Más exportaciones que la agricultura

    Considerada como la “madre de las industrias”, por aportar insumos
    básicos para la industria automotriz, siderurgia, informática,
    actividad petrolera, industria de la construcción, medicina, y agricultura,
    la minería viene ganando posiciones en la economía a toda marcha.

    De acuerdo a informaciones de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros
    (CAEM), si se mantiene el nivel de inversión en menos de diez años
    la minería va a generar tantos o más ingresos que el sector petrolero
    y la agricultura.
    El rápido desarrollo del sector se dio principalmente por tres factores:
    la modificación general del marco regulatorio con la ley 24.196 sancionada
    en 1993; el aumento de la demanda mundial de metales, en particular por el avance
    industrial de China y del resto del Sudeste asiático; y el alza constante
    del precio del cobre.
    Según la CAEM, dado el nivel de desarrollo que la Argentina fue protagonizando
    en los últimos años, en una década podría destronar
    a Chile, líder actual en el rubro minero.
    La minería resultó ser el sector que más creció
    en los últimos años. Entre 2001 y 2007, triplicó su facturación,
    en tanto que las exportaciones (85% de las ventas corresponde a cobre y oro)
    marcaron un récord al acercarse a US$ 3.000 millones.
    Para fines de 2007, se estima que la producción será equivalente
    a US$ 3.467 millones. En tanto, para 2015 se prevé que la actividad exportará
    cerca de US$ 20.000 millones y generará alrededor de 100.000 puestos
    de trabajo directos y más de 300.000 indirectos.
    Este notable crecimiento de la actividad se evidencia incluso en la ampliación
    de la exposición anual de minería, Arminería, que pasó
    de 2.800 m2 y 84 stands en 2005, a 7.500 m2 y 223 expositores en 2007.







    Principales proyectos


    Actualmente se encuentran en marcha cerca de 270 proyectos mineros.
    Sin embargo, existe una fuerte concentración en las inversiones:
    no más de ocho de ellos absorben 80% de las mismas.
    • Minera Argentina Gold S.A.
    Mina: Veladero (San Juan).
    Producción: oro y plata.
    • Cerro Vanguardia S.A.
    Mina: Cerro Vanguardia (Santa Cruz).
    Producción: oro y plata.
    • Minera Alumbrera Ltd.
    Mina: Bajo de La Alumbrera (Catamarca).
    Producción: cobre y oro.
    • Compañía Minera Aguilar S.A.
    Mina: Aguilar (Jujuy).
    Producción: concentrados de plomo y plata, y de zinc.
    • Barrick Exploraciones Argentina S.A.
    Mina: Pascua Lama (San Juan).
    Producción: oro y plata.
    • Río Tinto.
    Mina: Potasio Río Colorado (Mendoza)
    Producción: potasio.
    • Pachon Minera S.A.
    Mina: Pachón (San Juan).
    Producción: cobre y oro.
    • Minera Agua Rica LLC.
    Mina: Agua Rica (Catamarca).
    Producción: cobre, molibdeno y oro.









    Un largo y riesgoso proceso


    En el sector minero, los proyectos tienen la característica
    de ser a largo plazo y son considerados de alto riesgo, particularmente
    los vinculados a la minería metalífera.
    El proceso comienza con los estudios geológicos, continúa
    con los de factibilidad económica, (para determinar si es rentable
    la extracción conforme al volumen y al tipo de mineral) y los
    de impacto ambiental. Luego de todos estos estudios, empieza la etapa
    de construcción de la mina, que puede llevar de 5 a 15 años.
    Se estima, además, que de cada 100 puntos de exploración
    realizados, uno solo llega a la etapa de producción. La vida
    útil de una mina se extiende entre los 15 y 40 años.

    Inversiones
    En este contexto de crecimiento, las inversiones aumentaron exponencialmente
    en los últimos tres años. Respecto de 2003, el aumento fue de
    500% y para 2007 se calcula que el monto acenderá a la suma de US$ 3.000
    millones, que equivale a 500 mil metros de perforaciones.
    Las principales inversiones para la exploración y producción provienen
    de empresas extranjeras de más de 20 países. Los que encabezan
    la lista son los operadores de Canadá, que reúnen 40% del total
    de las inversiones (US$ 1.500 millones) en emprendimientos como Veladero, Pascua
    Lama (San Juan), Mina Pirquitas (Jujuy), Manantial Espejo (Santa Cruz) y Agua
    Rica (Catamarca).
    Le siguen en orden de importancia China, Estado Unidos, Gran Bretaña,
    Suiza, Brasil, Chile y Perú.
    Según los datos de la Secretaría de Minería, la Argentina
    es uno de los países con mayor atracción para las inversiones
    mineras y se calcula que durante los próximos ocho años llegarán
    más de US$ 12.500 millones para exploración y desarrollo de proyectos
    productivos. Serán alrededor de quince proyectos de tamaño y características
    internacionales que generarán una producción estimada en US$ 7.300
    millones y exportaciones por más de US$ 6.300 millones.

