Los 10 sectores más dinámicos de la economía

    La pregunta del millón a la hora de hablar de estrategias de desarrollo
    es: ¿sobre qué sectores se basará el crecimiento? Los últimos
    estudios sectoriales demuestran que la Argentina no tiene por delante la definición
    de un esquema de crecimiento productivo basado en una locomotora única
    de crecimiento. En realidad, la convertibilidad redefinió a fondo la
    trama productiva de la Argentina y trazó un mapa que, guste o no, será
    la guía de cualquier intento de recuperación sostenida en algo
    más sólido que la sustitución de importaciones.
    Es evidente que el poder de fuego del complejo agropecuario y el fenomenal cambio
    que atravesó ese segmento en la década de los años ’90,
    con masiva incorporación de tecnología, explosión de los
    rindes, eficiencia y rentabilidad, así como la creciente integración
    de sus cadenas de valor, muestran un sector hiperdinámico que arrastra,
    como ningún otro, al crecimiento económico. Pero la radiografía
    del país muestra decenas de emergentes asociados a la creatividad e innovación
    productiva.
    La economía local también muestra fenómenos explosivos
    en áreas de diseño industrial, gráfico, de muebles, producción
    de objetos de decoración de interiores, calzado, tecnología informática
    y software. Es en las cadenas agroindustriales donde el desafío es desarrollar
    nichos de productos con diferenciación y marcas. Lo mismo ocurre con
    el sector de vinos en Mendoza y ahora San Juan, los limones en Tucumán,
    los lácteos en Santa Fe o las frutas finas en el sur.
    Otros sectores de alto potencial y en los que la Argentina ya tiene muestras
    de empresas funcionando al máximo nivel de competitividad internacional
    son el de máquinas agrícolas, tecnología médica,
    la cadena de valor del gas, que incluye equipos de GNC y equipamiento de uso
    industrial, así como biotecnología aplicada al negocio agropecuario.
    En distintas áreas, empresas como Invap (producen desde satélites
    meteorológicos, hasta equipos médicos y software de gestión
    de producción) o Biosidus (pionera en biotecnología, desarrollo
    y fabricación de medicamentos) demuestran el altísimo potencial
    en actividades intensivas en recursos humanos calificados.
    Finalmente, el sector turismo está cambiando reglas de juego que impidieron,
    en períodos similares de tipo de cambio alto y superfavorable a las visitas
    de extranjeros, el desarrollo efectivo de ese negocio. Todos los estudios muestran
    ahora un cambio basado en condiciones centrales: mejor oferta de infraestructura
    de servicios, transporte, comunicación, etc.; pero también en
    un cambio cualitativo trascendental en el criterio de negocios de las empresas
    y empresarios dedicados al turismo.
    La Argentina incorporó masivamente tecnología al campo, lo cual
    multiplicó los rindes y la calidad de los productos, pero allí
    no termina el potencial de los recursos naturales. Los expertos aconsejan a
    Economía diseñar medidas para que el mayor encadenamiento de actividades
    permita aprovechar a fondo recursos que, de otro modo, quedan en el estadio
    de los commodities. Países como Noruega o Suecia son claros ejemplos
    de aprovechamiento de los recursos naturales en cadenas de alto valor agregado:
    a partir de los recursos forestales, llegan a productos gráficos de altísimo
    valor y diferenciación.
    Un estudio que el Ministerio de Economía encargó a la Comisión
    Económica para América latina y el Caribe (Cepal), en el que participaron
    más de 80 prestigiosos economistas dirigidos por Bernardo Kosacoff, titular
    del organismo en el país, analiza los principales sectores y realiza
    un análisis comparado sobre el potencial de la industria argentina partiendo
    de una buena radiografía del estado en que quedó la industria
    tras diez años de convertibilidad:

    1) el llamado “patrón de especialización” que muestra
    un muy importante dinamismo de las exportaciones de productos primarios, pero
    en donde no se avanzó en productos de valor agregado, marca y especialización;
    y
    2) la generación de capacidades tecnológicas domésticas
    importantes en la zona de tecnología de producto (ensamblado), pero un
    abandono y pérdida importante en las capacidades innovadoras y en los
    desarrollos tecnológicos referidos a la tecnología de procesos,
    que es lo que genera calificación de recursos humanos y competencia de
    las empresas.
    El siguiente repaso de diez de los principales sectores industriales de la economía
    argentina, tomado del voluminoso informe de Cepal para el Ministerio de Economía,
    muestra una imagen dual: por un lado la realidad de sectores con alto potencial
    que estuvieron por años sometidos a condiciones muy cambiantes, alta
    competencia externa sin malla de contención y, al mismo tiempo, y muchas
    veces como consecuencia de ese “hacer negocios” sin red, sectores
    de alta capacidad adaptativa y un potencial de negocios enorme.

