ESTRATEGIA | Informe especial
Por Enrique M. González (*)
Frecuentemente, se señala que la Argentina nunca supo aprovechar las extraordinarias posibilidades que presentaban los recursos minerales que poseía el país. Sarmiento, el gran pensador y creador de escuelas que fomentó la educación, se sintió frustrado en este campo. Los procesos de industrialización no formaron parte relevante del pensamiento político de la época fundacional de la república.
El pensamiento dominante se volcó de lleno al aprovechamiento de la riqueza que aportaba el campo en toda la región pampeana, propicia para la crianza de ganado y la siembra de granos.
Sería una simplificación ignorar acontecimientos relevantes ocurridos a lo largo del siglo pasado respecto de la minería, dado que se habían obtenido grandes logros en la formación profesional. El país contaba con geólogos e ingenieros de minas, así como había una constante búsqueda de recursos con hallazgos geológicos de real importancia. Lo cierto es que, durante todo este recorrido histórico, la actividad minera no logró contar con definiciones políticas que le dieran protagonismo en el desarrollo del país, ni con las instituciones reclamadas para atraer las grandes inversiones de riesgo, aun cuando se tenía pleno conocimiento de las grandes posibilidades geológicas.
Hubo, sin embargo, una fecha en que el Estado tomó la decisión de “abrir la última frontera minera del mundo”: así se recuerda el 22 de mayo de 1993. La decisión política que el Estado tomó en esa oportunidad venía a complementar la actividad minera tradicional, la de los minerales industriales y rocas de aplicación, con la explotación de los minerales metalíferos, implicando un cambio fundamental de mentalidad que había sido resistido históricamente.
Fue un gran proceso de transformación: debieron definirse nuevas instituciones, asumir el cambio, modificar estructuras empresariales, establecer nuevas reglas de juego, e institucionalizar responsabilidades frente a las exigencias de los cuidados ambientales y asegurar los caminos del desarrollo sustentable, con participación comunitaria.
Como hasta entonces el país no había decidido la explotación masiva de sus minerales metalíferos, al hacerlo incorporó los avances ya en funcionamiento en el campo internacional, para asegurar la producción con todas las ventajas competitivas que el mundo globalizado exigía. De esta manera, se instalaba la imagen de una nueva minería.
Ecología y medio ambiente
Desde siempre, la minería tiene enorme significación para las entidades preocupadas por los cuidados del medio ambiente, precisamente, porque es una actividad con un largo historial en los procesos de transformación de la economía mundial.
La actividad minera utiliza equipos de sofisticada tecnología que necesitan de una alta preparación por parte de los recursos humanos ocupados y cuenta con controles técnico-científicos que prevén accidentes. Como toda actividad económica de alta complejidad, produce impactos de valoración permanente cuyos beneficios afectan favorablemente al ser humano. Esto hace que la minería sea pieza clave cada vez que se enfocan los factores predominantes del desarrollo sustentable.
Seguramente no hay otra actividad donde se hayan producido los cambios más asombrosos, no sólo en su transformación técnica y económica, como soporte de una moderna concepción del desarrollo sustentable, sino también en la percepción que se tenía del cuidado ambiental y ahora la reparación cuidadosa del medio en que se realiza la explotación minera.
A escala mundial, ha sido partícipe en la creación del Pacto Global y defiende los principios con que se sostiene este acuerdo. Ha creado sus propios centros de estudios en todos los campos del desarrollo científico y tecnológico, y ha puesto especial cuidado en la preparación de sus recursos humanos.
Las tareas mineras se realizan con tecnologías de punta, con recursos humanos altamente calificados y con una dirección empresaria técnica preparada para dirigir la explotación de una mina, manteniendo a la par excelente vinculación con la sociedad en la que se halla inserta la actividad.
La minería hoy
El panorama de la actividad minera en la actualidad presenta grandes yacimientos en plena producción, en provincias como Santa Cruz, Catamarca, San Juan, y Jujuy. Dos factores contribuyeron a que Argentina viviera este escenario: una clara decisión del Estado y la convergencia de las empresas y de la inversión internacional.
El país cuenta con un Plan Minero Nacional en funcionamiento que es una consecuencia de toda la experiencia acumulada desde la gestión pública.
En cuanto a los indicadores de sustentabilidad en el actual accionar de la minería extractiva, es preciso recordar que es una actividad esencialmente regional, por su implantación territorial, en zonas geológicamente aptas para la explotación. Y, como lo admiten todos los analistas, la actividad minera en estas regiones produce inmediatamente la generación de empleo permitiendo que los recursos humanos de la zona cuenten con la preparación y el adiestramiento requeridos, con lo cual se abren nuevas posibilidades para las comunidades cercanas a la actividad.
(*) Enrique M. González es director de FUNDAMIN.
Presencia de inversores multinacionales
Con las provincias, se desarrolló la gran minería
La minería es una de las actividades económicas que primero se ha globalizado: sus productos cotizan en los mercados mundiales y son objeto del comercio internacional, y la tarea de exploración se realiza en los cinco continentes.
Por Jorge Patricio Jones (*)
Patricio Jones
También está en el frente de riesgo, al tener que operar en gran escala en países en desarrollo, ya que la mayoría de los países desarrollados han utilizado intensamente sus recursos mineros y disminuido sus reservas. De este modo, el sector se ve envuelto a menudo en el debate entre países centrales y países emergentes.
