La Argentina será gran exportador de aceitunas y de aceite de oliva.

    Cada
    vez hay más productores y, aunque aún hay trabas que impiden
    que la Argentina sea uno de los principales exportadores, los principales
    players aseguran que el futuro del mercado es promisorio.
    "Mozo, el aceite de mi ensalada está rancio. Y no se olvide
    que le pedí extra virgen. Lo que me trajo parece un aceite lampante".
    Esta escena parece de ficción, aunque admitiríamos sin mucho
    asombro que el comensal se quejara de la calidad del vino o la imperdonable
    confusión de un Malbec con un Cabernet Sauvignon. Lo que desconocemos
    es que existen más de 100 tipos de aceitunas, de conserva y aceiteras.
    Cada país y cada zona tiene sus propias variedades de aceitunas.
    Tal como pasaba hace algunos años con el vino, hoy los argentinos
    tenemos poco conocimiento sobre el aceite de oliva. El mercado local aún
    no está maduro. Aunque, paradójicamente, según estimaciones
    del sector, en poco tiempo nos transformaremos en uno de los principales
    exportadores de aceitunas y aceite de oliva. En los próximos cuatro
    años la producción, a escala mundial, se incrementará
    22,8% y el consumo más de 22,5%, según datos suministrados
    por el organismo internacional que reúne a los principales países
    productores a escala mundial: el Consejo Oleícola Internacional
    (COI).

    Situación del mercado
    Actualmente, el mayor productor de aceite de oliva es España, le
    siguen Italia, Grecia, Siria y Turquía. Sin embargo, España
    no es el mayor exportador. Este galardón se lo lleva Italia, que
    realiza un mejor marketing de sus productos. Después se encuentra
    Túnez y recién en el tercer puesto está España.
    Nuestro país corre con algunas ventajas con respecto a otras regiones.
    Por ejemplo, España debe soportar períodos de largas sequías
    y, en general, gran parte de las plantaciones europeas ya tiene más
    de 100 años. Lo que exige renovaciones que llevarán un tiempo
    considerable, más aún si se tiene en cuenta que el olivo
    tarda entre seis y siete años en dar frutos. Otro dato interesante
    a considerar es que España produce alrededor de 80.000 toneladas
    de aceite de oliva al año, mientras su consumo interno es de más
    de 60.000 toneladas, con lo cual su remanente de exportación es
    muy bajo.
    Uno de los mercados más atractivos para exportar es Estados Unidos,
    con un consumo que ronda las 240.000 toneladas anuales y una producción
    interna cercana a las 4.000 toneladas.
    Según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca
    y Alimentos (Sagpya) las exportaciones del primer semestre del 2004 fueron
    sensiblemente inferiores a las del mismo período del año
    anterior como consecuencia de la escasa oferta interna de aceitunas. Los
    datos del Indec revelan que en el primer semestre del 2004 se exportaron
    2.620 toneladas de aceite de oliva, por un valor de US$ 8,26 millones,
    mientras en el 2003 se vendieron al exterior 3.635 toneladas, por un monto
    de US$ 8,15 millones.
    A pesar de este leve descenso en las exportaciones, la Argentina es el
    noveno productor de aceitunas a escala mundial, según un informe
    presentado en el IV Encuentro Federal de Industriales de la región
    de Cuyo, realizado el pasado mes de agosto en la provincia de San Juan.

    Otro dato interesante es el crecimiento de las plantaciones de olivo en
    la Argentina. Actualmente, el país tiene plantaciones en casi 80.000
    hectáreas, que llegaban apenas a 30.000 a principios de los ´90.
    Datos del mercado predicen que en el 2010 el total de la superficie cultivada
    llegará a las 117.000 hectáreas



