¿Llegó la hora de las multilatinas?


    Alejandro Stengel
    Foto: Diego Fasce

    Durante los 90, América latina fue campo de batalla para los grandes
    grupos extranjeros que, con sus fusiones y adquisiciones, plantaban banderas
    en múltiples países de la región. Aterrizaron de la mano
    de las privatizaciones, la apertura económica y la liquidez internacional.
    Entre 1991 y 2001 la participación del capital extranjero en las primeras
    500 empresas latinoamericanas según el ranking de la revista América
    Economía
    creció de 27 a 39%.
    ¿Qué pasó mientras tanto con las empresas nacionales? Algunas
    quebraron, muchas se vendieron o fueron absorbidas y unas pocas hicieron frente
    a las extranjeras y continuaron su crecimiento. Dentro de este último
    grupo germinaron las multilatinas.
    Si las multilatinas surgieron en gran medida como respuesta a la presencia de
    las multinacionales extranjeras, ahora se fortalecen gracias a su parcial éxodo
    y desinversión. El crash bursátil internacional de principios
    de esta década, sumado a crecientes riesgos en la región por la
    devaluación de las monedas locales, el desorden político y el
    default de las obligaciones financieras, espantaron a los antes entusiastas
    empresarios estadounidenses y europeos. Según datos de Thompson Financial,
    en 2000 las empresas extranjeras realizaron 166 fusiones y adquisiciones por
    un valor total de US$ 102.600 millones. Solamente dos años más
    tarde las operaciones habían descendido a US$ 38.900 de millones.
    Mientras los extranjeros abordaban sus aviones de regreso, los nacionales aprovechaban
    para hacerse de lo que éstos dejaban atrás. Así Banco Patagonia
    se quedó con las 150 sucursales del Lloyds Bank que, en 2004, abandonó
    la Argentina luego de 150 años alegando que se concentraría en
    “mercados en los que tuviera ventajas competitivas”; y el año
    pasado Banco Itaú se hizo de 200.000 nuevos clientes tras la adquisición
    de los activos de Bank of America que “redujo su exposición en
    mercados emergentes” desprendiéndose de sus activos latinoamericanos
    en una única operación que dejó también a Itaú
    derechos exclusivos para adquirir sus filiales de Chile y Uruguay.
    ¿El resultado? Hoy las multilatinas representan cerca de 60% de las 500
    compañías top de América latina, cuando en 2001
    alcanzaban 52%.
    Por supuesto que las multinacionales extranjeras no van a dejar de sentirse
    atraídas por un mercado de 550 millones de habitantes que presenta una
    tasa promedio de crecimiento de 5% anual (Banco Mundial), pero las multilatinas
    conducidas por empresarios locales acostumbrados a los vaivenes del tercer mundo,
    han ganado terreno. Más aún, han surgido nuevas oportunidades
    para las multinacionales extranjeras a través de la expansión
    de las multilatinas y es de prever que, si bien entrarán en pugna por
    los mercados, también habrá coopetencia y fusiones estratégicas
    más largoplacistas que las de la década anterior.

    Juicio a las fusiones
    Es que la consolidación y los procesos de fusiones y adquisiciones han
    tomado una forma muy diferente en los últimos años. Un estudio
    realizado por Booz Allen Hamilton arrojó que 53% de las fusiones a escala
    internacional iniciadas a fines de los años 90 fueron un fracaso. Propone,
    sin embargo, que una nueva era de fusiones exitosas se ha iniciado. En su libro
    The Whole Deal: Fulfilling the Promise of Acquisitions and Mergers,
    la consultora incluye más de una docena de ejemplos y en particular,
    describe el proceso de consolidación que está teniendo lugar en
    América latina, destacando el rol protagónico de las multilatinas.

    Mercado dialogó con Alejandro Stengel, vicepresidente de Booz
    Allen Hamilton en la Argentina sobre su visión de las multilatinas y
    su perspectiva en el contexto de la consolidación regional.

    –Durante las últimas tres décadas las compañías
    con operaciones en varios países de la región eran estadounidenses
    y europeas; ¿cuándo y por qué entraron a competir contra
    ellas las empresas de capitales nacionales?

