ANÁLISIS | Perspectiva
Objetivo que no es menor. En apenas 10 años –durante la última década– hemos vivido, en el escenario global, circunstancias casi impensables pocos años antes:
• burbuja y posterior implosión del segmento puntocom al comienzo del periodo;
• el ataque terrorista contra las torres gemelas en 2001;
• el colapso de Enron y de otros grandes jugadores del momento (WorldCom, Tyco, y luego Parmalat);
• la inaudita expansión de Internet;
• la formación de la burbuja inmobiliaria en EE.UU. –y su tremendo desinfle con las consecuencias que recordamos–;
• la gigantesca estafa de Leonard Madoff (que empequeñeció al legendario esquema de Ponzi);
• la licuación del sistema financiero en 2008 y el rescate de los grandes bancos con dinero de los contribuyentes;
• el resurgimiento del Estado como accionista y como nueva y exigente instancia reguladora;
• una recesión global como no se veía en 100 años;
• la quiebra de General Motors y el rescate de otras automotrices;
• la declinación de Estados Unidos, la perspectiva de que estalle la Unión Europea y la irrupción de las economías emergentes.
Todo eso en 10 años, en una vertiginosa aceleración histórica. Ahora estamos otra vez en plena transición. Habrá que estar alerta al nuevo modelo que surja. La crisis financiera global de los dos últimos años ha obligado a repensar el mundo, la empresa, el core business de cada emprendimiento, y también el modelo de gestión, de organización empresarial.
En el plano local, la percepción es de decadencia y de deterioro de las instituciones republicanas.
Este es entonces un momento histórico, un punto de inflexión. Algo nuevo está por surgir después de todo lo que hemos visto en los últimos años. Todos nosotros somos parte de esto. Y Mercado ofrece la oportunidad de dejar testimonio.
El programa de los empresarios para los próximos seis años es una colección de breves ensayos escritos a pedido de Mercado, con ideas refrescantes y renovadoras, sobre temas relevantes para el futuro del país.
Instituciones
Javier Goñi, de Alpargatas
Primero, el bien común
Invirtamos la Pirámide de un Bicentenario al otro.
El Bicentenario nos encuentra a los argentinos divididos, crispados y sumidos en una gran crisis institucional y de valores donde pareciera que reina el caos, la corrupción y la injusticia, y donde las leyes no son respetadas, o en todo caso son interpretadas a la mejor conveniencia e intereses particulares.
¿Qué vamos a hacer entonces?, o mejor dicho, ¿cómo vamos a hacer para que esto cambie y llegar de otra forma dentro de seis años al segundo Bicentenario?
Como un primer paso para poder encontrar una respuesta, es necesario definir cuál es el problema que aqueja a nuestra sociedad y dónde se origina.
Mi visión es que la sociedad que formamos los argentinos está constituida por individuos con muchas cosas buenas pero también con una gran dosis de egoísmo, mezquindad e individualismo, con muy poca conciencia social y del bien común. El disenso constructivo, tan valioso para el crecimiento, no se da hoy entre nosotros para debatir diferentes ideas o posiciones ideológicas. Por el contrario, lo que aparece en última instancia es una contraposición de intereses individuales, y eso provoca que la sociedad se quede empantanada en la discusión, donde lo único que parece prevalecer es quién gana o quién pierde, en lugar de buscar la mejor solución para el conjunto de los argentinos.
Ahora ¿de dónde nos viene esto? ¿Cómo se generó en esta tierra, que hace 100 años (si bien enfrentaba también problemas de equidad y distribución de la riqueza) auguraba convertirse en una de las naciones más desarrolladas, esta crisis social y cultural que nos impide progresar?
En la sociedad argentina, convivieron históricamente dos grandes grupos: por un lado, los inmigrantes que hicieron enormes sacrificios para poder desarrollarse y crecer en la escala social. Este gran grupo cultivó los valores del esfuerzo y el sacrificio, pero como contrapartida generó muy poca conciencia colectiva y responsabilidad social, más bien se trataba de un esfuerzo individual para la superación; y por el otro lado, un grupo terrateniente y acomodado donde sólo por pertenecer a esa clase y sociedad lograba beneficios que parecían naturales, en muchos casos con poco esfuerzo y donde tampoco había mucho lugar para la búsqueda del bien común.
Estos dos grupos dominantes en la formación de nuestra sociedad, combinados luego con décadas de Gobiernos autoritarios, donde no se generó espacio para la reflexión y el disenso positivo, produjo líderes individualistas, de alguna forma narcisistas y poco interesados en el bien común.
Así llegamos entonces hasta este “Primer Bicentenario”, con una crisis importante de liderazgo que se ve en todos los ambientes: político, social y empresarial. Tenemos nosotros la obligación de construir una sociedad donde prime el interés por el bien común, muy por encima de los intereses individuales y de los del grupo de afinidad o de pertenencia. Se trata justamente de “invertir la pirámide”, primero el bien común, luego el bien del grupo de afinidad o pertenencia y, como una consecuencia lógica y natural, el bien individual. Aquí está el centro de mi reflexión, ésto es lo que los líderes de hoy estamos llamados a cambiar, para poder llegar al “Segundo Bicentenario” de forma diferente.
Sin duda un cambio de esta magnitud no se produce de un día para otro, pero estoy convencido de que nos sorprendería a la velocidad que se puede progresar si todos y cada uno de nosotros, en particular los que tenemos más exposición por nuestras obligaciones, comenzamos a trabajar de esta forma, con la pirámide invertida, y tomamos todas nuestras decisiones a la luz de esta forma de pensar. No me cabe la menor duda que se producirá un efecto contagio y la sociedad toda puede comenzar a recorrer un camino diferente.
Empecemos, cada uno de nosotros, en nuestro propio ámbito, a comportarnos con una verdadera cultura donde prive la responsabilidad social, la equidad y el bien común, desde las cosas simples hasta las grandes decisiones.
Va a haber un 95% de cosas que no vamos a poder cambiar, pero sin lugar a dudas hay un 5% sobre las que cada uno de nosotros tiene absoluto control y dominio.
Javier Goñi es gerente general de Alpargatas.
Educación
Luis Bendersky, de Paradigma
Oráculo en la incertidumbre
Una de las carencias principales de los argentinos es la falta de respuestas. Las preguntas nos abruman, siempre la culpa es del otro. En este contexto, cómo podríamos imaginar un escenario que nos permita visualizar un cambio fundamental y de fondo en los próximos seis años.