    1) El sector agroalimentario
    Es el principal proveedor de divisas del país: los productos agropecuarios
    (primarios y manufacturas de origen agropecuario) representan 50% de las exportaciones
    totales. Luego de aumentar 66% en la década de los ’90, sus ventas
    descendieron desde 1998 como consecuencia de la caída de los precios
    de los commodities y la devaluación de Brasil.
    El estudio de la Cepal demuestra que la estructura del sector cambió
    positivamente respecto de los productos de alto valor que más crecieron
    en el comercio internacional: entre 1991 y 2001 el incremento fue 130%. Actualmente
    se exportan alimentos que no se vendían una década atrás,
    como frutas finas, kiwis, papas prefritadas y hortalizas congeladas; junto a
    otros como vinos, aceitunas, uvas de mesa, aceites esenciales o espárragos
    que multiplicaron varias veces sus volúmenes comercializados. Si bien
    representan apenas 5% del total de las exportaciones agropecuarias, su importancia
    radica en que se adaptan a las nuevas tendencias del mercado y son una clara
    oportunidad de negocios para aumentar las ventas al exterior.
    Actualmente, los países de medianos y altos ingresos demandan productos
    frescos, “naturales”, asociados a cualidades relacionadas con la salud,
    el placer y el estatus. En este terreno, las ventajas de la Argentina son enormes,
    porque a la tradicional disponibilidad de recursos naturales para el agro le
    suma condiciones ecológicas que, en muchas regiones, le permiten no utilizar
    –o utilizar muy pocos– productos fertilizantes, plaguicidas o herbicidas.
    De esta forma, estos bienes pueden ser catalogados como orgánicos o con
    bajo contenido de sustancias sintéticas.
    Al evaluar la potencialidad de crecimiento, los economistas de la Cepal son
    muy optimistas: si se mantiene la tasa anual de crecimiento de 16% registrada
    entre 1991 y 1998 el ingreso de divisas pasaría de US$ 600 millones en
    2001 a US$ 2.600 millones dentro de diez años, pero consideran que “en
    función de los relevamientos realizados, es factible que el crecimiento
    sea mayor”. Adicionalmente, el desarrollo de este tipo de producciones
    potencia los efectos multiplicadores, la creación de empleo, y amplía
    la actividad económica a diversas zonas del país, creando polos
    de crecimiento regionales con una importante presencia de Pymes. Por otra parte,
    permitiría diversificar el destino de las exportaciones que actualmente
    se concentra en Brasil (50%), Sudáfrica (15%), China (10%) y España
    (7%).
    A pesar de que el sector agroalimentario tiene un alto nivel de desarrollo y
    complejidad, a la hora de las recomendaciones, la Cepal destaca la necesidad
    de solucionar los problemas de financiamiento de las Pymes y de apoyarlas para
    coordinar actividades y promover el acceso a nuevos mercados.

    2) El sector frutihortícola
    La producción de cítricos dulces y pomáceas (peras y manzanas)
    da lugar a dos de los complejos agroindustriales más importantes del
    país. En 2001 exportaron productos por más de US$ 600 millones;
    ocupan el cuarto lugar entre los complejos exportadores agrícolas y el
    sexto en el total de las ventas al exterior. Considerando los volúmenes
    comerciados internacionalmente, la Argentina representa 2,2% de los cítricos
    dulces, 5,4% de las manzanas y 22% de las peras.
    Estos complejos suman una facturación que supera los US$ 1.000 millones,
    tienen más de 11.000 productores y ocupan unos 140.000 puestos de trabajo.
    Las frutas frescas son el producto más importante, mientras que las manufacturas
    se desarrollan con frutas de menor calidad y valor.
    Las excelentes condiciones naturales para la producción frutihortícola
    del Litoral, de Río Negro y de Mendoza son la principal ventaja nacional,
    por este motivo las frutas frescas son el producto más valioso. Un claro
    ejemplo es el de las peras, cuyas condiciones naturales de calidad no han podido
    ser alcanzadas por otros países. Sin embargo, el complejo tiene importantes
    retrasos respecto de las pautas modernas de fruticultura de los países
    más dinámicos. Para la Cepal estas ventajas naturales se pierden
    porque existen frecuentes choques entre los actores privados y las diversas
    instituciones públicas que regulan la actividad. A modo de ejemplo, el
    estudio de la entidad enumera que existen 14 organismos e instituciones que
    definen políticas para el sector y más de 20 con poderes regulatorios.
    La falta de políticas claras produce incentivos difusos que afectan negativamente
    una producción que genera zonas geográficas de alta densidad económica:
    son cultivos que demandan una atención intensiva con alta utilización
    de mano de obra y la comercialización requiere tecnología de precisión
    y servicios que preserven la calidad de los productos, desde la unidad productiva
    hasta la mesa de los consumidores. Esta situación se refleja en la estructura
    del sector, totalmente concentrada en el proceso comercial (empaque y acondicionamiento)
    y en las operaciones de exportación donde 70% de los envíos los
    realiza 10% de las empresas habilitadas.
    Las recomendaciones de largo plazo, estratégicas, de la Cepal apuntan
    a valorizar la oferta mejorando la sanidad y la calidad, desarrollar e imponer
    la marca país y avanzar en una alianza estratégica entre el sector
    público y el privado que fortalezca institucionalmente el dinamismo de
    la producción.

