La hora de los nuevos negocios

    Por Mónica Fernández


    Con el alivio que trajo la finalización del canje de deuda soberana, el sistema financiero en su conjunto cerró el primer semestre del año con datos y números positivos y se espera que en la segunda mitad no sólo se afirme la tendencia sino que empiecen a despertar estrategias comerciales dormidas y algunos nuevos negocios.


    El balance es especialmente positivo para los bancos que a mayo, último dato disponible en el BCRA al cierre de esta edición, arrojaron tres meses consecutivos de ganancias con un resultado final de $100 millones (0,6% anualizado del activo). Más de la mitad de esas utilidades es generada por los bancos privados. Estas ganancias acumuladas confirman la progresiva recuperación de la rentabilidad del conjunto de las entidades financieras: en igual período de 2004 registraron pérdidas cercanas a $ 880 millones o 1,1% del activo, señala el Banco Central en su último informe sobre bancos. Las perspectivas sobre la evolución de la rentabilidad se mantienen favorables para el corto y mediano plazo, en un contexto macroeconómico de crecimiento con baja inflación, agrega la autoridad monetaria.


    Para el resto de los jugadores del sistema financiero, Administradoras de Jubilación y Pensión (AFJP) y compañías de seguro, el balance también es bueno. Además de lograr sanear sus carteras de inversiones que ahora están libres de títulos en cesación de pagos, ambos protagonistas empiezan a mostrar resultados positivos y a capitalizar los efectos del crecimiento económico.



    Diagnóstico



    El primer semestre del año fue auspicioso para los bancos argentinos. La actividad crediticia muestra un fuerte crecimiento y los bancos finalmente han recuperado su rentabilidad operativa. Otro dato positivo es la reducción de los préstamos problemáticos y una lenta pero continua mejora de la capitalización, evalúa Carina López Espiño, analista de bancos de Standard & Poor´s.


    En lo que va del año los créditos al sector privado acumulan un crecimiento de 20% de acuerdo a los últimos datos difundidos por el Banco Central. El stock destinado a este sector asciende a $ 45.800 millones frente a $ 38.800 millones de fines de 2004. Las entidades privadas son, claramente las que motorizan ese despegue: explicaron más de 70% del incremento total registrado en el saldo de los préstamos a privados, según la autoridad monetaria. De todas maneras, los bancos públicos, empezaron a achicar la brecha en los últimos meses.


    Los depósitos, respondieron positivamente a un contexto de tasas en leve ascenso. Desde diciembre de 2004 a julio de este año crecieron 13,5% los del sector privado y 7,5% los del sector público que coloca un importante superávit fiscal tanto del Tesoro Nacional como de las provincias.


    La finalización del incumplimiento de pagos liberó a los bancos de una pesada carga que no tiene que ver sólo con los efectos directos de la reestructuración sobre el libro de activos, ya que la mayor parte de la deuda en poder de los bancos está compuesta por Préstamos Garantizados que no estaban en default y tipos de Boden que no formaron parte del canje, sino con la creciente normalización del entorno operativo gracias a un escenario económico y financiero menos incierto, explica López Espiño.

    En la misma línea Marcos Bazán, especialista en bancos de Deloitte, asegura que el sistema financiero muestra mejorías y resultados con tendencia positiva. La solvencia, (relación entre patrimonio neto y el activo) está en 11%, un nivel similar al que mostraban los bancos argentinos pre- crisis y superior a 8% que exigen las normas de Basilea. Advierte, no obstante, que esta relación está algo distorsionada por la posibilidad que tienen los bancos de contabilizar a valor técnico sus tenencias de bonos. Si se los valuara a valor de mercado muchos patrimonios estarían en niveles cercanos a cero.


    La recuperación del crecimiento económico y consecuentemente del consumo seguirá contribuyendo al retorno paulatino de las personas al sistema financiero institucionalizado. Sin embargo, el esfuerzo de los bancos por capturar y retener clientes deberá ser grande considerando los efectos negativos residuales de la crisis del 2001 relacionados con la percepción de la imagen de las entidades financieras en la sociedad y la reducción de la base de consumidores de servicios financieros por motivos económicos, opina Javier Casas Rúa, socio de Servicios Financieros de PricewaterhouseCoopers.