Quizás si recurriéramos a algún oráculo con todas nuestras preguntas bajo el brazo, la educación sería la respuesta que nos daría. La ecuación es muy sencilla, más educación implica más desarrollo, más desarrollo deriva en más crecimiento, más salud, más democracia, más, más.
Para poder lograr esta tamaña empresa, deberíamos implementar un plan estratégico que involucre tanto a los actores privados como públicos. Desde las compañías se plantea un desafío fenomenal para fomentar en los trabajadores la innovación, la creatividad y el aprendizaje continuo. Desde el Estado y organizaciones gremiales, se deberán aunar criterios para llevar a cabo una política que garantice el acceso de los sectores más postergados a la educación, incluyéndolos en la espiral productiva.
Los docentes también son actores principales de este proyecto; es imprescindible la capacitación permanente y la adaptación a las nuevas tecnologías. Hoy, algunos alumnos googlean y llegan a la clase creyendo que ya saben. El desafío principal es enseñarles a clasificar la información, a desarrollar un espíritu crítico. No es una tarea fácil y será imprescindible el apoyo de los padres.
Por último, el ítem sobresaliente, la reformulación de los contenidos. Es necesaria la actualización de algunos temas. El mundo cambia vertiginosamente, hay que estar preparados. ¿Estaremos capacitados a enfrentarnos al gran cambio? ¿Tenemos la voluntad de tener una sociedad educada? ¿Necesitaremos de un oráculo para predecir lo que nos va suceder en el futuro? No. Lo tenemos que construir día a día, con gente educada, con progreso, con ideas, con políticas a largo plazo, sin incertidumbre.
Luis Bendersky es presidente de Paradigma.
Instituciones
Jean Pierre Thibaud, Ruca Malén
Interminable decadencia
La decadencia argentina se acelera. Parece no tener fin, cada vez que creemos salir de ella, se ahonda un poco más.
¿Fue provocada por los golpes militares que se han sucedido casi sin interrupción durante más de medio siglo? Es cierto, los hemos tenido pero, ¿fueron causa o consecuencia de nuestros males? Además, estuvieron intercalados con Gobiernos democráticos. Ahora, en casi 30 años de gobierno civil, la sensación de decadencia no ha mejorado, más bien lo contrario.
¿Por qué? A principios del siglo pasado, la Argentina tuvo décadas en que la riqueza de nuestra pampa parecía no tener límites: la ganadería primero y luego los cultivos de trigo o de maíz que brotaban de tierras vírgenes de increíble fertilidad, asociados a un bajo consumo interno debido a una población escasa, originaban saldos exportables de muy bajo costo. Nos descubrimos dueños de una riqueza sin fin, éramos como esos príncipes árabes que les cae el maná de fabulosos pozos petrolíferos.
¿Qué es lo que interrumpió nuestro sueño de la tierra prometida? En mi opinión, fue esa prosperidad misma. Se agotó, aunque nuestra imaginación no la quiere perder. Cayó la fertilidad del suelo. No reponíamos lo que le sacábamos, nutrientes y minerales. Sobre todo hoy 40 millones de habitantes consumimos casi todo lo que producimos (salvo la soja). Todos queremos aprovechar la supuesta riqueza de una tierra, ahora empobrecida, cuya superficie no se puede extender.
En la actualidad, nuestros costos de producción son parecidos a los del viejo mundo, pero nos cuesta abandonar el sueño dorado de los antepasados. Castigamos nuestras exportaciones agrícolas con pesados impuestos, cuando el resto del mundo subvenciona los suyos, total ¡el campo da para todo! Insistimos en vivir por encima de nuestros medios. Los políticos claman lo que el público quiere oír: “Somos ricos”. Entonces las clases pobres exigen compartir una riqueza que no se les puede dar, porque ya no existe. Crea tensiones sociales, todos peleamos para conseguir un pedazo de la torta, en vez de trabajar para agrandarla.
Nuestra única esperanza de riqueza sustentable está en el pueblo y sobre todo desde el día que éste se percate de la realidad y abandone la quimera de una riqueza que se esfumó.
Jean Pierre Thibaud es presidente de Ruca Malén.
Desarrollo sustentable
Gerardo Ríos, de Procter & Gamble
La ética y la transparencia
El mundo ha cambiado y la manera de percibir y dirigir las organizaciones también. Hoy estamos siendo testigos de una evolución de la RSE hacia una visión más integral, la sustentabilidad.
Los grandes desafíos del sector empresario serán liderar los negocios contemplando no sólo las exigencias mundiales sino también el concepto de desarrollo sustentable. En este marco, las empresas que gestionen de manera integral sus actividades, tendrán un gran diferencial respecto al resto del mercado.
Esto significará tener la capacidad de mostrar resultados a corto, mediano y largo plazo en materia de rendición de cuentas, de transparencia, de conducta ética, reducción del impacto ambiental y también, la contribución de la empresa a la viabilidad planetaria.
Estamos a mitad de camino. Hoy estos conceptos se están integrando culturalmente al interior de las organizaciones porque ya hemos aprendido que las empresas no deben perseguir beneficios a cualquier costo, sino generar valor con sus desarrollos para toda la sociedad en su conjunto.
El mundo reclama señales y esto se ha comenzado a reflejar en todo los sectores de la sociedad. No sólo en la comunidad local en donde operan las organizaciones. Los consumidores demandan productos con valor agregado que favorezcan una mejor calidad de vida y que no generen impactos negativos en el planeta y hasta los inversionistas, que analizan con mayor profundidad la creciente trazabilidad de los productos y servicios que adquieren.
La gestión integral sustentable debe ser percibida como una relación “win-win” y que, además, se retroalimenta rápidamente con nuevos modelos y conductas ejemplares.
El país que queremos para las generaciones futuras está en nuestras manos. Por ello necesitamos del compromiso de todos los integrantes de la sociedad: del Estado en sus diferentes niveles; de las empresas grandes, medianas y pequeñas; de las ONG; de todas las instituciones, y de las ganas de cada uno de los argentinos por tener un país cada vez más justo y solidario.
Gerardo Ríos es gerente general de Procter & Gamble Argentina.
Innovación y tecnología
Jorge Cafferata, de Xerox Argentina
Un modelo inspirador
La innovación y la tecnología han sido desde principios del siglo 20 los pilares del crecimiento de los principales países de todo el mundo y una de las claves para el desarrollo sostenible y el enriquecimiento de sus sociedades.
