Papel definitivo de la tecnología de punta en la actividad minera

    ESTRATEGIA | Informe especial

    Por Roberto Cacciola y Daniel Balverde (*)

    El mundo cambia permanentemente y lo hace a un ritmo vertiginoso. La revolución científica y tecnológica que se está viviendo se expresa en todos los campos del quehacer e interés humano. Es difícil señalar cuál de estos fenómenos, desde Internet a la biotecnología, está generando los cambios más significativos, pero todos ellos, en su conjunto, se encuentran configurando el rostro del mundo y la sociedad en que nos tocará vivir en el futuro próximo.
    La actividad minera, naturalmente, forma parte de este nuevo escenario. A aquellos lejanos a la minería les causaría asombro descubrir el largo camino que ha recorrido la actividad en los últimos años y cómo ha integrado en su quehacer el estado del arte en los distintos aspectos de su gestión, no sólo desde el punto de vista técnico y comercial (ambos muy importantes), sino también acogiendo las tendencias más actuales en medio ambiente, responsabilidad social corporativa, innovación científica y tecnológica.
    La industria minera mundial tuvo un gran crecimiento durante los últimos años, con un incremento de la demanda que elevó mucho los precios de los principales metales, hasta fines de 2007. Hoy, hay un mercado declinante en cuanto a precios, pero los analistas creen que la demanda continuará aumentando en tanto China, India y otras economías emergentes sigan creciendo.
    La situación que más preocupa a los mercados mundiales es que las reservas actuales de metales son insuficientes para sostener la creciente demanda. El aporte tecnológico permite cada vez más incorporar al mundo productivo a proyectos que en el pasado eran impensados. Por tal motivo, son cada vez más importantes los esfuerzos realizados por las empresas mineras para desarrollar nuevos programas de exploración y nuevas metodologías de explotación de yacimientos.

    Proceso productivo minero
    Detrás de la apertura de una mina, existe una compleja, larga y costosa serie de actividades. La experiencia señala que 1 de cada 1.000 proyectos se convierte en mina.
    Etapas de la producción:
    • Exploración (5 a 20 años)
    • Construcción del proyecto
    • Extracción
    • Molienda
    • Fundición
    • Refinación
    En la actualidad, las operaciones de las principales empresas mineras poco tienen que ver con las del pasado, cuando dependían de herramientas y métodos rudimentarios.
    La exploración moderna, por ejemplo, involucra técnicas con apoyo satelital y modernos instrumentos.
    Las actividades se extienden por muchos años, antes de que el metal o aleación esté disponible para fabricar bienes destinados a los consumidores. De la misma forma, la explotación ha evolucionado de ser una actividad dura a una actividad de alta tecnología con rigurosas normas de seguridad.