    3) Gas natural y sus derivados
    Es una fuente de energía que en los últimos años ganó
    importancia a escala mundial por la existencia de importantes reservas, su eficiencia
    energética, su uso para generación de termoelectricidad y por
    ser “limpia” desde el punto de vista del impacto ambiental. Los estudios
    de Cepal muestran que la Argentina se encuentra con importantes ventajas competitivas
    regionales dadas por su ubicación, nivel de reservas, su know how de
    la actividad, por tener economías de escala, un mercado energético
    equilibrado y exportaciones consolidadas de los productos de mayor valor agregado
    del sector como equipos para motores a gas natural comprimido (GNC) y equipamiento
    para estaciones de servicios.
    En cuanto a las ventajas de la localización, el informe de la Cepal destaca
    que, si bien en el contexto mundial, la Argentina no es un país gasífero
    sino “un país con gas”, en el contexto regional la abundancia
    relativa de reservas y la existencia de un mercado energético equilibrado
    (con autoabastecimiento de gas natural, petróleo y sus derivados, y electricidad)
    la transforman en un importante actor porque con la única excepción
    de Bolivia, los demás países vecinos tienen escasa o nula disponibilidad
    de gas natural. Así, Latinoamérica tiene dos grandes oferentes
    de gas con Bolivia y la Argentina y dos grandes demandantes con Brasil y, en
    menor medida, Chile. De esta forma, considerando los precios, la productividad
    y los costos del transporte, el gas argentino tiene importantes ventajas competitivas
    para abastecer el sur de Brasil (Porto Alegre), Uruguay y Chile (actualmente
    es el principal cliente, compra cerca de 90% del total del gas exportado por
    la Argentina).
    Considerando las potencialidades –y los problemas– de la producción
    gasífera la Cepal realizó proyecciones sobre la demanda, la producción
    y las reservas para el período 2003-2010, sobre su impacto en la balanza
    comercial y el empleo. La producción de gas natural registraría
    una tasa de crecimiento promedio de 5,3% anual, menor a 7% registrado entre
    1993 y 2001, para pasar de los 45.000 millones de m3 actuales a 67.000 millones
    en 2010. Las reservas crecerían a un ritmo menor al de 5% anual de los
    ’90, con lo cual la relación producción/reservas pasaría
    de 16,6 años en 2001 a 11,9 años en 2010.
    El crecimiento de la producción estaría impulsado por las exportaciones
    que, para el período proyectado, crecerían 16% anual. Este incremento
    de las ventas al exterior aumentaría los ingresos de los US$ 309 millones
    en 2001 a unos 915 millones en 2010. Hay que destacar que este resultado impactaría
    plenamente en la balanza comercial del sector por la inexistencia de importaciones
    de gas. El mercado interno en cambio, crecería a un ritmo menor a 2,8%
    anual de la década pasada, y la provisión de gas natural para
    vehículos sería el componente más dinámico.
    Mientras que la generación de empleo directo, de acuerdo con las proyecciones
    de producción, sería de unos 14.200 puestos de trabajo hasta 2010;
    la indirecta se ubicaría entre los 53.000 y 62.000 nuevos empleos.
    Por sus características, en el sector se realizan proyectos si tiene
    la demanda asegurada y, además, requiere la inversión de grandes
    sumas de capital con largos plazos de maduración y recupero, por lo cual
    necesita de un ambiente de negocios y jurídico estable para hacer previsibles
    la evaluación de las inversiones en las áreas de exploración,
    explotación, transporte y distribución. El abandono de la convertibilidad,
    con la devaluación y la pesificación de las tarifas, no afectó
    a todos por igual: las más afectadas por la coyuntura fueron las distribuidoras
    seguidas por las transportistas, aunque mantuvieron márgenes operativos
    positivos; mientras que las productoras obtuvieron mejores resultados porque
    compensaron los aumentos de los costos de productos dolarizados porque pudieron
    mantener ingresos en la misma moneda (exportaciones y ventas a empresas locales
    con ingresos en dólares). El mayor problema que enfrentan es que su deuda
    está estructurada en dólares, por lo cual aumentaron fuertemente
    sus ratios de endeudamiento y enfrentaron problemas de liquidez para realizar
    pagos al exterior.
    En este contexto, para la evolución de las inversiones que en este caso
    no dependen de situaciones coyunturales, es vital que se renegocie el marco
    regulatorio considerando su sustentabilidad en el mediano y largo plazo de acuerdo
    con las nuevas reglas macroeconómicas.

    4) La industria de autopartes
    El comportamiento de la industria autopartista depende de la producción
    automotriz, pero se diferencia de las terminales en que puede mantener un comportamiento
    más estable porque el mercado de los repuestos le da más posibilidades
    de adaptarse a la caída de la demanda de automotores. A pesar de la profunda
    crisis que provocó la salida de la convertibilidad, los trabajos de la
    Cepal que analizan los cambios de estrategias y percepciones empresarias muestran
    que el actual contexto macroeconómico es considerado “en general
    optimista” por las empresas encuestadas. El fuerte impulso dado por la
    devaluación a las ventas al exterior de los sectores con capacidad exportadora
    (“ganancia de competitividad por precio”) y la reestructuración
    de los ’90 dan cuenta de estas expectativas.
    De las 500 empresas autopartistas que existían en 1992 (50% en el Gran
    Buenos Aires, 21% en Córdoba, 12% en Santa Fe y 10% en Capital Federal),
    la Cepal calcula que sólo la mitad estaba en condiciones económicas
    y tecnológicas para enfrentar los cambios internacionales (el paso del
    fordismo al toyotismo, la automación flexible y la polivalencia laboral)
    y las nuevas condiciones locales con la constitución del Mercosur. El
    desafío para las autopartistas fue cumplir con la calidad exigida por
    las terminales, incorporar tecnología y producir una amplia variedad
    de modelos; el resultado fue la tercerización y la instalación
    de proveedores mundiales (Global Sourcing) que modificaron por completo la estructura
    del sector a lo largo de la década pasada.
    Sin embargo, la heterogeneidad del sector muestra una dinámica muy distinta
    entre las empresas. Para captar estas diferencias, el estudio de la Cepal se
    realizó en tres subsectores: la producción de asientos, el estampado
    y el de cajas de velocidad. El informe concluye que las empresas con mayor flexibilidad
    para adaptarse son las que pueden exportar y participan activamente del mercado
    de repuestos doméstico porque, a pesar de que la competencia les fija
    un fuerte límite a los precios, tienen menor dependencia de la producción
    local de vehículos. Las principales restricciones que ven los empresarios
    del sector se refieren a la falta de políticas estatales que fomenten
    las exportaciones; la dificultad para sustituir insumos importados, ya que la
    concentración de los ’90 provocó la salida de proveedores;
    y el escaso dinamismo del mercado interno.
    Del lado positivo, los investigadores destacan que ninguna de las firmas encuestadas
    reconoce tener problemas financieros y existe una importante capacidad ociosa.
    Las recomendaciones a largo plazo apuntan a fortalecer el sector automotor para
    que el “efecto derrame” beneficie a las industrias con baja capacidad
    de desarrollo propio; a estimular la relación terminal-autopartista local
    para que formen parte de los proveedores globales; y a establecer normas de
    calidad para la comercialización de repuestos. Mientras tanto, la estrategia
    más probable parece ser buscar más independencia de las terminales
    (exportando o comercializando refacciones); o participando en la producción
    de bienes que no estén relacionados con la industria automotriz, especialmente
    las empresas en las cuales la baja especificidad del capital les permite mayor
    flexibilidad.