En las últimas décadas, esta tendencia del capitalismo moderno se ha acelerado exponencialmente de la mano de grandes avances en materia tecnológica que han mejorado la calidad de vida y han revolucionado la forma en que trabajan las organizaciones empresarias. En años más recientes, durante los cuales ha cobrado cada vez más importancia el cuidado del medio ambiente, estos avances permiten también el aprovechamiento de los recursos naturales y la disminución del impacto en la naturaleza.
En ese sentido, Xerox ha sido un referente mundial en el desarrollo de nuevas tecnologías que nacieron en el área de la impresión y que luego se extendieron para ofrecer soluciones concretas a otras necesidades de empresas, gobierno e individuos. Actualmente, Xerox cuenta con cuatro centros de Investigación y Desarrollo en Estados Unidos, Canadá y Europa e invierte 4% de su facturación anual en este segmento.
La relación de Xerox con el desarrollo científico argentino es de larga data. Por sus centros de investigación y desarrollo han pasado prestigiosos profesionales de la ciencia local y de América latina quienes han nutrido a la industria de hallazgos y soluciones que en muchos casos han sido pioneras e inspiraron a otras organizaciones a seguir el mismo camino. Y este proceso continuará.
Por estos días, Xerox se encuentra abocada a un nuevo proyecto revolucionario en términos de avance tecnológico e impacto ambiental: el lanzamiento del equipo multifunción Color Qube.
El desafío para el siglo 21 será que el modelo inspirador de compañías como Xerox en materia de avances tecnológicos y en materia de cuidado medioambiental trascienda y alcance a otras industrias y gobiernos, que tendrán responsabilidad en el desarrollo de sociedades sustentables.
Jorge Cafferata es Country Manager de Xerox Argentina.
Desarrollo sostenible
María Soledad Echagüe, de Dow
Una sólida inserción
Como país debemos evolucionar en muchos aspectos pero sin duda hay dos que merecen ser destacados: un crecimiento sostenible y una sólida política de inserción internacional.
En el primer punto hago hincapié en la palabra “sostenible” ya que es lo que, en el largo plazo, marcará la diferencia. Políticas de crecimiento económico y social que se sostengan a través de los años y de los distintos Gobiernos. Esta constancia traerá a su vez aparejada inversiones. En la medida en la que las reglas del juego sean claras y consistentes, los inversores comenzarán a animarse a volver a invertir.
En relación con esto, es importante también que la Argentina comience a expandir sus horizontes más allá de sus fronteras. No escapa a nadie que la Argentina como país tiene un mercado limitado que no se compara con otros países latinoamericanos como Brasil o México. Como mercado cerrado, uno de 45 millones de habitantes no resulta atractivo frente a uno de cerca de 200 millones. Sin embargo, la Argentina se destaca notablemente por sus talentos y por su naturaleza emprendedora. En este sentido, el valor diferenciador para competir en este mercado es comenzar a reinsertarnos internacionalmente a partir de nuestros recursos y de nuestra gente. La globalización implica necesariamente glocalización, es decir, pensar globalmente actuando localmente.
En este escenario, las políticas de Estado que marcarán una ventaja competitiva son aquellas que alienten el desarrollo y la inversión en el capital humano y en el conocimiento. Las personas, en tanto trabajadores, consumidores, ciudadanos, son tan importantes como el capital financiero y económico de las organizaciones privadas, gubernamentales y no gubernamentales. El elemento humano es, en definitiva, el nexo integrador que crea valor agregado a partir de la construcción de capital social y de la aplicación de su capital intelectual al servicio de la sustentabilidad.
María Soledad Echagüe es directora de Asuntos Públicos de Dow.
Producción
Ricardo Pollack, de Calsa
Sobre salud y alimentos
Las nuevas tendencias en alimentación saludable apuntan a la mejora nutricional de alimentos populares, que verán ajustadas sus fórmulas buscando contribuir a un consumo más equilibrado, en un contexto de hábitos de vida más saludables.
La industria de alimentos está invirtiendo –y debe seguir ese camino– en nuevas tecnologías dirigidas a preservar la salud del consumidor. Las empresas socialmente responsables tienen claro que un negocio sustentable depende de cuidar su entorno, las relaciones con sus grupos de interés y muy especialmente a su consumidor, aplicando mejoras basadas en todo avance de la ciencia que pueda beneficiarlo.
Muchos alimentos de consumo corriente han ganado mala prensa entre quienes los consumen en exceso, ya sea por su contenido de calorías, colesterol, grasas trans o nutrientes esenciales. La buena noticia es que gran parte de ellos volverán a presentarse en sociedad reformulados, manteniéndose sabrosos y comercializados desde su lugar habitual: restaurantes de comida rápida, supermercados, el almacén o la panadería de barrio.
Estos alimentos no buscarán alcanzar forzadamente una declaración de salud ni pregonar virtudes maravillosas. El avance se dirige a brindar al consumidor una mejora realista, sin que por ello pierda los atributos que hoy valora.
Ejemplos de esta tendencia son la reducción de sodio, grasas trans y calorías, o un mejor equilibrio de vitaminas, minerales y fibras, buscando preservar la salud y reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, obesidad y anemia.
¿Cómo se enterará el consumidor de los beneficios que tendrá a su alcance? Por un lado, la legislación permitirá que los rótulos de aquellos alimentos que alcancen ciertos umbrales de mejora para la salud incluyan declaraciones de sus beneficios.
Los alimentos que mejoren su composición, pero por debajo de esos umbrales, no podrán destacar beneficios con declaraciones específicas. La atenta observación de las tablas nutricionales permitirá descubrir los cambios.
Las nuevas inversiones productivas de la industria agroalimentaria estarán alineadas con políticas públicas de salud, definidas a partir del diálogo y el consenso entre todos los actores.
Ricardo Pollak es gerente técnico y de Asuntos Institucionales de Calsa.
Desarrollo sustentable
Jorge Ader, de Capgemini
Líder en la vanguardia
La Argentina es un país con mucho potencial para desarrollar y llevar adelante industrias o actividades económicas que lo posicionen como líder frente al mundo. En este sentido, es fundamental aprovechar los recursos con los que contamos y la posibilidad de desarrollarlos a través del establecimiento de un plan a largo plazo.
Ser líderes en una o en varias industrias permitirá alcanzar el tan ansiado crecimiento sostenido que permitirá incrementar el nivel de exportaciones. Por tal motivo, la seguridad jurídica cumple un rol fundamental porque les dará a los inversionistas la estabilidad que necesitan para tomar la decisión de invertir en la Argentina.
