El contexto actual y los protagonistas

    DOSSIER |

    Este tipo de iniciativas y proyectos ha sido estimulado por una reciente noticia: el Gobierno presentó un programa para desarrollar el “turismo médico”. En realidad, el país ya es un destino muy buscado para operarse o hacerse tratamientos cortos, caracterizado por sus adelantos científicos y la buena atención.
    El país exhibe una actividad farmoquímica bien desarrollada, que representaba en 2009 16% del producto bruto interno (PBI) industrial. La disponibilidad de mano de obra capacitada con notable nivel científico debiera atraer más inversiones hacia la producción de fármacos crecientemente complejos.
    Desde la perspectiva de los laboratorios extranjeros, como sucede en la mayoría de las economías emergentes (India y Brasil son casos típicos), se cree que las políticas gubernamentales se hallan claramente sesgadas en favor de los laboratorios nacionales. A su vez, la autoridad trata de desalentar aumentos de precios vía la aplicación de controles.
    La contención explícita de costos y precios o los subsidios al consumo de los estamentos sociales bajos seguirán, en teoría, beneficiando a los genéricos de venta libre y segmentos afines. En el otro extremo, la exportación tiende a aumentar, favorecida por la suave pero continua reapreciación del dúo dólar-euro.

    Los grandes actores
    Un grupo de laboratorios nacionales y extranjeros representa buena parte del mercado interno y es responsable por el grueso de las exportaciones. A veces colaboran entre sí, a veces mantienen disputas (en especial vinculadas a los temas de patentes)
    Entre los grandes laboratorios nacionales se destaca Roemmers. Es uno de los dos grandes de capitales nacionales. Ostenta una participación de mercado del orden de 6%. La empresa fue fundada en 1921, por Albert Roemmers. Emplea 900 personas en las tres plantas que tiene en el país.
    La mayor se dedica a antibióticos genéricos, otra produce inyectables y líquidos para diversas terapias y la más nueva (donde se invirtieron US$ 65 millones) se especializa desde 2000 en medicamentos sólidos de administración oral.
    La empresa local opera en escala mayorista vía la distribuidora Rofina, asociada a multinacionales como Roche, Novartis, Novo Nordisk y Colgate-Palmolive. En su franja, este negocio cubre 24% del mercado. Otra subsidiaria, Laboratorios Poen, tiene una amplia gama de productos oftalmológicos.
    Algunos de los mercados que atiende, son: Chile, Bolivia, Uruguay, Panamá, Holanda, Indonesia, Georgia, Kazajstán, Libia y Moldavia.
    La cartera de productos para uso humano abarca más de 100 rubros. Entre ellos, tres de los más vendidos en el país: Lotrial (enalapril+hidroclorotiazida, contra la hipertensión), Amoxidal (amoxilina, antibiótico) y Sertal (propinox, hepático). El año pasado facturó US$ 142 millones y exportó por valor de US$ 29 millones.
    La otra firma nacional relevante es Laboratorios Bagó. Fundada en 1934, es la división farmoquímica de un relevante grupo industrial, uno de los líderes en Latinoamérica. Aparte de genéricos, fabrica especialidades biogenéticas vía un emprendimiento subscripto en febrero de 2009 con Ferozsons, una firma pakistaní. Esto ha resultado en una inversión de US$ 10 millones para una planta que fabrica en Asia meridional medicamentos e insumos destinados al tratamiento de tumores cancerígenos y hepatitis.
    En adición, la empresa es activa en el campo veterinario a través de Biogénesis-Bagó, creada por fusión con Instituto San Jorge en 2005. Esta subsidiaria invirtió US$ 15 millones en una nueva planta. La facturación 2009 estaba en US$ 175 millones y las exportaciones en US$ 24 millones.
    El grupo se halla presente asimismo en distribución mayorista vía Disprofarma, con 25% de participación en ese mercado, gracias a acuerdos con multinacionales como Pfizer, Bayer, AstraZeneca, Sanofi-Aventis o Schering AG. A fines de los 90, la firma mostraba fuerte presencia regional y comenzaba a expandirse por Asia sur/sudeste, Levante, África y la Confederación de Estados Independientes (Rusia y sus aliados). Esta política se proyecta a 2011/20, pero ya Bagó busca espacio en 40 países de Europa oriental, Asía central y África.
    Las líneas farmacéuticas de Bagó comprenden básicamente genéricos de venta bajo receta. Desde antibióticos y antihipertensivos hasta terapias tan complejas como las empleadas en desórdenes del sistema nervioso central (SNC). Los rubros claves incluyen el talmiflumate, comercializado por una firma estadounidense –Genaera– bajo la marca Lamucin y destinado al catarro.
    La compañía controla la local Montpellier y la uruguaya Gramon-Bagó. En Chile, opera una planta exportadora certificada ISO 9000, que colocaba en 2005 cuatro millones de unidades de 70 genéricos de marca. En México, compró Laboratorios Armstrong, líder local en ese segmento.