    Ampliar el horizonte



    En un contexto de mayor estabilidad y previsión, el desafío de los bancos es, entonces, crecer y ampliar el espectro de negocios de manera de ver incrementar sus márgenes de ganancias. Nuestra estimación es que el mercado de la banca minorista se va a duplicar desde el punto de vista de los ingresos que genera en los próximos cinco años. Pero no obstante eso quedaría en el mismo nivel al previo a la crisis del 2001, sostiene Gustavo Wurzel, director para el Cono Sur de The Boston Consulting Group (BCG). El desafío de los bancos es llegar a segmentos de clientes a los que históricamente no les prestaron atención. Actualmente, en banca minorista hay muchos participantes apuntando al mismo segmento, asegura.


    Ricardo De Lellis, socio de KPMG, advierte que los niveles de bancarización en la Argentina siguen siendo muy bajos y la prueba está en que incluso con más de $100 mil millones en depósitos, los bancos sólo captan un tercio del ahorro de los argentinos. Los préstamos, en tanto, representan sólo 8% del producto bruto, muy por debajo de otros países de la región, con lo cual es obvio que existe un gran potencial de crecimiento.


    La manera de ganar dinero es prestando porque los retornos que le dejan a los bancos los depósitos son muy bajos. Prestar es el desafío y la oportunidad pasa, en buena medida, por los individuos de más bajos ingresos que demandan básicamente crédito de consumo. El cliente de altos ingresos (ABC1) que compra todo un paquete de productos es cada vez más pequeño y está más empobrecido, dice Wurzel.


    Casas Rúa, también pone el acento en la rentabilidad. La recuperación de la confianza en las entidades financieras será un factor necesario para que el volumen de actividad alcance niveles adecuados que permitan alcanzar una rentabilidad razonable que contribuya a consolidar la solvencia patrimonial del sistema y consecuentemente su sustentabilidad en el largo plazo, asevera.


    En ese sentido, Gabriel Saidón, CFO del Banco Hipotecario, afirmó recientemente que el sistema financiero tendrá en cinco años el doble del tamaño que tiene hoy. De ahí en más, hay que pensar qué bancos se están preparando para captar ese crecimiento. Es un juego de oportunidades y capacidades a la vez.


    Así parece que el sistema financiero se encamina a empezar una nueva etapa en la que muchas de las ideas rectoras de la década de los ´ 90 caerán en desuso: las grandes empresas y los clientes ABC1 ya no serán los únicos en la mira de los banqueros.


    Inmediatamente después de la crisis lo que primó fue la supervivencia del más apto pero ahora lo que se necesita son jugadores que atiendan segmentos tradicionalmente descuidados como el interior del país, apunta Marcos Bazán de Deloitte. Podemos llegar a ver nuevos jugadores que están actualmente operando en el sistema financiero pero que no tienen patente de banco y eso, a la larga, trae más competencia, pronostica.


    Cinco principios para un CEO financiero



    Por Javier Casas Rúa*


    No hay un único camino predeterminado para lograr el éxito en los próximos años y probablemente la situación del contexto del mercado en el que opera cada entidad podrá influir en la adopción de diferentes soluciones para los desafíos que deban enfrentarse.


    Sin embargo, al momento de pensar sobre el perfil de los actores más importantes del mañana, las estrategias líderes deberían adoptar cinco principios clave:



    1. Identificar y articular las áreas en las que se destaque la entidad.


    Una entidad corporativa bien definida en las mentes de los clientes, inversores, reguladores y el personal será clave. Dicha identidad puede basarse en diferenciadores tradicionales, tales como segmentos de clientes específicos u otros menos convencionales como distinción entre distribución y producción, nivel de riesgo a asumir, destreza en el procesamiento de información. Deberá ocupar el lugar central de su estrategia. Las estrategias de conglomerado perderán brillo.



    2. Simplificar la oferta a los clientes


    Sea cual fuere la actividad central, la confianza será el activo más preciado de la organización. Las regulaciones cada vez más estrictas y la base de consumidores cada vez más amplia significan que la complejidad quedó afuera y se busca la simplicidad. Los productos deben ser transparentes y fáciles de entender, los riesgos deben estar claramente definidos y ser comprendidos en forma explícita, y el desempeño debe ser informado en forma objetiva. La interfaz con el cliente debe ser fácil de usar. Los indicadores de satisfacción del cliente ocupan un lugar central en el proceso de toma de decisiones de la gerencia. La clave además será pensar primero en el cliente y en segundo lugar en los procesos internos.