    5) Confección y diseño
    A escala mundial la industria de la confección creció, entre 1980
    y 1998, 58,8%; en 2001 el comercio internacional llegó a US$ 195.000
    millones, cinco veces más que lo transado en 1980, y los países
    asiáticos tienen una presencia cada vez más importante. En la
    Argentina, la indumentaria es central dentro del sector textil: tiene 51% de
    las unidades productivas, 30% de los puestos laborales y 27% del valor de la
    producción del segmento; en el conjunto del sector manufacturero representa
    4% del empleo y más de 2% del valor agregado industrial.
    Por otra parte, de acuerdo con el informe de la Cepal, reúne dos atributos
    que el Gobierno considera centrales para impulsar la reactivación: es
    un sector mano de obra intensivo y casi la totalidad de los establecimientos
    que lo componen son Pymes. En cuanto al primer aspecto, por las características
    del proceso productivo se utiliza mucha mano de obra que, tanto por razones
    tecnológicas como económicas, no puede ser reemplazada por maquinaria;
    en cuanto a las empresas, del último censo económico se desprende
    que 99,5% de las 5.225 unidades productivas del sector son Pymes, de las cuales
    casi tres cuartos son sociedades de hecho, colectivas o unidades unipersonales
    (ver “Las primeras marcas mundiales de indumentaria”, en la página
    56).
    Desde el “efecto Tequila”, en 1995, el sector tuvo fuertes y permanentes
    caídas de la producción y en 2001 se encontraba 40% por debajo
    de los valores de 1993; las importaciones aumentaron 68% entre 1995 y 2000;
    y el consumo cayó 42%. Esto demuestra una de sus principales debilidades,
    ya que la falta de exportaciones lo hacen depender del ciclo local de la economía
    y del poder adquisitivo de la población. Sin embargo, 2002 marcó
    un cambio en la tendencia ya que el tipo de cambio alto favorece las exportaciones
    y permitió la sustitución de importaciones en el mercado local,
    pero este desempeño de corto plazo necesita de políticas de largo
    aliento para hacer competitiva la industria nacional.
    Si bien éste es un sector tradicionalmente protegido en los principales
    mercados, Estados Unidos y Europa, los acuerdos sobre Textiles y Vestido alcanzados
    en la Organización Mundial de Comercio (OMC) estipulan su progresiva
    liberalización desde enero de 2005. En este nuevo escenario, con el comercio
    controlado por los grandes clientes (customer driven), la industria debe ser
    capaz de ofrecer productos personalizados a precios de producción masiva;
    y la rápida reposición de artículos será cada vez
    más importante para ganar mercados lo que provocaría una fuerte
    regionalización en torno a Estados Unidos, Europa y Japón.
    En este contexto, las recomendaciones de la Cepal llegan tanto al Ministerio
    de Economía como a Cancillería y apuntan a solucionar problemas
    específicos del sector y a definir posturas más firmes en el ámbito
    internacional.

    6) Industria del calzado
    El relevamiento realizado por la Cepal muestra que a pesar de operar en un mercado
    interno deprimido, el tipo de cambio alto le permite al sector volver a exportar
    y sustituir importaciones. Según los datos difundidos por el sector,
    en 2002 la utilización de la capacidad instalada se encuentra por encima
    de 70% y, en algunos casos, llega a 100%.
    Esta recuperación se da sobre todo en los fabricantes de productos de
    moda y de alta calidad que rápidamente recuperaron su participación
    en los mercados de América latina, Estados Unidos y Europa. También
    incide la sustitución de importaciones, especialmente del calzado de
    calidad intermedia y baja proveniente de Brasil y del sudeste asiático.
    Durante la década pasada el sector registró una caída anual
    acumulativa de 4,5%, con un fuerte impacto en la desaparición de unidades
    productivas y pérdida de puestos de trabajo: la información sectorial
    estima que existen alrededor de 700 fábricas, frente a las 2.500 registradas
    en el último censo económico y que entre 1995 y 2001 se perdieron
    6.600 puestos de trabajo. Las causas de la crisis del calzado hay que buscarlas
    en la apertura económica, la implementación del Mercosur y la
    sobrevaluación del peso, sobre todo en la última mitad de los
    ’90. En estas condiciones, las firmas locales no pudieron enfrentar el
    aluvión brasileño (nuestro vecino es tercer productor mundial
    de calzado de calidad media y baja) ni la entrada de zapatillas asiáticas.