    Marco regulatorio
    En la Argentina, previo a la sanción de la Ley de Minería de 1993,
    la actividad estuvo focalizada en abastecer el mercado interno. El promedio
    de producción rondaba los US$ 200 millones anuales y la gran mayoría
    de las minas eran caleras de piedras y de carbón.
    Las barreras para ingresar a la minería metalífera son muy altas
    por los altos costos y el volumen de inversión que se necesita. En este
    sentido, los especialistas de la CAEM afirman que la industria “nació”
    en 1993, año en que se promulgó la ley 24.196 que estableció
    el nuevo régimen de inversión minera. Dicho régimen promovió
    el ingreso de capitales para encarar grandes emprendimientos.
    Algunos de los puntos centrales incluidos en la ley son: estabilidad fiscal
    por 30 años para todos los proyectos; deducción en el Impuesto
    a las Ganancias de montos invertidos en exploración, investigación
    y estudio de factibilidad; amortización acelerada de inversiones; avalúo
    y capitalización de reservas sin efectos impositivos; y exención
    de derechos, gravámenes y tasas aduaneras para importación de
    bienes de capital para desarrollar proyectos mineros. A su vez, otras dos leyes
    sancionadas en el año 1994 contemplan un régimen de financiamiento
    para el pago del IVA que favorece las operaciones de compra o importación
    definitiva de bienes de capital y la devolución anticipada del IVA para
    nuevos proyectos mineros.
    Respecto de esto, desde la CAEM se apresuran en aclarar que estas facilidades
    no son exenciones impositivas y que el sector contribuye con aportes significativos.
    En 2006, aportó $3.085 millones en concepto de impuestos sobre la producción,
    $4.357 millones por intereses y rentas, y $257 millones al sistema social.

    Empleo y economías regionales
    Actualmente, el sector aporta un punto y medio al índice de ocupación.
    Genera en forma directa cerca de 40.000 puestos de trabajo (lo cual representa
    un crecimiento de 80% respecto de 2003) y de manera indirecta más de
    170.000. Por otra parte, de acuerdo a un estudio de la Secretaría de
    Política Económica, la minería tiene los niveles de salario
    más altos; el promedio en 2003 era de $1600 y este año llegó
    a $4.700.
    El año pasado, el total de la masa salarial fue de $1.630 millones.
    A esto se agrega que el sector se caracteriza por presentar el nivel de formalidad
    más alto de la economía.
    Por otra parte, la actividad minera es neurálgica para diversas provincias
    del interior del país. En San Juan, 20% de la población activa
    trabaja en el sector. En Catamarca, la minería aporta 70% de los ingresos
    fiscales de la provincia. En Mendoza, sólo la mina Potasio Río
    Colorado, explotada por la empresa Río Tinto, exportará productos
    por US$ 500 millones, una cifra que supera las exportaciones de toda la industria
    vitivinícola del país.
    Además, se estima que 70% del abastecimiento de las minas es realizado
    por Pyme locales, estrechamente ligadas a su actividad. Y los proyectos más
    importantes generan, a su vez, el desarrollo de la hotelería, infraestructura
    vial, de telecomunicaciones, sanitaria y servicios geológicos.

    El potencial de la Argentina
    En la industria minera metalífera el líder indiscutido en la región
    es Chile, cuyas exportaciones superan los US$ 17.0000 millones.
    Sin embargo, especialistas del sector sostienen que, de continuar el nivel de
    desarrollo que viene dándose en el país, en diez años la
    Argentina podría incluso superar al país trasandino. El potencial
    de la Argentina estaría dado por la existencia de enormes porciones de
    territorio que todavía quedan por explorar; sustancialmente más
    extensos que en el caso de Chile.
    Otra de las ventajas competitivas de nuestro país es su riqueza en cobre.
    Este mineral, que encabeza las exportaciones, en diez años multiplicó
    su precio por seis y se estima que mientras China mantenga los actuales niveles
    de crecimiento, el precio seguirá en aumento.
    Otros de los minerales con buena proyección son el uranio, por la utilización
    creciente de la energía nuclear a escala mundial, y el molibdeno, un
    metal básico para las aleaciones con acero, que los provee de dureza
    y resistencia ante la corrosión. Sólo el grupo Techint compra
    anualmente US$ 400 millones de este mineral.

