Apuesta a la inversión petrolera en YPF “argentinizada” y Petrobras

    Repsol le venderá a un empresario argentino, Enrique Eskenazi, 25% de
    YPF, la compañía que adquirió en 1999 por US$ 15.000 millones.
    El primer paso fue el traspaso de 15% del paquete accionario (en verdad, 14,9%
    por razones estatutarias vigentes) de la compañía petrolera al
    grupo argentino, que se formalizó con un precio de US$ 2.250 millones
    (facilitado por un préstamo de Repsol por US$ 1.015 millones).
    Quedó establecido que en una segunda etapa el grupo Petersen accedería
    a otro 10,1% adicional para llegar así a 25% del total accionario, y
    Repsol sacaría a la Bolsa de Buenos Aires y Nueva York otro 20%, porción
    que podrían absorber en parte las provincias petroleras argentinas, como
    Chubut y Neuquén.
    Aun cuando se formalicen estos traspasos, el poder de decisión en YPF
    seguirá en manos de Repsol que mantendrá la mayoría accionaria.
    Como presidente de YPF continúa el catalán Antonio Brufau, y como
    vicepresidente Enrique Eskenazi. Sebastián Eskenazi será vicepresidente
    ejecutivo. Pero el director ejecutivo será el español Antonio
    Gomis.
    En su cobertura sobre el hecho, el prestigioso diario El País,
    de España, señaló que “el empresario argentino Enrique
    Eskenazi, el nuevo socio de Repsol en YPF, es la cabeza de un grupo constructor
    y financiero de estrechos lazos con el gobierno de Néstor Kirchner”.

    Otra etapa será venderle a YPF otros bienes de la empresa en la región,
    sobre todo en Venezuela, Bolivia y Cuba. Al cabo de estas transferencias, la
    compañía española espera hacerse de US$ 12.000 millones
    que invertirá en zonas del planeta más prometedoras desde la perspectiva
    petrolera.
    Poco antes, el líder del holding constructor-financiero, Enrique
    Eskenazi, viajó a España para cumplir con una agenda de contactos
    bancarios y bursátiles que le arrimarían el dinero necesario para
    cerrar la transacción.
    La misión financiera fue acordada por el presidente de Gobierno de España,
    José Luis Rodríguez Zapatero, y el entonces primer mandatario
    de la Argentina, Néstor Kirchner, durante una reunión que mantuvieron
    en Buenos Aires, en la que también participó el titular de Repsol,
    Antonio Brufau.
    Le tocó al embajador argentino en Madrid, Carlos Bettini, oficiar de
    guía en la recorrida de Eskenazi, y de resultas de la intervención
    directa del Gobierno español apareció un nuevo banco en el pool
    que financiará la operación para destrabar el trámite,
    empantanado por la crisis de las hipotecas subprime en EE.UU., que causa problemas
    mundiales de liquidez.
    Néstor Kirchner fincó la estrategia petrolera de gobierno de su
    esposa en que YPF y Petrobras concreten las inversiones que permitan recomponer
    la oferta nacional del fluido.


