Con
la recomposición del mercado interno y el aumento de las exportaciones,
el sector avícola está cumpliendo con sus expectativas de
crecimiento, de 10% anual, planteadas en el plan trazado para el período
2003-2010, después de haber incrementado
su producción de 2004 en 22% con respecto al año anterior.
En el primer trimestre de 2005, la faena aumentó 11% con respecto
al mismo período del año pasado, y representantes del sector
creen
probable que este año se logre el récord de superar el millón
de toneladas. Para este panorama promisorio confluyen distintos factores
que incluyen los buenos precios del alimento balanceado, uno de los insumos
principales de la producción; la recuperación del mercado
interno; la calidad sanitaria que permitió a la Argentina
cubrir mercados que debieron abandonar países que enfrentaron problemas
como la influenza aviar (conocida como gripe del
pollo) o la enfermedad de Newcastle –considerada la aftosa de las
aves– y la mejora de los costos locales.
“En la década pasada, pese a los problemas, el sector hizo
el esfuerzo por mantenerse en línea con la tecnología. De
todas
maneras, las empresas llegaron en una batalla campal por el mercado y
virtualmente quebradas. A partir de la salida de la
convertibilidad cambió totalmente el panorama, aunque ya veníamos
con un mercado altamente consumidor y enviábamos
productos a una decena de países,y el crecimiento fue muy rápido
porque pudimos vender a los mismos valores que Brasil”, explica
Roberto Domenech, presidente de la Cámara de Empresas Procesadoras
Avícolas (Cepa).
“A
fin de 2002 trazamos un programa de crecimiento y negocios hasta 2010.En
2003 queríamos recuperar el full de producción
del 2000 y luego mantener una tasa anual de crecimiento de 10%. En 2004
llegamos a 339 millones de cabezas faenadas y para
este año calculamos un crecimiento de 10%, hasta aproximadamente
367 millones”,agrega.
Conversión de grano en carne
La producción avícola trabaja con el concepto de convertir
el grano en carne.“Que tengamos un precio muy competitivo en
el maíz y retenciones que disminuyen el precio interno del cereal
permiten un alimento balanceado que da una relación muy
conveniente de insumo convertido en carne”, señala Claudio
Sabsay, subsecretario de Política Agropecuaria y Alimentos de la
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación
(SAGPyA).
“El momento actual de la industria es positivo dado que hubo aumentos
en el consumo interno, la exportación y el precio promedio”,
expresa Karina Rasic, gerenta de Comercio Exterior del grupo Rasic. Y
destaca el potencial del sector “dado que producimos nuestras propias
materias primas, lo que nos hace muy competitivos”.
Joaquín
de Grazia, presidente y CEO de Granja Tres Arroyos, adjudica las oportunidades
del sector, en gran parte, “a la recomposición de la demanda
en el mercado interno, que vuelve ya a los 25 kilos de
consumo anual per cápita.Volvemos al consumo récord agregándole
la exportación”.
Exportaciones
“En el mercado internacional hay varios elementos que juegan en
función del incremento de la demanda. Uno es los cambios
en los hábitos de consumo por los que parte de la población
pasa a consumir alimentos más sanos, carnes rojas con menos
colesterol pero también pescados y pollos.
Otro es la situación sanitaria internacional”,
dados los brotes de influenza aviar que diezmaron planteles enteros de
aves en países asiáticos que quedaron fuera del mercado,
comenta Sabsay.
El funcionario destaca que la Argentina está libre tanto de la
llamada gripe del pollo como de la enfermedad de Newcastle, por lo que
puede “ingresar sin problemas sanitarios prácticamente
a cualquier mercado del mundo”. Y esto ocurre con más
espacios, ya que naciones como Tailandia –que exportaba 800.000 toneladas–
y Holanda o estados norteamericanos,por ejemplo, debieron suspender sus
ventas al exterior por razones sanitarias.
