La demanda empuja a un sector que logró atravesar la crisis

    INFORME |

    Por Hernán Murúa

    En el mismo período en que el impacto del desplome mundial de la economía se hizo sentir en nuestras tierras, durante el primer semestre del año pasado, la producción de leche totalizó 4.762 millones de litros, de acuerdo con el último dato disponible en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA).
    Esa cifra significó un aumento de 4% en volumen, con relación a los 4.590 millones de litros del mismo lapso del año anterior, que a su vez habían implicado un incremento de otro 4,2% respecto de los 4.390 millones del período enero-junio de 2007.
    No obstante el indisimulable golpe recibido por la demanda local, incluso en Confederaciones Rurales Argentinas –bien lejos de cualquier sospecha de oficialismo–, aceptan que 2009 cerró con una producción de unos 10.100 millones de litros de leche. Es decir: casi el mismo volumen que el récord histórico de 1999, cuando se registraron 10.360 millones de litros.
    En los seis meses más críticos del último sexenio, en tanto, las exportaciones lácteas sumaron 965 millones de litros, nada menos que 17% por encima de las correspondientes al período anterior, cuando habían alcanzado a 817 millones, siempre según la SAGPyA. De esa manera, se tradujeron en las ventas externas más altas desde 2006 y terminaron representando poco más de 20% de la producción total. Para completar el escenario del sector, el consumo per cápita anual padeció un retroceso de 1,8%, de 101 a 99 litros. Y el valor bruto mayorista de la producción de leche se elevó casi 19%, pasando de $6.254 millones a $7.439 millones.
    Queda claro, entonces, que “el mercado lácteo muestra un nivel de actividad consolidado por la demanda interna, pero la falta de rentabilidad de los tambos continúa siendo un problema”, según la síntesis de la consultora Claves. De hecho y no obstante los últimos aumentos, las cámaras productoras de Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Santiago del Estero y las industrias lácteas no logran ponerse de acuerdo aún por el nuevo precio de la leche. Mientras este sector propone entre $0,97 y $1, los tamberos sostienen que la capacidad de pago está por encima de $1,20.

    A caballo de la leche en polvo
    Un rasgo significativo del crecimiento de la actividad fue que se basó en el valor agregado. La producción total de leche fluida, incluyendo la informal, en ese sentido, tuvo una desviación negativa de 1,3% en la comparación entre el primer semestre de 2009 y el mismo lapso del año precedente. Bajó de 1.320 millones a 1.290 millones de litros, de acuerdo con la SAGPyA. Las modificaciones más importantes de este ítem –fuertemente concentrado en Mastellone Hnos. y SanCor, que sin embargo tuvieron resultados positivos– consistieron en el derrumbe de la leche chocolatada, del orden de 24,6%, y en el incremento de la leche esterilizada, en 5,4%.
    En cambio, la materia prima destinada a productos creció 6,4%: de 3.270 millones a 3.470 millones de litros. De este modo, se verificó un alza de la producción de derivados lácteos de 8,7%, al comparar las 725.731 toneladas del primer semestre de 2008 con las 786.817 del mismo lapso de la temporada pasada. Al respecto, la producción de leche en polvo mostró un alza de 24%; la de crema, de 11%; las de quesos y dulce de leche, de 6,6%; y la de yogur, de 1,4%. Solo se vieron defecciones en manteca, de 4,2%, y en postres lácteos y flanes, de apenas 0,6%.
    En materia de precios, la controversia se plantea a la hora de analizar las cuestionadas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). En ese registro, los valores mayoristas de la leche pasteurizada entera crecieron en los primeros nueve meses del año 6,5%, por encima de los correspondientes a la esterilizada (4%) y a la leche en polvo descremada (3,6%).
    En el segmento de los quesos, se produjeron alzas de entre 2,8%, en el caso de los de pasta dura, y 5,3%, para los productos frescos. La lista de incrementos se completó con los precios de los yogures, que se elevaron 5,7%; del dulce de leche, 4,2%; de la manteca; 3,2%, y de la crema, en 3%.
    Al contrario de las opiniones de quienes profetizaban un saldo comercial sectorial deficitario, la evolución positiva de las exportaciones durante los primeros diez meses del año pasado también sorprendió. De acuerdo con el Centro de la Industria Lechera, las ventas externas de leche en polvo entera se elevaron nada menos que 72,9% en la comparación interanual, pasando de 61.689 a 106.661 toneladas. Según el INDEC, los principales destinos fueron Argelia, Venezuela, Brasil, República Dominicana, Senegal, Níger, México, Chile y Costa del Marfil.
    También hicieron su aporte a este balance positivo los quesos –especialmente los distribuidos en Chile, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Sur, México y Taiwán–, cuyas exportaciones crecieron 20,3%, y los postres o flanes, con otro 181%. En contraste, hubo retrocesos en las ventas externas de leches chocolatadas o saborizadas, de casi 23%; de yogur, en 20,5%, y de manteca y dulce de leche, en 11%.

