Por Carlos Montero
Tras casi 17 años del Mercado Común del Sur, el Tratado de Libre Comercio con Israel firmado en Montevideo representa el primer resultado concreto en la materia, negociado en dos años, mientras la Unión Europea lo intentó sin suerte desde 1999 y ahora posterga la aspiración hasta que se acuerden las concesiones mutuas que den salida a la Ronda Doha para el Desarrollo en la Organización Mundial de Comercio.
El tratado de libre comercio que la Unión Europea no logró desde 1999 con el Mercado Común del Sur –de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay–, el bloque finalmente lo firmó con Israel, en la cumbre presidencial en Montevideo, aunque Venezuela –en proceso de adhesión– ha retirado a su embajador y su presidente Hugo Chávez se alineó con Irán, comparando la política israelí sobre los palestinos con la de Hitler. Se trata del primer acuerdo con un país no latinoamericano de los cuatro socios del Cono Sur, que será seguido en 2008 por otros similares con los países del Golfo Pérsico, Africa del Sur (SACU) e India, mientras que Europa deberá esperar a que termine la Ronda Doha.
El TLC con Israel se facilitó por la magnitud 50 veces menor que la de UE, mayor socio comercial del Mercosur que intercambia € 60 mil millones anuales con el bloque del sur. (El comisario comunitario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, Joaquín Almunia, confirmó la cita de ministros de ambos bloques para mayo de 2008 en Lima –sin expectativa de firmar nada como en los dos encuentros eurolatinoamericanos de Guadalajara 2004 y Viena 2006–, pero en comunicado conjunto ratificó la donación de € 50 millones para el período 2007-2013 con el fin de fortalecer la institucionalidad del Mercosur).
La baja arancelaria tardará una década y los bienes sensibles se incluyeron en canastas que se abrirán a los 4; 8 y 10 años del tratado.
Tras ocho rondas negociadoras en dos años en Jerusalén, Buenos Aires, Brasilia, Asunción y Ginebra, llegó a Montevideo a firmar el TLC el viceprimer ministro de Israel, Eliahu Yishai, quien admitió el respeto al ritmo más lento que pidió su contraparte del Sur.
El responsable adjunto del Departamento de Acuerdos Bilaterales, el israelí Roy Nir, explicó que “es un proceso por el cual los aranceles van a ir bajando en forma gradual cada año a medida que nos vamos acercando a los plazos en los próximos diez años”. Al preguntarle a Nir si Israel hubiera preferido más velocidad, el funcionario admitió a Mercado que “es muy correcto decir eso. Israel tiene mucho camino recorrido en acuerdos de libre comercio con diversos países, por lo tanto queríamos que este acuerdo fuera mucho más rápido para que la baja de aranceles también fuera mucho más rápida”.
El viceprimer ministro israelí Eliahu Yishai, quien ocupa el cargo desde mayo de 2006 en representación del partido derechista Shas, coaligado con el gobernante Kadima, ocupa la cartera de Industria, Comercio y Trabajo. Antes de signar el TLC contestó en Montevideo las consultas de Mercado.
–¿Confirma que los países del Mercosur pidieron más plazo para bajar aranceles aduaneros en su TLC con Israel?
–Tomando en cuenta la realidad que se vive en el Mercosur, es muy importante que se haga un proceso más lento, según como fue pedido. Nuestro primer acuerdo de libre comercio fue en 1984/85, por lo que tenemos vasta experiencia en tratos de este tipo. Se firmaron acuerdos de libre comercio con EE.UU. y Europa, convirtiéndonos en los primeros que firmaban con ambos. También para países del Mercosur este tipo de acuerdo es muy relevante. Israel tiene el récord mundial en establecer patentes per cápita.
–¿Hubo preocupación en el tema patentes por el avance de Israel en la materia?
–Como Israel tiene mucha experiencia en este sentido, todo tipo de acuerdo que se realice con Israel, incluido el tema patentes, llevará a un impulso del comercio, porque van a venir comerciantes e inversores al Mercosur y los de aquí van a ir a Israel. Este acuerdo ayudará en patentes y hay un capítulo importante sobre ayuda tecnológica y técnica. También dará un impulso de crecimiento mutuo, tanto al bloque Mercosur como al Estado de Israel. El comercio entre ambos es de US$ 1.100 millones y creo que en dos años vamos a poder duplicarlo. El crecimiento israelí hace varios años es de 5% anual, con un PBI per cápita de USS 25.000 y una desocupación de 7,2%.
–La posible asociación de Venezuela al Mercosur, ¿tuvo algo que ver en apurar a Israel para el acuerdo con el bloque antes que esto acontezca, en vista de la solidaridad de dicho Gobierno con Irán?
–No tiene ninguna vinculación. Nosotros, en Israel, somos muy rápidos en realizar nuestros acuerdos y somos muy ejecutivos. El origen de este acuerdo con Mercosur comenzó hace tres años, cuando el actual primer ministro Ehud Olmert ocupaba el mismo cargo que ocupo hoy y estuvo en la Argentina, Brasil y Uruguay.
–¿El Gobierno de Israel reclamó hace un año y medio a Brasil, que el Mercosur se acercaba mucho más a países del Golfo Pérsico que a Israel para negociar?
–Con los países del Golfo Pérsico no tenemos ningún tipo de problema.
–¿Y respecto de Irán?
