¿Pero, qué piensa de la economía?

    Por Rubén Chorny


    Lilita Carrió
    Foto: Gabriel Reig

    1960. Acaba de cumplir 14 años en su Chaco natal, pretende adelantar un año del secundario y se le planta a su madre, que se opone: “Yo no te pregunto si estás de acuerdo; te pregunto si me vas a acompañar”.
    1995. La Unión Cívica Radical, adonde milita por herencia paterna, la lleva como constituyente a Santa Fe y ahí denuesta el pacto de Alfonsín con Menem que le abre a éste la reelección.
    1999. Hace campaña para De la Rúa y al mes de gobierno rompe con él denunciándolo por no querer cambiar el modelo menemista.
    2001. Revela públicamente el circuito de lavado de dinero con el que compromete a políticos y banqueros.
    2003. Se presenta a la elección presidencial por el partido que funda (ARI) en fórmula con el demócrata mendocino Gustavo Gutiérrez, su ladero en la cruzada contra la corrupción.
    2007. Vuelve a ser candidata por otra agrupación que conforma luego de renunciar al ARI: la Coalición Cívica. Va con Telerman en la elección de la Ciudad de Buenos Aires y pierde, pero gana en Tierra del Fuego. Otro aliado suyo, el socialismo de Binner, triunfa en Santa Fe y termina armando la fórmula para la presidencial con el titular del tradicional partido, Rubén Giustiniani. Pero previamente tiene que desistir de unirse con Recrear de López Murphy. Incorpora, en cambio, a una ex cavallista, como Patricia Bullrich y al ex presidente del Banco Central de sólida formación en las mesas de dinero, Alfonso Prat Gay, a quien acaba de presentar en sociedad como su ministro de Economía en caso de ganar la elección.

    Mística y política
    Un enorme crucifijo se balancea en el eternamente bronceado cuello de Elisa María Evangelina Carrió cuando cautiva a la audiencia televisiva con resonantes denuncias sobre corrupción.
    La revelación religiosa es otro hito en su vida, ya que de ser agnóstica hasta 1998 se sintió iluminada al entrar en la iglesia de la Virgen del Valle de Catamarca.
    Desde entonces, el discurso místico se imbricó al político, que nadie sabe muy bien si es de derecha o de izquierda porque antepone principios morales: “La construcción de una república no puede ser pensada sin democracia y una democracia no es posible sin justicia”, según su declaración de principios.
    En asuntos más terrenales, palabras más o menos, ha exhortado a convencer a los capitalistas de la necesidad de una mejor distribución del ingreso.
    Acaba de ser absuelta en un juicio oral por denuncias que hiciera en torno del asesinato de un empresario pesquero en Chubut.
    Así llega “Lilita” Carrió a la elección presidencial en ciernes. Aspira a disputar con Cristina Kirchner una hipotética segunda vuelta.

    –¿Prefiere una presencia activa del Estado en la actividad económica, una mixta o privada?
    –El Estado debe ser inteligente y tener estructuras meritocráticas, ser autoexigente y altamente profesionalizado, cumplir sus propias normas, brindar seguridad jurídica y estabilidad macroeconómica, e intervenir cuando se lo requiera. Si bien hay áreas productivas en las que sería perjudicial, la intervención estatal se hace necesaria en otras para el fomento de actividades no sustentables con el solo esfuerzo del capital privado, y hacerlo activamente en otros casos; y para subsidiar, controlar, fiscalizar y limitar en otras áreas.

