El Estado prepotente

Hay algo en nuestra cultura que nos hace pensar que el país será libre o dependiente, próspero o mísero, equitativo o injusto, según la forma de organización del Estado. Es una concepción que hace muy difícil discutir y, mucho más, gobernar bien. Los debates se reducen, entre nosotros, a la exhibición de etiquetas y el intercambio de slogans. Todas las etiquetas implicaron una simplificación, y tanto la defensa como la crítica de ciertos principios se hizo con desmesura. Una cosa es discutir qué sistema resulta, en principio, más favorable al desarrollo económico y social. Y otra cosa es iniciar una cruzada contra los herejes neoliberales. O una jihad contra los infieles estatistas. Esto último fue lo que pasó, durante años, en la Argentina y otros países de la región.

17 noviembre, 2012

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