La salud colapsa a plazo fijo

    Por Rubén Chorny


    Federico Chaigneau

    La Argentina asigna a la salud US$ 120 por habitante y aún así el sistema parece hacer agua tanto en la atención pública cuanto en la privada. Es cada vez más caro, la calidad más deficiente y los estándares de asistencia son inconsistentes.
    Pero como “a mal de muchos, consuelo de tontos”, el problema es mundial y empieza por la propia cúspide del superdesarrollo: Estados Unidos, que destina al sistema de salud per cápita 22% más que el segundo en el ranking, Luxemburgo; 49% más que el tercero, Suiza. Y 2,4 veces el promedio de los otros países desarrollados.
    Global Business Service de IBM realizó un estudio hacia la medicina sostenible y llegó a la conclusión que, así como viene, el sistema amenaza colapsar dentro de ocho años.
    ¿Qué significa? Que la proyección de la cuota de cobertura superará la posibilidad de pago de los particulares y de los propios Estados.
    Las luces amarillas vienen titilando en el tablero internacional y ya los laboratorios medicinales han estado recogiendo en las Bolsas la advertencia de los accionistas: la tasa de ganancia deja de atraer capitales.
    Un sistema social de salud como el de Ontario, Canadá, ha hecho sonar la alarma: la proyección de las cifras indica que dentro de cuatro años el presupuesto insumirá la mitad del total, se elevará a los dos tercios en 2017 y se comerá la totalidad de los recursos fiscales en 2025.
    Y China aporta otro dato que hace temer por el apocalíptico pronóstico de la consultora de IBM: tiene 61% de su población rural fuera de cobertura médica y 54% de la urbana, lo que significará una masa demoledora para la demanda mundial de salud a medida que se vaya incorporando.
    En la región, la prédica de IBM en torno del problema recién empieza y tuvo en Chile el epicentro de la iniciativa.
    El consultor senior Federico Chaigneau estuvo en la Argentina con la inquietante carpeta y Mercado lo entrevistó para que explique las conclusiones. Identifica como aceleradores del colapso:
    1- El consumismo, que eleva el costo de la cuota por contener una mayor exigencia de servicios caros, y además el mayor conocimiento de los riesgos de mortalidad por causa médica, mala praxis.
    2- La globalización, que trajo una feroz competencia financiera a través de los fondos que se dedican a la salud, los que hasta invierten en organizar tours para promoción y empujan así los costos.
    3- Los cambios demográficos, con el aumento de la edad de la población. Los mayores de 60 años ingresan de lleno en la demanda de servicios, ya desde cuatro años antes, promedio, de pertenecer a la denominada tercera edad.
    4- El mayor costo de los tratamientos para enfermedades crónicas: “Cuando parecía que la ciencia ganaba terreno, surgió ahora una lista cada vez mayor de enfermedades infecciosas resistentes a los medicamentos y desde los años 60 aparecieron 20 nuevas, además del sida. Además, las nuevas tecnologías y tratamientos con genoma y regeneración de células entrañan elevados costos.

    Los actores
    El actual perfil de la asistencia médica, que GBS condena al colapso en su estudio, tendría que modificarse tanto por el lado de los consumidores (sean particulares o a través del Estado) como de los prestadores.
    Los hospitales y las clínicas, por ejemplo, deberían correr la línea de corte del servicio hacia delante, o sea, anticiparse a su acción concentrada en los episodios agudos, la administración de enfermedades crónicas o la atención de tercera edad, que explican el mayor porcentaje de ocupación de camas y recursos.
    Y el trabajo hace hincapié también en una ofensiva cultural pública y privada para que los consumidores de salud asuman pautas de cuidado, como por ejemplo, tabaco, obesidad, sedentarismo, relaciones sociales, estrés, etc., que “filtre” la demanda tradicional de servicios de salud. En ese sentido llama la atención respecto del Estado como proveedor regional (a través de los acuerdos farmacéuticos o integración asistencial).
    ¿Y cuál sería la respuesta recomendada? Proveer tecnología a través de una ficha médica universal que registre toda la vida de cada individuo y sea consultable desde cualquier lugar del mundo, y una ficha médica electrónica íntima, que conecte a una base de datos de salud.
    El nuevo jugador en el que piensan para ayudar a transferir parte de la responsabilidad de la salud a los propios consumidores es la medicina alternativa, que ya ocupa un lugar en el gasto, con US$ 27 millones desde hace 10 años. M