ESTRATEGIA | Informe
Por Gustavo Baiman
Manuel Benítez
Foto: Gabriel Reig
La actividad minera tiene un objetivo: cuadruplicar su producción en los próximos cinco años. Es una meta ambiciosa y factible. Ningún otro sector de la economía se propuso en ese mismo período tener una evolución de esas proporciones.
De todas las empresas que están operando en el país, que son aproximadamente 130, un poco más de 80% todavía se encuentran en la etapa de exploración. Las expectativas están centradas en que para 2015 todos estos emprendimientos estén extrayendo y comercializando sus minerales.
La evolución de la industria no es una novedad, hace 15 años la minería representaba 0,3% del PBI; hoy alcanza 4%.
“Somos un sector que tiene una gran capacidad de desarrollo. Cuando miramos las tortas de cantidad de proyectos y de montos de inversión, el panorama que vemos es realmente muy alentador. En la Argentina, la minería sigue siendo una alternativa importante de apertura al desarrollo porque tiene que ver con inversión genuina, porque es dinero que entra al país. Además, nos permite integrar a zonas y provincias de nuestro territorio que si no fuera por la minería no podrían hacerlo”.
“En las áreas de los emprendimientos no existe posibilidad de que haya otra producción: son inversiones a 4.000 metros de altura; si no se hace minería no se pueden hacer nada. Llegamos donde otras ramas de la producción no llegan”, dice Manuel Benítez, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros.
El año pasado las exportaciones del sector crecieron 11,7% con respecto al año anterior y el monto total de su facturación fue de US$ 2.851 millones. Las perspectivas sectoriales para este año tienen cuatro puntos básicos: consolidar a la Argentina como un centro de interés internacional para la producción del litio; recuperar la producción de uranio destinado a la producción de energía ambientalmente sustentable; profundizar el interés inversor en exploraciones; y consolidar el interés de capitales chinos y de otros orígenes para invertir en minería.
“La Argentina no es un país minero pero apostamos a que sea un país con minería. Que el sector sea una pieza más en la maquinaria del desarrollo económico argentino. Hasta hace uno años éramos un país sin minería. El país es rico en metales industriales, básicamente, cobre, níquel y aluminio y es rico en minerales preciosos como la plata y el oro. El litio es una gran alegría para todos nosotros porque indudablemente es el mineral del futuro. Cuando los automóviles sean eléctricos, el rey va a ser el litio. La Argentina es uno de los países líderes en este mineral, básicamente en el norte del país. Buena prueba de ello es la firma de un convenio entre una firma productora de litio y Toyota que justamente tiene una proyección importante en la fabricación de autos eléctricos”, dice Benítez.
Inversores e inversiones
44% de las empresas instaladas en la Argentina tienen sus casas matrices en Canadá; 9% en Australia y Estados Unidos; China, 3%; Sudáfrica, 3%; Suiza, 2%; Perú, 2%; Inglaterra 1%; otros países 9%. El capital nacional representa 18% del sector: en su mayoría se extraen piedras y cales. Para los próximos años se esperan ingresos importantes de empresas de China, Brasil y Japón.
Con respecto a las exploraciones, la mitad de las empresas busca oro y plata, 16% cobre; 14% minerales industriales; 9% zinc, hierro, plomo y níquel; 10% uranio y 1% otros minerales. Los minerales que se usan para el mercado interno son las rocas de aplicación y las cales, que se destinan en su gran mayoría para la construcción. Los otros minerales casi en su totalidad se exportan.
“Es un sector difícil para el ingreso de capitales nacionales, estamos hablando de inversiones de no menos de US$ 500 ó 600 millones. Son cifras muy elevadas con tiempos de retornos muy extendidos y con un alto nivel de riesgo. Las bolsas extranjeras pueden tomar ese riesgo, la de la Argentina todavía no. No obstante la buena noticia es que la delegación argentina fue muy bien recibida en la Convención Internacional de Minería e Inversiones PDAC 2010 de Toronto. Tuvimos muchas conversaciones para ver como podemos empezar a formar un mercado de capitales en la Argentina”, afirma Benítez.
El año pasado se exploraron 570.000 metros, un salto importante si se considera que la perforación media histórica anual era de 140.000 metros. Entre los proyectos que se pusieron en marcha en 2009, se destacan Manantial Espejo (oro y plata), en la provincia de Santa Cruz; Sierra Grande (hierro), Río Negro; Guacamayo (oro), San Juan y Pirquitas (oro) en la provincia de Jujuy.
El impacto de los proyectos se refleja en inversiones por US$ 750 millones, la creación de 8.000 puestos de trabajo y la incorporación de 750 proveedores de servicios mineros. Este año se pondrán en marcha tres proyectos de importancia: Potasio Río Colorado, en Mendoza, y Casposo (oro y plata) y Pachón (cobre y molibdeno) en San Juan.
Otro de los proyectos del sector para los próximos años es agregarle valor al mineral. Se espera dar un salto en la cadena de valor apuntando a las refinerías de cobre y oro. Actualmente, se exporta el mineral concentrado sin el proceso de refinado. Aseguran que la escala de producción está llegando a la masa crítica necesaria para que algunas inversiones empiecen a interesarse en el proceso.
“La minería no es solamente el pozo. Son rutas, electricidad, construcción civil, formación de pueblos, educación. Es la madre de las industrias, no podría existir esta sociedad que conocemos si no existiera la minería. Cada proyecto tiene un impacto económico muy importante, y no solamente en la zona donde se desarrolla. La actividad paga los mayores niveles en impuesto a las ganancias, el mayor porcentaje, lo que deviene en ingresos para el Estado nacional. Pagamos más por el volumen de negocios; la ley del impuesto a las ganancias tiene distintos porcentajes y la minera está dentro de los más altos”.
“También se pagan muchos impuestos provinciales, y además hay un efecto derrame muy importante. Por otro lado, es la actividad que paga los mayores sueldos en la Argentina. Hay que considerar que los principales países del mundo han generado su desarrollo con la creación de masa crítica de capital a partir de la minería. Pensemos en Canadá, Inglaterra y Estados Unidos; todos esos países han generado un capital a partir de esta actividad”, asegura Benítez.
Un camino riguroso
El sector tiene distintos controles. El primero pasa por el organismo financiador del proyecto, que son los bancos y las bolsas, principalmente las de Toronto, Nueva York y Londres. El segundo está relacionado con las regulaciones que tiene cada país donde se encuentra la casa matriz de la empresa. El tercero, en el inicio del proyecto, es el que piden los Estados provinciales y el Estado nacional, que son los estudios de impacto ambiental y social.
En esta etapa, los empresarios tienen que poner a consideración de las autoridades para ser evaluado, lo que se va a transformar, el impacto del emprendimiento y la propuesta de remediación una vez terminada la explotación. Por último, están las organizaciones civiles (las ONG) y las certificadoras, entre otras instituciones.
“En la Argentina, como es una actividad reciente tenemos todo el beneficio de la nueva tecnología, tanto en lo que tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, como en el nivel de producción y el cuidado de la salud de nuestra gente. Hacemos un gran desarrollo con la mejor tecnología. En este sector hay mucha desinformación. Por ejemplo, hay mucha mitología con respecto a las explotaciones a cielo abierto. Las minas más grandes a cielo abierto están en Estados Unidos, Canadá y Australia, que son países muy responsables en el cuidado del medio ambiente. Nuestra obligación es abrir la puerta de los establecimientos para que no se generen mitos, contar y mostrar cómo funciona cada cosa. Abrir la información quita los miedos“, concluye Benítez.
Nuevas inversiones Loma Negra, US$ 130 millones. |