La posibilidad de que las reglas de juego cambien una vez encarados los proyectos retrae el nivel de inversión mientras que la claridad en cuanto a las normativas, independientemente del Gobierno de turno, las alentará. La seguridad jurídica tiene que ser un objetivo a escala nacional.
En cuanto al tipo de industria o actividad que se debería fomentar, una de ellas podría estar ligada a la tecnología, pero no se puede hablar de este segmento en general porque sería demasiado abarcativo y poco especializado. Habría que definir puntualmente en qué segmento podríamos enfocarnos. Uno de ellos podría ser el “outsourcing de procesos”, pero para avanzar deberían primero modificarse una serie de cuestiones relacionadas con la estabilidad de nuestro país, porque los proyectos en este terreno tienen plazos largos, pueden prolongarse por 10 ó 12 años en promedio y se debería asegurar que en ese período no se experimentarán cambios bruscos.
También existen otras actividades que son capaces, a mi criterio, de permitir que el país se posicione como líder en otros segmentos, pero la clave estará en tomar la decisión de fomentarlas y de crear un escenario que tenga reglas claras que les permita desarrollarse.
Jorge Ader es el CEO de Capgemini Latinoamérica.
Gobernabilidad democrática
Enrique Morad, de Loma Negra
Un vector de cambio
La primera década del siglo 21 registra para la Argentina la peor “perfomance” en los indicadores de desarrollo social de los países de la región. Esa no es la percepción social, que ha aceptado creer que en la década hubo un escenario de gran crecimiento –ligeramente desacelerado al final–, porque inicia el conteo en 2003. Medido 2000/09, sin embargo el resultado es así.
Los países de la región que adoptaron otras estrategias hoy registran una situación institucional y de desarrollo significativamente superiores a las del nuestro.
Los dirigentes debemos reflexionar por qué ocurrió ello y qué aprendizajes debemos realizar de esa experiencia. Así podremos cambiar el resultado 2010/19. Nuevamente soplan vientos espléndidos en el mundo para colocar servicios, productos e industria nacional y generar riqueza en el país. Se trata de operar con inteligencia en esta nueva oportunidad, articulando todos los recursos para optimizar la ocasión.
La sociedad civil, el nuevo agente de cambio y actor político que la tecnología ha instalado al lado de los Gobiernos y junto a los medios de comunicación, no sólo es el vehículo de canalización de reclamos frente a injusticias no resueltas con celeridad por los órganos de la democracia tradicional. Es sobre todo un espacio de promoción de la nueva agenda política y de instalación y fortalecimiento de la democracia y el desarrollo social: es un formidable vector de cambio y promoción humana, que debemos alinear con las oportunidades que el mundo ofrece para el conjunto de la sociedad, no sólo para quienes, acostumbrados a mirar escenarios estratégicos, podamos tomar las oportunidades para nuestra empresas.
La falta de credibilidad de las instituciones políticas hoy coexiste con el fortalecimiento de nuevas formas de participación y la convicción instalada en la sociedad argentina de que la transformación ya no se impone desde arriba hacia abajo sino que es el resultado de un cambio en proceso constante y en diferentes ámbitos del tejido social.
Una ineludible renovación llegó a la política, que prioriza el capital social, las relaciones en red y la democracia mientras desarrolla un combate sin cuartel a la pobreza, a la droga y a la violencia en un tiempo en el que todos los habitantes del suelo argentino, sin exclusiones, sin prejuicios, y en concordia, procuraremos con inteligencia ser actores de una década de enorme crecimiento para todos. Pero empieza por cambiar nosotros, los empresarios.
Enrique Morad es director de Asuntos Públicos de Loma Negra.
Cultura e integración
Allan McCrea Steele, de Edelman
Identidad a reafirmar
Detenerse a pensar en la influencia de la comunicación en la sociedad argentina de los últimos tiempos no parece una tarea sencilla. Principalmente, porque implica también proyectarnos hacia el futuro. En este sentido, la reflexión debe ser entendida como una oportunidad para hacer una revisión con espíritu crítico de lo que hicimos y, con ello, poder mejorar lo que está por venir.
La comunicación es la principal herramienta de contacto y evolución de los hombres alrededor del mundo y, como tal, debemos sacar el mayor rédito a sus ventajas siendo inteligentes y racionales en su forma de uso. Las tendencias actuales nos demuestran que, así como nos acorta caminos, también puede quebrar los lazos. Hoy más que nunca la comunicación debe ser utilizada con responsabilidad, ética y transparencia.
Nos encontramos en un proceso de renovación y cambio en la comunicación de las personas, empresas, organizaciones y hasta países, todos afectados por un complejo entorno. Las nuevas herramientas y medios de comunicación están afectando extremadamente nuestra manera de trabajar, vivir y hacer contactos.
Como protagonistas de la sociedad, debemos rever nuestro accionar y nuestra forma de relacionarnos, tanto con nuestros pares como con el resto de los estratos sociales. En los últimos tiempos hemos sido testigos de una distorsión del diálogo, partícipes de una contaminación de nuestros modos y de lo costoso que puede ser, desde todo punto de vista, llegar a un acuerdo.
Será difícil encontrar una mejor oportunidad que la conmemoración del Bicentenario para plantearnos estas ideas y hacer eco de ellas. Es el momento pertinente para lograr esta inevitable reflexión, buscando revalidar nuestra identidad como personas y como sociedad en general.
Pensemos entonces en lo que hemos venido haciendo y hagamos crítica del rol de cada uno, de cómo hemos actuado y cómo deberíamos hacerlo. Si ambas coinciden, es que estamos haciendo las cosas bien. Si no, significa que todavía hay mucho por cambiar.
Allan McCrea Steele es el presidente y CEO de Edelman Argentina.
Desarrollo sostenible
Germán Herrera, de L’Oréal
El éxito y la comunidad
Una empresa exitosa, un ciudadano corporativo responsable y un gran lugar para trabajar son tres pilares que hoy diferencian a una compañía de otra. Aquellas que integren a cada uno de ellos en sus modelos de negocios se convierten en ciudadanos de este mundo, en vecinos socialmente responsables de este planeta.
En L’Oréal entendemos que todo grupo empresario debe aspirar a ser un ciudadano ejemplar, en donde su modo de accionar y su estrategia de negocio sea un modelo a seguir por las comunidades empresarias, en donde las buenas prácticas sean reconocidas pero también reproducidas.
