A fines de 2003 un científico argentino afirmaba en una entrevista a esta revista que había llegado el tiempo de despejar algunos malentendidos ideológicos que se dan en el ámbito científico-académico, según los cuales gran parte de sus colegas sostenía que si la universidad pública se vincula con el sector privado es como vender el alma al diablo. Sin embargo, algunas iniciativas pueden ayudar a cambiar las cosas y a ello apuesta el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con la puesta en marcha del programa Investigadores en Empresas (IE). El CONICET define como IE a los profesionales de esa institución que realicen sus tareas de investigación con dedicación exclusiva en empresas privadas radicadas en nuestro país por un período predeterminado, con el objeto de promover el desarrollo innovador y propender a la formación de recursos humanos de investigación en su seno. El vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del CONICET, Mario Lattuada, reconoce que el programa IE no tuvo al principio una repercusión acorde a las expectativas que se habían generado, sin embargo el panorama ahora es más alentador y hay un interés creciente en la modalidad. Entre las características del programa IE figuran que la empresa que decida incorporar un investigador mediante este instrumento se compromete a aportar un monto no inferior a 50% del sueldo bruto abonado por el CONICET a ese profesional en concepto de salario. Por otra parte, el investigador puede participar de la propiedad de la empresa bajo dos condiciones: que la empresa sea de base tecnológica, y, en segundo lugar, que no sea designado ni ejerza función directiva, ni tenga relación de dependencia con la empresa. Por otra parte explica Lattuada-, para los empresarios debería ser muy importante contar con investigadores que trabajan en sus proyectos, porque se trata de profesionales seleccionados, evaluados por un organismo como el CONICET y en contacto permanente con el conocimiento de última generación que se desarrolla en la comunidad científica internacional. Asimismo, para el directivo, el CONICET ofrece en la actualidad una gran predisposición y mentalidad abierta a la integración y a la cooperación con el sector privado como no se ha dado nunca en la historia de la institución. En la actualidad afirma Lattuada- nos podemos sentar con cualquier empresario con el propósito de encontrar la forma de articular cualquier tipo de asociación porque el objetivo, en definitiva, es generar empleo y crear valor agregado nacional. Nuestra misión no es hacer negocios, sino ayudar al empresario para que los haga, a partir del desarrollo de la ciencia y la tecnología argentina. El programa IE fue pensado como una puerta de entrada al sector privado, una puerta que abre fronteras y lugares de trabajo para profesionales argentinos con alta calificación en ciencia y tecnología. La apuesta fundamental es que nuestros profesionales no se vayan a engordar los sistemas de ciencia y tecnología de los países desarrollados por falta de expectativas o de inserción laboral en nuestro país. Para ello es esencial generar los elementos que faciliten a los espacios privados hacer lugar a nuestros científicos para que desarrollen todo su potencial; porque se supone que si parte de desarrollo de la Argentina estará basado en el conocimiento, necesitaremos también una fuerte inversión por parte de los privados, explica Lattuada. |