    –Por ejemplo, ¿qué diría conceptualmente de las “argentinizaciones” de Edenor, YPF y otras en danza?
    –Primero que nada, repito como digo desde hace años, YPF fue malvendida por el menemismo, en perjuicio del Estado argentino, con la complicidad del kirchnerismo en su momento. El actual secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue miembro informante de la mayoría justicialista que aprobó la ley en el parlamento. Y Kirchner, a cambio, consiguió las regalías petroleras sobre las que construyó su poder feudal en Santa Cruz. Ahora bien, y dicho esto, separemos los tantos. Esto quiero explicarlo bien: nosotros somos liberales en el buen sentido de la palabra. No estamos a favor del capitalismo de amigos, como el de Carlos Menem y su corte, o Kirchner reestatizando Aguas Argentinas y dándosela al gremio de José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), o “recomprando” YPF para que se la queden sus amigos. Eso no es libre mercado; eso no es competencia, ni son “argentinizaciones”. Son solamente negocios para unos pocos. Para ser clara: yo no hubiera vendido YPF.

    –¿Puede aplicarse una política de subsidios como la actual sin definirse previamente las políticas de Estado?
    –La política de subsidios cruzados es equivocada, pero además injusta. Sectores postergados terminan financiando el consumo particular de hogares que tienen ingresos superiores. La política de subsidios indiscriminados es una muestra de la falta de horizonte de país que tiene este Gobierno: sólo se preocupa por la coyuntura y el índice de precios de este mes, con una miopía y un cortoplacismo tremendos, siendo la actual conducción económica incapaz de levantar la mirada de las tapas de los diarios para darle un destino estratégico al país.

    –Tomando una foto de cómo quedó la economía al momento de la elección, ¿qué sectores debería proteger o estimular mediante las llamadas políticas activas?
    –Creemos que hay sectores que deben ser apoyados, pero estamos lejos de la concepción proteccionista anacrónica que destilan algunas de las últimas medidas del Gobierno. Sin dudas, hay segmentos de apuesta estratégica como el turismo, la biotecnología, el software y las industrias culturales que vamos a apoyar. Y también vamos a trabajar para densificar el entramado industrial existente, con un fuerte impulso a los emprendedores. No creemos que el Estado deba modelar el crecimiento; sí debe dar líneas estratégicas pero sobre todo previsibilidad y reglas claras para que se desarrollen los emprendimientos privados, asegurando el marco de competencia.

    –¿Cómo imagina una nueva política impositiva tomando como punto de partida el nivel al que llegó la distribución del ingreso?
    –Nuestro país debe cambiar una estructura impositiva que es muy regresiva y que agrava la distribución del ingreso, hacia una estructura que grave menos el consumo y más las rentas. Pensamos en: un IVA de base amplia y alícuota menor, la incorporación a la base tributaria de la totalidad de las rentas en el impuesto a las ganancias, la eliminación paulatina del impuesto a la renta mínima presunta, la reducción en forma progresiva del impuesto a los débitos y créditos bancarios, la actualización de mínimos no imponibles en ganancias y del piso de “riqueza” en bienes personales. Y en la eliminación de las retenciones a los carnes y lácteos, y gradual disminución de las mismas para los granos.

    –¿Qué haría además, concretamente, con el campo?
    –Impulsar un “shock de oferta” ganadero, con apertura de exportaciones, baja de retenciones y cambios en la comercialización de la carne. Hace más de un año que presentamos nuestro plan agropecuario. Proponemos un pacto entre el Estado y el campo, que no es otra cosa que “dejar en paz al campo”, y aplicar un conjunto de políticas de Estado para la producción agroindustrial. A cambio, la cadena agropecuaria se comprometerá a pagar todos los impuestos, a no evadir y a tener en blanco y con salarios dignos a todos sus trabajadores. En granos, pensamos ir gradualmente a un esquema de menores tasas para las retenciones. También planteamos la profesionalización e independencia de los organismos técnicos, con sistema de mérito para las designaciones y concursos. Y la supresión de prácticas de intervención abiertas y encubiertas, como la intervención de facto en el Mercado de Liniers, en los mercados de granos, el manejo arbitrario de los permisos de exportación y los acuerdos de precios forzados.