Somos un ciudadano corporativo, en donde concebimos el éxito del negocio sólo si está directamente conectado con el bienestar de la comunidad en general, mejorando la vida de cada uno de los ciudadanos de este mundo, respetando el medio ambiente y haciendo del mundo un lugar mejor para vivir.
Hacer, deshacer y rehacer para mejor hacer… Cuestionando siempre los límites del conocimiento, aprovechando los magníficos resultados que pueden traer la continua exploración que abre siempre nuevas perspectivas. Sea un producto o un servicio, éstos siempre deben ser capaces de mostrar verdaderos resultados. Hoy somos testigos de un consumidor cada vez más exigente. Es por ello que siempre debemos innovar, invertir en investigación y desarrollo, pensar más allá, transportar, adaptar.
Para L’Oréal, el desarrollo sustentable no es una novedad sino que forma parte, desde hace tiempo, de la cultura del grupo, donde rendimiento económico y rendimiento social han estado siempre ligados.
El desarrollo sustentable surge de una nueva conciencia en la gestión de las empresas que va un paso más allá de las nociones de responsabilidad social, convirtiéndose en un proyecto de la empresa en su totalidad. Todas las compañías tenemos deberes ciudadanos y obligaciones morales con las personas que forman parte de nuestra área de influencia y las debemos cumplir.
La apuesta debe estar centrada sobre el individuo y no sobre la estructura, la cual puede ser constantemente readaptada para uso del hombre, porque es la relación entre individuos lo que crea una estructura.
Un siglo después de su nacimiento, el grupo reafirma este compromiso sustentable y su ambición: un comportamiento científico riguroso, una búsqueda constante de la innovación, el gusto por los desafíos, el respeto por la diversidad, el medio ambiente y la convicción profunda de que la belleza es esencial para el bienestar de los hombres y mujeres del mundo entero.
Germán Herrera es director general de L’Oréal Argentina.
Inserción internacional
Gabriel Allen, de Brinks
La clave: el factor humano
En la actualidad, la Argentina se integra al mercado internacional como referente en materia de recursos humanos y mejores prácticas en el desarrollo de nuevas líneas de negocios que hoy son consideradas como modelo para implementar en otros países.
Nuestros ejecutivos son sumamente codiciados en el escenario internacional por su capacidad para adaptarse a diferentes situaciones y afrontar de manera eficiente crisis económicas e inestabilidad de mercado.
Quienes estamos al frente de las compañías en la Argentina somos conscientes de que los planes que definimos no son estancos y pueden llegar a sufrir modificaciones y alteraciones de acuerdo a acontecimientos que podamos experimentar como país. Esto se consolida como un valor diferencial en los recursos humanos locales.
En el caso puntual de Brinks, muchos directivos de países que tienen desafíos a resolver desde el punto de vista de crecimiento, problemas de personal, de estrategia o de desarrollo de productos, vienen a la Argentina a entrenarse antes de asumir sus funciones porque entienden que contamos con el conocimiento y la capacidad de adaptación necesaria para afrontar ese tipo de situaciones.
El excelente nivel profesional que tenemos en el país hace que nuestros recursos humanos estén siendo exportados a otras partes del mundo. Hace dos o tres años no era frecuente que llamaran a ejecutivos argentinos para contratarlos en el exterior, y hoy la demanda se ha incrementado de manera notable.
Es por eso que, en Brinks, consideramos el manejo de los recursos humanos como una de las piezas fundamentales de nuestra estrategia, ya que cuando nuestros profesionales deciden seguir sus carreras fuera del país implica que nosotros debemos seguir formando profesionales de calidad para mantenernos competentes en el mercado.
La Argentina es un país que tiene mucho potencial de crecimiento y cuanto más claras sean las políticas y estrategias con la que se inserte en el mundo, mejores serán las posibilidades que tenga para establecerse como referente en otros temas, como lo es hoy en materia de recursos humanos.
Gabriel Allen es presidente de Brinks Argentina.
Sostenibilidad ambiental
Carlos Velasco, de Carrefour
Inclusión y el ambiente
Muchas veces en las empresas nos preocupamos por poner números a distintas cuestiones; para tener ideas de magnitudes mensuramos para mostrar resultados. Esta vez, hablar de 200 años es mucho más que hablar de tiempo, es saber que millones de personas con sus historias de vida han transcurrido en suelo argentino.
Esto nos lleva a pensar y actuar sabiendo que estamos éticamente obligados a seguir creciendo apoyando el país. Crecer en base a lo aprendido teniendo la mirada en el futuro, siendo responsables del impacto y la sustentabilidad de nuestras acciones.
En Carrefour consideramos que el desarrollo de las comunidades donde estamos presentes es fundamental, por eso trabajamos por la inclusión social y el cuidado del medio ambiente.
La educación y la capacitación en oficios generan oportunidades de empleo para quienes se han visto afectados por coyunturas desfavorables obteniendo, posiblemente, por primera vez un empleo o la posibilidad de montar un emprendimiento propio. Sentirse capaz, útil y digno llena de esperanzas el futuro. Futuro es una palabra que muchas veces no nos atrevemos a pensar por temor o desilusión pero que con confianza puede invocarse y transformarse.
Un país más equitativo y justo también necesita que las condiciones ambientales en las que sus habitantes crecen acompañen el desarrollo sin contaminación y optimizando los recursos. De lo contrario, todo proyecto se reduce al corto plazo y a las generaciones actuales en detrimento de las venideras.
El consumo responsable genera verdadero crecimiento sostenido, cuidar los recursos y el tratamiento de los residuos mejora nuestra calidad de vida y por lo tanto la mirada hacia adelante se colma de optimismo.
Sumando nuestras voluntades sabemos que somos capaces de construir un país para todos, enriquecido por su gente y valorado por todo el mundo.
Carlos Velasco es director de Comunicaciones de Carrefour Argentina.
Producción agropecuaria
Pablo Vaquero, de Monsanto
El reto de la agricultura
Según expertos de Naciones Unidas, para el año 2050 nuestro planeta deberá duplicar la producción de alimentos para satisfacer la demanda de una población creciente de más de 9.000 millones de personas (esto representa 40% más que la población actual de 6.600 millones). En un contexto donde los recursos naturales son cada vez más limitados, donde la demanda de alimentos y energía crece y el cambio climático es una realidad, la agricultura enfrentará un gran reto.
