Como ya es habitual en cada mes de agosto, cuando Mercado celebra su aniversario
–el 38º esta vez–, la ocasión es propicia para producir
una edición especial que aporta una reflexión sobre los grandes
temas que conforman la agenda del futuro inmediato, tanto para la Argentina
como para la región y el mundo. (El futuro de la empresa; 100 tendencias
que cambiarán la forma en que vivimos; La tecnología y los N°
1, y otros documentos publicados aquí apuntan a ese objetivo).
Al mismo tiempo, un aniversario es la concesión anual a la vanidad: no
podemos dejar de hacer un inventario de los logros de los últimos meses
ni de presentar a nuestros lectores las iniciativas para los próximos.
Pero también es la circunstancia adecuada para indagar sobre el futuro
de los medios de comunicación y, dentro de ellos, el de las revistas
de economía y negocios.
En 1969, cuando apareció la primera edición de Mercado,
los ahora llamados “medios convencionales” estaban en su apogeo.
El público se informaba a través de los diarios –e incluso
de las revistas–, de los escasos noticieros televisivos y de la más
frecuente información radial.
Hoy, los consumidores de medios –de los de antes y de los nuevos–
tienen la idea de que al ponerse en contacto con todos los medios de comunicación,
se enfrentan con otro grupo de interés cuyo objetivo dominante no es
servir a las audiencias, sino atender a sus propios intereses.
Tal vez esta es la razón por la que en el actual universo de Internet,
los consumidores abandonan el rol pasivo y se convierten en editores y distribuidores
de nuevos contenidos que tal vez no se ajustan a los cánones periodísticos,
pero que compiten intensamente con ellos.
A la fragmentación de los medios siguió la de las audiencias,
y todavía más, estalló la agenda informativa elaborada
por los medios como un espejo roto en mil pedazos que refleja distintas realidades.
Para muchos, es algo positivo porque se termina el control de unos pocos sobre
el material noticioso. Para otros es el advenimiento del caos, donde versiones
infundadas o con poco fundamento reemplazan el profesionalismo usualmente exigido
a la profesión periodística. Nadie sabe con precisión ahora
qué es falso, qué es publicidad o cuánto hay de prejuicio
u opiniones sesgadas en las noticias que consumen.
Tal vez el periodismo no será irrelevante, pero sin duda será
más complejo. Ante la fragmentación de la realidad, deberá
reconstruir el espejo, tendrá que avanzar hacia la convergencia.
Nunca antes hubo tantas noticias y tantas informaciones diversas. Pero en gran
proporción son triviales, sesgadas e incluso falsas o infundadas.
El público más exigente buscará entre tanta diversidad,
la manera de estar mejor informado. Pero porciones importantes de la audiencia
quedarán fascinadas con la fusión entre información y entretenimiento,
entre noticias y publicidad.
Puede que el tradicional rol del periodismo como fiel intermediario y gran sintetizador
se esté debilitando, pero simultáneamente aparecerá con
fuerza la demanda para que el periodista sea árbitro, vigilante e intérprete
del universo noticioso.
En este contexto, Mercado tiene dos objetivos muy claros. El primero,
continuar profundizando en su edición papel, el rol de software
inteligente que selecciona y llama la atención sobre los temas que, a
nuestro juicio, permiten al lector reconstruir ese universo fragmentado y darle
sentido a la realidad.
El otro, reemplazar nuestro actual sitio en Internet por una nueva versión
con tres propósitos:
Concebir un diario electrónico de no más de 20 noticias diarias.
Las fundamentales, a nuestro juicio. Con análisis, con memoria, con interpretación,
poniéndolas en contexto, lo que hará toda la diferencia con otros
sitios más generales.
Poner el archivo a disposición del público. Pocos medios pueden
ofrecer casi cuatro décadas de publicaciones y probablemente ningún
otro poner al alcance del visitante la historia económica y de los negocios
de cuatro décadas.
Además de sumar la opinión de columnistas especializados en campos
como el management, el marketing, los recursos humanos, la macroeconomía,
la tecnología; iniciar un intenso diálogo interactivo con los
lectores que tendrán también la posibilidad de producir contenidos.
Esa es la meta –modesta y ambiciosa a la vez– que nos hemos fijado
para los próximos doce meses. M
El Director