Por
Javier Rodríguez Petersen
Desde
fines de 2003 –tras la fuerte caída en la cartera que siguió
a la crisis económica–, el leasing ha ido recuperando su lugar
en el mercado a pasos acelerados. Pero todavía, este sistema de
financiación –por el que las empresas pueden disponer de bienes
a través de una institución financiera que los adquiere
y se los alquila– no llega a manejar los montos máximos alcanzados
durante la convertibilidad. Estas apreciaciones son compartidas por los
gerentes de las compañías del sector y los que manejan el
área en entidades bancarias.
Para Sergio Calderón, gerente general de The Capita Corporation,
del grupo Comafi, “el crecimiento del mercado va de la mano del crecimiento
que se observa en la economía”. Tras señalar que durante
dos años hubo un retraso en las inversiones –aun en áreas
básicas como tecnología, computación o telefonía,
donde los equipos tienen una vida útil de 18, 24 o 30 meses–,
destaca: “Las empresas necesitan reequiparse y la opción del
leasing es muy viable por la financiación a largo plazo y los beneficios
adicionales impositivos, contables y, en determinados equipos, de control.
Por ejemplo, en las flotas de autos, la administración de multas,
patentes y seguros queda en manos de la compañía de leasing”.
De un modo muy parecido explica la situación actual Rodolfo Mascarelli,
jefe del Departamento de Leasing de BNL: “Desde la reaparición
de las líneas (en 2003), la demanda se observa con mayor firmeza
que en períodos de la convertibilidad. En esto debemos considerar
factores como la ausencia de crédito durante casi dos años,
que demoró inversiones, y una demanda extraordinaria de maquinaria
impulsada por el boom de exportaciones”.
Alejandro García Cuerva, gerente general de Provincia Leasing,
del grupo Bapro, reconoce: “Desde el año pasado, el mecanismo
empezó –como todos los créditos pero tal vez un poco
más– a tomar nuevo impulso”, aunque “todavía
la gente tiene miedo a tomar crédito”. Y señala que,
pese a las ventajas que ofrece el leasing, “el hecho de que el bien
esté a nombre del dador es visto a veces como una desventaja”.
El gerente de productos estructurados de Banco Río, Fernando Jorge,
coincide en destacar la evolución reciente del negocio: “En
lo que va del año la inversión ha tenido un fuerte repunte
en varios sectores, y muchos van a seguir demandando este producto por
sus ventajas”.
Una financiación
ventajosa
Gerentes de instituciones financieras y tomadores de leasing coinciden
en destacar la cara positiva de esta herramienta. En primer lugar, señalan,
el tomador puede financiar 100% del bien sin necesidad de pagar, como
en un crédito prendario, entre 20 y 30% al inicio de la operación.
Carlos Quiroga, gerente comercial de Nación Leasing, del grupo
Nación, añade otra ventaja: “Suaviza el flujo de caja
debido a que las cuotas se pagan con fondos generados por la explotación
del bien”. Además, mejora los estados contables, porque no
es una compra ni se contabiliza como deuda. Y no afecta los límites
de crédito, lo que permite a la empresa retener fondos y capacidad
de endeudamiento.
A esto se suman beneficios impositivos. Mascarelli explica: “El canon
que se abona mensualmente se deduce en el cálculo de Ganancias
y no se considera el bien para el pago del impuesto a la Renta Mínima
Presunta, ya que el titular es el dador”. El IVA se paga diferido
a lo largo de las cuotas, aunque se permite el pago adelantado si el cliente
lo desea.
Desde el lado de los tomadores, Hugo Dragonetti, presidente de la constructora
Panedile, anota: “Los bancos tienen más flexibilidad para
otorgar una línea de leasing que una de crédito convencional,
debido a que la propiedad permanece del lado del banco”, con lo que
la ejecución y recolocación es más fácil que
en prendas e hipotecas. “En el sistema tradicional de prenda hay
un pago inicial importante. En proyectos grandes, ese valor es muy elevado.
