Coca-Cola, atacada por una solitaria computadora pórtátil

    Un sitio Web sin fines de
    lucro viene quitándole el sueño al gigante de las gaseosas. Desde un rincón
    de California, Amir Shrvastava ha entablado una campaña de críticas y
    denuncias.
    Durante una gira por universidades estadounidenses, hace dos meses, el indio
    radicado en Estados Unidos ha acusado a la empresa de delitos e infracciones
    en su país natal. Entre otros, robar agua, contaminar tierras y vender
    bebidas con pesticidas peligrosos.
    Por su parte, Coca-Cola que ha tomado India como eje de su expansión en
    medio planeta no ha sido invitada a dar su versión. Ello no obsta para que
    sus autoridades admitan una dura realidad: Shrvastava es clave de una
    vigorosa campaña mundial de organizaciones no gubernamentales (ONG) contra la
    empresa. Hasta ahora, esos esfuerzos le han costado millones de dólares en
    ventas caídas, abogados y marketing adicional para neutralizar el deterioro
    de imagen.
    Shrvastava no podría haber hecho casi nada de eso si siguiese viviendo en
    India. Pero reside en California, área donde el buen nivel de vida se combina
    con Silicon Valley y las mejores tecnologías a mano. Su microemprendimiento
    virtual, Global Resistance, tiene apenas un empleado a tiempo completo y uno
    a medio tiempo (Coca-Cola tiene 30.000 en todo el planeta), opera desde una
    casita compartida, sus ingresos por donativos oscilan en US$60.000 anuales
    (la firma vende por US$21.950 millones), opera en dos países (Coca-Cola en
    más de 200) y su CEO no cobra nada y paga sus gastos.

    Un ejemplo que cunde
    Wal-Mart en la mira de Robert Greenwald, otro Michael Moore

    El veterano cineasta rueda una película sobre lo que define como abusos de
    la mayor cadena minorista mundial. De larga experiencia en la ficción, se ha
    pasado al documental de denuncia, siguiendo a Moore.
    Llegó a dirigir el último musical de Gene Kelly (Xanadu, 1980) y ya tiene
    documentales en su haber que muestran la erosión de libertades y derechos
    civiles en Estados Unidos. Entre ellos, un filme que puso al descubierto
    fraude y prevaricato en las elecciones de 2000, inicio de la era de George W.
    Bush, Richard Cheney, sus parientes, socios y amigos.
    Más tarde, hizo La completa verdad sobre Irak y La guerra de Rupert
    Murdoch contra el periodismo. Ahora, ha dado algunos detalles de su próximo
    trabajo, enfocado en Wal-Mart Stores y la historia de su epónimo fundador.
    De acuerdo con el argumento descripto por el realizador, la cadena se
    aprovecha del empleo mal pagado, diversas formas de asistencia gubernamental
    y el trabajo en negro. En este caso, no tanto en Estados Unidos cuanto en
    Latinoamérica, Ãfrica subsahariana y partes de Asia. Tampoco respeta la
    libre competencia. Por el contrario sostiene el guión, limita las opciones
    del consumidor y ejerce prepotencia sobre proveedores.

    Cada vez más empresas
    usan blogs y los desvirtúan

    La función se llama redactor de blogs, pero no tiene la indispensable
    espontaneidad de las bitácoras logs, en inglés que circulan por Internet.
    En verdad, parecen más bien anuncios y gacetillas.
    El neologismo completo original es Web logs (bitácoras en la Red) y define
    un novedoso ejercicio en el derecho a la libertad de opinión, crítica y
    denuncia. Pero lo que hacen cada vez más compañías es lo contrario: blogs
    institucionales, comerciales, marketineros, etcétera.
    Un pequeño grupo de firmas ha empezado a tomar gente para que redacte, en
    forma atractiva, sobre temas de actualidad (empresarial) que capten la
    atención de compradores, clientes, empleados, socios y hasta competidores.
    Este tipo de mano de obra se recluta generalmente entre redactores y editores
    de contenidos en la Web.
    Por supuesto, quienes usan o promueven el blog comercial apelan a un leguaje
    típico del marketing. Sostienen, entonces, que el canal permite acercarse al
    consumidor, crear vínculos de lealtad y confianza mutuas, distintos a la
    venta tradicional, donde lo que cuenta es precio y calidad.