    Innovación científica y tecnológica
    La actividad minera utiliza (y en algunos casos ha desarrollado) tecnología de punta. Gracias a ella pueden explotarse con eficiencia yacimientos con rindes bajos, de leyes mínimas, a la vez que ha permitido la detección de reservas ignoradas. La pregunta entonces pareciera no ser qué se hace, sino cómo se hace y la respuesta es que la minería se hace con alta tecnología o sino, no se hace. Dicho de otra forma, la posibilidad de subsistir y desarrollarse sólo es posible si la minería es capaz de controlar sus costos, incrementar productividad de modo de defenderse de las bruscas oscilaciones de precios, variable que el productor no maneja.
    Que la tecnología minera ha avanzado a pasos agigantados en la última década, es evidente. Automatización, control remoto, tecnologías de la información son conceptos que se han ido haciendo familiares en el lenguaje cotidiano de la minería. Pero, ¿cómo se adapta el minero a esos desafíos? ¿Qué exigencias le plantean estos avances?
    Cuatro son las principales dimensiones en que la tecnología y la innovación han impactado en la actividad minera. La innovación tecnológica le ha cambiado la vida al minero en varios sentidos.
    Primero, si bien los procesos son similares, las funciones que desempeña hoy no son iguales a las que hacía antes. La tecnología, por ejemplo, ha permitido llevar adelante procesos a distancia, con mayores elementos de seguridad y control, disminuyendo y hasta eliminando determinadas posibilidades de accidentes.
    Por eso mismo, y como segundo factor, aparece la importancia de la preparación. Se puede contar con la mejor tecnología, pero si la gente no está bien preparada para entenderla y usarla, se pierde la inversión. Este mayor entendimiento del proceso tecnológico le otorga un plus al propio trabajador, aumenta su empleabilidad, lo abre a otras posibilidades de trabajo, incluso, fuera del ámbito minero.
    En tercer término, se da una mayor posibilidad para que el minero se comunique más con otros al realizar su labor, integrándose más al concepto del negocio y agregando valor desde su posición. Todo esto no es algo rápidamente; se trata de procesos que requieren una buena cuota de adaptabilidad tanto de trabajadores como de la empresa.
    Uno de los desafíos que entrega la innovación tecnológica es la necesidad de una adaptación constante, la tecnología avanza rápido y entre un cambio y otro pueden pasar uno o dos años, y no diez como era antes. Por ello, es vital contar con gente más preparada.
    Un cuarto aspecto a desarrollar es la profunda mejora en la calidad de vida del minero, particularmente al bajar los tiempos de desplazamiento, lo que le ofrece contar con más tiempo para sí mismo y para compartir con su familia. Se abren así espacios que antes no existían.

    (*) Roberto Cacciola es vicepresidente, y Daniel Balverde gerente corporativo SHI y MA, ambos de Compañía Minera Aguilar.

    Tres enfoques fundamentales

    La precisa idea del desarrollo sustentable

    Alcanzar un nivel de producción más eficiente y menos derrochador, con el más alto grado de protección ambiental y la distribución más equitativa posible de los beneficios sociales. Ésa es, en esencia, la definición de desarrollo sustentable: una integración equilibrada y de alta calidad de los resultados económicos, ambientales y sociales de los proyectos de inversión.

    En los tiempos que corren, se utiliza muy frecuentemente, y con diversos fines, un concepto equivocado: el desarrollo sustentable no es compatible con la minería.
    No obstante, quienes sostienen esta afirmación se proveen en su vida cotidiana de todos los elementos que se generan a partir de la actividad minera. Si la minería no fuera compatible con el desarrollo sustentable, deberíamos plantearnos la idea de regresar a la Edad de Piedra, posición extrema que resultaría antihumana, toda vez que es una característica de nuestra especie la búsqueda de mejores condiciones de vida para nosotros y nuestras familias.
    El movimiento por un desarrollo sustentable –que tuvo su origen en el Informe Brundtland y recibió un fuerte impulso en la Cumbre de Río de Janeiro sobre Desarrollo y Medio Ambiente en 1992– ha sido adoptado por la mayoría de los países de Latinoamérica. En forma similar, el organismo de Recursos Naturales de Canadá (2001) “ve en el desarrollo sustentable, la integración de consideraciones ambientales, económicas y sociales, como la clave para asegurar el mantenimiento de la calidad de vida y continuación de la creación de empleo, sin comprometer la integridad del ambiente natural o la habilidad de generaciones futuras para cubrir sus propias necesidades”.

    Minería y desarrollo sustentable
    En algunos movimientos ambientalistas hay quienes han concluido que la minería, en cuanto actividad que explota un recurso que es agotable, sería esencialmente incompatible con un desarrollo sustentable. La realidad es que nos haríamos a nosotros mismos un pésimo favor si no tuviéramos en cuenta la noción de desarrollo sustentable en momentos en que la mayoría de los Gobiernos están intentando estructurar sus políticas sociales y económicas dentro de ese marco general.
    Es necesario focalizar el desarrollo sustentable en tres aspectos fundamentales. Esto es, la participación ciudadana, la distribución de la riqueza y las condiciones sociales y ambientales durante el transcurso de los proyectos y fundamentalmente tras el cierre operativo de las minas.

