Todas las caras de un fenómeno
Reinvención de la calidad
Al contrario de muchas teorías que se ponen de moda en el ámbito
empresarial, y que se caracterizan por ser efímeras, la idea de calidad,
tanto como herramienta o como concepto, continúa reinventándose
continuamente, adaptándose a ambientes, estructuras, el paso del tiempo,
la complejidad creciente de los procesos empresarios, y a los resultados económicos.
Por Marcelo Carbone (*)
Si pudiéramos trazar un patrón o denominador común entre
una empresa unipersonal de servicios de entretenimiento dedicada a ofrecer espectáculos
de magia (o lo que es igual, pero dicho sin eufemismos, a un mago), y una gran
empresa multinacional local, tal el caso de Arcor o Techint, sólo por
citar un par, las posibles vinculaciones que podríamos obtener son inciertas
y seguramente poco relevantes. Sólo un denominador común, que
sirve para este enfoque, nos interesa: las tres empresas mencionadas poseen
certificación de Calidad ISO 9001:2000 en uno o más de sus procesos.
Por si sirve mencionarlo, una de las tres empresas es el “unipersonal
de servicios”.
Lejos de ser una broma, esta realidad nos muestra varias caras del fenómeno
de la Calidad ISO 9000, aquel que se comenzó a estudiar con Mercado
(ver edición de mayo de 2007) el año pasado. En aquella primera
investigación acerca del impacto de la Calidad ISO en los negocios, se
utilizó la misma metodología con la que se presenta esta versión
actualizada aunque con algunas mejoras que demostrarán su utilidad y
conveniencia.
Para este año, la propuesta fue avanzar en revisar la vinculación
entre la rentabilidad empresaria y las certificaciones de calidad utilizando
todas las herramientas que Mercado puso a disposición del lector a lo
largo de doce meses.
Hay acontecimientos que registrar. Durante agosto de 2007 tuvimos oportunidad
de compartir una mesa de debate, organizada por el IRAM, con el entonces subsecretario
de Ingresos Públicos de la Provincia de Buenos Aires, Santiago Montoya.
En dicha oportunidad el funcionario explicó los motivos que impulsaron
la certificación de los procesos de Rentas de Buenos Aires, e introdujo
masivamente la idea de aplicabilidad de la Calidad ISO 9000 a la administración
pública.
Durante el mismo año se produjo la explosión de demanda de certificaciones
ISO en empresas desarrolladoras de software, motivadas por la llamada “Ley
de promoción de la Industria del software”, mediante la
cual el Estado trató de impulsar el desarrollo del sector, mediante el
otorgamiento de beneficios impositivos, haciéndolo cada vez más
competitivo a escala internacional.
Vistos ambos casos, aunque desde diferentes ópticas, ¿podríamos
decir que la calidad normativa se está convirtiendo en una política
de Estado? En Rentas se buscó obtener transparencia y seguridad en las
operaciones; la ley buscó competitividad; los tres conceptos nos devuelven
a los preceptos regentes de los Sistemas de Gestión de la Calidad, y
nos hacen ver cómo se reinventa a sí misma, persiguiendo múltiples
objetivos.
A escala internacional, la Unión Europea, el NAFTA y el Mercosur aplican
políticas orientadas a la calidad normativa, lo que deja entrever su
impacto macroeconómico, así como su horizonte de desarrollo en
numerosos rubros críticos para el intercambio de bienes y servicios intra
e inter-bloques. Por un lado, la Unión Europea no permite el ingreso
de alimentos si sus procesos productivos no cumplen con la norma Eurepgap; dentro
del Mercosur no se puede vender alimentos, medicamentos, insumos médicos
o cosméticos que no cuenten con certificación de buenas prácticas
de manufactura. Ambos ejemplos muestran en resumidas cuentas cómo lo
que podría analizarse a primera vista como una barrera para-arancelaria
o traba a la importación puede contribuir a incrementar la eficiencia
y rentabilidad en las empresas oferentes, mediante la implementación
“obligada” de sistemas de la calidad normativos.
Cierto es que hasta ahora nos hemos referido mayoritariamente al comercio entre
empresas (business to business) como base para analizar lo que se comercia
con el mundo. Pero también es cierto que no todos los productos o servicios
que se venden a consumidores del exterior egresan del país o se prestan
fuera de él: el turismo, uno de los sectores de mayor crecimiento en
nuestra economía en el último lustro se nutre de quienes vienen
a consumir aquí mismo, dentro de nuestras fronteras. Consumidores de
alto poder adquisitivo, exigentes y selectivos, que buscan calidad a cada momento,
con cada actividad que desarrollan o servicio que toman. Para muchos de ellos
el sello de Calidad Certificada es una garantía de satisfacción.
