El sector público como principal cliente

ESTRATEGIA | Empresas

Por María Teresa Lavayén

Graham Gibson
Foto: Gabriel Reig

Los ataques terroristas en Estados Unidos, Madrid y Londres, en 2001, 2004 y 2005, respectivamente marcaron para muchos países el inicio de una era de inseguridad donde la ciudadanía teme no solo el terrorismo sino la criminalidad y el aumento de la violencia en general. Esos temores generan inversiones multimillonarias en una gran red de actividades donde se entremezclan organismos públicos con organizaciones privadas.
Por obra de nuevas demandas sociales, entonces, la seguridad privada está presente hoy en empresas que antes empleaban personal propio y en edificios oficiales donde antes había policías o efectivos del ejército.
No falta quienes ven con cierta aprensión que la seguridad y el control interno de algunos centros importantes –bancos, centrales energéticas, centros de datos, ministerios, etc.– dependan del sector privado y señalan los riesgos de cederle el diseño y mantenimiento de infraestructura de alto valor estratégico.
Pero más allá de dudas y temores, cierto es que los proveedores de servicios de seguridad siempre han intervenido en la protección de personas y empresas que operan en lugares peligrosos.
En este ámbito, el grupo G4S  es líder mundial con medio millón de empleados en todo el mundo. Ofrece guardias entrenados para vigilar y proteger la seguridad de personas, empresas, organismos y lugares públicos. Diseña, instala y mantiene sistemas que, integrados a la vigilancia física, mitigan los riesgos de aerolíneas, puertos, aeropuertos, eventos de todo tipo, movimiento de caudales, mercadería y personas.
En el plano tecnológico, el grupo ofrece circuito cerrado de televisión, monitoreo por video para detección de incidentes, control de accesos, procesamiento y análisis de datos para una adecuada administración de riesgos.
Un renglón muy amplio es el de la seguridad de los acontecimientos deportivos. Para los organizadores de estos encuentros, son fundamentales los servicios de seguridad y manejo de multitudes, pues están expuestos a la irrupción sorpresiva de exhibicionistas, manifestantes o terroristas decididos a interrumpir o alterar las competencias. El campo es vastísimo.
G4S es un gigantesco conglomerado con operaciones en 118 países. Su asociada local, G4S Search, lleva 40 años brindando vigilancia en la Argentina.
Graham Gibson, director de Operaciones de G4S, junto a Trevor Dighton, director financiero, y Fernando Kelly, presidente de la operación local, conversó con Mercado en ocasión de una reunión regional en Buenos Aires con representantes de varios países de Latinoamérica.

La privatización de la seguridad
–¿Los Gobiernos tercerizan la provisión de seguridad?
–Son nuestros principales clientes. 30% de nuestras operaciones globales es con Gobiernos. Casi 70% de nuestras operaciones es con el sector privado, o sea empresas. Apenas 3% de lo que hacemos es para el público consumidor.
Los Gobiernos tercerizan especialmente procesos donde los riesgos de seguridad son considerados un peligro estratégico. Nosotros hacemos evaluación de riesgos para sector público y privado en el sentido más amplio posible.
Por ejemplo, los Gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos, Sudáfrica y Australia tercerizan sus servicios carcelarios. A veces nos piden que apoyemos actividades policiales o militares en otros países, como Irak, Pakistán, Afganistán o Sudán, donde realizamos operaciones de apoyo. Ayudamos, entre otras cosas, en la instalación de bases militares.

–¿Y están dispuestos a pagar lo que haga falta?
–Cada día más. Todos los Gobiernos del mundo atraviesan una fase de tercerización a empresas como la nuestra, que tienen la experiencia para ayudarlos a cumplir con responsabilidades nacionales.

–¿Sus clientes buscan el menor precio posible?
–El precio siempre es un elemento a tener en cuenta. Pero más que el precio, el factor fundamental es la eficiencia en los costos. Mientras el costo del personal humano sube, el de la tecnología baja. Por eso vamos incorporando cada vez más tecnología en nuestras soluciones, que así brindarán una relación costo-beneficio más eficiente.

–¿Qué participación en el mercado mundial tiene la compañía?
–Cubrimos alrededor de 6% del mercado en todo el mundo. Es un negocio enorme, estamos hablando de más de US$ 7.000 millones este año y de más de 500.000 empleados. Nos hemos convertido en el segundo dador de empleo en el mundo, detrás de Wal-Mart.
Ahora nos estamos concentrando en los países en desarrollo. Es allí donde está el crecimiento, Oriente medio, India. Hay países donde no existía el negocio de la seguridad y nosotros lo creamos. India, por ejemplo. Allí, la seguridad era cubierta por la policía y el ejército. Nosotros creamos el mercado.

–¿Quiénes son los competidores?
Tenemos muchos competidores individuales en diferentes sectores, pero ninguno con tantas especializaciones como nosotros. En América latina, Prosegur es el principal. En la Argentina somos tres: nosotros –o sea, G4S –, Prosegur, que tiene sede en Madrid, y Securitas Argentina.

–¿Qué elementos externos afectan más el accionar de la organización?
–La pandemia mundial de criminalidad, violencia y problemas sociales por un lado nos abre una oportunidad pero, por el otro, nos presenta un desafío cada vez más grande.
Luego de los atentados del 11 de septiembre, el Gobierno de Estados Unidos tomó más conciencia del aspecto regulatorio y comenzó a obligar a las empresas a implementar estándares antiterroristas. Hoy hay reglas antiterroristas que afectan la aviación, la petroquímica, la química, por ejemplo. Todo eso redunda en nuestra actividad.

–¿Cuánto de su trabajo es relaciones interpersonales?
–Todo. Somos una organización que tiene 550.000 empleados. Para manejar eso bien en todo el mundo hace falta tener una estructura de control que se maneja y opera a través de relaciones interpersonales todo el tiempo. En lo que hace a nuestros clientes, nosotros no vendemos productos a través de canales de distribución. Interactuamos con nuestros clientes en forma directa, escuchando y comprendiendo sus problemas, analizando juntos las soluciones. Es una comunicación que se establece tanto para encontrar la solución como para luego implementarla, manejarla y mantenerla. Constantemente nos estamos adaptando a las necesidades de nuestros clientes, que cambian porque el mundo cambia.