Un negocio que no llega a ser industria

    Aun cuando el peso exhibía su paridad con el dólar y el alto valor
    de la moneda convertía en doblemente ardua la tarea de vender al exterior,
    las marcas locales de software se las arreglaban para colocar sus productos
    en distintos mercados. No eran pocas las firmas que, por aquel entonces, lograban
    comercializar sus cajas y servicios en el resto del continente. Y también
    más lejos.
    Lejos todavía del perfil exportador que se sueña para ella, hoy
    la Argentina continúa comercializando su software más allá
    de su territorio. La devaluación que derivó en la parálisis
    del mercado interno durante buena parte de 2002 terminó por incentivar
    a las productoras argentinas a buscar nuevas plazas para colocar sus productos.
    Mucho ha tenido esto que ver, por cierto, en que una buena cantidad de empresas
    dedicadas a esta actividad hayan cerrado con números favorables el año
    que pasó.
    Según datos de la Cámara de Empresas de Tecnologías de
    la Información de la Argentina (Cessi), software, call centers y otros
    servicios vinculados a la tecnología concretaron exportaciones por US$
    120 millones en 2002. De acuerdo con la misma fuente, al menos 255 empresas
    estuvieron ofreciendo productos y/o servicios en el exterior y, de esa cifra,
    35 concretaron negocios de manera frecuente. Las exportaciones expresadas en
    moneda estadounidense se duplicaron durante los últimos dos años.

    “La devaluación tuvo dos consecuencias”, señala Carlos
    Pallotti, responsable de exportaciones y vicepresidente de la entidad. “Por
    un lado, la aparición de las software factories y call centers, motivada
    porque a la tradicional buena calidad de los profesionales se suman los valores
    bajos en términos de mercados internacionales. Esto representa un fenómeno
    coyuntural ya que depende de las variables macroeconómicas. La segunda
    consecuencia fue la salida masiva a buscar mercados en el exterior que se vivió
    el año pasado.”
    Por caso, el centro de desarrollo de software y call center que instalará
    en el país la estadounidense Electronic Data Systems (EDS) –y que
    se suma a emprendimientos similares de IBM, Motorola y Oracle– se encuadra
    dentro del primer grupo mencionado por el ejecutivo de la Cessi. En cuanto a
    la segunda consecuencia, a los tradicionales destinos de los productos argentinos
    de tecnología (Estados Unidos, España, México, Brasil y
    Chile), se han agregado nuevas geografías como China, Reino Unido, Canadá,
    Italia e Israel.
    “Son mercados que estamos abriendo y que han manifestado serias intenciones
    de hacer negocios”, explica Pallotti. “Con China se ha firmado una
    carta de intención y se está avanzando en los proyectos; por otro
    lado, ya hemos presentado la oferta informática de la Argentina en el
    Reino Unido, y, con los otros países, tenemos una agenda bastante agresiva
    de trabajo”, desarrolla.

     

    Más
    inversiones, aquí nomás

    Un relevamiento efectuado por IDC Latinoamérica
    indica que habrá un crecimiento de las inversiones en tecnología
    en este 2003 a escala regional. Entre 900 tomadores de decisiones contactados
    por la consultora, 49% aseguró que espera incrementar su inversión
    en TI mientras sólo 31% aseguró que la misma descenderá
    con respecto al año anterior. Estos resultados reflejan, a su vez,
    un enorme incremento en el optimismo con respecto a 2002, cuando sólo
    14% anticipaba aumentos en la inversión y 44% pronosticaba reducciones
    en los gastos.
    De acuerdo con Rebecca Williams, gerenta de Consultoría de IDC
    Latinoamérica, el hardware sigue liderando la inversión,
    “pero los gastos en software crecerán más rápido”.
    Durante 2003, se espera que el hardware baje de 41 a 37% en el total de
    la inversión en TI; asimismo, el porcentual del software podría
    elevarse de 24 a 29%. “Muchas organizaciones de la región
    han descuidado el software básico mientras salían de la
    tormenta económica”, aseguró la vocera de IDC. “Para
    2003 se regresa a lo básico como el software back office”.


    Reglas del mercado

    En el marco del pasado reciente, el crecimiento en la exportación de
    productos expresó la capacidad de respuesta de las compañías
    locales ante la escasa o nula inversión de la plaza argentina, además,
    claro está, de sus reflejos frente a la nueva realidad cambiaria. Apoyada
    en estos dos ejes, entonces, aumentó desde el país la oferta de
    software y servicios relacionados, factor que, lógicamente, contribuyó
    a delinear la demanda que hoy satisfacen las productoras argentinas.
    El mercado laboral, siempre sensible a los cambios, refleja lo expuesto al menos
    en parte. Después de la migración que se observó durante
    los primeros nueve meses de 2002, unos 3.000 profesionales se encontraban trabajando
    en el país en actividades relacionadas con el mercado externo a fin de
    año. Hoy, estiman en la Cessi, podrían ser cerca de 5.000. Una
    vez más, la depreciación del peso se relaciona con estas cifras:
    mientras la hora/hombre para programar software en la Argentina se ubica entre
    los US$ 8 y US$ 10, en Estados Unidos cotiza por arriba de los US$ 35 y US$
    45 .
    “En nuestro caso, la devaluación trajo aparejada la posibilidad
    de utilizar más corrientemente recursos argentinos en proyectos en el
    exterior, en especial de consultoría”, aporta Carlos Pallotti, en
    esta oportunidad, en su papel de presidente de Datastream Computec. La empresa,
    dedicada al software de mantenimiento industrial, dirige 60% de sus ventas a
    países de la región. Por esta causa, y aunque reconoce la reasignación
    de profesionales, el ejecutivo relativiza el peso del costo laboral en estos
    cambios. “Como casi todos los países del área devaluaron
    sus monedas –aunque menos que la Argentina– el efecto de la devaluación
    no fue tan contundente como se presumía. Además, los clientes
    internacionales, conocedores de la situación local, reclaman baja de
    tarifas cuando utilizamos recursos argentinos”, puntualiza.
    Aunque a la hora de negociar no se mencione, lo cierto es que mucho tiene que
    ver el prestigio de los profesionales argentinos en la elección de tal
    o cual producto o servicio con factura local. Como es lógico, esto repercute
    en la industria y, también, en sus posibilidades de competir en el exterior,
    ya que la buena reputación profesional ayuda a construir el prestigio
    de la marca, otro factor de importancia a la hora de desembarcar en otras latitudes.
    Justamente, Pablo Iacub, presidente de Calipso Software, cita un informe de
    IDC que habla de la “gran reputación de sus productos ERP”
    y “la gran performance” de su empresa en Latinoamérica durante
    2002.

