Muchos investigadores dedicados al estudio del Alzheimer creen que si se impide
la acumulación de amiloide beta, la enfermedad se podrá curar
e incluso prevenir. Para lograr esa meta hay una febril actividad en las industrias
farmacéuticas y biotecnológicas.
Hace un poco más de cien años, el psiquiatra bávaro Alois
Alzheimer describió autopsias de pacientes que habían muerto con
demencia senil donde encontró nervios empastados con una placa pegajosa
y rellenos de un enjambre de fibras. En las últimas décadas, la
ciencia avanzó mucho en la comprensión de la biología que
da origen a esas características de lo que ahora se conoce como la enfermedad
de Alzheimer y que es la causa de por lo menos la mitad de todas las demencias.
Luego de perder la capacidad de la memoria corta y larga, hay pérdida
de vocabulario y pérdida de control muscular.
Las drogas aprobadas hasta ahora sólo tratan el síntoma de la
debilidad de memoria y ofrecen una mejora moderada que dura menos de dos años.
Ellas son:
1- Aricept, de Pfizer
2- Exelon, de Novartis
3- Razadyne, de Johnson & Johnson
4- Namenda, de Forest Labs
Aricept y Exelon impiden la destrucción del neurotransmisor acetilcolino
que es parte del mecanismo de la memoria.
Razadyne funciona de manera similar y también activa los receptores nicotínicos.
Namenda impide que un neurotransmisor llamado glutamato sobre-excite las células
de los receptores de la memoria.
Pero ninguno de estos fármacos puede cambiar el curso de la enfermedad.
La búsqueda de drogas capaces de desacelerar el deterioro se centra hoy
en aquella placa de la que hablaba el doctor Alzheimer.
En algunos casos, la investigación está avanzada. Algunos grandes
laboratorios farmacéuticos, como Wyeth, ya están haciendo experimentos
en seres humanos con varios tratamientos que apuntan a anular la causa biológica
del Alzheimer. Otros más pequeños, como Myriad Genetics y Neurochem,
ya llegaron a la fase final de prueba de drogas cuyo objetivo es atacar las
causas y no los síntomas.
El laboratorio Essne tiene 11 drogas en etapa de prueba con humanos. Su principal
compuesto es un anticuerpo sintético que desarrolló junto a la
firma irlandesa Elan. Ese anticuerpo ataca la proteína tóxica
responsable de empastar el cerebro. Otras empresas con grandes inversiones en
Alzheimer son Eli Lilly y Pfizer además de Myriad, pionera en pruebas
genéticas y la diminuta Neurochem, de Quebec.
La placa responsable del daño cerebral es una mutación del amiloide,
sustancia celular común. Esa versión bastarda recibe el nombre
de A-beta42 y se apiña dentro de las neuronas interfiriendo con la función
nerviosa y eventualmente mata las células del cerebro (neuronas).
Las más avanzadas drogas experimentales que combaten los amiloides A-beta42
son Flurizan (Myriad) y Alzhemed (Neurochem). Ambas están en la fase
3 de experimentación, o sea el estadio previo a solicitar aprobación
de la FDA.
Flurizan funcionó en ratones, pero no logró mostrar un beneficio
significativo en humanos (aunque algunos pacientes sí lograron estabilizar
su rendimiento mental). Robert C. Green, profesor de neurología de la
universidad de Boston que participó en el seguimiento de los enfermos,
dice: “Si podemos preservar dos años más la memoria en algunas
personas, es señal de que la droga está haciendo algo”.
Un negocio billonario
El futuro de la canadiense Neurochem está cifrado en la suerte que corra
Alzhemed, droga experimental que se acopla a los A-Beta42 y reduce su tendencia
a arracimarse. Al igual que el fármaco Myriad, parece que ha dado resultado
en ratones y que es segura en humanos. Pero en una prueba Fase 2 realizada en
58 pacientes, Alzhemed no mostró un beneficio mensurable en la memoria,
aunque hay que aclarar que el período de estudio sólo duró
tres meses. Sí logró reducir niveles de un biomarcador A-beta
en el fluido cerebroespinal de los pacientes.