    –¿Cómo juegan las Pyme en la dinámica de crecimiento?
    –Con los emprendimientos innovadores y las Pyme nos comprometemos, en primer lugar, a que tengan acceso al crédito y estabilidad macroeconómica. No menos importante, alivio en la maraña de trámites y regulaciones. Y un impulso al INTA y al INTI, ya que creemos que la interacción pública-privada es fundamental en lo que tiene que ver con la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, en fomentar la asociatividad y defender la cadena de valor. Entre las medidas concretas, podemos señalar el fomento a la reinversión de las utilidades de empresas Pyme mediante un tratamiento impositivo diferencial entre ganancias distribuidas y ganancias reinvertidas. Todo ello en un marco de consolidación de las Pyme existentes y densificación del entramado productivo del país.

    –¿Cómo corregir la elevada inflación y déficit crónico energético?
    –Para que la inflación no se siga desbordando hay que acompasar el crecimiento de la demanda agregada al máximo posible de la oferta. Y desde el día 1 hay que incentivar la inversión para que esa oferta se potencie y permita tasas de crecimiento no inflacionario de 5% ó 6% anual. Hay que asegurarle a las empresas que la energía no será un cuello de botella como lo está siendo hoy, y hay que dar señales de que los emprendedores tendrán menos rigideces y trámites burocráticos para desarrollarse. El impulso a los sectores estratégicos también alentará el proceso de incremento de la oferta. Vamos a abrir a los inversores externos las licitaciones de tales obras, pero de manera transparente, sin repetir escándalos como el de Skanska, en donde quedó a la vista que la corrupción no es sólo una cuestión ética sino que demora obras necesarias para familias e industrias.

    –¿Existen corruptelas puntuales o es un estilo arraigado en la política y en los negocios?
    –El Estado argentino está lleno de gente honesta y muchas veces los Gobiernos están plagados de gente corrupta. Hay que buscar la alianza con esos sectores de planta permanente para vencer los focos arraigados de corrupción que sí existen en el Estado. También, fortalecer los organismos de prevención como la Auditoría General de la Nación y la SIGEN, profesionalizando sus planteles mediante concursos públicos con base en el mérito. Además, promover y fortalecer los entes reguladores. Es necesario un régimen de publicidad de las declaraciones juradas patrimoniales y sancionar una ley de compras y contrataciones del Estado que se ajuste a los tratados internacionales para combatir eficazmente la corrupción. La ley de información pública será fundamental para la transparencia de la gestión pública.
    El empresariado argentino tampoco escapa a la decadencia de los valores, pero creemos que con reglas de juego claras y autoridades honestas, los incentivos a los negocios espurios y a la falta de transparencia se debilitan. En nuestra administración florecerán los negocios creativos y eficientes, no los de los amigos del poder.

    –¿Qué habría que hacer con el Indec?
    –Las manipulaciones son, en primer lugar, una falta de respeto para todos los investigadores de nuestro país, que ya no tienen un insumo básico tan importante como son las estadísticas creíbles. Tampoco los inversores creen ya en el índice oficial y los precios de los bonos cayeron. Esto implica que aumente el financiamiento para el Estado argentino. Pero más allá del costo monetario concreto, hay otro subyacente, menos tangible pero tanto o más importante: la pérdida de credibilidad. Proponemos devolver la total independencia funcional y política al Indec, fortalecer sus estructuras jerárquicas a través de concursos y designaciones por mérito, y devolver sus cargos a quienes fueron arbitrariamente desplazados por cumplir su tarea profesionalmente y oponerse a la política de manejo arbitrario de los diferentes indicadores.

