Hay proyecciones estadísticas impresionantes: si las cosas marchan bien, antes de promediar el siglo ese cuarteto podría superar a los seis líderes actuales juntos, en PBI a dólares constantes. Ya hacia 2025, representaría la mitad del sexteto y, para 2050, apenas Estados Unidos y Japón quedarán entre los seis líderes.
Así presume un extenso estudio de Roopa Purushothanam y Dominic Wilson, recientemente publicado en Londres, que se centra en aspectos como desarrollo y grado de globalización en el grupo BRIC, claves para inversores especialmente institucionales- con visión de futuro. Los autores asumen una serie de supuestos sobre el proceso de crecimiento y los aplican a pronósticos de largo y muy largo plazo. Fundamentalmente, comparan el conjunto BRIC con un G 6 ad hoc, formado por EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia. Obviamente, el trabajo prevé que, para 2050, las economías nacionales sigan primando, por lo cual no incluye la Unión Europea (en este momento, primera en PB regional).
Empleando proyecciones demográficas y financieras, más un modelo de acumulación de capitales y productividad, dibujan la evolución del PBI, el ingreso personal y los movimientos cambiarios desde 2005 hasta 2050. Ambos estadígrafos están seguros de haber trazado un esquema bastante exacto de los cambios fundamentales en la economía mundial durante ese lapso.
Los resultados del ejercicio son más que interesantes. Por ejemplo, la economía india posiblemente supere a la japonesa hacia 2032 y a la china hacia 2041. En conjunto, el grupo BRIC podría suman mayor volumen que el G 6 hacia 2039. Los autores admiten que sus escenarios son optimistas, pero sostienen que son razonables, muestran consistencia interna y constituyen referencias claras para expectativas y planes de inversión privada.
Existen riesgos advierten- de que, en una economía u otra, no se den las condiciones apropiadas en el momento justo y las proyecciones no cristalicen. Pero si el BRIC mantiene políticas adecuadas, el contexto definido en este estudio podría ser realidad.
Purushothanam y Wilson han llegado a algunos corolarios básicos que definen cómo irá cambiando el mundo de ahora a 2050. La tesis fundamental es que el grupo llevará a cabo políticas promotoras de expansión y, por tanto, las conclusiones se refieren a (1) volumen económico, (2) crecimiento, (3) ingreso y población, (4) pautas de demanda global y (5) movimientos cambiarios.
Volumen económico
En menos de 45 años, el grupo BRIC podría ser económicamente más amplio que el actual G 6, en PBI a dólares constantes. Hacia 2025, por de pronto, quizá represente la mitad del G 6 actual en tamaño. A fines de 2004, representaba menos que 15% de los seis líderes en bloque.
En similares términos, China bien pudiera superar a Alemania en los próximos cuatro años, o sea hacia fines de 2009. Lo mismo le ocurriría respecto de Japón (2015) y EE.UU. (2040). Por su parte, la economía india podría ser la tercera del mundo en treinta años, sólo superada por EE.UU. y China. En cuanto a Rusia, tiene posibilidades de pasar sobre Alemania, Gran Bretaña, Francia, e Italia durante el mismo período.
Entre los actuales integrantes del G 6 (EE.UU., Japón, Alemania, GB, Francia, Italia), sólo los dos primeros permanecerán hacia 2050 entre las seis economías mayores, medidas en dólares de 2004. Cabe apuntar que algunas proyecciones sobre dólares corrientes/constantes provienen del Fondo Monetario Internacional y otras del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial).
Crecimiento, ingreso, población
India exhibe mayor potencial que el resto del BRIC para crecer velozmente durante los próximos treinta a 45 años. Por ende, su PBI podría aumentar a más de 5% anual hasta 2034 y a un poco menos hasta 2050. Si las pautas de desarrollo prosiguen como hasta el presente.