Actualmente, informa la Cepa, los pollos argentinos llegan a “47
destinos en los cinco continentes” y el país está
entre los 10
primeros productores y sexto en el ranking de exportadores. Igualmente,
Domenech indica: “El número uno es Brasil con
2,4 millones y el segundo Estados Unidos con otro tanto, en un comercio
mundial de seis millones de toneladas.Con 135.000
toneladas somos un número importante pero en un segundo escalón.De
todas maneras, el crecimiento que pueden experimentar
los líderes no quita espacio a proveedores alternativos, sobre
todo después de la experiencia de Tailandia”.
En 2004, se exportaron más de 89.000 toneladas por US$77 millones,
con un incremento de 47% en volumen y de 57% en valor frente a 2003. Los
principales productos exportados fueron aves enteras (31%), garras (20%)
y pollo trozado (18%); 34% de las exportaciones tuvieron como destino
a Chile, 21% a China, 9% a Sudáfrica,7% a Alemania, 5% a Arabia
Saudita y 5% a Holanda.
Calidad
La necesidad de cumplir con normas de calidad y sanidad “está
incrementándose para cualquier producto alimenticio”,
dice
el Subsecretario.“Con las epidemias,el mundo está más
sensibilizado y con la necesidad de establecer mecanismos adicionales
de sanidad interna.
Otro
aspecto importante está vinculado con mayores exigencias sobre
inocuidad, lo que obligó a tener menores niveles de tolerancia
a residuos, antibióticos, plaguicidas, anabólicos y otros
productos”, explica Sabsay, aunque advierte que a veces tras este
tipo de argumentos “se esconden barreras paraarencelarias”.
Por eso, añade:“Es importante la presidencia que tenemos
por segundo mandato del capítulo de América latina y el
Caribe del
Códex Alimentario, el organismo de referencia de la Organización
Mundial de Comercio en ámbitos de inocuidad. Éstos son temas
de permanente discusión para mantener una fina línea, sin
descuidar la salud de la población pero evitando las barreras para
arancelarias”.
Por su parte, De Grazia ve a la Argentina bien posicionada en el aspecto
sanitario y, con respecto a la producción de Granja
Tres Arroyos, agrega:“Nuestras dos plantas trabajan con buenas
prácticas de manufactura, sistemas estandarizados de limpieza
e higiene y trazabilidad del producto en función de que la actividad
está totalmente integrada: Granja Tres Arroyos produce los abuelos,
los padres y los pollitos bebé, que reciben alimento balanceado
fabricado en nuestras plantas, los criamos en plantas propias o integradas,
los faenamos en nuestras plantas y terminamos con
un producto crudo o cocido, envasado en origen y exportado por nosotros
mismos”.
Sabsay puntualiza: “En el mercado interno hay 12 plantas con control
de puntos críticos y otra que, además, tiene control ISO.
En la Secretaría tenemos un programa de calidad con el que estamos
trabajando mucho en lo que hace a la gestión de calidad y también
colaboramos con fuerza en la promoción de exportaciones, trayendo
gente del exterior y con misiones afuera”.
Oferta concentrada y cadena integrada
El Senasa tiene registradas unas 65 plantas de faena avícola, de
las cuales 42 están en actividad y 15 habilitadas para la exportación.
“
Cepa tiene unos 26 socios que representan 87% de la producción
que controla Senasa, que es casi 90% de la producción nacional
porque 10% no necesita estar bajo el circuito Senasa porque no hace tránsito
federal.De esas 26 empresas, cua-tro
concentran 53% de la producción, sumando las segundas cuatro tienen
casi
70% y las primeras 12 llegan a 78%”,
informa Domenech.
El subsecretario de la SAGPyA añade: “El sector ha tenido
una integración vertical muy fuerte que le ha permitido mejorar
en calidad,competitividad y eficiencia. Hoy los productores se encargan
de la crianza de los pollitos bebés que normalmente se
los dan las plantas faenadoras con asesoramiento técnico”.
Las faenadoras se concentran 40% en Entre Ríos, 35% en Buenos
Aires y el resto se distribuye en Santa Fe, Río Negro y Córdoba,
sin demasiada diferencia en la distribución de los galpones de
producción.