    3. Simplificar la entidad


    La organización y sus procesos internos también deberán simplificarse. Las plataformas tecnológicas deberán consolidarse e integrarse, con el apoyo de la tercerización . Se deberán evaluar y administrar los riesgos en el nivel de la entidad. Los datos sobre desempeño deberían dar una visión panorámica. Como resultado se obtendrán ahorros de costos y más importante aun, desaparecerán los compartimentos estancos y los equipos trabajarán en colaboración en forma más efectiva. Habrá poca cabida en las entidades líderes del futuro para las jerarquías, ya sea con base en productos o funciones. La transparencia interna y externa en la información financiera publicada y en el cumplimiento regulatorio, serán pilares básicos para sostener la reputación de la entidad como valor diferencial.



    4. Desarrollar el posicionamiento de mercado conforme a las tendencias demográficas.


    Ya sea con el fin de aprovechar el crecimiento o recuperación de la clase media, o focalizarse en sub-poblaciones específicas, o lograr estrategias de productos de ciclo de vida, las tendencias demográficas ocupan un lugar central en los planes de negocios. Para incentivar el crecimiento en forma efectiva, las entidades deberán identificar clientes de alto potencial y desarrollar sus productos en forma acorde. El desarrollo y defensa de nichos de actividad resultará clave. Entender los cambios en los valores de las personas y de las sociedades, será prioritario para obtener y retener clientes.



    5. No olvidar el ingrediente más importante: la gente.


    El paisaje de la industria puede cambiar, pero la importancia de la gente es permanente. Se requieren empleados de alta calidad en todos los niveles de la organización. Lo que puede modificarse es la base de destrezas. Habrá dos tendencias marcadas en las capacidades de los empleados: hacia un mejor análisis de datos y mayor pericia en la relación con los clientes. Las entidades deberán pensar muy bien antes de tercerizar sus actividades de contacto con los clientes.



    * Socio de Servicios Financieros de PricewaterhouseCoopers.

    Caras nuevas … y no tanto



    En ese sentido, en los pasillos de las entidades financieras y en los despachos del Banco Central, los rumores abundan y los nombres de los posibles nuevos actores completan una lista nutrida de candidatos con peso propio dentro de la City.


    El de la familia Fiorito, los primitivos dueños del Banco Quilmes que luego vendieron al Scotiabank, suena con fuerza. El grupo, que actualmente opera en el negocio de factoring a través de Fiorito Factoring, estaría tramitando en el Banco Central una licencia para entrar al negocio bancario después de perder la licitación por la patente del ING que finalmente fue para el Standard Bank, una entidad con expertise en mercados emergentes.


    También Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical y SMG Seguros, está atento a las oportunidades que surgen. Puente Hermanos, la sociedad de Bolsa que desde la crisis multiplicó sus negocios extendiéndose a fideicomisos y fondos comunes de inversión, es otro caso a observar. Habría presentado una oferta por Cofidis, la financiera de origen francés, aunque aún no hay resultados concretos.


    En el interior el movimiento crece: la familia Garretón se quedó con el Banco Empresario de Tucumán y está esperando la autorización final de la operación. En Córdoba habría un grupo de empresarios interesados en abrir un banco y la familia Ick, dueña de los bancos de Santiago del Estero y de La Rioja sería uno de los candidatos a quedarse con el Banco Bisel, cuya licitación se espera para el corto plazo. También el Macro, el Comafi y Enrique Esquenazi, dueño del Banco de Santa Fe, estarían en la puja.


    Estos movimientos no harían más que confirmar el fortalecimiento de la banca nacional que arrancó con el crecimiento de grupos como Macro- Bansud de Jorge Brito, que ocupa el 8º lugar del ranking por depósitos y el 11º por préstamos, o Patagonia, encabezado por Jorge Stuart Milne, que creció tras la compra del Sudameris y el Lloyd´s y hoy está 13º medido por préstamos y 15º por depósitos.


