chief Sustentability Officer. En la Argentina, si bien el rol se ejerce, aún no se ha bajado a la estructura.
    “La definición más simple de sustentabilidad es un compromiso con la sociedad que va más allá de las obligaciones estrictamente formales, considerándolas como condición necesaria pero no suficiente”, indica Eduardo Bonal, director de Asuntos Públicos y Responsabilidad Corporativa de Telefónica de Argentina. Además de estas obligaciones legales y regulatorias, establece como primordial el cumplimiento de los compromisos asumidos con los clientes y de los principios de actuación de la compañía. “Tenemos definido un código de ética que lo conoce más de 80% de los empleados, en el caso de Movistar, y que estamos haciendo lo posible por difundir”.
    El modelo de sustentabilidad tiene tres pilares. El primero y principal es cumplir con las normativas legales. El segundo es asumir un compromiso con la comunidad donde se desarrollan las operaciones. “En este sentido, hicimos foco en la educación, la inclusión digital y la utilización de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) para reducir la brecha digital”. También se enmarcan aquí las acciones de Green TIC, vinculadas al impacto de las operaciones sobre el medio ambiente. “En Madrid, existe la Dirección de Cambio Climático, que establece políticas de consumo de energía, medición de radiaciones, reciclado de equipos, en todos los países donde la compañía opera. En la Argentina, Movistar es la única empresa de telecomunicaciones que certificó la ISO 14.001”.

    Tomar el pulso a grupos de interés
    El tercer pilar es comunicar, reunirse con los stakeholders para tener un feedback sobre el impacto de sus operaciones entre los distintos grupos de interés, y realizar métricas. En este marco, Fundación Telefónica publica un reporte anual, que utiliza las pautas internacionales GRI y que es auditado por Ernst & Young. “Tener métricas muestra que se trata de un modelo sistemático de acciones encaminadas a un fin y no de hechos aislados. Para esto utilizamos el informe, que tiene objetivos de mejora creciente, está auditado por un ente externo y se da a conocer a los mercados y a la comunidad”, señala.
    Otra métrica importante es el Dow Jones, donde, tal como indica Bonal, Telefónica recibe 84 puntos sobre 100 y es la empresa número uno del sector, con más de 20 puntos por encima de la media.
    “También existe una medición que se denomina ‘RepTrack’ y la lleva adelante Reputation Institute, que evalúa un conjunto de áreas que nos interesa monitorear. Sustentabilidad es un término muy amplio y se refleja en todas las actividades de la compañía. Tiene que ver también con cómo se trata a los empleados, cómo se comportan los proveedores… En la Argentina, tenemos más de 2.500 proveedores registrados y estamos intentando que suscriban a nuestros principios de actuación; se los capacita y controla para que incorporen nuestros valores”, relata el ejecutivo.
    De acuerdo a Bonal, cómo se posiciona la empresa en la sociedad, como complemento de las políticas públicas, también forma parte de la sustentabilidad. “En 2002, el peso relativo del factor social en el Dow Jones era 22% y ahora es 42%, el mismo que el económico”.
    “Las empresas tienen que entender, y la nuestra lo tiene claro, que para ser sustentables y tener proyección en el tiempo, debe existir un comportamiento responsable en lo me­dio­ambiental, lo ético, en la lucha contra la corrupción y el trabajo infantil, en ofrecer empleo de calidad… La sustentabilidad abarca todo esto y empieza por el cumplimiento de las leyes y las obligaciones con los clientes”, señala.
    Si bien en el corto plazo una gestión sustentable genera costo, Bonal no duda de que, a mediano plazo, le da a la empresa una proyección mucho más sólida en cuanto a imagen y reputación, que se refleja en los mercados de capitales y en las preferencias de los clientes, las decisiones individuales de compra y la identificación con la marca.
    En este marco, empresas y Estado deben trabajar en forma complementaria. “El Estado tiene que normar para que el ambiente sea preservado y las empresas deben cumplir esos presupuestos mínimos. Pero una empresa es responsable cuando trata de comprometerse más. Cuando cumple, difunde lo que cumple, participa en foros sobre estos temas crea conciencia y ayuda al Estado”. “Es el momento de contar un poco más qué es lo que estamos haciendo, para generar el efecto contagio”, concluye.