    Provecho del consumo interno
    Desde Confederaciones Rurales estiman como factible un crecimiento moderado en la producción de leche para 2010, de alrededor de 3 a 5%. Eso equivaldría a alcanzar entre 10.400 millones y 10.600 millones de litros, batiendo el récord de 1999.
    En la consultora Claves vislumbran un escenario parecido: “El alza constante de la demanda interna presenta una oportunidad. Las empresas mantienen su plan de lanzamientos, innovaciones y comunicación. El consumo aparente puede llegar a crecer a un ritmo de 3% anual en los años venideros y así consolidar la posición local”. No obstante, advierten que “la tasa de rentabilidad sobre ventas del sector es muy dispar y en algunos casos no supera 5%”. Y añaden que “el nivel de endeudamiento promedio sectorial es alto”, de lo que dan cuenta, por caso, los problemas financieros sufridos por las dos compañías más importantes.
    El crecimiento de los mercados internacionales –especialmente los de Asia y África– y la consolidación de las ventas a los países del NAFTA y Venezuela forman parte también de los atractivos que presenta el mercado para los potenciales inversores. De acuerdo con el reporte de la empresa investigadora de mercado, el viento de cola proveniente del exterior puede generar un marco aún más propicio: “Un aspecto positivo está dado por el mercado mundial de alimentos, que se encuentra en una etapa de altos requerimientos en cantidad y calidad”.
    Para el mediano plazo, no obstante, se espera un comportamiento cauteloso de las empresas interesadas en invertir en el mercado lácteo de nuestro país. “Evaluando la repercusión de las medidas de control de mercado ejercidas por el Gobierno”, lo más probable para Claves es que decidan “esperar por señales más convenientes para el aterrizaje en estas latitudes”. Sin embargo, se estima que la actividad continuará interesando a los inversores internacionales, que “desde luego seguirán apostando a este tipo de producción con posibilidades de exportación”.
    Si bien la aptitud de los campos argentinos para la actividad tambera no se encuentra en cualquier parte, queda planteado el mismo interrogante de hace unos años. ¿Podrá la industria láctea producir 18.000 millones de litros de leche cruda por año y ubicarse entre las cuatro principales lecherías de exportación del mundo, con 50% de esa cifra, como lo proyectó para 2020? ¿O desaprovechará un previsible escenario internacional favorable para los países que cuenten con una cadena de producción competitiva y mantengan una adecuada presencia en el mercado internacional?

    Ernesto Arenaza, de La Serenísima

    Fuerte apuesta en el segmento de quesos

    El sector lácteo dispone de 2,7 millones de cabezas de ganado, que producen diariamente 30 millones de litros de leche en 10.000 tambos, gestionados por cerca de 40.000 personas. La actividad industrial se reparte entre 22 grandes empresas, que procesan 18 millones de litros de materia prima por día, y 800 Pyme que hacen lo propio con los 12 millones restantes.