    La gestión tecnológica y productiva actual tiene la marca de los
    ’90: para mantener posición en el mercado desarrollaron una gran
    cantidad de modelos, pero perdieron eficiencia productiva por aumentos de costos
    y de tiempos muertos en la producción. Una deficiencia del conjunto es
    la falta de vinculación con los proveedores con la consecuente falta
    de calidad y homogeneidad de los insumos, sobre todo con la industria curtidora
    lo que impide generar manufacturas de cuero con alto valor agregado. Del lado
    positivo, no hay atraso tecnológico ni grandes problemas de equipamiento.

    A la hora de las recomendaciones la Cepal se centra en políticas que
    permitan fortalecer la sustitución de importaciones y la presencia en
    mercados externos. Entre las más importantes se encuentran: crédito
    para capital de trabajo y financiación de exportaciones; fomento de la
    integración vertical y horizontal para ganar en calidad de productos
    y escala de producción; capacitación en

    7) Contenidos y bienes culturales
    Es un área clave de la economía a escala mundial dado el impacto
    que tiene la producción de bienes y servicios culturales en la generación
    de valor agregado y empleo. Los estudios de Cepal muestran que, del total de
    ganancias generadas por las industrias culturales, los países iberoamericanos
    sólo retienen 5%. Sin embargo, en países como la Argentina, el
    peso de estas actividades sobre el conjunto de la economía es muy importante.

    El escenario actual en la economía argentina muestra un altísimo
    nivel de concentración y transnacionalización de las industrias
    culturales. Sin embargo, en áreas claves como la industria discográfica,
    la televisiva y la cinematográfica, el grueso de los productos consumidos
    son locales.
    Los mismos estudios de Cepal sobre los que el gobierno pretende sentar bases
    para una estrategia nacional de desarrollo identifican cuatro subsectores claves
    en él área de industrias culturales: industria del libro, discográfica,
    cinematográfica y televisión. Esas industrias y sus conexas aportaban,
    en 1994, 8,3% del PBI y 8,9% de los empleos, con alta concentración de
    los mismos en la ciudad de Buenos Aires. La Argentina, en esto sí, se
    parece bastante a los países desarrollados: su producción está
    enfocada a los contenidos, más que a la de soportes.
    La exportación de bienes culturales se concentra en cuatro rubros: libros,
    folletos e impresos (US$ 44 millones en 2001), discos, cintas y soportes para
    grabación de sonido (US$ 23 millones), diarios y publicaciones periódicas
    (US$ 21 millones) y películas impresas y reveladas (US$ 13 millones).
    Durante 2002 las importaciones de bienes culturales tuvieron una drástica
    disminución, con el consiguiente efecto positivo en sustitución
    de importaciones. De allí que la mayoría de los estudios de TV
    y cinematográficos hayan mostrado desde el año pasado una ocupación
    total de su capacidad instalada, con fuerte competencia de la demanda local
    y la bienvenida demanda extranjera (paga en dólares) por parte de agencias
    de publicidad y productoras en general. De todos modos, aunque se redujo el
    enorme déficit entre exportaciones e importaciones de bienes culturales
    (un rojo de US$ 793 millones en 2001), durante 2002 no se alcanzó a revertir
    esa tendencia.
    En la actualidad, la mitad de la producción editorial está concentrada
    en no más de 20 editoriales, aunque han surgido nuevos actores que aprovecharon
    la creciente segmentación de una demanda cada vez más interesada
    en temáticas específicas. Al mismo tiempo, los canales de venta
    minorista sufrieron una notable transformación: se expandieron las cadenas
    de grandes librerías y nuevos actores captaron un segmento importante
    del mercado (supermercados, disquerías, quioscos, Internet). Como contrapartida,
    muchas pequeñas librerías desaparecieron, y otras atraviesan una
    situación de gran precariedad.
    La industria gráfica, conexa a la editorial, realizó en los ’90
    inversiones importantes, adquiriendo maquinaria de última generación
    que le permitió ganar en productividad. No obstante, el retraso cambiario
    la llevó a perder hasta 20% de las ediciones de libros argentinos, a
    manos de competidores externos.
    En los últimos 18 meses, el crecimiento de las exportaciones de libros,
    la caída de las importaciones tras la devaluación y las compras
    realizadas por el turismo receptivo han actuado como un paliativo de la crisis
    casi terminal en la que se sumergió la industria bibliográfica
    desde 1999, con una caída en precipicio de la cantidad de títulos
    y ejemplares editados.
    Entre las recomendaciones que el equipo de Lavagna recibió por parte
    de Cepal como herramientas de promoción del negocio del libro están
    la eliminación de restricciones a la hora de liquidar exportaciones,
    apoyar activamente a editoriales y autores en ferias internacionales y combatir
    la piratería de libros.
    En cuanto al subsector discográfico, el tope de ventas, luego de años
    de compras masivas de equipos de reproducción, se dio en 1998. Desde
    entonces, las ventas de CD y casetes no dejaron de caer. Pero luego de la devaluación,
    algunas actividades de la industria de la música aparecen con mejores
    perspectivas. Según Cepal, uno de esos casos es el de los estudios de
    grabación, muchos de altísima calidad, que hoy ofrecen precios
    muy competitivos en el ámbito internacional, atrayendo fundamentalmente
    a artistas de países limítrofes. De todas maneras, hasta el momento,
    dichas “exportaciones de servicios” apenas sirvieron para morigerar
    los efectos de la crisis económica interna. La venta de derechos de artistas
    argentinos para editar sus materiales en el exterior, es una oportunidad muy
    interesante para los actores involucrados (especialmente autores, compositores,
    intérpretes, sellos), ya que como las regalías se pactan en moneda
    extranjera, se pueden obtener ingresos mucho más altos que los que genera
    el mercado local. Además, eso permite el aumento de la difusión
    en radios y canales de TV extranjeros, que devengan regalías para los
    autores e intérpretes, y potencian el desarrollo de recitales en el exterior.