    Los principales jugadores
    Dentro del sector existen los agricultores, los elaboradores, los envasadores
    y los comercializadores. Hay empresas que realizan todas las actividades
    y otras sólo algunas. Entre las principales compañías
    envasadoras y comercializadoras locales se encuentran Molinos y Unilever.
    Y entre las productoras más importantes se destacan San Juan de
    los Olivos, Solfrut, Timbó y Ciasa.
    "Nosotros tenemos 4.000 hectáreas de plantaciones de olivo,
    con lo cual nuestro gran mercado es el mundo. Actualmente, nuestras plantaciones
    están en San Juan, Catamarca y La Rioja. Tenemos tres fábricas.
    Además elaboramos las aceitunas negras californianas para el mercado
    de los Estados Unidos", comenta Dulio Fernández, gerente comercial
    de San Juan de los Olivos. En esta empresa, tienen proyectado producir,
    en cuatro años, 17.500 toneladas de aceituna en conserva y 4.000
    toneladas de aceite de oliva. Mientras que para el año que viene
    piensan producir alrededor de 1.200 toneladas de aceite de oliva y aproximadamente
    7.000 toneladas de aceitunas.
    Entre los principales proyectos de su compañía, Fernández
    destaca: "Consolidar nuestras marcas en el mercado local y regional
    y seguir avanzando en los diferentes mercados hasta llegar a los Estados
    Unidos, ya que es muy difícil vender en Europa porque nos adicionan
    30% de impuestos para poder ingresar".
    Otro de los actores, Aníbal Luchetti, vicepresidente de Timbo,
    asegura: "Nuestra empresa madre es Celusal. A través de la
    marca estamos intentando entrar en el mercado con nuestro aceite llamado
    La Toscana. El año pasado facturamos, por la venta de nuestro aceite
    de oliva, alrededor de $ 2,5 millones".
    Javier Gobbee, gerente comercial de Ciasa, comenta: "Nuestra empresa
    nació como una consultora frutihortícola. Actualmente, tenemos
    3.000 hectáreas entre las propias y las de terceros, que asesoramos.
    Además producimos aceite y lo exportamos, tanto envasado como a
    granel. Una ventaja competitiva con respecto a nuestros competidores es
    que tenemos viveros con plantines de oliva, ya que montamos y asesoramos
    a la mayoría de los emprendimientos que comenzaron hace seis o
    siete años".