    Pascual Mastellone

    En conjunto, generan unos 25.000 empleos directos, pero casi la mitad corresponde a los pequeños y medianos emprendimientos.
    En ese marco, Mastellone Hnos. continúa siendo, a pesar de sus inconvenientes financieros, la empresa líder de la industria láctea argentina. Dispone de una participación en el mercado interno en torno de 60% en el caso de la línea de leches fluidas –su principal producto es la leche fresca–, de 45% tanto en manteca como en crema y dulce de leche, y de 18% en materia de leche en polvo. Ese market share le permite facturar $2.300 millones anuales.
    Con el propósito de mantener esa performance, cuenta con su planta industrial principal en General Rodríguez, Provincia de Buenos Aires, de 109.000 metros cuadrados, donde procesa diariamente unos 4 millones de litros de leche cruda. Además, tienen cinco unidades productivas queseras en las localidades de Villa Mercedes, Provincia de San Luis; Canals, Provincia de Córdoba, y Tandil, Leubucó y Trenque Lauquen, las tres de la provincia de Buenos Aires. La última mencionada es la más grande y moderna de América latina en su tipo, según destacan en la empresa.
    Para completar la reseña de activos de Mastellone Hnos., es preciso mencionar que posee otras siete plantas de pre-recibo, distribuidas entre las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, donde clasifica la materia prima que diariamente adquiere a más de 1.300 productores primarios. De esta manera, la empresa cuenta con 3.600 trabajadores, mientras que emplea de manera indirecta a más de 25.000 personas.
    A diferencia de su derrotero histórico, el crecimiento de sus despachos durante el año pasado provino de las exportaciones. “Las ventas de Mastellone Hnos. en el mercado interno registraron en 2009 un desarrollo similar al volumen de 2008. En tanto, las ventas externas de La Serenísima crecieron levemente, en la misma comparación. Esto se debió a la mejora en los volúmenes de recibo de leche, que produjo mayores excedentes para ser volcados a esos mercados”, explica Ernesto Arenaza, gerente de Comunicaciones de La Serenísima.
    “En materia de comercio exterior, nuestros principales destinos fueron Brasil, Argelia y Venezuela, aunque La Serenísima exporta productos desde hace más de 30 años a Estados Unidos, México, Cuba, República Dominicana, Colombia, Perú, Paraguay, Rusia, Chile, Uruguay y diversos países de Asia. Despachamos principalmente leche en polvo, entera y descremada, manteca, dulce de leche, suero y quesos”, añade.
    Así como en 1927, los hermanos Antonino y José Mastellone comenzaron a elaborar quesos mozzarella, ricotta y provolone en General Rodríguez, la nueva apuesta de la empresa parece volver a las fuentes. “En 2010, seguiremos trabajando para aportar mejoras y novedades en las diferentes líneas de producto, especialmente en las de mayor valor agregado. En este sentido, haremos una fuerte apuesta para reforzar la presencia en el segmento de quesos. De hecho, tenemos previsto el lanzamiento de nuevas variedades”, sostiene Arenaza.
    “En el resto de las categorías (que incluye alimentos lácteos, dulce de leche, leches, leches fermentadas, postres y yogures de las marcas Actimel, Activia, Cindor, Crecer, Danette, Danonino, Junior, Ser, Serecol, Serenito, Vidacol y Yogurísimo, además de su denominación emblemática), seguiremos apostando a la calidad, para mantener la importante participación de mercado que hemos logrado a lo largo de los años”, completa el ejecutivo de la firma, que comercializa sus productos en casi 80.000 puntos de venta alrededor del país.

    ¿Qué es un oligopsonio?