    En cuanto a la industria televisiva, desde que se instaló la recesión
    y especialmente en 2002, la TV argentina se vio afectada por el derrumbe de
    la inversión publicitaria y la numerosa cantidad de hogares que dieron
    de baja el servicio de TV paga. Esto se tradujo en la reducción de personal
    en los canales y productoras y la disminución de remuneraciones a actores,
    técnicos y otros trabajadores del medio. Las producciones se volvieron
    más austeras y proliferaron programas –especialmente en el horario
    de la tarde–, de bajo costo pero también de pésima calidad.
    En este nuevo escenario, los estudios de Cepal detectaron que las productoras
    intensificaron esfuerzos para colocar formatos televisivos en el exterior, aunque
    este proceso avanza lentamente, debido a la escasa experiencia, conocimiento
    y red de contactos en el exterior. La telenovela es otro de los productos considerados
    exportables, aunque se visualizan limitaciones a raíz del carácter
    localista y el lenguaje utilizado por la mayoría de las tiras, lo que
    plantea el desafío de modificar ciertas formas, sin perder la esencia
    de los contenidos. Cepal recomienda aunar esfuerzos para que el país
    tenga su propia feria internacional de TV orientada fundamentalmente al espacio
    iberoamericano, de manera de acelerar el tránsito hacia un proyecto de
    exportación de contenidos televisivos. Aclaran que este tipo de iniciativa
    debería ser asumida por los distintos actores del medio y apoyada por
    el Estado nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos.

    8) Minería y petroquímica
    Un estudio realizado por la Dirección Nacional de Minería sobre
    el impacto de la devaluación del peso argentino en el sector muestra
    que, tanto la actividad exploratoria como la producción de metalíferos
    a gran escala, se tornan fuertemente competitivos y podrían atraer en
    el mediano plazo inversiones de riesgo para el sector.
    A su vez, en lo que respecta al rubro metalífero, la nueva relación
    peso/dólar permite pensar que favorecerá la sustitución
    de ciertos insumos, principalmente insumos químicos de explotación,
    y también de algunos servicios de reparación y mantenimiento de
    ciertos equipos y piezas que actualmente se hacen en Chile (ver “Minas
    argentinas”, en página 48).
    Los informes de Cepal aclaran que, si bien no se dispone de información
    sobre la dinámica de inversiones de las empresas mineras de capital nacional,
    preponderantemente Pymes que operan en los subsectores no metalífero
    y rocas de aplicación, se puede deducir –a partir de la información
    del registro de la ley de Inversiones– que un grupo de firmas realizó
    inversiones orientadas a la reconversión productiva y modernización
    (por vía de la incorporación de maquinaria y equipo importado)
    y, en menor medida, a la construcción de nuevas plantas. A la vez, dicha
    información permite inferir que fue reducido el número de Pymes
    que accedió a los beneficios promocionales.

    Industria petroquímica

    Los estudios de Cepal muestran que el sector petroquímico demandó,
    en 2001, US$ 1.250 millones de polímeros termoplásticos, representando
    73% de la demanda final dirigida a la industria petroquímica. La flexibilidad
    requerida por los diseños de fabricación y los requerimientos
    de capital relativamente bajos, hacen de la industria plástica un típico
    “segmento Pyme”, eslabonado entre actividades caracterizadas, en cambio,
    por su elevado grado de concentración.
    Entre las potencialidades que cuenta el sector para su desarrollo, el estudio
    de Cepal señala:

    –Una elevada actualización tecnológica en el parque de maquinarias
    y equipos del sector, con una capacidad ociosa que permitiría, al menos
    en una primera etapa, una recuperación del nivel de actividad sin exigencias
    de nuevas inversiones.
    –Fuerte dinamismo esperado en algunas “industrias cliente”, como
    las agroindustrias con perfil exportador.
    –Disponibilidad de materias primas: actualmente, existe producción
    local de los seis principales termoplásticos. Por lo tanto, los transformadores
    cuentan con estructuras de provisión que pueden ofrecer servicio técnico
    y asistencia en lo que respecta a desarrollo de nuevos productos.

