ALADI, otra vez en un momento crítico

    Por Carlos Montero


    Saguier Caballero.

    Este ex ministro paraguayo, que lleva el nombre del fundador del Partido Colorado que gobernó su país desde 1947 en forma ininterrumpida hasta este año (récord que acaba de quebrar Fernando Lugo), es hombre de confianza de Brasil y fue postulado por el Mercosur.
    Saguier asumió en abril y se lanzó a un road-show por los socios de ALADI –formada por los diez países sudamericanos más México y Cuba– para sondear la voluntad política de la docena de Gobiernos en pos del mandato que no pudo avanzar desde 2005 su antecesor, el ex canciller uruguayo Didier Opertti: formar un Espacio de Libre Comercio (ELC) desde el Río Bravo hasta el Estrecho de Magallanes, o sea un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sin Estados Unidos ni Canadá.
    Ello enfrenta como primer obstáculo el TLC preexistente desde 1994 entre los mexicanos y estos dos países norteamericanos, conocido como NAFTA (North American Free Trade Agreement). También difiere del modelo supracomercial de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA) que Venezuela promueve con Bolivia, Cuba y Nicaragua, vía la pretendida fusión de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) en la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
    El ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja fue postulado como futuro secretario general de la UNASUR, cuya constitución fue postergada por el diferendo entre Colombia y sus dos vecinos acerca del debate sobre el ataque o refugio de fuerzas insurgentes allende sus fronteras, en las cumbres del Grupo de Río y la Organización de Estados Americanos. Pero este plan cuenta con la total oposición de Brasil: el cronograma de Itamaraty –tarde lo que tarde– es ir sumando de a uno a los miembros del antiguo Pacto Andino o de Cartagena (Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) como Estados asociados y luego adheridos a la unión aduanera que –como Acuerdo de Complementación Económica– inscribieron en ALADI en 1991 los sureños Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en el llamado Tratado de Asunción.
    El Gobierno de Lula, siguiendo los pasos de sus antecesores Itamar Franco en 1994 y Fernando Henrique Cardoso en 2000, ven a la futura comunidad sudamericana (que llamaron CASA) como un paso de consolidación previo a un esquema latinoamericano que tenga equilibrio entre sus dos cabezas, México y Brasil, que hace rato rondan las posiciones destacadas de la economía global.
    Sudamérica es considerada por Brasilia su “coto de caza” para preservar preferencias arancelarias hacia sus manufacturas y bienes de capital, en caso de mayor apertura mundial gracias a un acuerdo en la Ronda Doha o una guerra de bloques post 2008 en la Organización Mundial de Comercio. Precisamente, ALADI es el “paraguas” latinoamericano ante OMC, que permite inscribir beneficios de acceso a mercado que mutuamente se otorguen países del subcontinente y que no quieran conceder a economías desarrolladas, evitándoles así la “cláusula de la nación más favorecida”.

    Comercio intrarregional
    El intercambio comercial intralatinoamericano en 2007 llegó al récord de US$ 116 mil millones y en 2008 sobrepasará los US$ 130 mil millones, según arrojan los estudios de la Asociación Latinoamericana de Integración, con sede en la capital uruguaya, donde se firmó el Tratado de Montevideo en 1980. ALADI realizará una reunión de vicecancilleres que discutirá las bases de una agenda temática que –en menos de cuatro meses– debatan sus doce cancilleres en una reunión extraordinaria, con el fin de reorientar rumbos posibles hacia el Espacio de Libre Comercio (ELC), postulado por sus representantes permanentes en noviembre de 2004 para que sirviera de mandato para el período 2005-2008 de Opertti.
    Este saliente canciller del Gobierno uruguayo de Jorge Batlle (2000-5), que no tuvo respaldo de su sucesor, el canciller Reinaldo Gargano (2005-8) ni de los Gobiernos bolivarianos ni de México, admitió a Mercado los desafíos que dejó a Saguier Caballero. Una vez que “la casa esté en orden”, Celso Amorim propuso para antes de fines de 2008 la Primera Reunión Ordinaria de la Conferencia de Evaluación y Convergencia, con los responsables de todos los órganos de integración regionales que se han activado o viven cual vegetales una vez que se superó la coyuntura que llevó a crearlos: el momento de la verdad o acaso simple terapia de grupo.