    –Hasta mediados de los 90, el proceso de expansión internacional
    a través de adquisiciones funcionaba bastante mal. En diferentes sectores,
    si uno observaba el desempeño tiempo después de la adquisición,
    empeoraba. No estaban exentas las empresas latinoamericanas que habían
    sido adquiridas por grupos internacionales. Es cierto que la lógica era
    diferente en la ola de adquisiciones anterior. Era un momento de mucha liquidez,
    había un auge de las empresas tecnológicas, y se caracterizaban
    por tener una diversificación bastante fuerte con respecto al core
    business
    de las empresas adquirentes.
    De la segunda mitad de 2000 en adelante, la lógica es distinta. Si bien
    hay liquidez también en el mercado de capitales, lo que prevalece es
    más un proceso de consolidación. No se adquieren empresas con
    racionales estratégicos diferentes, sino empresas en la misma industria,
    que a lo sumo complementan ramas de productos o servicios. Un caso notable es
    el del acero, con un proceso de consolidación feroz.
    La segunda observación es que ha habido un cambio muy importante en regulaciones,
    y una creciente responsabilidad de los directorios sobre los procesos de adquisiciones.
    En temas que antes quedaban en poder de la línea, ahora participan los
    directores.
    Lo tercero es que antes las adquisiciones se enfocaban en el cierre de la transacción.
    Ahora el proceso de planeamiento empieza mucho antes. Hay un proceso mucho más
    cuidadoso. La nueva ola de adquisiciones tiene una promesa de creación
    de valor mucho mayor a lo que nosotros mismos habíamos advertido.

    –¿Cuándo comienzan las empresas nacionales latinoamericanas
    a expandirse regionalmente?

    –Se da en distintos momentos según el país. La dinámica
    de Brasil hasta mediados y casi finales de los años 90 fue muy orientada
    al mercado interno. Es lógico porque Brasil tiene dimensiones continentales,
    un tamaño de mercado brutal, y a través de los distintos momentos
    de crecimiento con la estabilización una vez que se dió la devaluación
    con el Plan Real en 1998, ha ido pegando grandes saltos de mejora en el poder
    adquisitivo de la población que generan una gran demanda en bienes y
    un proceso inversor virtuoso. El momento de cambio es poco antes de la administración
    de Lula, cuando se ve que lo que está traccionando el crecimiento de
    Brasil son las exportaciones. El real se vió apreciado de 3,15 a 2,15,
    y se valora el poder de cambio por este proceso virtuoso. De esta manera se
    genera un excedente de caja que les permite además de exportar salir
    a hacer adquisiciones. Un efecto muy importante de esto en nuestro país
    es la compra por parte de Petrobras de las participaciones de Pérez Companc;
    la compra de Quilmes por parte de Ambev; y más recientemente una ola
    que toca los frigoríficos. Se busca tener la presencia física
    y uno elige comprar activos que ya están porque se da una oportunidad
    o porque hay un tipo de cambio relativamente apreciado con otros países,
    pero siempre con una lógica que no es la diversificación. Ambev
    es una empresa cervecera muy grande que toma a Quilmes dentro del mismo sector.
    Petrobras compra activos petroleros… es una lógica orientada a consolidar
    su posición geográfica.
    En Chile, la dinámica es previa. Ellos tienen un proceso de internacionalización
    desde año 93 en adelante, con dos focos, por un lado la Argentina y por
    otro lado la cuenca del Pacífico. La Argentina también tuvo un
    proceso de internacionalización, con el caso arquetipo de Arcor.

    –¿Pez grande come al pez chico? ¿Las empresas argentinas
    están destinadas a quedar en manos de empresas brasileñas?

    –Algunos lo ven como peligro y otros como oportunidad. La lógica
    de este proceso de integración regional, es de consolidación dentro
    de sectores. Eso en general brinda bastante más estabilidad al grupo
    que emerge. Por ejemplo, en el caso de los frigoríficos, cuando hay dificultades
    en un país como la Argentina que tiene claras ventajas competitivas para
    la exportación de carne, y se puede complementar con un portfolio
    en Brasil que tiene una capacidad productiva mucho mayor, la oferta competitiva
    va poder sostenerse a lo largo del tiempo para mercados como Europa y el Medio
    Oriente.
    Claramente las empresas que tienen un mejor punto de partida desde el punto
    de vista de caja para hacer estas adquisiciones y fusiones son las brasileñas
    y las mexicanas que son las más grandes.

    La nueva realidad
    –A diferencia de Estados Unidos y otros mercados más desarrollados,
    donde el proceso de adquisiciones se financia con deuda, parecería que
    en América latina si no hay excedente de caja no hay compras.