    Antonio Brufau

    Inversión petrolera
    Los economistas Nicolás Bridger y Osvaldo Cado, de la consultora Prefinex,
    sostienen en su último informe que una respuesta conservadora a las necesidades
    de inversión que demanda el sector petrolero sería de US$ 4.215
    millones para los próximos seis años, consistente con un nivel
    de reservas de 15 años. Y que, de allí en más, la inversión
    anual necesaria para mantener dicho nivel alcanzaría los US$ 2.000 millones.
    Estos escenarios –aclaran– no tienen en cuenta posibles costos incrementales
    por exploración en zonas de mayor complejidad, menor probabilidad de
    éxito y posibles proyectos off-shore.
    Según Bridger y Cado, el nivel de reservas y su estancamiento en los
    últimos nueve años es un punto que está en la agenda de
    la presidenta. “Pero debe agregarse también que, hasta el día
    de la fecha, la solución buscada para subsanar esta cuestión no
    transita el camino previsible de la lógica económica, sino que
    están apostando a resultados ciclotímicos de gestiones políticas
    en Brasil (Petrobras) y España (Repsol YPF)”, señalan.
    Las tendencias en el mercado petrolero que describen son:
    • La producción de petróleo en la Argentina alcanzó
    un máximo en 1998 (889.000 barriles/día).
    • Comenzó luego un proceso de continuo descenso, ubicándose
    en el presente en un nivel de 708.000 barriles diarios.
    • Declive de las reservas probadas de petróleo. Pasaron de 2.750
    millones de barriles (8,5 años de producción) en 1998 a 1.970
    millones en 2007 (7,6 años de producción).
    • Inversión en exploración baja. La misma proviene principalmente
    de países con escasa experiencia en el sector (Ej. empresas canadienses)
    cuyo objeto es destinar fondos excedentes a inversiones de elevado retorno esperado.
    Las causas que marcan este descenso ininterrumpido del nivel de producción
    son básicamente el marco regulatorio desfavorable e inestable y el bajo
    atractivo geológico.
    El informe de Prefinex ensaya diferentes niveles objetivo de reservas para determinar
    cuál sería la inversión anual necesaria para los próximos
    cinco a siete años, cuyo monto variaría en función de tres
    elementos:
    • La declinación de las reservas existentes. Mientras más
    se aplazan los proyectos, mayor es la brecha entre el nivel de reservas real
    y el objetivo, lo cual implica mayores costos, no sólo por el tamaño
    de la brecha, sino por una menor eficiencia como consecuencia de buscar una
    mayor cantidad de crudo en igual plazo.
    • El costo de exploración y desarrollo. Relacionado con cuestiones
    específicas del suelo y de cada pozo en particular. A un costo de extracción
    de US$ 10 por barril se corresponde una inversión anual de US$ 1.073
    millones en pos de 10 años de reservas y de US$ 5.110 millones en 20
    años. Pero a US$ 20, el monto se duplica prácticamente, llegando
    a US$ 10.220 millones para 20 años.
    • Vida útil de las nuevas reservas. No son optimistas en cuanto
    a que deba esperarse una reversión del actual escenario desalentador,
    teniendo en cuenta la decisión del gobierno de fijar un precio máximo
    de US$ 42 por barril, lo cual equivale a un incremento en la presión
    impositiva de 45% a 57% con los precios internacionales actuales.
    Aseguran que ello disminuye los incentivos a invertir, y advierten que paralelamente,
    dada las magnitudes mencionadas, debe descartarse que esto pueda suplirse con
    inversión pública.
    En cuanto a las retenciones, el argumento del Gobierno para justificarlas es
    la preservación de los precios internos. Pero la medida es inconsistente
    temporalmente. “En el corto plazo, se mantienen bajos los precios internos
    al costo de una inversión nula. Pero se tiende en el mediano plazo a
    la reversión de la balanza comercial energética, momento en el
    cual se deberán liberar los precios y ajustar a los niveles internacionales”,
    explican.

    La situación de Esso
    La venta de la filial local de la Esso a Petrobras, con una posible participación
    de Enarsa, dependerá ahora de los pasos que dé el Gobierno de
    Cristina Kirchner para destrabar la concreción.
    El bloqueo a la transferencia de activos de Esso, obedece a una causa judicial
    que pesa sobre la compañía por una denuncia aduanera hecha en
    2003 y que dejó stand by una oferta de US$ 900 millones que habría
    presentado Petrobras a la Exxon Mobil por el paquete total de la operación
    de la petrolera estadounidense en Brasil, Uruguay, Chile y la Argentina.
    Las presuntas maniobras de contrabando que constan en el expediente habrían
    superado los US$ 30 millones. Las diligencias judiciales estuvieron cuatro años
    paralizadas, salvo por un allanamiento inicial.
    Pero el juez Federico Faggionato las reactivó el 29 de noviembre, al
    citar a varios funcionarios de la aduana y anticipar que luego llamaría
    a los ejecutivos de la compañía. Las multas en juego podrían
    llegar a US$ 600 millones, y lo que es peor, podría revocársele
    la personería jurídica.
    Este tema, que traba un millonario negocio regional de mayor volumen liderado
    por la petrolera brasileña, fue especialmente abordado por el titular
    de la compañía, en oportunidad de asistir a la ceremonia de asunción
    de la presidenta Cristina Kirchner.
    Gabrielli estuvo en la embajada en Buenos Aires, lo mismo que el asesor presidencial
    Marco Aurelio García, ambos presumiblemente abocados a negociar el caso
    de la Esso.
    Sabido es que, además de esta instancia judicial que parecía olvidada,
    el Gobierno argentino tiene injerencia en los posibles problemas de competencia
    que se presentarían si Petrobras absorbiera la Esso.
    Y también es conocida la postura del entorno kirchnerista de entrar,
    ya sea vía Enarsa o de empresarios amigos, como Marcelo Mindlin, en la
    conducción de la Esso.