    “Aparentemente, el mercado lácteo argentino es muy grande, con muchos productores y compradores, lo que permitiría un grado de transparencia, con libre juego de la oferta y la demanda. ¿Pero esto es así realmente?”, pone el dedo en la llaga Rubén Bonafina, gerente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas.
    La respuesta parece ser otra, y más bien vinculada a lo que la teoría económica clásica denomina oligopsonio. Es decir: aquella situación en la que un pequeño número de compradores impone sus precios a los productores, apropiándose de una mayor parte del margen final. De hecho, los tamberos vienen sosteniendo que la capacidad de pago de las usinas está por encima de $1,20 por litro de leche, cuando el valor concreto que maneja la mayoría apenas si llega a $1,10.
    “Como la leche es un producto altamente perecedero, no se puede dejar de recibir diariamente en el mismo volumen y son muy altos los costos de transporte de las grandes industrias, si bien en el país hay muchos actores, a escala regional nunca hay más de dos o tres grandes compradores”, confirma Bonafina. Y cita como ejemplos los casos de las leches pasteurizadas y los yogures, en los que tres empresas concentran 80 a 90% de la oferta.
    Para el ejecutivo, el otro inconveniente del sector que representa es la falta de financiamiento a tasas de interés razonables. “Las Pyme en general carecen de créditos, a raíz de las exigencias cada vez mayores de las entidades bancarias”, completa.

    Sergio Montiel, de SanCor

    Ampliar la capacidad de elaborar proteínas lácteas

    Las ventas de la firma al mercado interno crecieron el año pasado nada menos que 16,1%, al pasar de $1.928 millones registrados en 2008 a $2.239 millones, y además se prevé una evolución positiva para 2010. Como contrapartida, las exportaciones cayeron 60,6%, bajando de US$ 221 millones a US$ 87 millones, en la misma comparación.

    Entre los principales productos que impactaron en el comportamiento del mercado doméstico, según la información que proporciona Sergio Montiel, gerente del Departamento de Relaciones y Comunicaciones de la cooperativa, se destacó la leche en polvo entera, con una caída de su facturación de 15,4% (de $408 millones a $345 millones).
    En cambio, los productos especiales tratados a ultra alta temperatura, también conocidos como UAT o de larga vida, mostraron un alza de 39% (de $87,7 millones a $121,9 millones). Otro tanto ocurrió con los quesos rallados, con un aumento de 27,8% ($122,3 millones contra $156,4 millones) y los quesos procesados, con un crecimiento de 9,6% (de $77,4 millones a $84,8 millones).
    Esos resultados le permitieron a SanCor mantener una participación de mercado de 48,9% en fórmulas y leches infantiles; de 40,2% en quesos procesados; de 36,4% en quesos rallados; de 26% en leches chocolatadas; de 24,8% en cremas; de 20,6% en mantecas; de 18,8% en quesos al peso y untables; de 17% en leches fluidas y dulces de leche; de 15% en yogures; de 12% en leches en polvo; de 4,6% en leches fermentadas; y de 2,9% en postres.
    En materia de exportación, la baja resultó más preocupante debido al acuerdo que la cooperativa mantiene vigente con Venezuela, desde finales de 2006, que le permitió en su momento evitar la venta de sus activos a un fondo de inversión del magnate George Soros, además de enfrentar la reestructuración de sus pasivos. Pero no solo logró eso, sino también garantizarse un fuerte posicionamiento en un mercado de creciente demanda para los lácteos producidos en nuestro país.
    De hecho, según informaciones difundidas recientemente por el Estado venezolano, SanCor viene cumpliendo con un régimen de colocaciones de aproximadamente unas 25 toneladas de leche en polvo por semana en el país gobernado por el presidente Hugo Chávez. Según el pacto citado, cuya duración se extiende hasta 2018, la cooperativa debe colocar unas 3.500 toneladas de leche en polvo al año, cantidad que se elevará a partir de la temporada que viene hasta 5.000 toneladas de ese producto.
    Con plantas industriales en Sunchales (donde la asociación de cooperativas fue alumbrada el 17 de setiembre de 1938), Gálvez, Ceres, San Guillermo y Centeno en la provincia de Santa Fe; Brinkmann, Devoto, Coronel Moldes, La Carlota, Morteros, Balnearia, Pozo del Molle y la capital de la provincia de Córdoba, y Coronel Charlone, Chivilcoy y Arenaza en la provincia de Buenos Aires, SanCor cuenta con una capacidad industrial diaria de 4 millones de litros de leche y emplea a 4.149 personas.
    De acuerdo con su vocero, uno de los énfasis de la firma está puesto en el “desarrollo tecnológico y económico de la producción primaria”. Y con respecto a los principales planes para el corto plazo, el ejecutivo selecciona al respecto la ampliación en la planta de AFISA, ubicada en la localidad de Porteña, en la provincia de Córdoba, en la que se elaboran proteínas lácteas derivadas del suero de queso, en joint venture con la cooperativa sueco-danesa Arla Foods.
    La estructura de distribución de los productos de SanCor –que se comercializan bajo el paraguas de las marcas San Regim, Tholem, Las Tres Niñas, Santa Brígida, Chelita, BioSalud, Sancorito, Yogs y SanCor propiamente dicha–, cabe completar, abastece a 270 distribuidores exclusivos y 140 mayoristas independientes, cuya cobertura alcanza a 1.500 supermercados y 60.000 comercios minoristas.

