VIDA PRIVADA | Restaurantes
Por Sabrina Cuculiansky
Foto: Gabriel Reig
La Brigada
Mediodía y noche.
Estados unidos 465; 4361-5557/4865.
Reservas indispensables.
Todas las tarjetas. Estacionamiento en Perú y Estados Unidos. Valet parking.
www.labrigada.com
Es así, y quien no lo crea puede comprobarlo en Estados Unidos 465. ¿Nunca consiguió lugar? Es cierto que las reservas son indispensables pero Hugo Chavarrieta acaba de adquirir el local lindero y agrandó a su amada para muchos más clientes. Pero no solo la carne es lo que seduce. Hugo está siempre al pie del cañón, o para ser más exactos de la parrilla.
Recibe a los clientes, bromea con los conocidos, se enoja cuando alguno se quiere hacer “el piola” y está detrás de todos los movimientos… además de terminar de levantar la vajilla de la mesa. Tuvo muchas invitaciones para abrir La Brigada en el resto del mundo, pero él se queda en su San Telmo compadrito. Tanto tiempo está presente que nunca pudo salir del país y ni hablemos de tomarse unas vacaciones.
Entre camisetas, banderines y pelotas de fútbol de los equipos locales e internacionales (obviamente autografiadas por sus protagonistas), todos quieren estar entre los amores de Chavarrieta. Hasta un cliente amigo le enmarcó cientos de boletos capicúas para colgar en la pared. “Todo lo que está colgado son regalos, me piden por favor que se lo cuelgue. Un tipo me mandó una postal de un estadio inglés y me escribió si tenía el honor de ponerla. Cuando volvió a Buenos Aires se sacaba fotos. La gente quiere tener el registro de su paso por aquí –comenta Hugo– …y después me dicen ‘qué famoso te hiciste’ y les contesto: es como con los indios, vamos a sacarnos una foto con este”.
Todos los famosos, nacionales e internacionales, pasaron y siguen comiendo en La Brigada que ahora cuenta con una nueva gran barra para esperar la mesa con una copa de vino, el nuevo salón del primer piso y el de la planta baja más un recibidor para aguardar la mesa reservada. También patio para fumadores y salón apto para almuerzos de negocios.
Sin embargo fueron muchos los personajes que tuvieron que esperar afuera y en invierno. “Francis Ford Coppola solicitó mesa y yo no tenía lugar, hacía frío y la única mesa la tenía reservada para otro cliente. Llegó la persona y me dijo “Hugo dale la mesa a Coppola”, pero no, le tocaba esperar. También Sting estuvo 25 minutos afuera y encima cuando ingresó le hice sacar el pañuelo de la cabeza, se mató de la risa”, recuerda el propietario.
Famosos o vecino del barrio en La Brigada todos son comensales y se los atiende por igual Doña Rosa, Serrat, Sabina o Zapatero.
Una carta suntuosa
A la hora de pedir todo vale en la carta, desde asado hasta ojo de bife de búfalo, chorizo, mantecosas mollejitas de ternera ($30) o sabrosos y suaves chinchulines de chivito. Si, chivito, uno de los pocos lugares en donde se los consigue. También hay de vaca y de cordero. Asado especial y de tira, criadilla y molleja de chivito, centro del ojo de bife ($55), entrañita y novedades de junio como el cochinillo y el cordero. Imperdible los buñuelitos, las batatas fritas y el chimichurri, un secreto bien guardado.
Otra opción son las recomendaciones. Todos los camareros, amables y grandes expertos en servicio o el mismo Hugo pueden sugerir las piezas ideales para degustar durante su cena o almuerzo. “Acá me dicen traeme lo que vos quieras y no me tengo que equivocar. Lo que quieras: la carne, el vino. Me doy cuenta del perfil de la gente y elijo radicheta primer corte, ojo de bife y si tiene duda con el vino yo se lo cambio. Por eso la gente se va conforme”, asegura.
El tema del vino merece nota aparte. La Brigada cuenta una de las cavas más grandes de todo Buenos Aires. Son 30.000 botellas y otras 19.000 muy cerca de allí. Hay botellas que ya nadie tiene y otras que solo a él le dieron para vender. “Tengo el vino de Joan Manuel Serrat porque me une una gran amistad”.
La cava está en el subsuelo y está dividida según bodegas más una zona para los vinos de alta gama. “Compro las buenas cosechas de todo lo que pueda y mucho adquiero para guarda. Hasta Michelle Roland viene y me pregunta qué le recomiendo”.
La cava resulta ideal para reuniones con una picada de por medio y cuenta con un servicio de locker para los clientes asiduos que guardan sus vinos. “Me dicen: llename el locker con lo que quieras, cosechas limitadas, tengo vinos que las bodegas ya no los tienen”.
Hugo Chavarrieta
Foto: Gabriel Reig
El secreto de su éxito
Hugo Chavarrieta comenzó en el mítico restaurante La Raya y hace 19 años que se cargó al hombro su propia parrilla, cuando para entrar a San Telmo hacía falta facón.
“El secreto es estar acá, atiendo las mesas, organizo, tomo las reservas y cuelgo los cuadritos. Vengo de lava copas y hace solo tres años que dejé la parrilla, tengo cuatro infartos y un estrés de locos, pero no me muevo del local”. Su principal secuaz es Mauricio, que desde los fuegos conquistó también el corazón de su hija Verónica y se convirtió en el yerno. “Su experiencia es muy linda, tiene 30 años y 15 en la parrilla”, se conmueve Hugo.
Actualmente, La Brigada es única en su especie, durante estos años abrió algunas sedes pero hoy La Brigada no tiene sucursales. Es en San Telmo donde está puesta toda la carne al asador.