    Celso Amorim

    La confianza de Brasil
    El camino para la designación del embajador paraguayo Saguier Caballero se allanó cuando su candidatura a la secretaría general era disputada palmo a palmo por los países andinos, dado que el saliente secretario general de ALADI era uruguayo y venía también del Mercosur. Pero el fuerte cruce de declaraciones entre los mandatarios de Colombia y Venezuela inclinó la balanza de Caracas contra el postulante colombiano, en momentos en que Brasil admitía –a inicios de marzo– una salida de consenso con la extensión por un año del mandato de Opertti. Pequeño detalle de política interna: Gargano ya no era obstáculo pues acababa de ser sustituido como ministro de Relaciones Exteriores por el secretario uruguayo de la Presidencia, Gonzalo Fernández, más proclive a los acuerdos de libre comercio y firmante del tratado de inversiones y comercio con Estados Unidos.
    Al tomar posesión el 3 de abril, Saguier fue más terminante que al ser recibido por aclamación por el XIV Consejo de Ministros del 11 de marzo: “ALADI está pasando un momento singular. Nos hemos trazado un desafío en la XIII reunión de ministros de 2004 de establecer un Espacio de Libre Comercio y lastimosamente pasaron tres años y no hemos avanzado como hubiéramos querido. Es un momento crítico, donde la institución debe hacer un profundo análisis, ver adónde estamos situados y si ALADI está respondiendo a los desafíos que hoy presenta la integración. Pasa por una consulta franca con los Gobiernos y si estamos atrasados respecto a la agenda social instalada. Hay muchos problemas en la integración pero es mucho más lo avanzado, por lo que tendríamos que tener una agenda realista e ir para adelante”. Advirtió que “si los vicecancilleres no avanzan para destrabar el ELC, no tendrá ningún sentido convocar a los ministros y deberemos ir a una instancia política pura desde donde nos venga la orden de arriba para hacerlo”.

    Algo no funciona

    La XIV Reunión del Consejo de Ministros de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) eligió al ex ministro y embajador paraguayo Hugo Saguier Caballero como nuevo secretario general 2008-2011. En entrevista exclusiva con Mercado, desde su sede en Montevideo, Saguier admitió que “algo no funciona” y que se va muy lento hacia la meta por lo que hay que revitalizar al organismo.

    –¿Cuáles son las prioridades con las que llega luego de ser electo como secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración?
    –Lo fundamental es lograr una revitalización de ALADI. La región está pasando por momentos en que exhibe índices envidiables de crecimiento y, sin embargo, vemos que de alguna manera estamos un poco –yo no diría rezagados pero– acompañando los acontecimientos, cuando tendríamos que pasar a ser actores más importantes.

    –Constituir un Espacio Económico Latinoamericano fue el mandato que recibió su antecesor en marzo de 2005 para los tres años de su gestión. Es el mandato que continúa para usted ¿Va muy lenta la marcha hacia esa meta?

    –Me tocó justamente cuando estuve aquí en Montevideo como embajador de Paraguay ante ALADI en esa época, trabajar en dicho mandato. Y es una cosa que naturalmente llama mucho la atención que hayan pasado tres años y no hayamos podido avanzar. El mismo resultado que hoy estamos viviendo, demuestra que algo no funciona. Tenemos que tratar que esto sí funcione. Yo sé del gran esfuerzo que ha puesto el secretario general saliente, Didier Opertti. Ahora continuaré yo su tarea y espero que con la colaboración de los Gobiernos, porque esto es fundamental.

    –La Unión de Naciones Sudamericanas, ¿le está quitando impulso a ese esfuerzo de ALADI tras un Espacio Económico Latinoamericano que exceda al subcontinente para alcanzar a Centroamérica y el Caribe?
    –Yo diría que no, sino que son iniciativas que se complementan y el gran desafío es trabajar juntos. No estamos en competencia, pues finalmente todos tenemos el mismo gran objetivo, que es conseguir para nuestros pueblos mejores condiciones. Y en este momento en que estamos viviendo una época (económica) muy buena en nuestras naciones –en que hablar de la década perdida es algo tan lejano– estamos viviendo prosperidad, pero esa prosperidad nuestros pueblos no la sienten. Nuestros sectores más desprotegidos no la sienten. Tenemos que trabajar para que eso suceda. Llegar a una convergencia, que es un gran objetivo que se había trazado este Consejo de Ministros y ver qué podemos hacer.