El leasing es un avance con relación al sistema prendario. Además,
no es equiparable a un alquiler porque al final, pagando el valor residual,
uno es propietario del equipo. La tasa puede ser un poco más cara
que la de un crédito, pero en la ecuación, incluyendo las
ventajas impositivas, es más económico”.
En el banco Macro-Bansud señalan que el leasing “permite dar
a los clientes financiación de mediano o largo plazo con muchas
ventajas”. Entre ellas, Jorge puntualiza: “Genera un vínculo
muy estrecho y de largo plazo con el cliente, que ayuda a conocerlo mejor
y acompañarlo en su crecimiento, y le abre una puerta al banco
para conocer los procesos productivos y no estar presente sólo
en el aspecto financiero”.
Alta opción
de compra y bajo costo
El contrato de leasing debe tener un plazo mínimo superior a la
mitad de la vida fiscal del bien a adquirir. En muchos bienes, es de 61
meses, aunque también hay contratos con plazos menores. Otros,
como los inmobiliarios, tienen un mínimo de 120 meses. Al vencer
el período de arrendamiento el tomador puede adquirir el bien pagando
una cuota de valor residual, devolverlo o renovar el alquiler.
En la Argentina está muy difundido el leasing de bienes muebles
y no tanto el de inmuebles aunque, desde hace poco, Nación Leasing
ofrece en el mercado galpones para Pymes en un predio del conurbano bonaerense.
El mecanismo financiero presupone que el bien será adquirido por
el tomador y ofrece una opción de compra muy baja al final del
contrato. En cambio, el leasing operativo tiene estructuras más
complejas, con un canon más económico y una opción
de compra más alta; también es usual que los bienes regresen
al dador para ser recolocados o vendidos.
The Capita Corporation se considera especialista en el área tecnológica
–representa alrededor de 30% de sus activos– y se caracteriza
por tomar residuales, por ejemplo, computadoras. “En más de
50% de los casos, nos devuelven el equipo y nos piden equipo nuevo con
la misma cuota”, indica Calderón.
Carlos Olmo, gerente de producto del HSBC y secretario de la Asociación
de Leasing Argentina, lamenta que hoy se discuta en el país sobre
tasas de interés “cuando en el mundo se discute la estructura
de la operación”. Y sostiene que la crisis fue desastrosa
por la salida del mercado de “gente que sabía”. “Las
estructuras sofisticadas son en beneficio del tomador, porque sirven para
que pague menos en el período de alquiler y le permiten mejorar
su balance”, explica.
Sobre los
tomadores y los bienes
En general, las líneas de leasing apuntan tanto a grandes empresas
como a Pymes de todos los sectores de la economía. Aunque las Pymes
reúnen la mayor cantidad de contratos, los de las corporaciones
suelen ser mayores en monto.
“En lo referido al sector del que vienen nuestros clientes, vamos
de la mano de la economía. La relación va cambiando de acuerdo
con los ganadores y perdedores de cada momento. No tenemos que hacer gran
cosa para tener una cartera no concentrada, por tratarse de un negocio
a largo plazo”, señala Calderón.
La mayoría de las empresas y bancos no se dedican al sector público,
algo que sí hace Provincia Leasing. “Los municipios de Buenos
Aires son los que más se acercan a nosotros. Generalmente, requieren
maquinarias de pavimentación y construcción, camiones de
basura y transporte, computadoras, artefactos de sanidad, motos policiales”,
explica García Cuerva.
Los bienes financiados van desde autos, utilitarios, rodados, maquinaria
agrícola y equipamiento médico y tecnológico, hasta
grandes líneas de producción nacionales o importadas. También,
en algunos casos, inmuebles y software.
Las condiciones de financiación, el plazo y el monto de la opción
de compra varían según las características de la
operación. Hay en el mercado tasas fijas, variables y también
subsidiadas por la Sepyme para bienes de producción nacional. Se
opera con cánones fijos y variables, en pesos y en dólares.