    Participación ciudadana: Se debe prestar atención a las necesidades, intenciones y expectativas de las personas involucradas en las actividades. El proyecto debe considerar de manera explícita y sustantiva las legítimas preocupaciones, expresadas a través de un programa de efectiva participación ciudadana.

    Distribución de la riqueza: El desarrollo sustentable requiere que parte de los impuestos que el Gobierno recibe se destine a la población ubicada en la vecindad de las operaciones mineras. Éste es un tema que se torna central, puesto que la discusión sobre este aspecto está pendiente entre Nación y provincias; provincias y municipios.
    Existe elevado interés en promover una distribución justa y equitativa de los beneficios de la actividad minera.

    Condiciones luego del cierre de minas: La última pregunta que se hace con respecto a la responsabilidad de la minería frente al desarrollo sustentable es: ¿qué queda luego de que una mina se cierra?, ¿tan sólo un hoyo en el terreno, un camino a ninguna parte y un lejano recuerdo de tiempos mejores y ciudades florecientes? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, entonces la aceptabilidad de largo plazo de esta actividad industria es obviamente cuestionable.
    La minería necesita y puede demostrar que sus actividades son compatibles con la vida silvestre, los bosques nativos, la biodiversidad y la vida acuática.
    Esto se logra operando las minas de una manera tal que se respeten y protejan estos valores ecológicos. Hay mucho desconocimiento de una buena parte de la gente, la cual requiere aún ser convencida de que esto es totalmente posible. Debemos comprender además, que la actividad minera no sólo va a ser juzgada por la forma como opera las minas en actividad, sino también por lo que deja atrás una vez que éstas se cierran. Muchos aspectos deben haber mejorado al momento de la conclusión de un proyecto: la gente debe estar más educada y saludable. Debe haber logrado la capacidad de vivir una forma de vida más productiva y satisfactoria, las actividades económicas que se iniciaron como respuesta a la oportunidad que ofrecía la actividad minera deben ser capaces de auto sostenerse a través de otros mercados y demandas luego de que la mina cierra.
    Pero además hay un hecho relevante al que se le está dando poco valor, es que en la Argentina, el desarrollo sustentable está dado por la aparición de nuevos proyectos mineros cercanos a los existentes que, además, tendrán la posibilidad de utilizar la infraestructura de aquellos que vayan culminando.
    Podemos y debemos demostrar que el legado de la minería consiste en mejoras concretas social y económicamente sustentables. El sector minero está poniéndose rápidamente al día con la idea del desarrollo sustentable.

    Hacia una cadena de valor en minería

    Por Máximo Cavanagh

    La actividad minera a escala internacional ha desarrollado enormes avances en los últimos 15 años principalmente impulsada por el dictamen de una ley que le otorga previsibilidad al desarrollo de nuevas inversiones. Especialmente este desarrollo se ha comenzado a ver en oro, plata y cobre en mayor medida y hierro, zinc y otros, en menor medida.
    De acuerdo al avance de nuevos proyectos que están en etapas avanzadas de exploración, a la espera de estudios de impacto ambiental y en construcción, el ritmo de crecimiento de la actividad minera seguirá por mucho tiempo.
    La minería tiene pendiente el comienzo de un proceso de industrialización agregándole valor al mineral extraído. La Argentina, Chile, Brasil, Perú y Colombia deberían liderar el desarrollo y ejecución de un polo industrial minero donde se comience con la refinación y se pueda continuar con el desarrollo de otros productos que sean los que finalmente se exporten.
    Esto permitirá el desarrollo de la cadena minera post-producción, permitiendo agregarle valor al mineral entre el momento que es extraído y luego exportado.
    Hay una gran cantidad de países no mineros, Japón, Suecia, Suiza, Finlandia, que le sacan mayor provecho a los insumos mineros que nosotros producimos. Esto es debido a que ellos se dedican a la industria del conocimiento que, aplicado a nuestras materias primas, les permite obtener productos finales con alto valor agregado. Nosotros poseemos las materias primas y el capital humano como para producir algo similar, por lo tanto lo que falta, comenzando por políticas públicas que creen las condiciones, es una coordinación público-privada que permita ejecutarlo.