    Minera Alumbrera

    Julián Rooney es el vicepresidente de la empresa
    que opera en Catamarca en la extracción de oro y cobre, y que comenzó
    sus operaciones en el país en 1997. La firma emplea a 1.700 personas,
    de las cuales 967 trabajan en la mina. En primer lugar, Rooney se refiere
    a las dificultades que complicaron la viabilidad del sector. “El
    proyecto era viable con el valor del oro a US$ 350 la onza. Y en 2002
    el precio de la onza fue de US$ 260”. Algo parecido sucedió
    con el cobre. “La viabilidad requiere un valor de US$ 0,95 la libra
    a largo plazo. Y en 2002 el precio de la libra fue de US$ 0,60 a US$ 0,80”,
    explica el ejecutivo. “Esto opaca la productividad”, dice Rooney.
    En cuanto a las exportaciones de Minera Alumbrera, el ejecutivo asegura
    que en 2003 la firma exportará por unos US$ 520 millones. Desde
    1997, estos valores de exportación se equiparon a los de la carne”,
    afirma. Un dato no menor, en un país cuyas exportaciones han pasado
    históricamente por el sector agroganadero.
    En cuanto a las dificultades, Rooney las ve allanadas por el decreto que
    puso en marcha la ley de inversiones mineras. “Lo esencial es la
    existencia de un clima de estabilidad y un marco predecible. Hubo falta
    de claridad respecto de las normas. Ahora, con la implementación
    de la ley esto se ha resuelto”, afirma. Con respecto a las inversiones,
    informa que han destinado $ 30 millones a la tercera línea del
    proceso. “Y se construyó con proveedores argentinos”.

    Finalmente, Rooney afirma que la actividad dinamiza la economía
    argentina. Y subraya los requisitos para que sea un motor. “Hay que
    mantener la seguridad jurídica y las condiciones macronómicas”.
    Minera Alumbrera es una empresa integrada por accionistas australianos
    y canadienses.


    Los estudios encargados por Economía demuestran que, ante el cambio de
    precios relativos introducido luego de la devaluación, los productores
    de materias primas plásticas se encuentran en condiciones de trasladar
    integralmente a su precio el impacto de aquélla, incurriendo así
    en una verdadera dolarización de la materia prima.
    En los ’90, la evolución sectorial registró un importante
    crecimiento. Entre 1990 y 2000, el sector triplicó su nivel de procesamiento
    de termoplásticos, estableciendo una tasa de crecimiento anual acumulativa
    de 11,8%. Este crecimiento fue impulsado por la fuerte expansión registrada
    en ciertos mercados característicos. Es el caso del desarrollo de los
    super e hipermercados –grandes consumidores de bolsas y bobinas de polietilenos–;
    la obra pública y privada –demandante de tubos de PVC y polipropileno–;
    la industria automotriz terminal, donde se produjo al mismo tiempo una sustitución
    activa del plástico a expensas de materiales tradicionales.
    Como parte de esta evolución, entre 1990 y 2000 el consumo anual de plásticos
    por habitante en la Argentina casi se triplicó, creciendo desde los 11,5
    kg hasta alcanzar los 31 kg. De todos modos, los parámetros locales de
    consumo de plásticos se encuentran aún distantes de los valores
    internacionales de referencia para los países mas industrializados. La
    Argentina consume hoy la tercera parte de polietilenos que Europa occidental,
    y menos de 30% del volumen del mercado norteamericano, medido en volumen por
    habitante. Las distancias son aún mayores en polipropileno (PP), un termoplástico
    fuertemente orientado a la inyección de piezas industriales, y cuyo consumo
    evidencia un grado avanzado de integración industrial.

    9) Industria vitivinícola
    El auge de las exportaciones vitivinícolas de la segunda mitad de los
    ’90 es el rasgo más destacado del sector, que, además de
    reflejar una mayor presencia en el mercado internacional, da cuenta de los cambios
    productivos, las formas de comercialización y las estrategias empresariales
    que se produjeron en los últimos años. El trabajo de la Cepal
    destaca que, si bien las ventas al exterior de vinos finos fueron las que más
    aumentaron, esto se repite –con distinta especificidad e intensidad–
    con los vinos de mesa y los mostos. Esta incursión en nuevos nichos de
    mercado, la segmentación de la oferta local y la adopción de nuevas
    formas de alianzas estratégicas caracterizan el nuevo comportamiento
    del sector.
    La Argentina acompaña la tendencia internacional de disminución
    de consumo de vinos: mientras que a principios de los ’80 el consumo medio
    por habitante era de 76,3 litros, en los ’90 cayó a 54,1 litros
    y en 2001 sólo se consumieron 36,3 litros por persona. La fuerte polarización
    distributiva favorece esta situación en el mercado interno que muestra
    una profunda caída de ventas de vinos de mesa y un aumento del consumo
    de vinos finos.
    Estos cambios afectaron la estructura del sector que tiene importantes diferencias
    entre los subsectores (vinos de mesa, de calidad media y los de exportación).
    En la producción de vinos de mesa es clave la economía de escala
    y cinco grandes empresas controlan 75% del mercado, mientras en el restante
    25% participan entre 25 y 30 bodegas con presencia en mercados regionales. Este
    dominio de las empresas líderes se repite en el segmento de los vinos
    finos de bajo precio –“finitos”, uno de los más dinámicos
    del mercado– que posee un mayor grado de integración vertical que
    los vinos de mesa. El segmento de los vinos de alta calidad es el que registró
    las mayores transformaciones respecto de la propiedad de las empresas, con el
    ingreso de capitales extranjeros, fondos de inversión, grupos económicos
    nacionales y diversas formas de joint-venture entre nuevos y viejos actores.