Por ejemplo: cómo se reparten los beneficios del negocio minero, sus impuestos, las cuestiones ecológicas y del cuidado del ambiente involucradas, el permiso social, la RSE, etc.
Se trata, además, de una actividad en la que es absolutamente despareja la capacidad económica de sus actores, ya que en ella conviven la empresa multinacional, la empresa nacional, y el minero individual o cooperativista (Bolivia, Perú). Es obvio que el “modus operandi” tanto en cuestiones de capital, como de preservación del medio ambiente, para citar ejemplos, pueden tener una alta variabilidad de comportamiento y eficacia. No es posible comparar el trato medioambiental de un garimpeiro sin control, con el de una empresa.
No hace mucho, el diario La Nación tituló: “Las multinacionales ganan cada vez más…”, un artículo que explicaba que la minería y el petróleo no contaban en sus filas con empresas de origen nacional. La situación del mercado ha cambiado y las ganancias han caído, pero efectivamente la mayoría de los países latinoamericanos en los cuales la minería tiene algún peso en el PBI, tienen o han tenido sus empresas mineras de origen nacional, ya sea estatal o privada. Los Lucksic y Codelco, en Chile; Ermirio de Morais y la CVRD en Brasil; Hoschild, Buenaventura y otros en Perú, etc. No así en este país, donde el Estado se reservó el recurso minero.
En la Argentina, el desarrollo minero post 1945 es absolutamente irregular; y desde ese momento hasta la actualidad, se cumplió el ciclo de auge y el cenit de la empresa estatal de minería, la ingerencia de Fabricaciones Militares en la temática minera, y, finalmente en los 90, la licitación de las áreas con potencial minero en manos del Estado, dada su insuficiente capacidad financiera y técnica.
Tres provincias
Si bien estamos recién iniciando la segunda década desde las privatizaciones, éstas parecen haber dado sus frutos, palpables especialmente en tres provincias.
En Catamarca, donde Bajo de La Alumbrera, deja al país grandes porcentajes de su beneficio, a través de pagos a la socia local, propiedad del Estado, la empresa YMAD, de la que participan la provincia de Catamarca y la Universidad de Tucumán, y pagos de impuestos, ganancias, regalías, sueldos, etc. Cuenta con innumerables proveedores locales y desarrolla actividades de RSE cuyos beneficios quedan en el país.
En Santa Cruz, donde Cerro Vanguardia, a través de la participación de la empresa del Estado provincial, Fomicruz, y de los pagos en impuestos a las ganancias y regalías, etc., y del cuidado medio ambiental en el uso del cianuro, contribuye definitivamente al desarrollo provincial.
Y en San Juan, donde Veladero a través de una suma de los factores citados anteriormente, ha transformado la recaudación y la economía provincial, apuntalando la gestión gubernamental, a través de la contribución impositiva. Precisamente, San Juan está posicionada como para ser la provincia referente en cuestiones mineras.
Además, la minería como sector económico, a través de la exportación de sus productos, se ha catapultado como uno de los máximos generadores de divisas del país.
A estos beneficios, deben sumarse gastos de innumerables compañías de exploración, que dejan importantes inversiones en servicios y perforación, en más de 10 provincias. Todo lo cual apunta a caracterizar a la minería como un importante factor de desarrollo y empleo en la Argentina.
Se podría argüir que el empresariado nacional, con honrosas excepciones, ha participado muy poco de la bonanza minera, salvo a través de empresas de servicios. Pero, en cambio, el Estado está presente en las tres principales privatizaciones con empresas como YMAD, Fomicruz y el IPEEM, y a través de lo que recauda por el impuesto a las ganancias y otros tributos. Es decir, que a través de las provincias, el Estado argentino ha desarrollado la gran minería, con la presencia de inversores multinacionales.
En nuestro país, nuevos horizontes se abren al respecto de la minería del uranio, hasta ahora realizada por la CNEA. El tema minero-energético, resaltado por los anuncios (2007) de un plan nuclear, que enuncia la construcción de nuevas centrales, tiene un sinfín de facetas a resolver.
La minería es una actividad globalizada, sometida al precio del mercado, con las oscilaciones naturales que hacen descender el lucro, incluyendo los mayores precios y también los mayores costos como los ecológicos y de preservación ambiental, los del acero y combustibles, etc. El Estado debería cuidar que las sobre-tasas, por ejemplo a la exportación de productos minerales, no alteren ni la seguridad jurídica ni la conveniencia de invertir en el país.
Si el negocio es tan bueno, deberíamos tomar participación activa, compartiendo el riesgo a través de la propiedad conjunta u otras formas y acompañando la inversión en la medida de nuestras posibilidades.
(*) Jorge Patricio Jones es CEO del Grupo Lundin, empresario minero, graduado en la Universidad Nacional La Plata.
El grupo Lundin En la Argentina el grupo Lundin comenzó operando en el Plan Houston con el Bloque Pampa de Las Salinas (1989). Luego, ya en el sector minero, participó con la empresa Musto Explorations de la licitación de Bajo de la Alumbrera, en 1990, que ganó. Realizó la factibilidad del depósito, atrajo en 1994 a un socio, Mount Isa Minerals de Australia, formó Minera Alumbrera y conformó el primer plan de desarrollo de la mina. |