ANÁLISIS | Perspectiva
Por Mariano Lamothe*
Mariano Lamothe
Las menores perspectivas del saldo comercial de principio de año se sustentaban por dos razones. Por un lado, en el derrumbe del efecto precios de las exportaciones de los productos primarios que explicaron 100% del incremento de su valor durante el año pasado por la caída de los precios internacionales, y desde lo real, por la menor cosecha doméstica, producto de los efectos de la sequía y la menor demanda internacional tanto de las principales manufacturas de origen agropecuario como industriales.
Por el otro, la dinámica de las importaciones exhibida durante el año pasado se perfilaba diferente a principios de 2009, aunque se esperaba una caída inferior a las exportaciones. Mientras que durante 2008 las compras crecían a 16% en términos reales y cerraban con un crecimiento de 28% en valor, que superaba a la dinámica de las exportaciones, la caída del nivel de actividad interna y la desaceleración de la demanda de bienes de consumo provocaron el cambio de signo de los dos últimos meses. Dicho signo era superado por la caída de las ventas al exterior.
A partir de 2009, la contracción de las exportaciones comenzó a desacelerarse, mientras que la “sorpresa” provino del lado de las importaciones que no lograron recuperarse, incluso cayeron con mayor fuerza en los dos últimos meses.
La menor dinámica de las importaciones garantizó un mayor superávit comercial para lo que va del año, alcanzando un récord de US$ 8.333 millones en los primeros cinco meses, 63% superior al del mismo período del año pasado.
Esta mayor caída de las importaciones respecto a las exportaciones se sintió con mayor fuerza durante el mes de mayo: 49% y 17,6%, respectivamente, mientras que de manera acumulada, el deterioro de las compras desde el exterior alcanza 40% para los primeros cinco meses de 2009. A diferencia, las ventas al exterior cayeron “solo” 21,3% en ese período.
Este comportamiento se consolida en la mitad del año, considerando el actual escenario más favorable para las exportaciones gracias a las mejoras de los precios de los commodities de los últimos meses (a causa de las menores estimaciones de las cosechas de los principales oferentes, el regreso de los capitales internacionales a los mercados de commodities y las perspectivas de recuperación de la demanda de China) y la depreciación de la moneda local frente a los principales socios comerciales.
El saldo favorable de la balanza comercial récord tiene una connotación positiva, sobre todo en un contexto de salida de capitales y falta de financiamiento internacional. El signo positivo de la cuenta corriente se torna imprescindible para no caer en una balanza de pagos deficitaria y, en consecuencia, en la pérdida de reservas. Sin embargo, dicha connotación se revierte cuando se tiene en cuenta que es sostenido por el derrumbe de las importaciones, más que por un mejor desempeño de las ventas externas.
La necesidad de mostrar un saldo positivo llevó a la decisión de “endogeneizar” la variable importaciones en función del sostenimiento de un superávit holgado mediante la implementación de medidas de restricción, que funcionan como represa para el ingreso de productos externos en nuestra economía. Como justificación de su implementación, el argumento es que apuntan a la protección de los sectores más sensibles, principalmente bienes de consumo, por la supuesta invasión de mercancías excedentes no colocadas en los principales mercados mundiales.
En los hechos, cuando se observan las variaciones por usos económicos, las importaciones de bienes de capital (relacionados a la inversión) y productos intermedios disminuyen con mayor fuerza que las de bienes de consumo.
Para el segundo semestre del año, se espera cierta recuperación de las importaciones a partir de un aumento de la demanda de los sectores productivos y un comienzo de normalización en el otorgamiento de licencias de importación.
En cuanto a las ventas al exterior, a pesar de la recuperación de los principales precios de los commodities en los últimos meses, las exportaciones continúan cayendo de acuerdo a los proyectado; 21% acumulado a mayo, por lo cual la proyección del saldo comercial para el cierre de 2009 resulta ya superior al de 2008 en torno a US$ 15.000 millones.
El derrumbe de las importaciones, principalmente las de bienes de capital por sobre los de consumo, durante el primer semestre, confirma la caída de la actividad industrial, en el caso de que las medidas restrictivas hayan apuntado a bienes de consumo y no a los relacionados con la inversión e insumos de la industria.
* Mariano Lamothe es director ejecutivo de abeceb.com