En general, el crecimiento del cuarteto irá perdiendo impulso a través del tiempo y en ese mismo lapso. Hacia 2050, sólo India en las proyecciones de los autores- podría mostrar tasas de expansión por encima de 3% en el PBI a moneda constante. Vale decir, un ritmo parecido al estadounidense en la actualidad.
A pesar de un crecimiento más acelerado que el del promedio global, hacia 2050 los habitantes del BRIC probablemente todavía sean más pobres que los del G 6. Rusia podría ser la excepción y alcanzaría el escalón de ingreso por persona más bajo del G 6. A su vez, el ingreso per capita de China podría acercarse al del G 6 actual (unos US$ 30.000 anuales). Ya hacia 2030, igualaría al de Surcorea hoy. Pero, hacia 2050, el ingreso personal en EE.UU. orillaría los US$ 80.000 anuales.
El factor poblacional desempeñará un papel relevante en el sesgo de los cambios mundiales. Aun dentro del cuarteto, las circunstancias demográficas variarán en forma notable. La declinación en el volumen de población activa por envejecimiento- tendrá lugar, por lo común, más tarde que en las economías avanzadas. Simultáneamente, será más pronunciada en Rusia y China que en Brasil e India.
Demanda, tasas, monedas
Ya hacia 2009, al aumento anual en dólares del gasto en el grupo BRIC podría superar, en conjunto, al del G 6 y doblaría al actual en el mismo cuarteto. Hacia 2025, ese aumento anual en el grupo podría ser dos veces superior al del G 6, brecha que llegaría a cuatro veces hacia 2050.
El incremento de los tipos de interés y cambios, sin duda, contribuirá en grado significativo al crecimiento del PBI en dólares de los cuatro. Casi un tercio del margen, a lo largo del lapso 2005-49, podía originarse en el alza de sus monedas respecto del dólar y de sus bonos de deuda respecto de los emitidos por economías centrales. Los otros dos tercios derivarían de mayor ritmo expansivo interno. Este trabajo presume tácitamente que la prolongada vulnerabilidad actual del dólar y los vaivenes de otras divisas principales (euro, yen, libra) van en vías de continuar en el segundo lustro del siglo.
Las paridades cambiarias reales podrían, pues, re-preciarse hasta 300% durante los próximos 45 años, lo cual da un promedio de 2,5% anual. El yüan chino podría duplicar su valor en diez años, si el crecimiento económico continuase y la paridad flotara libremente (situación muy poco probable).
Cómo un país se enriquece
Los pronósticos de este estudio señala Wilson- pueden parece aventurados. Pero, en algunas décadas, la economía mundial cambiará espectacularmente. Echar una mirada a los últimos cincuenta años es muy ilustrativo al respecto.
Hace medio siglo, en efecto, Japón y Alemania recién emergían de la reconstrucción posbélica. Hace cuarenta años, Surcorea recién abandonaba una economía primaria, castigada por la guerra de 1950/3. Pero bastó un decenio para que la economía china recobrase en el mundo el peso que tenía entre los siglos III y XV de la era común.
La historia apunta Purushothanam- demuestra, también, que toda proyección a largo plazo queda expuesta a altos grados de incertidumbre. Cuanto más adelante se escruta en el futuro, menos seguras parecen las cosas. Así, las predicciones usuales en los años ´60 y ´70 señalaban que la Unión Soviética y Japón reemplazarían a EE.UU. en el primer puesto de la economía global. Se equivocaron de medio a medio.
Esos condicionamientos dificultan hacer proyecciones, pero éstas siguen siendo esenciales para los mercados de riesgo. Más de 80% de las ganancias generadas en las grandes plazas bursátiles provienen de operaciones decididas o iniciadas hace más de diez años. Desarrollar estrategias de posición y crecimiento suele tomar varios años y exigir un alto grado de planeamiento a término; aun en productos primarios. La mejor opción es definir un marco razonable, basado en presunciones y proyecciones claras.