    Segmentos y productos

    Con exportaciones a Bolivia, Chile y México, el grupo Calipso se instaló
    en el Uruguay en 2001. El año pasado totalizó ventas por $ 9 millones,
    40% de los cuales corresponde a ingresos del exterior. Iacub se manifiesta satisfecho
    en cuanto a las cifras del ejercicio anterior y se expresa optimista con respecto
    al presente ciclo. Según comenta, la segmentación fue un factor
    clave en su desempeño en otros mercados: “A partir de un cambio
    de estrategia nuestro, el año pasado pudimos posicionarnos con nuestros
    productos en compañías pequeñas y segmentos medio y medio-alto”.

    Así como algunas firmas segmentan su oferta de acuerdo con el tamaño
    de la empresa-cliente, otras eligen enfocarse en los distintos mercados verticales.
    Graciela Roggio, presidenta de Prominente, empresa cordobesa especializada en
    integración de sistemas, explica que, de acuerdo con esta segmentación,
    hay una variedad bastante grande de tecnología que se demanda en el exterior.
    “Se requieren aplicaciones para los diferentes procesos productivos de
    las industrias de Petróleo, Energía, Agrícolaganadera,
    Recursos Hídricos, Transportes, Infraestructura y Biotecnología.
    También se registra una demanda interesante de desarrollo de aplicaciones”,
    detalla.
    Desde Calipso y desde Prominente se enumeran productos que sintonizan con el
    target al que, a su vez, dicen apuntar sus directivos. Iacub menciona a Calipso
    Wan, un reciente desarrollo para compañías pequeñas, y
    Graciela Roggio habla de Pectra Technology, una de las aplicaciones de la firma
    cordobesa, apta para cualquiera de las industrias a las que se refirió
    la directiva unas líneas atrás.

    Apoyo, se busca

    Aun cuando las perspectivas no pueden ser mejores, el sector se muestra cauteloso
    en cuanto al rumbo actual y futuro de las exportaciones. Si a las iniciativas
    ya expuestas, se suman el talento local y los vaticinios de los analistas que
    proyectan un crecimiento en la inversión en software a escala regional
    (ver recuadro), ¿qué falta, entonces, para convertir a la Argentina
    en una verdadera potencia exportadora?
    En principio, los referentes de la industria hablan de perdurabilidad. “Sostener
    un plan de exportaciones de mediano plazo para convertir al país en un
    jugador destacado en el mercado internacional dependerá dos factores”,
    sentencia desde la Cessi su responsable de exportaciones, Carlos Palotti. “Por
    un lado, de la decisión de las empresas y sus equipos de management en
    persistir en los mercados aun en condiciones desventajosas, porque nada se conquista
    en poco tiempo. El segundo punto –prosigue el directivo– está
    ligado a si la Argentina podrá articular un auténtico plan nacional
    de exportaciones, que englobe a la mayor parte de la oferta exportable, y lo
    pueda sustentar durante el suficiente tiempo”.
    ¿Se requiere, en tal caso, la presencia de un Estado artífice
    del deseado plan? “Sólo un trabajo conjunto lo hará posible”,
    responde Pallotti. “Si el Estado, las universidades, el sector privado
    y los organismos empresariales no establecen en forma conjunta objetivos claros,
    estándares nacionales, acciones coordinadas y planes a seguir –enuncia
    Graciela Roggio–, los esfuerzos individuales no conducirán al fortalecimiento
    de la industria”, remata la presidenta de Prominente.
    En concreto, las empresas del sector requieren del Estado incentivos que se
    traduzcan tanto en cuestiones macro como la firma de acuerdos, como en temas
    que le son propios (los marcos legales y tributarios), y en las políticas
    financieras que, como a toda industria, también a la del software les
    resultan vitales para salir a pelear mercado en el exterior. “Sin una visión
    a largo plazo que repercuta en todos estos aspectos –dicen en el sector–
    sólo podremos generar algunos negocios, pero nunca convertirnos en un
    país exportador” . M

    MERCADO On
    Line le amplía la información:

    • “Crecer con tecnología”, documento elaborado por
    la Cámara de Empresas de Tecnologías de la Información
    de la Argentina (Cessi). Disponible en
    http://www.cessi.org.ar
    • “Exportamos, pese a todo”. MERCADO, diciembre de 2001.

    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1009&id_nota=33