¿Cómo podemos superar estos obstáculos? La innovación en agricultura tendrá un rol clave en este escenario, y Monsanto, desde su lugar y experiencia, se compromete a colaborar en la búsqueda de soluciones. Para hacer frente a este desafío, Monsanto presentó su “Compromiso de agricultura sustentable”, que apunta a duplicar los rendimientos en maíz, soja y algodón para el año 2030 en relación con la producción alcanzada en 2000, maximizando la eficiencia de los recursos utilizados y contribuyendo a mejorar la calidad de vida de los productores y las comunidades. Así, estamos actualmente trabajando en importantes innovaciones para estos cultivos, que marcarán un salto en la producción de alimentos representando mayor rendimiento, mejor calidad, menor aplicación de agroquímicos, menor costo de producción y mayores beneficios para toda la cadena.
En maíz, el VT TRIPLE PRO maximizará el rendimiento y mejorará la calidad de los granos aportando mayor protección al cultivo (además de la tolerancia al herbicida Roundup y el control de insectos lepidópteros, sumará protección frente a ciertos insectos subterráneos). También se está trabajando en el maíz Smartstax en conjunto con Dow, con ocho eventos biotecnológicos acumulados.
Otro salto importante será la primera generación de maíz tolerante a sequía, que aumentará la estabilidad de rindes frente a condiciones de estrés hídrico y será el primero de un conjunto de eventos para la utilización del agua durante la próxima década.
En soja, Monsanto ha desarrollado especialmente para Sudamérica las semillas BtRR2, con protección contra insectos y segunda generación de tolerancia a Roundup, que aportan un rendimiento incremental estimado respecto de la soja RR del orden de 10 a 15%.
El ingeniero agrónomo Pablo Vaquero es director de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Monsanto Latinoamérica Sur.
Estrategia en RR.HH.
Daniel Nadborny, de Mercer
Oportunidad de relevancia
La Argentina se enfrenta a una nueva oportunidad de transformarse en un país relevante en el mundo globalizado de hoy y para capturarla es indispensable definir nuestra visión y qué papel queremos jugar. Necesitamos para ello líderes que puedan desarrollar la visión y definir una estrategia de país, y que la puedan comunicar de manera clara para que sea un proyecto inspirador que convoque a personas talentosas.
Para implementar esa estrategia de país y lograr los objetivos es crítico disponer de los recursos humanos necesarios, dicho en términos empresariales tener una adecuada “Estrategia de Recursos Humanos”, que podemos sintetizar como “contar con la cantidad y calidad de recursos humanos, en el lugar correcto ejecutando las tareas adecuadas a un costo sustentable”.
La estrategia debe orientarse a reconstruir una cultura del trabajo, basada en valores universales como el respeto, la honestidad y el esfuerzo, donde haya igualdad de oportunidades y claras reglas de premios y castigos. Contiene políticas, planes y prácticas para atraer, retener, motivar y desarrollar a las personas para que participen del proyecto.
En los últimos años, la Argentina perdió una cantidad significativa de talento. A pesar de las crisis la guerra por el talento continúa, la globalización se manifiesta en el mercado laboral y las personas buscan oportunidades en otros países. Necesitamos retener a quienes se quedaron y atraer a quienes se fueron. Tenemos los recursos naturales y eventualmente podremos contar con los recursos financieros. Las políticas públicas tienen que facilitar que contemos también con los recursos humanos.
Marcos jurídico laborales equilibrados y estables, jerarquización y profesionalización del empleo público y el apoyo a la globalización de las empresas de origen argentino son elementos que contribuirán en lo inmediato a atraer y retener talento. Para el desarrollo de talento a mediano plazo, el alineamiento del sistema educativo a la estrategia del país será fundamental para formar a los profesionales, técnicos y trabajadores del futuro.
Es necesario comenzar inmediatamente. En el mundo de hoy el cambio es inexorable y la velocidad es exponencial. Es necesario comenzar “aquí y ahora” para que el segundo Bicentenario sea una fiesta para todos los argentinos.
Daniel Nadborny es director general de Mercer.
Educación
Silvina Bianco, de Coca-Cola
El derecho de aprender
El Bicentenario representa una excelente oportunidad para proyectar el país que soñamos para el futuro de nuestros hijos. También para volver a elegirnos como ciudadanos argentinos y enorgullecernos de eso. El análisis del pasado, la historia es la mejor base para cimentar el porvenir. Y la educación es la mejor herramienta para construirlo.
Lograr que los chicos estudien, que vayan a la escuela, que se formen y se desarrollen, con igualdad de oportunidades forma parte de la construcción responsable de un país. Educación es posibilidad de ser, de imaginarse, de proyectarse para planificar un futuro, sólido y auspicioso. Y la escuela es el ámbito natural de aprendizaje para que esto suceda, ya que la escuela sostiene y estructura una sociedad.
Por esta razón, Coca-Cola tiene un compromiso con la educación que se mantiene a lo largo de los años y que se plasma en distintos programas que buscan generar mayores oportunidades educativas para los sectores más vulnerables.
Nos resulta imposible mantenernos al margen de los índices de deserción escolar que vemos en la actualidad. Esto nos moviliza a involucrarnos con las comunidades más necesitadas para mostrarles que hay un futuro con mayores oportunidades si se tiene acceso a la educación.
Desde 2002, trabajamos junto a Fundación Cimientos para contribuir a evitar la deserción escolar, generando mejoras en la enseñanza de alumnos de entre 13 y 17 años. Ya otorgamos más de 5.000 becas que los ayudan a no abandonar la escuela.
Además, desde 2009 estamos apoyando el proyecto de IIPE Unesco, “Escuelas del Bicentenario”, con el objetivo de colaborar con la mejora de escuelas primarias públicas que atienden a población de bajos recursos en todo el país. La premisa es implementar herramientas de mejora escolar escalables, sustentables y replicables. Que puedan convertirse luego en políticas públicas.
Este proyecto alcanzó el año pasado a 86 escuelas, y en lo que va de 2010 ha logrado llegar a 132 establecimientos. En dos años de intervención, logró disminuir la tasa total de repitencia en 64%.
En Coca-Cola, estamos convencidos de que la escuela será hoy y siempre el espacio irremplazable para que cada estudiante descubra su potencial; fundamental para desarrollar una vida adulta plena.
Silvina Bianco es gerente de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Coca-Cola de Argentina.