    Estos nuevos bancos no vendrían a competir con los bancos universales sino que se dedicarían a un segmento de mercado como puede ser el interior o las Pymes, sostiene Bazán.


    Gustavo Wurzel, de BCG, no descarta en tanto, que algunos grupos regionales empiecen a mirar a la Argentina para penetrar en el segmento de consumo que es un mercado muy subexplotado. Ahora para afianzarse en el negocio, explica, lo importante es lograr volumen. En el retail (comercio minorista) la escala es lo que da eficiencia y reduce costos operativos. Con poca escala, como es el caso de muchos bancos minoristas en la Argentina, es difícil estar en este negocio y no descarto que vayamos a ver una mayor consolidación del sistema financiero.


    El incremento de la participación de los bancos con accionistas locales es una tendencia que probablemente no se revierta con facilidad. Mientras el difícil entorno de la crisis y la post crisis convenció a muchos accionistas extranjeros que reducir o eliminar sus operaciones argentinas era la mejor opción, muchos grupos locales percibieron la crisis como oportunidad para incrementar sus participaciones a un costo sumamente bajo, argumenta López Espiño de Standard & Poor´s.



    Una oportunidad de crecimiento





    Por Ricardo De Lellis*



    Tras la crisis de fines de 2001 y principios de 2002 punto de referencia ineludible para analizar la Argentina actual-, el sistema financiero fue uno de los sectores que más sufrieron, y recién hoy se abren caminos para su recuperación.


    La situación actual no es muy buena, pero lejos de ser desalentadora, brinda importantes oportunidades sobre las cuales es posible avanzar.


    El crédito al sector privado, por ejemplo, está en un nivel muy bajo. Si lo medimos como porcentaje de préstamos con relación al PBI, se trata de un sector pequeño: la relación es de aproximadamente 8%, muy por debajo de otros países emergentes de América latina, en los que en promedio la relación es de 28% por ciento.


    Pero en vez de mirar estos datos con resignación, hay que analizarlos como la descripción de un amplio campo de posibilidades para avanzar en la colocación de más créditos. La diferencia con el resto de la región es de 20 puntos porcentuales sobre el PBI y hacia esta meta hay que apuntar en una primera etapa.


    También las empresas, que recurrieron a la financiación con capitales propios o la obtuvieron de sus proveedores, recibieron créditos internacionales o buscaron fondos en sus casas matrices – casi sin endeudarse en el sistema bancario-, son otro campo de acción.


    Es cierto, sin embargo, que quedan interrogantes importantes todavía sin respuesta. Entre otras cuestiones, queda sin definirse cuál será la moneda de ahorro de los argentinos (dólar, peso, moneda ajustada); cómo se podrán incrementar los préstamos a las PyMEs con alto nivel de informalidad; cómo y quién financiará los futuros proyectos de inversión (la banca pública o la privada, y, si es esta última, cómo logrará el fondeo a igual plazo que permita cubrirse de los riesgos de tasa de interés); y cómo se debe mejorar el nivel de créditos hipotecarios con la brecha que hoy existe entre el valor de las propiedades y los salarios.


    Más allá de estos temas, el sistema financiero cuenta con sobradas oportunidades para crecer, y para aprovecharlas ha iniciado ya un proceso fundamental: la reconciliación de los bancos con la sociedad.



    *Socio de KPMG



    AFJP



    La casa en orden



    Las administradoras de fondos de pensión – entre las que más batallaron con el gobierno en la negociación de los bonos en default-, finalmente salieron bastante airosas del canje.



    Hoy podemos comprobar que la creencia de que los fondos de jubilación iban a derrumbarse tras el canje de deuda era infundada: durante junio de este año, el mes en el que recibieron los bonos post-default, los fondos totales aumentaron en $ 1.200 millones, opina Eduardo Feldman, analista de Marcú y Asociados. Incluso -agrega- estos bonos, en principio desdeñados por los inversores, hoy entregan una rentabilidad real difícil de obtener con otros instrumentos financieros.


