Mucha papa por cortar

    Por Matías Maciel


    Entre 1749 y 1789, en Francia, la papa registró un ascenso social lento pero imparable: de comida que llenaba los estómagos de los pobres pasó a ser una guarnición apreciada por todos, afirma en su libro Historia de la comida el historiador londinense Felipe Fernández-Armesto (sí, londinense). Agrega que el mismo tubérculo tuvo una trayectoria muy distinta en nuestro país, donde empezó siendo una novedad muy apreciada por los ricos, como guarnición para acompañar a la carne o como entrante, rellena o hervida; un poco más tarde se extendió por las distintas categorías sociales.


    Y añade: A principios del siglo XIX costaba tanto como la carne. En 1913 el kilo de papas costaba doce centavos, mientras que el kilo de carne de vaca costaba entre cincuenta y cinco y sesenta centavos. En dirección inversa a como ocurrió en Francia, en la actualidad la papa constituye un elemento central en la dieta de todos los argentinos. De hecho, es el único tubérculo que compite como alimento básico con los cereales favoritos, ya que ocupa según Fernández-Armesto el cuarto lugar por peso consumido entre los alimentos del mundo, tras el trigo, el arroz y el maíz.


    Según Claudio Ribero, gerente de recursos humanos de McCain Argentina, en nuestro país, el consumo anual de papa per cápita asciende a 56 kilos, aunque sólo 400 gramos corresponden a papas prefritas supercongeladas (300 gramos en Brasil, 500 en Uruguay y un kilogramo en Chile). A su vez, en Canadá (de donde es oriunda la compañía), el consumo total alcanza los mismos niveles, pero las papas supercongeladas representan alrededor de 15%, cerca de ocho kilos.



    Enorme potencial



    Con semejante mercado por explotar, la apuesta de McCain no resulta nada extraña, por supuesto. La brecha existente refleja que el potencial de crecimiento es enorme, afirma Javier Montenegro, gerente de producto. Para él, la penetración será cuestión de tiempo, porque el cambio de hábito requiere un proceso de adaptación, en especial si se refiere al consumo hogareño. En su sitio web, McCain propone una comparación para demostrar el rendimiento de sus papas respecto de las papas comunes. Según explica allí, las primeras tienen un aprovechamiento de 100%, gracias a que fueron seleccionadas, procesadas, peladas, cortadas y listas para freír; mientras que las segundas pierden hasta 40% de materia prima entre la humedad de la papa, la cáscara, las imperfecciones y los cortes.
    Con sede en la costa este de Canadá, McCain Foods es líder mundial en la fabricación de papas prefritas supercongeladas. Vende sus especialidades en más de 100 países y cuenta con 55 plantas en todo el mundo. En octubre de este año, la filial local, con sede en la localidad de Balcarce, cumplió diez años. Allí cuenta con alrededor de 450 empleados y desde 1995 realizó inversiones por US$ 160 millones. En Choele-Choel, Río Negro, posee otras 23 mil hectáreas para cultivo.


    McCain Argentina compra cada año 10% de la papa que se cultiva en el país 230 mil toneladas que, a su vez, equivale a 85% de la papa industrial. La capacidad de producción de la planta de Balcarce, que Mercado tuvo la oportunidad de visitar, es de 27 toneladas por hora (que equivale a 55 toneladas de papa cultivada), es decir, 170 mil toneladas anuales. Entre los principales clientes de McCain sobresalen cadenas de supermercado (Jumbo, Carrefour, Disco, Norte y Coto) y de comidas (McDonalds, Hard Rock Café, TGI Fridays, por ejemplo), además de otros restaurantes. La facturación anual de la filial argentina es de US$ 75 millones.