    Tipología y catadores
    Para comprender un poco mejor este mercado, es necesario hacer una diferencia
    entre los diversos tipos de aceites de oliva.
    Cada aceituna tiene un porcentaje de aceite. Si se procesa una aceituna
    que no está muy madura, se obtendrá un rendimiento bajo
    de aceite, de 8 o 9%. Pero, al mismo tiempo, se conseguirá un aceite
    de baja acidez y peróxido. Para obtener más rendimiento
    y resignar la calidad del aceite hay que dejar que madure la aceituna.
    En ese caso, se va a obtener un rendimiento cercano a 22%, pero la calidad
    va a ser mala. Lo ideal es que la aceituna no esté muy madura ni
    muy verde: en su punto justo.
    Una vez procesada la aceituna, los aceites que se obtienen se denominan
    vírgenes pero pueden ser de diferentes calidades. El extra es el
    mejor y el más caro. De acuerdo con el Código Alimentario
    Argentino (CAA), para ser "extra" el aceite tiene que tener
    menos de 1% de acidez y pasar una serie de análisis en los laboratorios.
    Pero para el Consejo Oleícola Internacional (COI) las condiciones
    son que el aceite tenga más de 0,8% de acidez y que un panel de
    catadores no le encuentre defectos. Este punto es muy importante, porque
    constituye una de nuestras debilidades a la hora de convertirnos en uno
    de los principales exportadores.
    Luego está el aceite virgen fino, que según el CAA debe
    tener entre 1 y 2% de acidez, luego el virgen corriente, que tiene entre
    2 y 3% de acidez y el virgen lampante, que tiene más de 3,3% de
    acidez pero no es apto para el consumo humano. Este último se refina
    y mezcla con un aceite extra virgen y otras sustancias para poder consumirse.
    El resultado es el aceite que comúnmente conocemos con el nombre
    de "aceite de oliva".
    También se fabrica aceite con el orujo de las aceitunas, en otras
    palabras, con los restos de las aceitunas prensadas. Al resultado le ponen
    productos químicos y se obtiene el "aceite de orujo de oliva",
    que es muy barato pero de mala calidad.
    Lamentablemente, en nuestro país existe la adulteración
    de los aceites de oliva y ello constituye un grave inconveniente porque
    todavía los consumidores no se dan cuenta de qué es lo que
    realmente están ingiriendo.
    Obstáculos por sortear
    Según datos del sector, en cinco años la Argentina producirá
    aproximadamente 100.000 toneladas de aceite de oliva, mientras que nuestro
    consumo interno (que hoy ronda las 7.000 toneladas) no será mayor
    de 10.000. "Vamos a tener un remanente de exportación cercano
    a las 90.000 toneladas. Pero hay un inconveniente, la Argentina no está
    ajustada a las normas del COI ni pertenece a ese organismo, así
    que el mercado externo se acotaría a los países que no están
    regidos por estas normas", explica el gerente comercial de San Juan
    de los Olivos. Ésa es una de las principales barreras que debe
    sortear la Argentina.
    Para poder ser parte del COI, el país debe solicitar su ingreso
    y pagar una cuota anual de US$ 65.000. Una vez que la Argentina ingrese
    deberá ajustarse a sus normas de calidad. "Esto nos permitiría
    dos beneficios principales. Por un lado podríamos mejorar nuestros
    precios, porque los aceites de un país integrado al COI están
    mejor valuados y, por otro lado, empezaríamos a corregir el paladar
    de nuestros consumidores argentinos. Es decir, nos permitiría corregirnos
    y actuar en un mercado interesante", resume Fernández.
    "Creo que con el aceite de oliva se producirá algo similar
    a lo que ocurrió con el vino. Antes la gente no sabía qué
    era un Malbec. Estimo que dentro de cinco años los consumidores
    argentinos sabrán lo qué es un varietal arbequina. Actualmente,
    la fuerza para que esto suceda la estamos haciendo los productores, con
    nuestras marcas, ingresando en la cadena de comercialización porque
    hay muchos intereses creados y son muchas las personas que prefieren que
    el consumidor no sea exigente cuando compra un aceite de oliva",
    revela Gobbee.
    Con referencia a las cuentas pendientes del sector, el gerente comercial
    de Ciasa destaca que una de las principales es la falta de una política
    clara por parte del Gobierno. "Se dice que somos el supermercado
    del mundo, que tenemos que salir a exportar, pero no se da una política
    clara, por ejemplo, de cuál es el diferenciador de la Argentina.
    Debe analizarse qué es lo que sabemos hacer mejor y, sobre ello,
    hacer mayor hincapié. Deberíamos focalizarnos más
    en el sector agro-industrial y el gobierno tendría que apoyarnos
    con estrategias para poder salir a comercializar nuestros productos con
    valor agregado", destaca.
    La Unión Europea subsidia a los productores de aceitunas de los
    países miembros. Ésa es otra de las barreras que debe sortear
    la Argentina, incluso para competir en regiones como los Estados Unidos,
    porque allí también ingresan estos productos subsidiados.
    "De todas maneras, creo que hay una decisión clara del Mercado
    Común Europeo de eliminar este subsidio, con lo cual el mercado
    cambiará notablemente", sostiene con optimismo el gerente
    comercial de San Juan de los Olivos.
    Sobre el futuro Gobbee, de Ciasa afirma: "Veo un mercado interno
    muy atractivo. Creo que cada vez vamos a ver más aceites de oliva
    en las góndolas de los supermercados. Además, en la medida
    que la producción local siga creciendo, el precio del producto
    comenzará a bajar y ello provocará que la gente consuma
    más". Sobre el mercado externo, el gerente comercial de Ciasa
    agrega que los grandes productores de olivo a escala mundial tienen plantaciones
    de más de 100 años y ya comenzaron a renovarlas porque son
    muy viejas. "Si uno analiza las inversiones que se han realizado
    en los últimos cuatro años, creo que uno de los grandes
    productores del mundo será Australia. Y, en no más de cinco
    años, la Argentina será el quinto o sexto productor mundial".

    Por su parte, Luchetti destaca: "El mercado está en crecimiento,
    posiblemente no con la rapidez con que se está produciendo. En
    1990, la Argentina era consumidora de 40 gramos de aceite de oliva por
    año, por habitante; en el 2001 esa cifra se elevó a 180
    gramos y hoy consumimos aproximadamente 200 gramos de aceite de oliva
    per cápita, por año. En España, esa cifra ronda 1,4
    kilogramo. Lo fundamental es tener en cuenta que éste es un mercado
    que está naciendo, que se está asentando y que está
    creciendo".
    Si los pronósticos de los especialistas se cumplen, en poco tiempo
    más deberemos estar preparados para responder al mozo cuando nos
    pregunte: "¿Prefiere aceite de oliva virgen, fino o extra
    virgen?".