Una experiencia singular fue, en las diferentes oportunidades de presentar la
primera investigación que tuvimos el año pasado, compartir la
experiencia y la información con auditorios heterogéneos: consultores,
estudiantes y empresarios. Uno de los datos que más curiosidad e impacto
causó en todas las presentaciones fue un simple porcentaje: 30% de las
empresas que integraron el ranking de “Las 1000 que más venden”
de Mercado de 2006 contaban con, al menos, un proceso certificado ISO
9001: 2000. Esa simple referencia fue el detonante de la idea del up-grade
que presentamos.
La pregunta obligada fue la siguiente: si sólo la tercera parte de las
empresas que más facturan en el país cuenta con sistemas normativos
implementados, que pasaría si hiciéramos el cotejo con otras bases
de Mercado, específicamente, “Las 500 empresas que más
exportan” y “Las 100 empresas más rentables”. La respuesta,
expuesta en este dossier, es tan sorprendente como inesperada.
Los niveles de crecimiento económico que viene experimentando nuestro
país en los últimos años tienen múltiples explicaciones,
dependiendo de quién las formule o desde qué punto de vista lo
haga, pero innegablemente la industria ha logrado reverdecer, modernizarse,
ocupar mano de obra y explorar distintos destinos para su producción.
El mantenimiento de un tipo de cambio competitivo ha abierto las puertas de
nuestra oferta exportable en muchos rubros, lo que podría ser una tendencia
sostenida hacia la descommoditización de nuestra oferta exportable,
acercándonos al logro deseado de vender al mercado externo productos
con mayor valor agregado. La calidad, en todo su espectro, debería formar
parte de dicho agregado de valor, facilitándonos el desembarco de nuestros
productos y servicios en mercados exigentes. Pero, ¿qué pasaría
si comprobáramos que no es así?
Profesionalización, seguridad, eficiencia, rentabilidad, competitividad.
Todos esos son nuestros argumentos esgrimidos a favor de la implementación
de Sistemas de Gestión de la Calidad en las organizaciones. No tenemos
duda sobre ellos. Creemos que son ciertos y comprobables, porque se han obtenido
en muchas empresas que certificaron y mantuvieron sistemas normativos, y mejoraron
sus operaciones, ganando dinero en el proceso.
Para nosotros, la conclusión es evidente: estamos viviendo la reinvención
de la calidad en nuestro país, su diversificación y masificación,
su entendimiento y aplicación responsable, su implementación creciente
en las Pyme y, ante todo, su vigencia. Descubrimos la calidad normativa hace
“recién” 20 años, y hoy continúa evolucionando,
lo que implica que hay un camino mucho más largo por recorrer.
(*) Marcelo Carbone es director de Grupo Crescent.
Un escenario posible Por Maximiliano Giménez (*) Tal como se confirmó en la versión del año anterior, (*) Maximiliano Giménez es director de Grupo Crescent. |
Para leer el ranking Por tratarse de la primera vez que Mercado realiza este análisis |
Empresas certificadas y los rankings de Mercado
El análisis que se ofrece a continuación tiene alcances bien
definidos: se basa en las empresas que poseen dos o más Sistemas Normativos
Certificados o incluso empresas que tienen al menos un Sistema Normativo Certificado
y que, al compararse con los tradicionales rankings de Mercado se comprueba
que se encuentran incluidas en al menos uno de ellos (Las 1000 Empresas que
más venden; Las 500 empresas que más exportan, y Las 100 Empresas
más rentables).
La finalidad de la comparación, como es obvio, es detectar si hay alguna
correlación entre el esfuerzo de certificar calidad y mejorar las ventas,
aumentar las exportaciones o tener mayores ganancias. En suma, una primera aproximación
–limitada todavía– a la medición del impacto económico
directo de la certificación de calidad.
Lo que sigue es la presentación de esos datos. El listado de completo
de las empresas que figuran en los tres rankings mencionados de Mercado
y que además tienen Sistemas Normativos Certificados es muy extensa.
Por esa razón su consulta está disponible en el sitio de Mercado
en Internet.
https://mercado.com.ar/mercado/
vercanal_nota.asp?id=355476