    –¿Cómo afectarán al país la crisis financiera internacional y los pronósticos de desaceleración del crecimiento de Estados Unidos?
    –Vienen tiempos más difíciles. En el marco del nuevo paradigma mundial favorable para la producción argentina, es verdad que podemos enfrentar perturbaciones recurrentes por crisis desde Estados Unidos. Para un país como el nuestro, tan sujeto a shocks externos adversos, es imprescindible contar con el máximo grado de libertad en el uso de instrumentos para emplearlos cuando sea necesario. Estos “colchones” para hacer frente a los shocks pueden provenir de ajustes pronunciados de alguna variable en el pasado, de un shock externo favorable, o fabricados a través de la institucionalidad y la credibilidad de las políticas públicas. Justamente, el colapso de la convertibilidad en el año 2001 introdujo inmediatamente algunos márgenes de acción (precios relativos, peso depreciado, balance del Banco Central superavitario, impuestos “de emergencia no coparticipados”, etc.) que se están agotando, lo cual lleva a la necesidad imperiosa de avanzar en la institucionalidad y la credibilidad de las políticas públicas.

    –¿Qué les diría a los inversores para que les convenga traer capitales a la Argentina?
    –Nuestro concepto es distinto. Nosotros no vamos a “seducir” a los inversores. Lo que vamos a hacer es una política económica coherente, de largo plazo, con previsibilidad y claridad en las reglas de juego. Estas políticas fiscales y monetarias claras y estables son la mejor garantía para los inversores, tanto externos como internos, y a la vez es la mejor manera de incentivarlos a emprender negocios en nuestro país.

    –¿Qué opina del caso Shell, en materia de repercusión internacional?
    –Es una vergüenza. La discriminación y la política de abuso y extorsión de este Gobierno en general, y de Alberto Fernández, Julio de Vido y Guillermo Moreno en particular, son indignas. Da pena escuchar lo que en el exterior opinan de nuestro Gobierno. Y también da vergüenza la poca solidaridad que el mundo empresario está demostrando con la conducción de Shell. Yo aseguro, personalmente, que mi Gobierno actuará sin ningún tipo de prejuicio sectorial ni discriminación particular.

    –¿Qué piensa de la integración regional: Mercosur, bilateralidad con Venezuela y Brasil?
    –La Argentina tendrá que potenciar la alianza estratégica, complementaria y de largo plazo con Brasil. Creemos en el fortalecimiento del eje Buenos Aires-Brasilia como núcleo duro y corazón de toda América del Sur. Esta alianza, amén de ser prioridad número uno de la agenda de política exterior del Gobierno argentino, debe extenderse a una mayor integración económica, social, cultural y de infraestructura. La inserción al mundo de la Argentina debe darse a través de su pertenencia a América latina, en general, y al Mercorsur en particular, sobre el que proponemos retomar una agenda de avances sistemáticos de convergencia macroeconómica y obras de de infraestructura, de armonización normativa, de cooperación tecnológica y de investigación, y de interacción entre las sociedades. En cuanto al vínculo con Venezuela, mantendremos siempre una buena relación con el pueblo venezolano, pero exigiremos que, para entrar al Mercosur, se haga respetar una cláusula democrática que impida retrocesos a sistemas que en América latina tienen que ser superados, como la libertad de prensa.

    –¿Cuál socialismo le cae mejor: el de Bachelet, el de Lula, el de Tabaré Vázquez o el de Chávez?
    –Dejemos que hable la historia: el Presidente que logre mejorar la distribución del ingreso, en el marco de políticas de desarrollo, y lo haga reforzando y no debilitando las instituciones democráticas, será el mejor socialismo. Como Presidenta voy a respetar a todos los demás Presidentes.

    Los ejes del plan

    Política monetaria: debe privilegiar una inflación baja y predecible. La independencia del Banco Central es condición necesaria para este objetivo.
    Política fiscal: desde el punto de vista macro, debe moderar los ciclos económicos, oscilando en un rango de entre 1% y 4% de superávit primario/ PBI.
    Política cambiaria: es la flotación, cuidando que la paridad sea competitiva para todos.
    Crecimiento: de 5/6% anual sostenible, en lugar de ciclos de euforia y depresión.