El titular de la Bolsa de
Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi, se define optimista por naturaleza, condición
que atribuye a su pertenencia al ramo de los inversores. Aunque asumió como
presidente de la entidad este año, trabaja allí desde hace 40. Su principal
aspiración: Que la economía real se financie en la Bolsa y que, a lo largo y
a lo ancho de la Argentina, aquella empresa que tenga una expectativa venga
aquí y consiga su financiamiento.
El volumen negociado en el recinto porteño aumentó considerablemente en los
últimos años y ya supera los $600 millones diarios, en gran parte gracias a
la diversificación de instrumentos. Allá por los récords de 1992, no
existían opciones a futuro, que hoy representan un volumen significativo. También
se operan casi $200 millones de cauciones, además de cheques diferidos,
fideicomisos, obligaciones negociables y acciones equity, explica
Gabbi. Y vaticina: Con los títulos públicos post default va a haber
volúmenes que van a superar ampliamente los $600 millones.
La pretensión de que las empresas se financien en el recinto tiene como base,
justamente, los diversos instrumentos disponibles. El titular de la entidad
destaca, por ejemplo, que unas 300 Pymes negocian regularmente sus cheques
diferidos y consiguen tasas de 6, 7 u 8% anual en pesos, por debajo de la
inflación. Vienen con el cheque y se llevan el dinero en el acto. Y todos los
días sobran $40 o 50 millones que no se invierten porque no hay cheques
suficientes; es decir, todavía tenemos un gran margen para atender las
necesidades de las empresas.
Es imprescindible que luego de la salida del default las empresas
vengan al mercado de capitales. La crisis fue lo suficientemente docente como
para que las empresas no se endeuden y en lugar de buscar acreedores busquen
socios; y en la bolsa están los socios con muchos deseos de participar en el
engrandecimiento de estas empresas, enfatiza.
Panel en crecimiento
Gabbi se muestra convencido de que este año se va a revertir la caída
constante que ha habido en los últimos 15 o 20 años de empresas cotizadas en
el panel. A la ya segura llegada de Aerolíneas Argentinas se pueden sumar no
menos de 10 empresas grandes, medianas y pequeñas que tienen los trámites
iniciados. Y agrega: En este momento es muy fácil entrar a la bolsa, e
incluso la Bolsa va a subsidiar 100% de los gastos de las empresas que este
año vengan a abrir su capital en acciones.
Augura que 2005 va a ser un año muy bueno para los fideicomisos y las
obligaciones negociables, con la posibilidad cierta de que se aprueben
inversiones como nunca en la historia.
Hay empresas de primer nivel que jamás llegaron a la Bolsa, que han venido a
preguntar qué posibilidades hay con obligaciones negociables convertibles o
qué posibilidades de financiación se les puede ofrecer, y en este momento el
mercado de capitales tiene una gama amplísima de posibilidades para ofrecer,
destaca.
Acá tenemos un zapato a cada medida para financiar absolutamente todo,
señala. Y subraya: En la Bolsa el capital va a obtener siempre una renta
mayor y el tomador del dinero pagará un interés menor porque no hay spread.
Acá se juntan la oferta y la demanda sin pagar ninguna diferencia. Mientras
que las entidades bancarias y financieras obtienen un rédito que significa
una diferencia, aquí ese spread es cero, porque se juntan en un punto
de equilibrio la oferta y la demanda.
Comenta, al mismo tiempo, que en las economías centrales el mercado de
capitales financia a la actividad productiva más que el sistema financiero. Sostiene
que el país tiende hacia allí y que la Bolsa está ganando porcentajes de
financiamiento a la industria, al comercio, al agro y a la ganadería.
Inversión sin riesgo
Para alcanzar los objetivos que se plantea el titular de la entidad, el
desafío fundamental es que el inversor comprenda que es negocio venir a la
Bolsa y que el emisor el que emite equitys, obligaciones o tiene que
endeudarse se dé cuenta claramente de que acá va a tener que pagar mucho
menor interés e incluso, si tiene una visión más amplia, puede abrir su
capital y obtener el dinero entre socios y no entre acreedores.
A ello buscan contribuir el proyecto de un programa televisivo y la
asistencia de técnicos de la entidad a todas las exposiciones y ferias del
interior y de la capital federal para explicar las ventajas de acercarse al
viejo recinto de Sarmiento y 25 de Mayo.
Para Gabbi, la mejor inversión que hubo en la Argentina, durante la crisis y
en la poscrisis, fue el sistema bursátil argentino. En 2003 la mejor
inversión fue la Bolsa, lo mismo en 2004 y confío que en 2005 no se corte esa
racha. Ha perdido incluso el riesgo, porque es la única inversión de carácter
financiero en la que hay certeza, ya que no hubo ni corralito ni corralón. El
que invirtió dinero en la Bolsa lo pudo retirar en tiempo y forma el día del
vencimiento, cosa que no pasó en otros lugares. No tuvimos un solo piquete, y
en los 151 años del recinto siempre ha habido un cumplimiento irrestricto y a
rajatabla.
Opina que la imagen negativa de que la Bolsa es un lugar especulativo,
alejado de la producción, se revierte con la realidad. En los últimos tres
años, cuando no existía ninguna posibilidad de financiamiento, allí se
financiaron la producción de tabaco de Jujuy, de porotos de Salta, de arroz
de Corrientes y la cosecha fina de la Pampa húmeda. Las economías regionales,
que son las que más dificultades tienen para financiarse, pudieron hacerlo en
la Bolsa a través de fideicomisos que fueron, en todos los casos, exitosos,
asegura.
El que hace 15 años compró acciones, si las mantuvo, ganó más dinero que con
cualquier otra inversión, lo mismo para el que compró hace 10, hace tres o
hace un año. El que mantiene las acciones en su cartera tiene una utilidad
como inversión mucho mayor que el que invierte en moneda extranjera, en plazo
fijo, en inmuebles urbanos, aunque reconoce a los inmuebles rurales, quizá,
como única excepción en los últimos años.
Nacional y popular
El objetivo fundamental de este año repite es acercarnos cada vez más a la
economía real y hacer docencia de las ventajas que tienen el pequeño y el
mediano productor, y también el grande, en venir al recinto a obtener el
dinero para financiar el crecimiento. Aspiramos a que en nuestra casa las
empresas pequeñas se gradúen de grandes, como pasó en otra época de la
Argentina. Recuerda que Acíndar o Indupa, entre otras, llegaron hace más de
medio siglo al recinto como pequeñas empresas.
Lo mismo aduce para quienes llevan su dinero al mercado de capitales: Los
que son consecuentes e invierten bien, vienen como pequeños inversores y se
transforman en grandes inversores. Es el gran desafío que tenemos:
transformar al pequeño inversor en un gran inversor.
Queremos tener una Bolsa nacional y popular porque queremos financiar a todo
el país. A lo largo y a lo ancho de la Argentina, los empresarios tienen que
saber que aquí tienen la posibilidad de financiar su propio crecimiento. En
este lugar se cotiza la parte minoritaria de las empresas, la parte popular. Pertenecemos
a una economía popular y aspiramos a eso, concluye.
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