Un mercado de varios jugadores
El sector leasing, sin estadísticas oficiales recientes, muestra
varios competidores de similares características en cuanto al nivel
de activos administrado, según informan los propios dadores.
Tres jugadores, Provincia Leasing, The Capita Corporation y Macro Leasing,
aseguran tener carteras de alrededor de $ 100 millones. Según García
Cuerva, en Provincia Leasing se trata mayormente de negocios viejos, aunque
esperan “colocar este año contratos por $ 30 o 35 millones”.
Más ambicioso se manifiesta el Banco Macro-Bansud, que aspira a
generar otros $ 100 millones en 2004.
Olmo, del HSBC, informa que la entidad tiene hoy “una cartera de
$ 95 millones”. Y destaca que el banco estuvo entre los líderes
desde que inició este tipo de operaciones en septiembre de 1996,
tras el decreto reglamentario de junio de ese año. El banco alcanzó
un monto máximo de activos de US$ 190 millones, y Olmo calcula
que faltan al menos dos años para llegar nuevamente a esa cifra,
aunque en pesos.
Quiroga reporta que Nación Leasing tiene una cartera acordada superior
a $ 85 millones. En tanto, Jorge asegura: “Los activos de Rio Leasing
superan los $ 60 millones y están creciendo mucho”. También
BNL habla de una cartera que ronda los $ 60 millones. Y en el Banco Galicia
informan que este producto de la entidad maneja activos por $ 50 millones.
Banex prevé sumarse al mercado en el último trimestre de
2004, con instrumentos financieros y operativos. Su expectativa es lograr,
en dos años, que los activos generados por leasing representen
15% de los activos generados por el banco. “Hablamos de activos generados
y no simplemente de activos, porque la estrategia de financiamiento del
banco sigue siendo securitizar sus operaciones a través de fideicomisos”,
aclara Andrés de Benedetti, gerente de Riesgo Crediticio del Banex.
Los bancos, en general, aseguran tener solucionado el tema del fondeo;
en algunos casos, como BNL, con líneas de depósitos a largo
plazo diseñadas especialmente. En cambio, en las compañías
este aspecto es más problemático “porque no somos tomadores
de dinero del público”, define García Cuerva. “Tenemos
que salir al mercado a través de un título, algo que hoy
está casi vedado, al igual que un préstamo bancario. Queda
la colocación de títulos estructurados, como fideicomisos,
que es a lo que estamos tendiendo. Hoy nuestro fondeo es excedente financiero
de cartera propia, pero vemos que el único camino posible para
adelante es colocar securitización de cartera de activos y estamos
queriendo salir con los fideicomisos”, anticipa.
Optimistas
hacia el futuro
Desde fines de 2003 y tras la alta precancelación de operaciones
de 2002, el mercado crece rápidamente con un elevado potencial.
Para los especialistas, el crecimiento del leasing va a depender de la
evolución de la economía, pero también del peso que
consiga como herramienta de financiación.
“Creemos que la demanda no ha llegado a su punto más alto,
ya que muchas empresas aún sienten un poco de miedo en avanzar
con financiación a largo plazo y todavía pueden demorar
sus inversiones. Estimamos estar frente a un potencial negocio que triplicaría
los niveles actuales”, señala Mascarelli.
En Macro-Bansud evalúan que, en los próximos años,
“las operaciones pueden alcanzar los $ 2.000 millones anuales”.
Para Jorge: “La proyección es muy positiva por la participación
creciente sobre el stock de inversiones de capital. Es una herramienta
que le permite financiarse a largo plazo a las Pymes, que sólo
accedían al mercado de capitales a corto plazo. Por algo es uno
de los instrumentos financieros de mayor difusión en el mundo”.
“Veo bien el negocio”, enfatiza Olmo. Y concluye: “El leasing
es el mejor producto para financiar el equipamiento de empresas. Y tiende
a ser el principal”
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