¿Cómo pudimos equivocarnos tanto?
Para la gente común, la profundidad de esta crisis planetaria es incomprensible. No tanto por ignorar su génesis y sus causas. En especial por no haber recibido previo aviso de quienes se suponía que no podían ser sorprendidos. En particular los economistas, de todas las escuelas y de todas las vertientes teóricas. Tal vez hacía falta un apasionado mea culpa como este, para reconciliar a la profesión con la opinión pública.
17 noviembre, 2012
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