La siguiente prueba en Estados Unidos –Fase 3, ya realizada pero aún
sin dar a conocer los resultados– pretende hallar una mejoría en
el funcionamiento mental cotidiano.
Aunque tenga éxito, es probable que Neurochem no solicite aprobación
de la FDA hasta no tener los resultados de otra prueba en Europa a finales de
2008. De todos modos, su director general, Francesco Bellini, apuesta fuertemente
a su éxito. El año pasado sacó préstamos marginales
millonarios para comprar acciones de Neurochem y presionar a los escépticos
que vendían las suyas. El precio de la acción trepó desde
menos de US$ 13 a más de US$ 25 antes de estabilizarse recientemente
en US$ 15,42.
Apuestas menos riesgosas son los fármacos de Elan y Wyeth. En 1996 Elan
adquirió una firma pionera en investigación de Alzheimer llamada
Athena Neurosciences. Desde entonces colaboró con Wyeth en el desarrollo
de una serie de tratamientos. En la primera prueba con seres humanos que hicieron
ambas compañías se vacunó a los enfermos con una versión
sintética del amiloide beta buscando que el propio sistema inmunológico
ataque los racimos de A-Beta42. En roedores, la vacunación había
librado de A-Beta a las células cerebrales, mejorado el desempeño
de los animales en la prueba del laberinto y les extendió la vida. Pero
con humanos el estudio se interrumpió en 2002 luego de sólo dos
dosis, cuando al incentivar la respuesta inmunológica, 6% de los 30 pacientes
acusó inflamación de cerebro. Los investigadores continuaron igualmente
sometiéndolos a pruebas y algunos mostraron memoria estable o mejorada.
Las autopsias de pacientes que murieron de otras causas revelaron que la placa
amiloidea se había reducido.
Aparte de su colaboración con Wyeth, Elan tiene otros proyectos en el
mismo tema. Ellos incluyen una pastilla anti-amiloidea llamada AZD103, desarrollada
con Transition Therapeutics (cotiza en la Bolsa de Toronto) que ha reducido
los niveles de amiloide y mejoró el desempeño de aprendizaje en
ratas.
Wyeth tiene también sus propios proyectos independientes para la cura
del Alzheimer. Actualmente tiene en Fase 1 de prueba dos drogas orales, GSI-953
y PAZ-417. La primera interfiere las enzimas que ayudan a formar A-beta42, y
la segunda impide su arracimamiento. También está experimentando
con drogas para paliar los síntomas de la enfermedad. Está en
Fase 2 la prueba de un compuesto llamado Lecozotan que aumenta los neurotransmisores
múltiples. Otros tres activantes cognitivos están en pruebas Fase
1. “En última instancia la enfermedad va a ser tratada con drogas
múltiples”, dice un investigador de Wyeth, quien habla de infusiones
inmuno-terapéuticas, pastillas para inhibición de enzimas y varios
drogas sintomáticas, todas de Wyeth.
A pesar de sus logros en neurociencia, Elan viene perdiendo dinero sistemáticamente.
De modo que Wyeth es, por lejos, la apuesta más segura para esta enfermedad.
Sus productos estrella –el antidepresivo Effexor; la vacuna Prevnar y
Enbrel, para la artritis– contribuyeron a aumentar 9% las ventas 9% del
año pasado, a US$ 20.400 millones. Las ganancias por acción crecieron
14% (a US$ 3,08) en 2006. Si tiene éxito con sólo algunas de las
doce drogas que está desarrollando para el mal de Alzheimer, las ganancias
serán enormes. Con que sólo una parte de los 15 millones de personas
que sufren deterioro cerebral en el mundo inviertan sus ahorros en tratamientos
para paliar la enfermedad, el Alzheimer será un mercado multimillonario.
M
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