A medida que se expanden las economías en desarrollo, generan un potencial de mayor crecimiento y se aproximan al mundo avanzado. Ese potencial sostienen los autores- proviene de dos fuentes. Primera: un país en desarrollo tiene menos capital por trabajador activo. Por ende, los retornos de la inversión son mayores y, a determinada tasa, generan mayor expansión del stock.
Segundo: un país en desarrollo puede aprovechar tecnologías ajenas para ir alcanzando al grupo desarrollado. A medida que las economías se desarrollan, esas fuerzas se esfuman y el ritmo de crecimiento tiende a los niveles de los países avanzados
En Japón y Alemania, el veloz crecimiento de los años ´60 y ´70 dio paso a tasas más moderadas de expansión en los ´80 y los ´90. Por eso, la simple extrapolación lineal de datos presentes al futuro suele dar respuestas absurdas en el largo plazo. Basta un ejemplo crudo: si el PBI chino siguiera creciendo al ritmo de 2004 (8%), para 2030 triplicaría el tamaño del PBI estadounidense a dólares constantes y, hacia 2050, sería 25 veces más grande.
Monedas y modelos
Los países se enriquecen también vía re-preciación monetaria. Tienden, pues, a crecer y su productividad los lleva a converger en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) de sus monedas.
Existe una clara propensión de los países de mayor ingreso por habitante a que sus monedas de acerquen a la PPA (respecto de la divisa referencial). En esta coyuntura, el grupo BRIC muestra paridades cambiarias bastante por debajo de la PPA. Estas amplias diferencias se deben a que la productividad es muy inferior a la de economías avanzadas. A medida que se desarrollan, sus monedas comienzan a elevarse hacia los niveles de PPA
Para traducir ambos procesos en proyecciones concretas, el modelo de Purushothanam y Wilson es asaz simple y divide el desarrollo en tres componentes:
Crecimiento del empleo
Crecimiento en el stock de capitales
Progreso técnico (= productividad a factores totales, PFT)
Esos componentes se aplican en forma explícita. Así, se emplean las proyecciones demográficas elaboradas por la oficina estadounidense de censos para pronosticar crecimiento de empleo en el largo plazo, presuponiendo que la parte de población activa con trabajo se mantiene más o menos estable. Por su parte, las presunciones sobre tasas de inversión marcan la dirección en el tiempo del stock de capitales. El aumento de PFT da la pauta en cuanto a ir cerrando brechas con las economías centrales, pues se asume que, a mayor diferencia entre el BRIC y el G 6, mayor será el potencial de alcanzarlo y más sólido el crecimiento de PFT.
A partir de esos conceptos, los analistas emplean las proyecciones de crecimiento de productividad para trazar el rumbo de la paridad cambiaria real. Por tanto, presumen que, si una economía experimenta mayor crecimiento productivo que EE.UU., su paridad de equilibrio tenderá a elevarse respecto del dólar. Entretanto, diversos supuestos sobre inversión, demografía o reducción de brechas pueden generar proyecciones diferentes en lo que hace a PBI anual, su aumento y el del PBI per capita (en moneda local o en dólares), crecimiento productivo y paridades cambiarias de equilibrio.
Dado que tanto el crecimiento como las proyecciones cambiarias implican proyecciones de largo plazo, su impacto en el ciclo de negocios puede pasarse por alto. En efecto, las proyecciones pueden interpretarse como crecimientos en tendencias (o crecimiento potencial) de la economía. En las sujetas a paridades fijas, resulta clave interpretar las proyecciones como atinentes a paridades de equilibrio.
El caso chino es un excelente ejemplo práctico. Empleando sus instrumentos estadigráficos, los autores presumen que la tasa de inversión china irá declinando gradualmente de sus niveles actuales (36% anual) a 30% hacia 2015. Esto es, se acercará al promedio actual para Asia oriental y sudoriental.