    –Es un proceso más conservador pero no se lo puede calificar de
    oportunista. No es el caso de alguien que observa un mercado y ve que por algún
    motivo los activos están subvaluados y entonces los compra, espera que
    suba el precio, y los revende. Estas son grandes adquisiciones que llevan ya
    varios años con procesos de integración de gestiones. Es el caso
    de Quilmes con Ambev o de Loma Negra con Votorantim.
    A diferencia de lo que veíamos a principio de la década de los
    90, las adquisiciones y fusiones se están haciendo con un racional estratégico
    mucho más sólido. En ese momento también había liquidez
    y se hicieron compras, pero en la mayoría de los casos terminaron desinvirtiendo
    y hoy ya no forman parte de esos grupos.

    –Algunos estiman que las empresas de capitales latinos tienen
    mayor incumbencia en el continente que las de capital extranjero. ¿Hay
    evidencia de que esto sea así?

    –Las estructuras varían mucho según el sector. En alimentos
    hay una gran cantidad de jugadores domésticos y está bastante
    fragmentado y en el otro extremo está la industria del acero que está
    casi completamente consolidada, con muy pocos jugadores. Y además hay
    muchos sectores en situaciones intermedias, como el financiero. Sin embargo,
    lo interesante es que en todos los casos siguen prevaleciendo las adquisiciones
    de grupos locales o regionales por encima de los grupos internacionales, que
    no fue lo que ocurrió durante los 90, sobre todo al inicio. (El caso
    de Chile fue particular así como también el de México con
    su ingreso al NAFTA).

    –¿Son muchos los casos de empresas que no logran expandirse
    exitosamente?

    –Hay un cementerio de empresas que no logran internacionalizarse. Ocurre
    que no se conocen tan bien los mercados a los que se pretende expandir y más
    allá de los errores normales del proceso de aprendizaje lo que muchas
    veces se requiere es persistencia en el foco estratégico. Por otro lado,
    a veces hay buen nivel de gerenciamiento en el plano local pero no siempre el
    modelo de negocios viaja bien. Hay que tener foco y espalda financiera para
    afrontar los errores y el proceso inicial. M
    D.T.

    Los peces gordos

    Las multilatinas más importantes de la Argentina, Brasil y México
    según CEPAL (informe La inversión extranjera en América
    Latina y el Caribe, 2005):

    Argentina: Principales translatinas y sus operaciones externas, 2004-2005.
    En millones de dólares.

    Brasil: Principales translatinas y sus operaciones externas, 2004-2005.
    En millones de dólares.

    México: Principales translatinas y sus operaciones externas,
    2004-2005. En millones de dólares.







    ¿De multilatinas a multinacionales?



    Las más ambiciosas (y poderosas) de las multilatinas ya han
    ganado gran parte del mercado regional y van por más fuera de
    América latina. El conglomerado del acero Gerdau y la productora
    de avionetas Embraer, ambas brasileñas, han adquirido o desarrollado
    unidades productivas en Estados Unidos. Cemex sentó base en España
    luego de adquirir Valenciana de Cementos en 1992, fórmula que
    ha utilizado para montar una red internacional en cincuenta países.
    Tenaris, que está en el juego de las adquisiciones desde hace
    muchos años, compró en octubre de 2006 Maverick Tube Corp.,
    una de las empresas estadounidenses líderes en el sector de tuberías.

    Sin embargo, los casos de multilatinas que salen a conquistar el mundo
    no abundan. De hecho, son muy pocas las empresas latinoamericanas que
    obtienen más de 50% de sus ingresos fuera del mercado doméstico.
    En gran medida sucede que aún no han adquirido escala suficiente:
    en un ranking de las 50 empresas no financieras más grandes de
    mercados en desarrollo que elaboró la CEPAL, sólo figuran
    siete empresas latinoamericanas (cuatro mexicanas y tres brasileñas).

    Muy distinta es la situación de China, India, Rusia y el sudeste
    asiático que han salido agresivamente de compras en la aldea
    global. En 2005, el magnate Naguib Sawiris adquirió el control
    de la italiana Win Telecommunicazioni. En estos días la empresa
    Sawiris ultimaba detalles para comprar TIM Hellas, la tercera operadora
    de telefonía celular de Grecia. Hinduja Group de India y AFK
    Sistema se disputan Telecom Italia. La india Tata Steel derrotó
    a la brasileña CSN en la batalla por la siderúrgica británica
    Corus.
    Según muestra el siguiente cuadro evolutivo de las inversiones
    directas en el exterior efectuadas por empresas de países emergentes,
    América latina tuvo su esplendor en las décadas de los
    70 y 80, cuando los montos invertidos por el conjunto de economías
    emergentes eran muy bajos, para luego ser superada por Asia que centró
    su desarrollo en los mercados externos y que hoy compite a la par de
    grandes empresas de países desarrollados, sobre todo en Europa.