Las empresas del sector son todas argentinas y sus representantes aseguran
que aunque sería lógico ver capitales extranjeros con intención
de ingresar, no hay por el momento señales de que ello esté
por suceder. “Esta actividad es de mano de obra y de capital intensivo.
Las empresas que estamos lo hemos generado a lo largo
de 40 años y las extranjeras que podrían venir y poner todo
ese capital de una sola vez todavía tienen sus dudas con respecto
a venir a la Argentina”, comenta el CEO de Granja Tres Arroyos.
La producción y faena de aves es una actividad de mano de obra
intensiva. “El sector ocupa mano de obra en todos los estamentos
y genera trabajo genuino en los lugares donde la gente nació y
normalmente quiere seguir viviendo. Si se toma el integrado, más
la mano de obra directa, más la de los servicios de vacunación,
limpieza y desinfección, suman 28% del costo del producto final”,
dice De Grazia.
Domenech especifica: “Hay que calcular unas 1.300 personas empleadas
por cada millón de pollos mensual. Si hacemos 31 o
32 millones, estamos hablando de 44.000 o 45.000 personas,que se dividen
50% en empleos directos y otro tanto en indirectos”.
Crisis de crecimiento
En medio de una buena situación y con perspectivas optimistas,
todos coinciden en la necesidad de contar con fondos para
invertir y en señalar dificultades asociadas al crédito.
“Para seguir creciendo se necesita crédito, y la industria
argentina en general no tiene acceso a los créditos. La industria
tiene
hoy una oportunidad de crecer, pero se verá impedida de hacerlo
si no tiene acceso rápido al crédito. Para ello el país
debe considerar a esta actividad como estratégica”, expresa
Karina Rasic.
“Tanto para el mercado interno como el de exportación,
el sector está trabajando al límite de su capacidad operativa,
básicamente
en las instalaciones para crianza que definen cuántos pollos podemos
criar. Todavía hay capacidad de faena, alimentación y, tal
vez, de incubación, pero no hay más galpones, así
que ahora nos enfrentamos al dilema de que debemos crecer estructuralmente
para poder seguir creciendo en producción”, agrega De
Grazia.
“Venimos cumpliendo con la previsión de crecimiento de
10% y la vamos a completar porque están los animales. La continuidad
del proyecto, desde el punto de vista de factibilidad, ya es un hecho”,
asegura eltitular de Cepa. Pero “estamos atravesando
una crisis de crecimiento: no están moviéndose articulada
y simultáneamente todos los segmentos que componen la integración.
Necesitamos construir 500.000 metros cuadrados de galpones por año,
el año pasado hicimos poco más de 300.000, así
que venimos con un déficit. Este año venimos bien pero no
estamos logrando en tiempo y forma la asistencia crediticia, y el crédito
que logramos no tiene la aceptación esperada por parte del granjero
integrado, entonces las empresas avanzan en la construcción propia
de galpones, pero eso modifica el movimiento proyecto integral de la empresa,
que quizás tenía previsto invertir más en frío
o reproductoras”, explica.
Desafíos
Al hablar sobre los retos que enfrenta la actividad, Sabsay señala
algo en lo que coinciden otros protagonistas: la eliminación del
doble estándar. “Todos los argentinos tenemos derecho a
tener los mismos cuidados que los de afuera”.También menciona
el de “lograr el posicionamiento de una marca argentina”
así como mejorar el acceso
a los mercados y eliminar subsidios.
Domenech resalta la labor “codo a codo con el Senasa para que
pueda estar en línea con el crecimiento del sector, que también
tiene
sus limitaciones presupuestarias y para la incorporación de gente”.
“El otro gran desafío –concluye De Gracia– es
el compromiso ambiental que todos debemos tomar. Esta actividad, en las
plantas de faena, usa muchísimos litros de agua que tiene que captar
y tratar para volcarlos en condiciones similares a las que tomó;
deben tratarse los vapores, etc.
Tenemos desafíos que no son sólo con nosotros sino también
con el ambiente y las generaciones que vienen.”
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