Una solución para disputas sobre software


    Cuando las empresas compran aplicaciones críticas de software aparece un dilema relacionado con la posesión del código fuente de los programas -que permite el mantenimiento, las adaptaciones y las actualizaciones- y con los deseos encontrados de desarrolladores que buscan protegerlo y licenciatarios que pretenden acceder al mismo.


    Las soluciones tradicionales implicaban una fuerte dosis de confianza y consistían en que la empresa que compraba el software reconocía el respaldo del desarrollador y se quedaba sin el código fuente con la esperanza de que el proveedor no desapareciera o bien en que exigiera su entrega y los programadores se fiaran de que los siguieran convocando para el mantenimiento y no se divulgara el núcleo del programa.


    Iron Mountain, una firma especializada en la administración de información en distintos soportes (papel, magnético o digital), acaba de lanzar en Latinoamérica Intelectual Property Manager, una solución que ya cuenta con más de dos décadas en el mundo. Tiene dos conceptos fundamentales: por un lado, la administración de los dominios de Internet para firmas que tienen entre 50 y 15.000 dominios web, y por el otro el que aplica al dilema sobre el código fuente- el de escrow (en depósito o custodia de un tercero) tecnológico, que apunta a la protección de la propiedad intelectual.


    Cuando una empresa compra un aplicativo recibe solamente el código objeto (que permite correr el programa) y el desarrollador trata de no entregar el código fuente. Nosotros somos la tercera parte neutral, que controla el código fuente, lo administra y dirime los litigios si hay una falta de respuesta, sintetiza Ricardo García, vicepresidente de Marketing y Ventas de Iron Mountain en Sudamérica.



    Más que un seguro



    El escrow es como un seguro, puntualiza John Boruvka, vicepresidente global de Ventas. Cuando un cliente compra o licencia un producto crítico, típicamente sistemas aplicativos que corren CRM, ERP, contabilidad, back offices o aplicaciones que están frente al cliente, en general no recibe el código fuente porque ahí está el valor de la propiedad intelectual y el know how del producto. Nosotros proveemos el acceso al código en el futuro bajo ciertas condiciones negociadas como parte de la licencia.


    Iron Mountain añade- recibe el código fuente, lo custodia y si, en algún punto en el futuro, el desarrollador no da el soporte, quiebra o simplemente cierra las puertas, el comprador puede pedir el acceso a la información para solucionar el problema.


    García asegura que es incluso mejor que un seguro porque apunta a garantizar la continuidad del negocio, que la decisión de cambiar el proveedor de software se pueda tomar de una manera planificada y que ante una crisis del proveedor la empresa pueda garantizar la adaptación del software, y agrega que en muchos casos se guardan instrucciones adicionales y los nombres de los desarrolladores clave.



    Garantía



    Al funcionar como una garantía, el sistema permite que sean considerados como posibles proveedores desarrolladores que por su tamaño o breve trayectoria probablemente no lo serían. Más allá de la certeza de inviolabilidad que pueda ofrecer Iron Mountain, Boruvka señala que algunos programadores usan métodos adicionales, como entregarlo encriptado con una llave separada o dividirlo en partes que juntas equivalen al código fuente.


    Entre los desarrolladores que compran o usan el servicio 68% son Pymes de 20 o menos empleados, y 73% facturan US$ 50 millones anuales o menos. Por el lado de las empresas, son típicamente compañías grandes de mercados verticales: bancos, seguros, servicios de negocios, educación, manufactura y áreas de gobierno.


    Hasta ahora el servicio se ofrecía en todo el mundo pero la información se enviaba a una bóveda en Atlanta. Desde este año, la compañía presta el servicio en cada país con contratos adaptados a la legislación local. García asegura que en Argentina encontraron un mercado muy demandante y que ya cuentan con contratos cerrados con bancos, empresas de servicios públicos y compañías de seguros.



    Pirelli Cables ahora es Prysmian


    Tras su adquisición por Goldman Sachs, Pirelli Cables y Sistemas, el mayor fabricante de cables del mundo, cambió su nombre al de Prysmian Cables & Systems, en un proceso en el que se mantienen sin cambios tanto los productos como las marcas, el management, el personal, el know how y los planes de inversión.


    Al hacer la presentación de Prysmian en Argentina la firma fue presentada simultáneamente en los distintos países en los que opera-, su director general en el país, Gustavo Etchepare, destacó que el hecho de que sólo se transformen el nombre y el logo mientras se respetan la herencia de marcas y know how les facilitará la transición.


    Al mismo tiempo, sostuvo que las operaciones se verán fortalecidas por la mayor focalización en medio de mercados complejos, exigentes como los demandantes de tecnología- y diversificados. La nueva denominación, explicó, busca expresar los conceptos de continuidad, tradición, innovación y solidez.


    Para el cambio en todas las etiquetas, el acuerdo de adquisición establece un plazo máximo de dos años, con seis meses más para los remanentes de stock. Durante ese plazo, se incorporará primero el nuevo nombre y logo junto al viejo para que finalmente quede sólo el recién estrenado. Los directivos de Prysmian están convencidos de que los plazos serán menores a los estipulados.


    Con su casa matriz en Italia, fábricas en 25 países y representaciones comerciales en otros 120, Pirelli facturó el año pasado 3.500 millones en el mundo, con un market share cercano a 25%. En el mundo y en Argentina, tras el boom de las empresas de telecomunicaciones su mercado principal volvió a ser el de las eléctricas.


    En el plano local tiene dos plantas, en Mataderos y Quilmes, emplea a más de 550 personas y genera ingresos anuales por unos $ 300 millones, con exportaciones por alrededor de US$ 12 millones, fundamentalmente por ventas a España, Chile y el Mercosur. Prysmian también tendrá a su cargo la mayoría de la firma de instalaciones Tel3, tal como lo tenía Pirelli.