    Otros números también empiezan a ser más alentadores para la industria. El nivel de aportantes efectivos, por caso, va aumentando lentamente. Esta variable, vital para la eficiencia del sistema y para la propia economía de las AFJP, aumentó 10% en el último año, tomando como referencia los datos a julio de la Superintendencia del sector. Aportan 6 millones de personas sobre un total de 10,3 millones de afiliados. De las doce administradoras que existen, las cuatro de mayor tamaño Orígenes, Consolidar, Siembra y Máxima- concentran 63% de los aportantes.


    En cuanto a los traspasos, un tema que puso en alerta a la actividad durante 2004 debido al elevado volumen de afiliados que optaban por pasarse a Nación AFJP, la situación está más controlada. Cuando empezó a hablarse del canje muchos afiliados temieron que se esfumaran sus ahorros por efecto de la quita sobre la deuda en poder de las AFJP y hubo quienes buscaron reducir esa incertidumbre cambiándose a Nación que, como había aceptado la pesificación, no entraba en el canje, explica Feldman. Además, la administradora estatal se beneficiaba por el efecto de la inflación sobre los títulos ajustados por CER.


    Entendiendo que esta diferencia podía ser la mecha que encendiera una nueva guerra de traspasos, la Superintendencia decidió revaluar los préstamos garantizados reduciendo la brecha entre su valuación contable y su valor nominal con lo que, en adelante, el comportamiento de estos títulos debería ser muy similar a la de los cuasipar que obtuvieron el resto de las administradoras en el canje.


    Sin embargo, el camino no está totalmente despejado: la vuelta de los aportes a 11%, demorada hasta después de las elecciones de octubre, para evitar un impacto negativo en el salario de bolsillo de los trabajadores, es un tema vital para el sistema.



    Seguros



    Consolidación y recuperación



    Después de la fuerte concentración que atravesó, el rubro asegurador está recuperando el espacio perdido. Actualmente están operando un total de 192 empresas que generan un volumen de primas cercano a los $13.000 millones, 50% más que en 2003.



    En seguros generales, el cimbronazo de la pesificación y el default redujo la cantidad de operadores de 117, en junio del 2001, a 106, en diciembre del año pasado. En el ramo vida pasaron de 62 a 48 y las ART de 18 a 14, de acuerdo a un trabajo realizado por Ernst & Young.


    La recuperación de la economía fue, sin duda, el motor para los seguros patrimoniales, que engloba entre otros, autos y combinado familiar. El control sobre los desarmaderos que hizo decrecer el número de vehículos robados y poner bajo control la siniestralidad, también fue clave en la mejora de los resultados, al punto que el ramo automotor dio en el último ejercicio ganancias por primera vez en muchos años.


    La industria de seguros patrimoniales, la más significativa dentro del sector, se encuentra en la actualidad en mejores niveles que hace cinco años, con operadores más solventes y con resultados positivos, señala Gabriel Marinozzi, especialista en seguros de Deloitte. La pesificación a $1,40 por dólar más la actualización por CER de gran parte de los activos ayudaron a mejorar la solvencia ya que los pasivos no aumentaron en la misma proporción. De todas maneras, el índice de solvencia (patrimonio sobre primas) de 44% en la Argentina está lejos del de países como España (62%), Chile (60%) o Estados Unidos (150%), aclara.


    Para Viviane Levy, directora de la consultora Marcu & Asociados, hay señales positivas en cuanto a la solvencia aunque aún queda camino por recorrer. El aumento de la producción en varios ramos, sumado al mantenimiento de la siniestralidad en valores razonables con gastos operativos contenidos, son buenos indicios


    También la liquidez, otro de los indicadores claves para el sector, ha mejorado. La situación de liquidez es bastante aceptable en general ya que aproximadamente 40% del activo total del mercado, $ 24.400 millones, se encuentra invertido en instrumentos de vencimiento inferior a 90 días o con cotización en su mercado secundario, afirma Alejandro Pavlov, analista senior de Moody´s. Claro que la liquidez cambia según el ramo y así en Retiro el portafolio de inversiones está altamente concentrado en Préstamos Garantizados, que por el momento no cotizan en un mercado autorregulado.


    En la calificadora cuyos clientes representan más de 50% de la producción total del sector- aseguran que si bien muchos indicadores comienzan a ser positivos todavía no se movieron los indicadores básicos. Aún no se produjeron aumentos en las calificaciones de riesgo porque en cada ramo en particular existen amenazas o riesgos a mediano plazo, sostiene Pavlov.


