En el angustiado
mundo de las especulaciones con crudos, los debates sobre una eventual
crisis son cualquier cosa menos claros. Algunos, como Goldman Sachs, la
ven inevitable. Otros, todavía se forjan ilusiones.
Así, la Agencia Internacional de Energía (AIE, afín
a la Organización de Países Exportadores Petroleros, OPEP)
divulgará un informe, durante la reunión en nivel ministerial
prevista para mayo, orientado a los grandes importadores. En él,
les recomienda instrumentar programas pro conservación del recurso
no renovable, en caso de que el abastecimiento mundial ceda en uno a dos
millones de barriles diarios. Según el “Financial Times”,
la cifra es muy inferior a la establecida en la cláusula gatillo
(7% de la oferta total, o sea seis millones de b/d) del tratado subscripto
hace años, que creó la AIE. Esa cota data, pues, de hace
unos 25 años y siguió a las crisis de 1973-5 y 1979-81.
Las medidas restrictivas de consumo no han cambiado. Incluyen vedas para
vehículos no comerciales, semanas laborales más cortas –salvo
en el sector rural-, transportes públicos gratuitos (empleando
medios eléctricos) y uso compartido de coches particulares. Las
cifras esgrimidas en el futuro informe representan un gran cambio en las
políticas de la AIE, que antes definían las medidas conservacionistas
como mera táctica, apta sólo para situaciones calamitosas.
Hasta ahora, por cierto, la entidad no veía calamidad alguna en
los desorbitados aumentos de precios, frutos en buena parte de la especulación
con futuros y derivativos. Ahora, la agencia admite que “la conservación
puede ser útil durante largos lapsos de valores en alza, como forma
de reducir la presión de la demanda”.
La diferencia entre uno y dos millones de barriles diarios podría
ser equivalente a los efectos, en 2003, de la guerra en Irak o, en 2002,
de la crisis política venezolana. Curiosamente, ambas situaciones
se originaron en la intervención de Estados Unidos, secundada por
firmas norteamericanas (petroleras y de servicios).
Pero las advertencias de la AIE aparecen recién un año después
de las formuladas a la OPEP, en cuanto a extraer más crudos y gas.
Ya entonces, se achicaba peligrosamente la brecha positiva entre oferta
y demanda de hidrocarburos. La entidad le echaba la culpa a China e India,
si bien el principal importador era y es EE.UU. Esa brecha parece más
alarmante que cualquier crisis en Irak, Rusia, Nigeria o Venezuela, opina
la agencia.
En las últimas semanas, los crudos tejanos intermedios (WTI) subieron
nuevamente a más de US$ 55 el barril, como resultado de una “timba”
montada en futuros y opciones (o sea, derivados petroleros) El detonante
provino de Goldman Sachs, máximo especulador en ese mercado, que
difundió proyecciones de hasta US$ 105 el barril hacia 2007.
“Los crudos han ingresado a un período supervolátil
estilo años ’70 y sus precios podrían alcanzar cotas
de US$ 105 el barril hacia 2007”. Así sostuvo la banca de
inversión en un informe que sacudió los mercados y generó
inquietud en varios gobiernos. La división Global Investment Research
(GIR) de Goldman Sachs también elevó las proyecciones de
precios mínimos para este año y el próximo en la
plaza neoyorquina de futuros petroleros. Los llevó de US$ 41 y
40 a 50 y 55, respectivamente. Estas cifras superan las máximas
pronosticadas por veinticinco analistas, consultores y funcionarios de
gobierno encuestados por Reuters.
“Creemos que los mercados de hidrocarburos se hallan en las primeras
fases de un período sumamente volátil. Por ende, oscilarán
durante algunos años en bandas lo bastante amplias como para forzar
una significativa reducción del consumo en las economías
más demandantes. Recién al cabo de ese largo lapso, habrá
un colchón de existencias o reservas cubicadas como para reducir
los precios”. Así sostiene un párrafo del informe difundido
por GIR.
En números, la filial de GS resolvió pasar sus proyecciones
mínimas y máximas a mediano plazo de US$ 40/80 a 50/105
por barril de tejano occidental intermedio (WTI). En cuanto va del año,
los valores en Nueva York han promediado US$ 50,05, con picos de 57,60.
Importa recordar que Goldman Sachs es el mayor operador de derivados sobre
petróleo y otros insumos en el mundo. Más allá de
los riesgos que implica esa franja de especulación, el índice
GS para productos primarios es el barómetro preferido, no sólo
en rubros energéticos. Volviendo al informe GIR, sus compiladores
subrayan la mermada capacidad en la cadena de abastecimiento energético
y los prolongados lapsos para elevar la oferta. Ambos factores se combinan
con la firme demanda en Estados Unidos, China e India y generan un cuadro
potencialmente crítico, más allá de esporádicas
bajas de crudos.
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