Más allá de rivalidades en las vitrinas de los concesionarios y de algunas discrepancias acerca de la posible liberalización del comercio de autos con Brasil a partir de 2006, las empresas automotrices instaladas en el país coinciden en la urgente necesidad de que las casas matrices decidan nuevas inversiones locales. Para una industria que supo de suculentos desembolsos y de apuestas más que aventuradas de parte de las centrales, una decisión a favor de las filiales domésticas, en medio de un contexto no muy favorable, es un verdadero triunfo. Daimler-Chrysler Argentina, en esa senda, ya está trabajando para que su casa matriz se decida por nuestro país para fabricar el sucesor del modelo Sprinter, a partir de 2008. Aunque todavía restan más de tres temporadas para que se inicie la producción, la determinación se tomará antes de mediados del 2005. La perspectiva reclama prudencia pero a la vez muestra signos favorables a que la planta de González Catán sea, finalmente, la elegida. Así, algunos factores entran en juego y podrían inclinar la balanza: el mesurado crecimiento que viene evidenciando la Argentina, un mercado automovilístico local en paulatino repunte y la situación de su filial nacional, que espera incrementar producción y ventas con respecto al 2003. Sin embargo, la percepción de la actualidad local que tienen los europeos y las turbulentas negociaciones del Gobierno con el FMI y los acreedores, podrían complicar una inversión que alcanzaría los 50 millones de euros, que se agregarían a los US$ 125 millones que desde 1996 han tenido como destino la fábrica criolla de la empresa germano-estadounidense. “Las informaciones sobre la Argentina que llegan a Europa, si bien a veces no tienen mucha relación con lo que verdaderamente pasa en el país, preocupan a los inversores extranjeros y pueden atentar contra la llegada de algunos capitales”, dice Manfred Müll, presidente de Daimler-Chrysler Argentina. Lo concreto es que la filial local ya está trabajando para ganar la fabricación del modelo, que será un utilitario y se producirá, además, en Düsseldorf, donde está la planta principal de vans y vehículos comerciales. “Nuestra estrategia para que nos elijan es clara y se basa en que analicen los resultados que nos permitieron cumplir con los objetivos impuestos por la matriz. Tenemos de nuestro lado la eficiencia con la Sprinter, una concreta optimización de costos, los niveles de calidad que logramos y el destacable desarrollo de proveedores que alcanzamos”, enumera Enrique Federico, director de Relaciones Institucionales de la empresa. Otro punto a favor podría ser que este año la firma prevé duplicar el volumen de ventas. El año último Daimler-Chrysler comercializó 3.332 unidades en el mercado local, entre autos de lujo y vehículos comerciales. “En 2004 venderemos 8.000 unidades. En el primer trimestre tuvimos una participación de casi 40% en el mercado de vehículos comerciales y también esperamos dar lucha en el segmento de lujo”, cuenta Ricardo Berthold, director comercial. Para fortalecer su presencia en el mercado, la firma acaba de presentar los nuevos Clase C, SLK y CLK Cabrio, además del multipropósito Viano, una van de la que pretenden vender 100 unidades anuales. En lo que respecta a la producción, durante 2004 llegarían a 11.000 Sprinter (contra las 7.500 del 2003), el único modelo que la firma fabrica en su planta argentina y 90% de cuyo caudal se exporta a 30 países, entre ellos varios mercados no tradicionales como Arabia Saudita, Vietnam, China, Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Egipto. “También esperamos una mejora sensible en nuestra rentabilidad”, reconoce Müll. Durante el 2003 la empresa facturó $ 641 millones. En la contienda que se avecina, una de las ventajas que tiene la filial local es que no compite con Brasil, donde se hacen camiones, ómnibus y el Clase A. “Las distintas filiales de la empresa están peleando para producir el modelo, pero nuestros grandes rivales son México, China y algunos de los países europeos de reciente integración a la CEE. Pero lo lógico sería que se le dé continuidad a la producción en el país”, piensa Federico. Y rezando espera |