Crecimiento y desarrollo sostenible
Adolfo Ablatico, de ACDE
Insatisfacción y frustración
Creo que un análisis sincero sobre las circunstancias en que nos encuentra como sociedad el Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810, y pronto el de la Independencia en apenas seis años más, nos llevará a un estado de insatisfacción y justificada frustración debido a la brecha que podemos percibir entre el potencial que tiene nuestra nación respecto a los logros obtenidos luego de dos siglos de trabajo.
Lo que se hace evidente al comparar las dificultades que debió superar nuestra patria en sus primeros 100 años de vida para consolidar sus instituciones, su cultura y su desarrollo, con el retroceso sufrido en todos esos aspectos en la última centuria.
Realmente no se comprende cómo nuestra sociedad no ha logrado encolumnarse detrás de objetivos nacionales de largo plazo que, convertidos en políticas de Estado, guíen como modelo el accionar de los sucesivos Gobiernos y de la sociedad.
Personalmente, y como presidente de ACDE, he expresado públicamente la necesidad de reconocer que nuestra sociedad no vive una crisis sino que está envuelta en un proceso de decadencia que comenzó hace casi 100 años. Vale la pena destacar que una crisis se diferencia de la decadencia en que la segunda afecta a la sociedad en su conjunto y generalmente comprende períodos largos. Reconocerlo no implica adoptar una actitud derrotista ni resignada; se trata sí de identificar sin tapujos el problema como paso previo imprescindible para encarar las soluciones.
Debemos también reconocer que este proceso no se ha debido a factores exógenos o hechos catastróficos fuera del control humano, sino que se han originado en sucesivos errores de decisión en momentos críticos, cometidos por la sociedad en general y por su dirigencia en particular, o sea imputable en general a la ciudadanía en su conjunto reflejada en la calidad de sus dirigentes. Reconocer ello es indispensable para comenzar a recorrer los caminos de la solución posible.
Quienes tenemos la responsabilidad de dirigir debemos admitir que hemos actuado por debajo de los estándares requeridos, privilegiando el interés puntual, de corto plazo y sectorial. Es legítimo luchar por este tipo de intereses siempre que se subordinen al “bien común” que debe actuar como marco de referencia y límite a nuestras ambiciones.
Desde ACDE, pensamos que hay ausencia de aquello que llamamos “líderes políticos de contención”, para diferenciarlos de los líderes ocasionales o “tácticos”. Los primeros son aquellos que, aun sin detentar poder formal, guían a la sociedad y a quienes toman decisiones fijando andariveles que ponen coto a los desvíos hacia extremos indeseados que se alejan del modelo de país anhelado por la sociedad.
En los primeros 100 años de vida independiente, aun cuando estuvimos inmersos en guerras fratricidas y Gobiernos autoritarios, aparecieron estos líderes que supieron guiar con su pensamiento y acción al país.
Es imprescindible que se apoye el surgimiento y maduración de esta clase de líderes; ellos sin duda nacerán de entre la dirigencia joven que hoy por suerte podemos encontrar entre las huestes de los partidos mayoritarios y en las instituciones civiles de la sociedad.
Es y será tarea prioritaria de quienes nos toca la función de ser dirigentes, promover el alumbramiento de esos nuevos líderes que renueven y reemplacen a quienes hemos tenido distintos grados de responsabilidad en el actual estado de cosas. Nos espera entonces un esfuerzo de modestia, visión altruista y despojo personal. Ello implica trabajar teniendo como clara referencia el “bien común” y la verdad en una visión de mediano/largo plazo.
El desafío que nos queda por delante consiste en encontrar la solución o modelo aceptable para toda la sociedad respecto a un conjunto de problemas estructurales que padecemos y que son la raíz de nuestro retraso por lo cual deben convertirse en objetivos estratégicos prioritarios.
En ACDE creemos que éste es uno de los temas clave de cara al futuro, por ello el lema de nuestro próximo Encuentro Anual de Empresarios será “Argentina después del Bicentenario: Los liderazgos para el progreso”. El encuentro se desarrollará el día 3 de junio próximo. Será una buena oportunidad para debatir y aportar ideas renovadoras.
Adolfo Ablatico es presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE).
Salud y nutrición
Hugo Cucarese, de Nestlé
Mirada de largo plazo
Deseamos que el Bicentenario no sea un intento de “refundar”, sino de construir sobre lo bueno que ya se hizo. Los argentinos podemos ponernos de acuerdo sobre el modelo de país que queremos, con objetivos precisos y alcanzables. Eso es lo que nos están demostrando algunos países del mundo.
Necesitamos pensar a largo plazo, abandonar nuestras luchas personales y buscar acuerdos, reconciliándonos detrás de objetivos comunes. Para ello, es necesario tener reglas de juego claras y respetarlas es vital, porque cada vez que se rompen las reglas, es difícil recomponerlas. Sin reglas ni instituciones, no hay orden y sin orden no hay crecimiento posible.
La Argentina tiene un gran potencial y todas las condiciones para ser un referente mundial. Llegar a alcanzar nuestras metas sólo depende de nosotros.
En Nestlé, la empresa de alimentación líder mundial y orientada a ser referente en nutrición, salud y bienestar, consideramos que para lograr los objetivos, es fundamental compartir una visión y estar alineados detrás de una estrategia clara. En nuestra compañía expresamos esta alineación estratégica con un diagrama simple que denominamos “marco estratégico y de desempeño” y que establece los lineamientos que nos permitirán lograr nuestro objetivo.
La firma está celebrando sus primeros 80 años en la Argentina con el respaldo de 140 años de trayectoria a escala mundial y con la proyección de continuar ofreciendo lo que mejor sabe hacer: productos que colaboren con la calidad de vida de las personas.
Esta estrategia y plan de trabajo crea una plataforma para el crecimiento, independientemente del entorno comercial. Una de las claves de este modelo es la mirada de largo plazo. Esta es la plataforma sobre la que aceleramos y evolucionamos. Como pensamos estar por muchos años más, es fundamental que trabajemos con compromiso con las comunidades en las que operamos, creando valor para la sociedad en forma simultánea que para la empresa, así como también cuidando el medio ambiente.
Hugo Cucarese es gerente de Comunicaciones Corporativas de Nestlé.
Educación
Marcelo Altuna, de Personally
Degradación de valores
Mérito, disciplina, esfuerzo, dedicación, autoridad son algunos términos que desafortunadamente en las últimas décadas se han agrupado dentro de un listado dolorosamente largo y creciente de palabras “políticamente” incorrectas y en desuso. Esta referencia es particularmente patente y crítica en el ámbito educativo.