    El futuro es, de todas maneras, alentador. La expectativa de crecimiento en la venta de automóviles nuevos es una buena noticia para las aseguradoras. Por otra parte, el combinado familiar seguiría desarrollándose y también todas las pólizas vinculadas con el agro.


    Combinado familiar tuvo una fuerte expansión el año pasado y se proyecta un crecimiento significativo de la mano de coberturas cada vez más completas y servicios complementarios tangibles, lo que debería ser además acompañado por un sinceramiento de los valores asegurados, apunta Levy.


    El sector agropecuario impulsará el crecimiento de muchos ramos porque los productores empiezan a conocer, y necesitar otras coberturas, como seguro de granos acopiados o para la maquinaria, dice Marinozzi.



    Recuperar la confianza



    En lo que hace a los productos de protección individual, Vida y Retiro, las compañías aún están en la lucha por recuperar la confianza de la gente que después del cimbronazo de 2001, escapa a poner sus ahorros a diez o quince años de plazo. Los operadores de este sector debieron adaptarse a un cambio en las necesidades y deseos de sus clientes y reformularon sus productos para vender fundamentalmente protección con pólizas tanto en pesos como atadas a la evolución de dólar.


    La producción total de seguros del mes de junio de 2005 alcanzó $ 1.073,4 millones. Los seguros patrimoniales participan con $ 726,2 millones (67,6 %), los del ramo vida ascienden a $ 223 millones (20,8 %), y los seguros de retiro con 124,2 millones (11,6 %).


    Hacia delante, los analistas pronostican que continuará el crecimiento paulatino de los seguros de vida individual pero es en los de vida previsional donde ven el mayor potencial debido al natural envejecimiento de los actuales afiliados a la jubilación privada que, a medida que deban retirarse, deberán adquirir una renta vitalicia previsional


    Otros segmentos también tienen buenas chances. El seguro de vida colectivo tendrá un desarrollo importante que acompañará el crecimiento del crédito bancario y de los productos de financiamiento de consumo que irán surgiendo en los próximos meses, vaticina Marinozzi.


    En seguros, un fuerte cambio en la tendencia




    Por Mario Bittar *



    El mercado asegurador argentino ha tenido cambios muy significativos en las últimas dos décadas. En el año 1990, había 217 empresas de seguros patrimoniales, y en la actualidad 106. En la rama vida operaban 6 empresas en el año 1990 (producto de la inestabilidad que vivimos a lo largo de la década de los ´80), mientras que en la actualidad hay en el mercado 48 compañías en ese ramo. Lo más importante de destacar es que hoy, de ese total de actores, menos de 50 administran 90 % de la producción de las distintas ramas del sector (vida, patrimoniales, retiro, ART). Evidentemente se ha dado un proceso muy significativo de concentración.


    Adicionalmente, en 1990 del total de la producción 91% estaba representado por seguros patrimoniales y 9 % por seguros relacionados con las personas. En la actualidad 64 % de la producción corresponde a seguros patrimoniales y 36 % a seguros de personas. Luego de muchos de años de dar resultados negativos, el 2005 representa un cambio importante en esa tendencia. Los buenos resultados obtenidos en el presente ejercicio obedecen principalmente a:


    Crecimiento de la producción (relacionado con el crecimiento económico del país); siniestralidad controlada; recomposición de tarifas – búsqueda de la eficiencia operativa; resultados financieros positivos.


    Con relación a los factores que podrían afectar al sector desde el punto de vista político-normativo, están:


    La definición del futuro marco jurídico en el que interactúen las ART; y definición de la gravabilidad por el impuesto a la ganancia de la pesificación y el CER de los préstamos garantizados (esto representa aproximadamente $ 1.100 millones para el sector).


    Los principales desafíos que el mercado asegurador tiene que enfrentar en el futuro son:


    Desarrollar capacidad para captar el crecimiento económico que se está dando en el país; búsqueda de la eficiencia operativa – utilización de best practices-; identificación de alternativas de inversión en instrumentos financieros de largo plazo.



    * Socio de Ernst &Young