–El Estado de Israel es un estado muy desarrollado y adelantado. Y los problemas existentes con los países árabes son de miles de años. Israel hace ingentes esfuerzos para llegar a la paz y, en contrapartida, la parte palestina con el apoyo de algunos de los países árabes se oponen a ello. Hay países dentro del bloque de países árabes que son terroristas cuyo objetivo pura y exclusivamente es la desaparición del Estado de Israel, como Irán y Siria. Y dentro de dicho bloque hay países árabes que se sienten atraídos, que van detrás de Siria y de Irán.
El rol de Israel es explicarle al mundo cuál es la realidad que existe en esa zona. Irán es un peligro para todo el mundo, no sólo para Israel. Israel tiene el objetivo importante de explicarle a los países amigos y al mundo cuál es el peligro de Irán, que es para toda la humanidad. Tiene que haber un interés general de todo el mundo civilizado de entender que, por un lado, está el mundo libre, civilizado, y por el otro lado estos países que representan regímenes de terror.
La Argentina preside en el primer semestre
Metas modestas sin acuerdos de fondo
El martillo que recibió Cristina Fernández de Kirchner de manos de su colega uruguayo Tabaré Vázquez, al fin de la XXXIV cumbre presidencial y Consejo del Mercosur en Montevideo, agrega sobre las espaldas de la novel presidenta argentina la tarea de repartir las cartas y prioridades en la mesa de negociación regional en el primer semestre de 2008.
Cristina Fernández llegó a Montevideo el lunes 17 de diciembre, en una jornada histórica pues acababan de llevar preso al único dictador militar uruguayo del pasado siglo, el teniente general Gregorio Álvarez (1981-85), y a la vez la gestión Vázquez acababa de recibir un fuerte parate del congreso partidario que tapió sus amagues de un tratado de libre comercio a solas con EE.UU., por fuera del Mercosur.
Se decía que había llegado un día antes de la cumbre, aunque estaba suspendida la cena oficial, para reunirse con su par venezolano acerca del caso Antonini Wilson y la valija con US$ 800.000 que el FBI adjudicaba como destinada a la campaña electoral de la hoy presidenta. Hugo Chávez, sin embargo, llegó a las 4 de la mañana. Mientras, de la reunión de cancilleres y ministros de Economía o Hacienda en el Consejo del Mercosur ya se filtraba que no se lograría ni el plan estratégico para compensar asimetrías, ni armonizar incentivos, ni un código aduanero con reparto de dicha renta entre países socios, lo que permitiría eliminar el doble cobro del arancel externo común como pide Bruselas para llegar al trato comercial UE-Mercosur.
Paraguay no sólo trabó tal concreción junto a la Argentina, sino que logró extender hasta diciembre de 2015 el arancel externo de 0% y 2% para bienes de informática y tecnología, lo que extiende la vida a la polémica Ciudad del Este, paraíso del contrabando en la triple frontera con la Argentina y Brasil.
Venezuela, miembro pleno
Lula pidió en público a la nueva presidenta pro témpore que fijara un par de metas alcanzables para el semestre argentino y un cronograma de actividades. La mandataria primero se felicitó de la reafirmación en su pertenencia al Mercosur hecha en el discurso del Presidente de Uruguay y pareció responder a Lula al comprometerse a trabajar tras dos prioridades: armonizar el Código Aduanero, que no entrará en vigencia antes de 2009 de cualquier forma, a la vez que expresó su deseo de que “el próximo semestre podamos incorporar definitivamente a Venezuela, pues eso va a permitir configurar el cierre de la ecuación energética, clave en los tiempos que vienen”.
Los parlamentos paraguayo y brasileño no se han pronunciado al respecto, pero en especial se postergó el tratamiento hasta 2008 en el plenario de Diputados en Brasilia y luego faltará el del reacio Senado. Los negociadores de Itamaraty admiten que tal aprobación se acelerará cuando los diplomáticos de Venezuela y Brasil dejen lista la letra chica de la desgravación comercial con Caracas, apertura a la que el gobierno bolivariano es reacio.
El presidente Chávez parafraseó la máxima del Departamento de Estado de EE.UU. sobre que el destino de Brasil será el de Latinoamérica, y afirmó que “del destino del Mercosur depende el de Sudamérica”. Ironizó que Venezuela merecería “un trofeíto” por la persistencia en su candidatura a la membresía plena en el Mercosur, al cual ya adelantó que deberá darle una quinta presidencia semestral cuando llegue el eventual momento. Además, en su juego pendular, descartó de plano que pudiera volver a la Comunidad Andina de Naciones como manejó en el momento que sus relaciones con Colombia habían mejorado cuando su colega Álvaro Uribe le pidió que mediara ante las FARC, solicitud que luego le retiró en forma sonora a través de los medios.
Extendiendo sus 10 minutos casi a una hora, un Chávez más contenido –tras la visita días antes de Lula con empresarios a su país– mostró a sus futuros cuatro socios las tres ventajas de integrarle plenamente: (1) importará US$ 60.000 millones en productos en 2007 que “en su mayoría vienen del Norte” y podrían venir del Sur, como Brasil que saltó de venderle US$ 500 millones anuales a USS 5.000 millones; (2) la oportunidad de inversiones en Venezuela de empresarios del Mercosur como ya hace Brasil y (3), coincidiendo con Cristina, su país garantiza al bloque completar “la ecuación energética regional”.