    Optimizar procesos de envasado

    Con el propósito de mantener la “máxima calidad en los productos y estrategias comerciales con servicios a medida de cada cliente, llegando a nuestros consumidores a un precio competitivo”, según las palabras de su presidente, Ercole Felippa, Manfrey Cooperativa de Tamberos de Comercialización e Industrialización se propone encarar dos proyectos que considera claves en este 2010.
    El primero consiste en llevar a cabo una reingeniería de la gestión de sus procesos mediante la incorporación de un sistema ERP (por sus siglas en inglés, Enterprise Resource Planning, o Planificación de Recursos Empresariales). Y el segundo consta de la optimización de los procesos de envasado en las líneas de dulce de leche y leche en polvo.
    Las inversiones involucradas se dan en el marco de un incremento de las ventas de la firma en el último año del orden de “6 al 9%, dependiendo del producto, con respecto a 2008”, de acuerdo con los datos provistos por su titular. En materia de exportaciones, a su turno, Manfrey padeció los vaivenes del mercado internacional. De hecho, sus ventas externas de leche en polvo entera sufrieron una caída de 51% en volumen y de 46% en divisas, con respecto a la temporada anterior, “debido principalmente a la baja de precios y a una menor demanda del producto”.
    Sin embargo, los despachos al exterior –fundamentalmente, a Bolivia, Estados Unidos, Israel y Chile– del dulce de leche Manfrey, en sus versiones Clásico y Repostero, revelaron un crecimiento de 45% en la comparación interanual. La empresa situada en la localidad cordobesa de Freyre también vende a distintos países quesos de estilo Tybo, Edam y Gouda.
    La cooperativa creada el 7 de agosto de 1943 cuenta con una única planta industrial, en la que se desempeñan en la actualidad 520 trabajadores. Dispone allí de una capacidad instalada para procesar 850.000 litros de leche por día. Y la calidad de sus productos lácteos es asegurada por medio de un sistema de gestión certificado por la multinacional TÜV Rheinland y de programas de Buenas Prácticas de Manufacturas-Procedimientos Operativos Estándares de Sanitización (BPM-POES) y de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP).
    Además de los ya mencionados, el porfolio de productos de Manfrey incluye leches fluidas, yogures enteros y descremados, quesos, crema, postres, flanes, mantecas y su línea “bajas calorías”, en distintas presentaciones de la marca homónima y de sus pares Granja de Oro y Yofrey.