    Un tema sensible
    Uno de los puntos más cuestionados a la minería es el vinculado
    con el impacto ambiental, principalmente por el uso de cianuro para la extracción
    y procesamiento del oro. Los representantes del sector insisten en que el cuidado
    del medio ambiente es una prioridad y que las normas de seguridad y ambientales
    de las empresas son de tolerancia cero. La garantía está dada
    por la ley 24.485 de Protección Ambiental que establece todas las normas
    a cumplir. Entre ellas, se exige a las empresas que presenten un estudio de
    impacto ambiental, que debe ser aprobado por las autoridades gubernamentales
    nacionales y provinciales, y se establece la realización de un monitoreo
    constante sobre las minas.
    Por otra parte, agregan que el impacto sigue una tendencia creciente a la reducción,
    a partir de la incorporación de nuevas tecnologías para el procesamiento
    de los minerales.
    Respecto de este tema, la consultora Servicios Regionales del Sur, especializada
    en el sector, sostiene que el incorporar el concepto de la comunicación
    social como una herramienta más del desarrollo de un proyecto constituye
    uno de los desafíos que está asumiendo la minería hoy.
    La comunicación social, mediante una información transparente,
    puede generar confianza en el público. Esta transparencia es, entonces,
    un valor que hace que puedan construirse puentes de confianza cada vez más
    sólidos, que le permita al sector obtener la licencia social para el
    desarrollo de los proyectos.







    Minera Alumbrera


    El yacimiento más importante de la Argentina es Bajo de la Lumbrera,
    ubicado en el noroeste de la provincia de Catamarca a 2.600 metros de
    altura sobre el nivel del mar. Este emprendimiento, iniciado en 1997
    con una inversión de US$ 1.200 millones, produce oro y cobre.
    La empresa que la explota, Minera Alumbrera, es una sociedad compuesta
    por la compañía suiza Xstrata Copper, que posee 50% del
    capital accionario, y las empresas canadienses Golscorp y Northem Orion
    con 37,5% y 12,5% de participación respectivamente.
    La Alumbrara realizó el año pasado exportaciones por US$
    1.584 millones y tributó entre Impuesto a las Ganancias y distintos
    impuestos nacionales y provinciales más de $1.140 millones. Tuvo
    una producción de cobre de 180.144 toneladas y de oro de 641.158
    onzas troy. La empresa tiene cerca de 900 proveedores y 80% de ellos
    son empresas nacionales.
    Este año invirtió US$ 15 millones en la construcción
    de una planta procesadora de molibdeno y estima una producción
    de 4.400 toneladas de este mineral.
    Xstrata es una de las cuatro mineras más rentables del mundo
    y, según su presidente Charlie Sartain, “crecer en la región
    latinoamericana será una de las claves para convertirnos en el
    líder mundial de exportación de cobre durante los próximos
    años”.









    Reserva de minerales


    Por definición, se considera un recurso mineral o reserva a
    una concentración o presencia in situ de un material de interés
    económico presente en la corteza terrestre con posibilidades
    razonables de extracción. Una vez realizadas las evaluaciones
    apropiadas para justificar la extracción en condiciones técnicas
    y económicas asumidas como reales, la parte explotable del recurso
    calculado o indicado es denominada reserva mineral.
    Las principales clases de productos minerales son: minerales metalíferos
    (entre los que se incluyen metales de base, metales ferrosos, metales
    preciosos y metales menores); minerales de energía; minerales
    industriales y de la construcción; y diamantes y piedras preciosas.
    Los productos minerales también se pueden clasificar según
    la manera en que son comercializados. Los grupos son tres: minerales
    con alto valor para ser comercializados en el mercado internacional
    (oro, diamantes, cobre y aluminio, entre otros); minerales con un valor
    medio (carbón, piedra caliza y acero); y minerales de bajo valor
    (arena, grava y piedras).
    Según la OIT, hay 30 millones de personas que trabajan en la
    minería,10 millones de las cuales producen carbón. Esto
    constituye 1% de la fuerza de trabajo del mundo. Si se considera a las
    personas vinculadas a la industria, la OIT estima que la cifra probable
    de individuos que dependen de la minería para vivir, tanto en
    el caso de la gran minería como de la minería en pequeña
    escala, es del orden de 300 millones.