    (*) Máximo Cavanagh es director gerente de Bear Global Services. Graduado en Administración de Empresas por la UADE, con posgrado en Finanzas, CEMA.

    CAEM tiene respuesta

    Para Manuel Benítez, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), el tema es siempre el mismo. El representante de los empresarios mineros aprovecha toda circunstancia para reiterar la disposición del sector a debatir de forma abierta y transparente sobre los temas de interés sectorial, medioambiental y social.


    Manuel Benítez

    Su misión es facilitar la comprensión pública de un sector que considera motor para el desarrollo argentino.

    –¿La presencia de empresas mineras internacionales le da una nueva fisonomía a la cámara?
    –El interés que despierta el tremendo potencial geológico de la Argentina ha provocado que el mapa minero del país se haya poblado en buena medida con empresas mineras internacionales. Esto representa un desafío para CAEM, que acepta gustosa asumir la representación de todos aquellos que desarrollan actividades de prospección, de exploración y explotación en toda la geografía nacional.

    –La Responsabilidad Social Empresaria es un concepto que se ha abierto camino velozmente en la agenda empresarial. ¿Cómo se instrumenta el concepto en el sector?
    –El tema es un compromiso permanente de toda la actividad minera en la Argentina, y CAEM siempre ha propiciado y auspiciado acciones en este sentido por parte de sus empresas y cámaras asociadas. En la actualidad, la cámara está trabajando en la comparación de metodologías que ya se han implementado en los países con mayor desarrollo en este tipo de programas.

    –El país no tiene larga tradición minera, y por eso hay desconocimiento respecto a los diferentes procesos que integran la actividad. ¿Qué plan de respuesta tiene la cámara para evacuar las dudas que puedan tener las comunidades donde se desarrollan los proyectos?
    –Desde hace más de dos años, CAEM implementó el plan de comunicación, que a través de distintos medios de comunicación busca mostrar la realidad de la minería argentina, mediante la difusión de las acciones de los distintos actores de la actividad, sus métodos de producción y de cuidado del ambiente. Pero también de la importancia que revisten para las comunidades linderas los distintos proyectos mineros en términos de creación de empleo, instalación de infraestructura y todo aquello que hace de la minería una actividad económica sustentable. Por primera vez en el país, se emite actualmente un programa por televisión sobre la minería nacional.

    –¿Cómo ve el futuro de la minería en el país? ¿Piensa que continuarán los trabajos de exploración y la puesta en marcha de proyectos mineros?
    –El potencial geológico-minero es enorme y hasta hoy se ha explorado por minerales alrededor de 10% de la superficie del país. Por ello, estoy convencido de que continuarán los trabajos exploratorios y que se concretará, más tarde o más temprano, la puesta en marcha de los distintos proyectos en estudio.

    –Frente a la crisis global, ¿cree que la minería, tanto en el país como en el mundo será afectada?
    –Es difícil trazar un panorama de cuáles serán los efectos finales de la actual crisis sobre la demanda tanto de materias primas como de productos terminados de origen mineral. Eso es algo que actualmente se encuentra bajo análisis de los distintos actores que se desempeñan en la actividad. No obstante, es dable pensar que una vez estabilizadas las variables financieras a escala global, la actividad económica de los países demandantes de productos minerales se normalizará y, en consecuencia, el desarrollo de los diversos proyectos no debería verse mayormente afectado.