Empeñados en estériles y anacrónicas discusiones sobre pensamientos de derecha o de izquierda, en esa búsqueda ya casi trágica a la que los argentinos nos hemos sometido, se han ido socavando lenta pero consistentemente toda la nómina de valores y principios morales y éticos que rigieron históricamente los modelos educativos que supieron distinguirnos como un ejemplo no sólo dentro del continente americano sino también a escala mundial.
Lo cierto es que esta degradación de valores no ha hecho otra cosa que empobrecer el patrimonio más valioso de nuestra nación que es la educación, y como consecuencia recortar nuestras posibilidades de crecimiento y desarrollo.
En pos de las “libertades” resulta que las pautas educativas hoy las deben imponer los alumnos y los padres y no los maestros; que en lugar de la búsqueda de conocimiento y el respeto hacia el educador prima un estado deliberativo permanente; que el que se distingue por sus capacidades y/o por su empeño no debe ser reconocido especialmente porque esto afecta al resto; que no hay límite para la indisciplina o la falta de respeto.
Tal vez en algún momento podamos detener este deterioro, entender que la educación debe ser la prioridad número uno de nuestra nación independientemente de los Gobiernos de turno y más allá de retóricas demagógicas con realidades ausentes.
No es sólo una cuestión de recursos económicos, aunque resulte absolutamente necesario invertir más y mejor en educación, se trata de recuperar valores. Estos cambios no se dan de un día para otro, ni en uno ni en otro sentido, pero en algún momento hay que tomar la decisión de empezar el cambio y eso debe ocurrir a partir de decisiones de las autoridades competentes.
La educación debe ser un política pública y los funcionarios responsables deben obrar con visión de futuro, con grandeza, despojados de miserias partidarias o de intereses personales.
Marcelo Altuna es director de Personally.
Competitividad
Horacio Busanello, de Syngenta
Tecnología y confianza
La Argentina se apresta a festejar hoy su Bicentenario. 200 años de un país que ha recibido trabajo y sacrificio, aciertos y errores de millones de personas provenientes de las más diversas partes del mundo.
Desde 1810 nuestra nación experimentó un progreso económico sin precedentes, basado en la cadena de valor agropecuaria. Su motor fue un proceso de inversión e innovación tecnológica inédito que transformó un territorio vacío y agreste, en un gran jardín en condiciones de brindar todo el potencial de las fuerzas de la tierra.
Así como no hubiera sido posible el desarrollo de la Argentina del Centenario sin aquellas decisiones emblemáticas, tampoco hubiera sido posible el desarrollo agrícola de los últimos años sin el advenimiento de nuevas tecnologías (productos fitosanitarios, fertilizantes, semillas y biotecnología) que fueron adoptadas por nuestros productores agropecuarios, los más emprendedores y eficientes del mundo.
La continuidad de la cadena de valor agroindustrial depende de combinar lo económico con lo industrial, lo social y lo humano; el desarrollo sustentable debe convertirse en un valor irrenunciable en la economía del siglo 21; no es sólo un concepto, es una práctica cotidiana, un modelo de vida y de acción.
El nuevo siglo representa una oportunidad histórica para nuestra Nación. El mundo demanda más y mejores alimentos, impulsado por una población que alcanzará 9.000 millones de habitantes en 2050. Aspiramos a ser parte de un país que produzca 200 millones de toneladas de granos que sirvan para dar solución al crecimiento demográfico mundial y satisfacer así, la seguridad alimenticia.
Sabemos que el esfuerzo colectivo de la sociedad para duplicar no sólo la producción de alimentos sino también el valor agregado y sofisticación de los mismos permitirá: derramar riqueza productiva en todos los sectores de la economía; crear más de un millón de empleos nuevos; recaudar más impuestos; y atacar de manera eficaz los índices de pobreza y desnutrición. En definitiva, construir una Argentina más justa y equitativa con oportunidad de progreso y bienestar para todos sus habitantes.
Horacio Busanello es gerente general de Syngenta Agro S.A.
Industrias competitivas
Ramiro Otaño, de Moët Hennessy
Oportunidad de los vinos
Las condiciones locales están dadas: los atributos naturales de Mendoza y otras regiones (óptimos para elaborar vinos de destacada calidad), acompañados por la inversión en tecnología, en viñedos y la evolución en la cadena de valor, sucedidos en la década pasada, son las bases que impulsan el salto al mundo.
Las condiciones externas también son favorables: si bien la Argentina representa entre el 4% y 5% del negocio mundial del vino, el mercado mundial muestra un crecimiento sostenido y constante en los rangos de precios medios y medios altos, justamente los que favorecen a la Argentina. La tendencia del consumidor en los países productores con cultura y larga tradición vitivinícola, como lo es la Argentina, es la de elegir productos de mayor calidad y precio, con lo cual la tendencia de crecimiento aumenta en los vinos premium y súper premium, en detrimento de los vinos de menor valor. En los países con poca tradición vitivinícola, como por ejemplo Estados Unidos, la ecuación es inversa: pocos consumidores comenzaron por consumir vinos de muy alto precio, paulatinamente el vino se fue conociendo y ahora cada vez más consumidores se inclinan por productos de precio medio. Esto explica el potencial que hoy tiene la Argentina para ganar mercados internacionales en el rango de precios medios. Ahí está nuestra gran oportunidad. La pregunta ahora es: ¿sabremos aprovecharla?
La receta para lograr el despegue de la Argentina no es diferente de la que se necesita para el desarrollo de cualquier industria en el país: un plan estratégico compartido con el Gobierno nacional y el sector, que cuide especialmente los siguientes aspectos:
• Incentivos a la inversión, a través de beneficios fiscales, créditos blandos, seguridad jurídica, entre otros.
• Sólida estrategia de comunicación para posicionar a la Argentina en el mundo como productor cualitativo, que incluya campañas de publicidad, participación en ferias, etc.
• Marco jurídico y regulatorio sólido.
Las exportaciones de vino argentino en el mundo crecen año a año, pero la tendencia en las inversiones no sigue la misma línea, porque las condiciones mencionadas aún no están dadas. Y si esto no se revierte, se podrá generar un cuello de botella en determinado momento, ya que la Argentina no estará en condiciones de satisfacer la demanda que se generará si persiste la tendencia. Falta aún mucha inversión en viñedos para poder generar la cantidad de vino necesaria.
Ramiro Otaño es director general de Moët Hennessy Argentina.
Protección social y trabajo
Fernando Moyano