    Mapa minero

    Oportunidades en América latina

    Al margen de los hidrocarburos, una parte importante de los minerales proviene
    de Sudamérica. Una serie de emprendimientos bien planeados puede hacer
    que la región mantenga o mejore su posición como extractora.

    Estimaciones de Wieland Gurlit, Eduardo Mencarini y Ricardo Montealto, de McKinsey
    señalan que, en el decenio 2003-12, alrededor de US$ 54.000 millones
    –28% de las colocaciones globales en el sector– se orientan o se
    orientarán a nuevas explotaciones o grandes ampliaciones de las existentes.
    Ninguna otra parte del planeta ofrece semejantes perspectivas.
    Dos tercios de ese monto se dirige a Brasil, Chile y Perú, con objeto
    de elevar capacidad extractiva de cobre (en los tres países), mineral
    de hierro, bauxita y níquel (en Brasil, principalmente), y cinc (en Perú).
    A la inversa, en otros insumos primarios –acero, celulosa, papel–,
    las condiciones generales de oferta y demanda no dan para semejante auge.
    A las economías locales, inclusive varias no tan “especializadas”,
    la minería les depara notables superávits comerciales y, por tanto,
    les permite sostener y hasta repreciar sus monedas. En Perú, el sector
    aporta 75% de ingresos por exportaciones y 19% del producto bruto interno. En
    Chile las cifras son 44 y 9%. Aun en Brasil, una economía más
    grande, avanzada y diversificada, los metales han desempeñado un papel
    relevante en el prolongado aumento del real contra el dólar.
    Salvo Venezuela, Bolivia (hostiles al capital foráneo) o Colombia (virtualmente
    balcanizada), en general Sudamérica da la bienvenida a las multinacionales.
    Les impone pocas restricciones, regalías bajas –quizá demasiado–
    y tributación razonable. Chile, primer productor global de cobre, lo
    nacionalizó en 1971 (durante el gobierno de Salvador Allende), vía
    la Corporación Nacional del Cobre (Codelco). La dictadura militar no
    la abandonó –como hizo la Argentina con YPF–, pero reabrió
    el sector al capital externo (en 1979) y atrajo cientos de millones.
    Hoy, mineras internacionales, como Anglo American, BHP Billiton, Phelps Dodge,
    Río Tinto o Xstrata, controlan casi la mitad del cobre chileno y Codelco
    funciona como empresa testigo, algo que ha desaparecido a este lado de los Andes.
    Si YPF aún lo fuera, cosas como la guerra entre Buenos Aires y Royal
    Dutch/Shell no sucederían. En 2006, Anglo y BHP obtuvieron 27 de sus
    ganancias operativas globales en Sudamérica, mayormente en Chile.
    El perfil brasileño es muy distinto. Si bien nunca se nacionalizaron
    activos extranjeros, el gigante estatal Companhia Vale do Rio Doce (CVRD) pesa
    más que las multinacionales. En 1997 se la convirtió en sociedad
    de derecho privado, pero con privilegios de firma estatal: acceso preferencial
    a reservas, derechos mineros en todo el territorio y una red ferroportuaria
    para llevar la producción a los mercados. Opera como empresa testigo,
    igual que Petrobras en hidrocarburos (papel que puede terminar desempeñando
    en todo el Mercosur).
    Esa posición fuerte les dificulta a Alcoa, Anglo American y BHP aprovechar
    oportunidades. No obstante, las tres invierten miles de millones en alúmina,
    bauxita, mineral de hierro y níquel. Como se ve no es necesario que un
    país desarme empresas estatales para atraer capitales externos.
    Por el contrario, en Perú las multinacionales controlan la mayoría
    de activos en el sector. Mientras BHP, grupo México y Xstrata se centran
    en cinc, el resto lo hace en oro. Antiguamente, la estatal Centromín
    dominaba en cinc, pero ha privatizado la mayoría de sus actividades y
    éstas quedaron en manos de compañías peruanas.