    Festival de compras de los árabes

    Atiborrados de petrodólares y pese a algunos reveses, los grandes
    productores árabes han convertido las economías centrales
    en un “shopping”. Semanas atrás, Abu Dhabi
    –dominio personal de su emir– tomó 4,9% de Citigroup
    por US$ 7.500 millones. Ahora, Saudiarabia se coloca en Merrill Lynch.
    Citi acababa de sentir el poder de los petrodólares, cuando el
    emir saudí Walid bin Talal (5% del paquete) facilitó el
    despido de Charles Prince como presidente ejecutivo. Pero le permitió
    marcharse con una “indemnización” de US$ 105 millones.
    Entretanto, la bolsa de Dubai negociaba tomar 20% en una fusión
    que abarca Nasdaq group y OMX, operadora de siete bolsas nórdicas
    con sede en Estocolmo. Otro emirato, Qatar, aspira a compartir el mismo
    paquete.
    Hay una diferencia en el frente sudoccidental del golfo Pérsico.
    Al igual que Kuwait y Bahrein, Qatar no pertenece a la Unión
    de Emiratos Árabes (UEA). Pero todos esos pequeños países,
    junto con el sultanato de Omán –la monarquía más
    antigua de la península–, se hallan en la esfera saudita.

    A fines de octubre, Dubai (tiene pocos hidrocarburos, pero es parte
    del continuo geo-económico regional) adquirió parte de
    Och-Ziff Capital, un fondo de cobertura que especula con derivados desde
    Nueva York. Ya en diciembre, el ubicuo Abu Dhabi tomó una participación
    en Advanced Micro Devices, rival de Intel en microprocesadores.
    Semanas antes, el mismo emirato ingresaba al paquete de Carlyle Group,
    un superfondo extrabursátil experto en compras apalancadas y,
    a la vez, parte de un “lobby” de armas muy influyente
    en el Pentágono. Se cree en Washington que, cuando Richard Cheney
    abandone la vicepresidencia, Carlyle desplazará a Halliburton
    como mayor gestor de negocios militares.
    En 2000, la Organización de Países Exportadores Petrolero
    (OPEP) obtuvo US$ 243.000 millones de sus ventas al resto del mundo.
    Para 2007, esa cifra habrá llegado a más de US$ 690.000
    millones.
    “Si se observan los emiratos del Golfo, el conjunto de sus economías
    equivale apenas a la de Holanda”, subraya Edward Morse, analista
    sectorial jefe en Lehman Brothers. “Son países minúsculos,
    pero pueden colocar en el exterior un total de US$ 5.000 millones por
    semana. No es cosa nada fácil de hacer”. Esta explosión
    financiera crea sus propios anticuerpos. En tanto el persistente deterioro
    del dólar abarata las colocaciones en Estados Unidos, muchos
    inversores se mantienen en compás de espera. Unos, porque creen
    que la divisa seguirá depreciándose; otros, porque no
    descartan que el próximo Gobierno estadounidense acelere el retroceso
    de su moneda para “castigar” a China. Muchos financistas
    árabes, por otro lado, temen reacciones similares al furor contra
    Dubai, desencadenado en 2006 cuando el emirato intentó comprar
    la compañía británica que opera seis estratégicos
    puertos estadounidenses. Al mismo tiempo, la dirigencia de la Unión
    Europea ve con inquietud que Rusia emplea sus petrorrublos para controlar
    ductos e infraestructura desde Ucrania o Bielorrusia a Alemania e Italia.
    “Esta ola de inversiones se diversifica fuera de EE.UU., aunque
    paulatinamente”, señala el McKinsey Global Institute, división
    de la consultora homónima. Con cierto retraso, calcula que la
    masa de petrodólares colocada a fin de 2006 representaba de US$
    3.400 millones a 3.800 millones. “Ahora la meta preferente es
    Europa occidental, si bien 25% de inversiones originada en los emiratos
    del golfo va a Levante, África del norte, Asia oriental y meridional”.