    Nombres internacionales
    Roche, originalmente Hoffmann-La Roche, actúa en la Argentina desde 1930, donde se conoce hoy como Productos Roche SA Química e Industrial y opera en fabricación, distribución y comercialización. En 2009, facturó US$ 235 millones, la segunda mejor facturación de un laboratorio extranjero en el país (después de Bayer).
    En julio de 2009, Roche anunció una iniciativa conjunta con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Por un convenio, científicos argentinos se adiestrarán en Europa occidental, especialmente en biotecnología, mediante US$ 500.000 en becas solventadas por el laboratorio.
    La empresa es activa en los segmentos de especialidades bajo receta y diagnóstico con más de 40 productos en la Argentina y áreas claves que tratan alergias, inmunología, oncología, problemas cardiovasculares y del sistema nervioso central (SNC), dermatosis y virosis. Entre sus marcas principales figuran Fleroxacin (ofloxacina, un antibiótico), Saquinavir, un tratamiento para sida, Locetar (amorolfina, un fungicida) y Pulmozyme (dornase alfa), para fibrosis cistítica.
    Roche también comercializa Tamiflú (oseltamivir), contra la gripe A, patentado por Chugai. Hace un tiempo, por lo demás, la Argentina aprobó Avastín (bevacizunab), destinado a tratar tumores colonorrectales, y Boniva (ibandronato), para la osteoporosis.
    El gigante estadounidense Pfizer ha estado presente en el mercado argentino desde 1956 y opera desde la ciudad de Buenos Aires. Su planta entrega alrededor de 700 millones de pastillas y 70 millones de cápsulas que equivalen a 75 millones por día. Alrededor de 70% de la producción se coloca en el país y casi 20% en el Mercosur. Pfizer Argentina también mantiene una planta piloto para probar diseños y fórmulas. En 2009, la firma empleaba unas 600 personas. El año pasado facturó en el país US$ 84 millones.
    La megafusión de 2009 entre Pfizer, compradora, y Wyeth, adquirida, dio acceso a la primera a la división vacunas de la segunda y expandió la cartera biogenética del nuevo grupo. Ello implica oportunidades en la Argentina, donde pocas firmas locales han prestado atención a ese tipo de líneas. Pfizer espera que el acuerdo con Wyeth consolide su posición local como líder en materia de cuidado general de la salud, creando asimismo la segunda firma de medicamentos bajo receta y la cuarta en vacunas. Pfizer aparece en casi todos los segmentos terapéuticos. En particular, los cubiertos por productos líderes como Ibupirac (ibuprofeno, un antinflamatorio), Genotropin (hormona de crecimiento), Aldactone (espironolactona, para ataques cardíacos), Norvasc (amlodipina, un antihipertensivo), Neurontin (gabapentina, anticonvulsivo neuropático), Zoloft (sertralina, un psicofármaco antidepresivo) y Xalatan (latanoprosto para el glaucoma).

