Por Gustavo Baiman
Aunque suene a juego de palabras es justo decir que las productoras de dibujos animados en la Argentina no están pintadas. El crecimiento que tuvo este sector superó las expectativas de sus principales actores. No hace más de cuatro años que las empresas que hoy son líderes en la actividad eran sólo un grupo de 4 ó 5 personas con más entusiasmo que capacidad de negocios; ahora con 70 u 80 empleados cada una, están al borde de su capacidad tratando de cumplir con una demanda incesante que llega de las agencias de publicidad y de las cadenas de televisión más importantes del mundo. Según Rosanna Manfredi, presidenta de Encuadre -creadores entre otras animaciones del oso polar del corto de Coca Cola- el puntapié inicial lo dio la publicidad: "La gran apertura se da en el cine publicitario, porque se empieza a ver en todos los festivales un producto con buen nivel, con buena creatividad y con buenos técnicos, a lo que se suma un costo muy atractivo. La animación que hacemos se ve con una calidad diferente y hoy en día en un mundo globalizado las compras se hacen por precio y calidad. La Argentina pasó a ser un proveedor que puede dar un producto de un nivel internacional muy interesante por calidad y por su estructura de costos. Estamos creciendo, indiscutiblemente, por lo que se vende afuera y no por el mercado local" La historia de Hook Up, otra de las productoras líderes que hoy realiza trabajos para Disney, Cartoon Network, Televisa y MTV, refleja cómo se fue desarrollando este negocio. Así lo cuenta su director Gonzalo Azpiri: "A mediados de 2001 éramos sólo cuatro, con algún dibujante más, cada uno en su casa con su PC; entre el 2002 y el 2003 pasamos a tener poco más de 50 personas y hoy ya contamos aproximadamente con 80 empleados. Lo bueno de esto es que un trabajo si se hace bien, te abre las puertas a nuevos clientes. Así como está creciendo todo lo que es la producción de comerciales, básicamente por conveniencia cambiaria, lo mismo pasa con la animación. La Argentina pasó a ser un mercado más interesante por la calidad del trabajo y los costos".
Tras el mercado externo
En este negocio donde el producto final llega a cotizarse entre US$ 150 y 400 el segundo, muchas empresas relacionadas con el sector orientan sus esfuerzos para ocupar un espacio en la actividad. De este modo es como lo pensó la gente de Zoom, una reconocida agencia que hasta hace poco sólo estaba dedicada a las producciones gráficas de publicidad: "Nosotros venimos con un background muy importante en la fotografía -dice Hernán Espinosa Dotta, director y socio de la productora- y tomamos una decisión estratégica que es apostar a 3D y a la animación computarizada. Primero empezamos aplicando 3D al área donde tenemos más conocimiento, que es la imagen estática; y ahora ya nos lanzamos con todo a la animación haciendo trabajos para marcas como Philips, Samsung y la agencia Lowe de México. Estamos decididos a expandirnos al mercado internacional porque es seguro que este recurso se va a utilizar cada vez más". Por supuesto que no es simple voluntarismo sino que antes fue preciso una importante inversión. En el caso de Zoom el año pasado destinaron $ 250 mil a la compra de máquinas, programas y viajes al exterior para capacitarse. Hacia el futuro aseguran que 30% de la facturación total estará destinada al desarrollo continuo de la actividad. Sin embargo el crecimiento del sector encuentra hoy un freno importante. Las productoras tienen muchas dificultades para encontrar profesionales capacitados y cada vez trabajan más al límite con los tiempos por el constante aumento de la demanda. Todos coinciden en que la competencia no pasa por quién se queda con tal o cual cliente, sino por ver quién se queda con tal artista o animador. La cuenta que hacen es sencilla: hay más empresas que demandan este producto que gente con buena capacitación para el trabajo. "Acá hay mucha gente capacitada pero está todo el mundo trabajando, -dice Manfredi- necesitamos más técnicos; es necesario capacitar más gente porque estamos a tope con el trabajo. Para poder cumplir con nuestros compromisos trajimos un profesor de Canadá para capacitar a nuestra gente. Cubrimos la demanda de dos maneras, importando técnicos y artistas, y a la vez capacitando gente porque el mercado absorbió a todo los estudiantes con iniciativas". La misma dificultad la pone de manifiesto Azpiri: "El problema es que la mayoría de la gente que opera software son justamente eso, operadores de software y no animadores. En general, cuando nosotros buscamos un animador digital nos encontramos con buenos operadores a los que les cuesta resolver tiempos, movimientos, problemas de poses, de expresión y de actuación. Por eso son muy valiosas las personas que pueden hacer las dos cosas. No hay una mano de obra ilimitada de artistas de animación. No es que llamo o pongo un aviso y tengo cien personas calificadas; como hay mucho trabajo la gente que lo hace bien está toda ocupada". "Incorporar más gente, prepararla y entrenarla y que haya un grupo cada vez más grande trabajando, tiene que ver con algo muy particular de la animación 3D. Hay muchas tareas que hacer; es como en el cine, se necesita trabajar más en equipo" agrega Espinosa Dotta. El desafío que las productoras se pusieron por delante es lograr que esta actividad que hoy está en pleno desarrollo llegue a transformarse en un relevante negocio. Las posibilidades están, hay buenas oportunidades y lugar para muchos más. Todos tienen la voluntad de seguir expandiéndose. "No queremos ser sólo nosotros, -dice Espinosa Dotta- cuanto más movimiento haya la gente va a saber más sobre este trabajo y la demanda va a aumentar. Apostamos a que haya una considerable masa crítica y conocimiento sobre el tema. A todo el sector le conviene que muchas empresas se incorporen a la actividad".
Oportunidades
Para la productora de Manfredi, que en su cartera de trabajo del año pasado tuvo la producción de una serie animada de diez capítulos para México; el comercial de osos polares para Coca-Cola de Italia, y un proyecto de más de 30 cortos publicitarios también para Europa, es evidente que hay muchas oportunidades. "Es probable que nos convirtamos en un país con una fuerte industria de la animación. No es sólo que a las productoras les vaya bien. El paso siguiente es ver cómo nos transformamos en un verdadero polo productivo. El crecimiento se tiene que dar y sería mayor si hubiera perspectivas, como en otros países, de contar con algún apoyo. Es decir más créditos, algunas ventajas o beneficios para que el sector realmente crezca. Se podría crear un ente para promover la actividad y generar más volumen de negocios" En Hook Up piensan que las dos horas de animación que producen por año, una cifra muy considerable teniendo en cuenta, por ejemplo, que en Disney para realizar una película de 80 minutos se toman aproximadamente 4 años, es sólo el comienzo: "El crecimiento pasa también por lo que es generación de contenidos. Además de hacer los productos para otras empresas, queremos crear conceptos nuevos de series o largometrajes de animación, generados dentro de la productora, hacer el desarrollo y ofrecerlos a productores y distribuidores. Vemos que hay una necesidad de encontrar conceptos nuevos tanto para televisión como para cine. Es a partir de esa necesidad que queremos generar algo propio, y además es la parte más linda del trabajo y está muy bien cotizada. Más que aportar mano de obra, queremos ser creadores". "Calculamos que va a haber un mercado interno muy consolidado y con una fuerte vocación exportadora. Se ve claramente que muchas empresas con buen volumen de trabajo para el exterior, empiezan a tercerizar algunas partes de sus producciones", concluye Espinosa Dotta.