    Productos clave
    Novartis Argentina también tiene larga historia en el país. El primer componente de la futura multinacional suiza fue CIBA (1920), seguido en 1928 por Sandoz y por Geigy en 1932. La triple fusión que cristaliza en Novartis data de 1996.
    Novartis fabrica, vende y realiza investigación y desarrollo en el país, donde emplea alrededor de 420 personas. Ya en 2003 había transferido el sector genérico (inclusive la local Labinca, tomada en 2001) a Sandoz, su marca subsidiaria. Por otra parte, el grupo creó una distribuidora mayorista, Farmanet, en conjunción con Boehringer-Ingelheim, Bayer, Casasco y Gador. Tiempo antes, en 2002, parte de la manufactura pasó a Phoenix. En I+D, la firma invierte US$ 8 millones anuales, sobre todo en ensayos clínicos.
    La facturación local en 2009 fue de US$ 122 millones y las exportaciones sumaron US$ 5,5 millones.
    El fuerte de la empresa reside en medicamentos bajo receta, que desde 2006 representan casi 90% de los ingresos locales. La filial argentina de esta multinacional exporta a la Unión Europea, Brasil, Colombia, México y Perú. Su división genéricos (Sandoz) usa el país como plataforma para abastecer operaciones en plazas tan avanzadas como Estados Unidos, Japón o la propia UE.
    Por su parte, GlaxoSmithKline (GSK), con diferentes nombres y marcas, ha estado presente desde 1922 en la Argentina, entonces vía Ch. C. Richardson y Sidney Ross. En la actualidad opera fábricas, redes de marketing y venta mayorista con una dotación laboral de 600 personas. La filial argentina funciona como centro industrial regional para distribuir en Brasil, Paraguay, Chile, Ecuador, Uruguay y Perú.
    En junio de 2009, GSK asignó US$ 4 millones para levantar una fábrica del analgésico/antiácido Alikal naranja. Esto elevó a US$ 21 millones el total colocado en el período 2005/09.
    Al presente, los productos argentinos de GSK se centran principalmente en líneas de consumo masivo. Entre los productos más redituables figura Avodart (dutasteride), para tratar la hiperplasia benigna de próstata, introducido en 2006.
    Otro protagonista es Sanofi-Aventis. Antes de la fusión entre Aventis y Sanofi-Synthélabo, en 2004, la Argentina era centro operativo para el cono sur (Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia). En diciembre de 2005, la subsidiaria Sanofi-Pasteur abrió una planta de antígenos en Pilar. Inicialmente, exportaba a Francia vacunas inyectables contra la hepatitis B. Luego, Sanofi-Aventis decidió que esas instalaciones se destinarían también a vacunas pediátricas de uso múltiple para exportar a mercado emergentes de Levante, Europa oriental y central, Asia sudoriental/meridional y África. Las ventas locales en 2009 totalizaron US$ 85 millones.
    El grupo Merck & Co viene actuando en Argentina desde 1953. En la actualidad, opera instalaciones de vanguardia tecnológica y realiza algunos ensayos clínicos. Pero vendió al local Sidus en 1981 su antigua planta productora. Por ende, licencia patentes y mantiene actividades de marketing compartido. En realidad, el grueso de la fabricación para el Mercosur se ha concentrado en Brasil. Pero, desde hace algunos meses, pesa sobre su futuro una dura disputa con el Gobierno de Luiz Inácio da Silva por el licenciamiento compulsivo de efavirenz, un antiretroviral también patentado en la Argentina.
    Las áreas basicas para los productos de Merck son ateroesclerosis, hipertensión, cardiopatías, osteoporosis, úlceras, vacunas, antibióticos, ORL, sustancias inflamatorias, analgésicas y respiratorias. Además, biogenética. La facturación en el país durante 2009 fue de US$ 80 millones.
    Finalmente, se encuentra Boehringer Ingelheim, farmoquímica alemana presente en la Argentina desde 1958. Fabrica y comercializa una amplia gama de fármacos humanos y veterinarios, además de mantener una densa actividad en I+D. Desde 1995, opera como central para Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
    La compañía emplea unas 400 personas y mantiene instalaciones en varios puntos de la provincia de Buenos Aires. Su principal fábrica data de apenas 1995. También actúa en Farmanet, un consorcio distribuidor mayorista, y controla Boxalpharma, dedicada a genéricos bajo receta y de venta libre. Durante el año pasado, sus ventas sumaron US$ 84 millones en el país.
    Sus medicamentos fundamentales son Micardis (telmisartán), Flomax (tamsulosín) y Combivent (ipratropio+albuterol). Otros productos disponibles en el país incluyen Buscapina, Viramune, Berotec, Pharmafort, Secotex (todos bajo receta), Bisolvón, Dulcolax, Venastat, Vitagenol Ginseng, y Menofem, rubros masivos de venta libre. La cartera veterinaria ofrece Ventipulmín, Sputolisín, Multivit, Ubro Yellow, Vorén, Benestermicín, Mamizín y Planipart.