    Mientras lo distintivo de las políticas públicas nacionales durante
    la década del ’90 fue la desregulación de las distintas fases
    de la cadena vitivinícola, las principales provincias productoras implementaron
    regulaciones para alentar la reconversión productiva, impulsar el consumo
    y la exportación de los productos. El Fondo Vitivinícola de Mendoza
    es un ejemplo de este tipo de políticas.
    Al momento de las recomendaciones, la Cepal rescata el Plan Estratégico
    de la Vitivinicultura Argentina (Pevi) que logró avanzar en la formulación
    de políticas estatales de largo plazo, pero insiste con la necesidad
    de fortalecer institucionalmente el sector para lograr minimizar los costos
    económicos y sociales de su reestructuración y maximizar la expansión
    productiva y exportadora manteniendo su complejidad productiva y social.
    Entre las herramientas institucionales recomendadas destacan la necesidad de
    fortalecer emprendimientos como el “Fondo Vitivinícola Mendoza”
    para fomentar las exportaciones y estabilizar los precios de la materia prima;
    implementar acciones para evitar las asimetrías de poder que existen
    en el mercado (Ley 25.156 de Defensa de la Competencia); promocionar la integración
    horizontal de los pequeños productores; jerarquizar la promoción
    de las exportaciones de las pequeñas y medianas bodegas; implementar
    una política comercial agresiva para ganar nuevos mercados y establecer
    acciones específicas para estimular la sustitución de importaciones
    vinculadas con el sector que generen empleo, eficiencia económica y competitividad
    para no depender únicamente de los precios favorables de la actual coyuntura.

    Bodega Familia
    Zuccardi

    Ana Amitrano es la
    gerenta general para Comercio Interior de esta bodega mendocina. “Una
    empresa familiar y argentina”, explica. Las marcas más importantes
    de la bodega son Santa Julia, Q Familia Zuccardi y Finca Beltrán.
    La ejecutiva opina que no puede hablarse de un disparador para que la
    industria se transforme en un motor de la economía. “En los
    últimos 10 o 12 años hubo una fuerte reconversión
    vitivinícola”, dice. “Cambiábamos o moríamos”,
    afirma tajante. “Se mejoró el producto para el mercado de
    exportación”. Por eso, comenta, se adquirió un concepto
    estratégico en exportaciones. Esto es, vender a la Argentina como
    marca para vender el producto argentino. “En forma corporativa, la
    Argentina tiene más fuerza que una marca en particular”. Como
    sector que contribuye a la riqueza nacional, Amitrano afirma que en el
    mercado interno, más allá de que ha caído el consumo
    de los vinos de mesa, hubo una suba en el consumo de vinos finos. “Se
    mejoró el producto. Y el argentino comenzó a beber y a comer
    mejor. Hubo una revolución gastronómica que contó
    con el vino como acompañante”. Y ejemplifica con una definición
    sociológica: “Saber de vinos otorga cierto nivel. Ese conocimiento
    brinda cierto glamour”. En cuanto a las exportaciones, “el mercado
    externo es más competitivo pero tiene mayor rentabilidad”.
    La ejecutiva de Zuccardi no habla de facturación. Pero afirma que
    el volumen de exportaciones creció. “En 2002 produjimos nueve
    millones de botellas. De esa cantidad, 65% se destinó a la exportación”.
    “Además –agrega– en el mercado interno se eligen
    alternativas nuevas, en cuanto a la relación precio/calidad”.
    Sobre la innovación que aplica la empresa, comenta: “Innovamos
    permanentemente con nuevas tecnologías. Invertimos de 30 a 35%
    de la facturación”. Para ella, la actividad requiere de una
    reinversión constante en todos los niveles: “Desde las barricas
    hasta las nuevas tecnologías. También hacemos una fuerte
    inversión en capacitación para los 450 empleados, en los
    ámbitos comercial, tecnológico y enológico”.
    Y habla de los obstáculos que enfrenta esta industria: “En
    la exportación se deprimen los precios. Para muchos consumidores
    extranjeros, los vinos argentinos son aún una excentricidad. En
    cambio, en el caso de los vinos chilenos, los consumidores compran vino
    y marca chilenos. Equiparar esto nos llevará 10 o 15 años.
    Porque hay que posicionar a la Argentina como país vitivinícola”.

    10) El sector de maquinaria agrícola
    Desde principios de 2002 se registra un incremento de las unidades producidas
    y de la facturación del sector, con una importante reducción de
    las importaciones. Por otra parte, se registró un aumento sustancial
    de las exportaciones con respecto a 2001 y también si se las compara
    con el trienio 1999-2001.
    El estudio de la Cepal se centró en la producción de tractores,
    cosechadoras e implementos para la preparación y mantenimiento de cultivos
    que tienen un desempeño estrechamente ligado a la demanda local que es
    estacional y depende de los precios de los commodities y de la situación
    macroeconómica en general. Para mantener e incrementar la producción
    del sector deben lograr el acceso permanente a mercados externos, adaptar las
    tecnologías y escalas de producción y desarrollar un modelo de
    análisis de la demanda para que exista una referencia sobre las necesidades
    del mercado interno.
    El sector está formado por una gran cantidad de fabricantes con una producción
    diversificada, para amortiguar la alta estacionalidad de la demanda y disminuir
    los riesgos producidos por la incertidumbre de la demanda. Así, se adaptan
    a las necesidades del usuario (alta flexibilidad y escala media-baja de producción)
    lo que en los hechos funciona como una protección natural para el sector
    pero, por otra parte, se transforma en una barrera para ganar nuevos mercados.
    Con respecto a la capacidad exportadora, la industria de maquinarias agrícolas
    tiene dos importantes limitaciones: por una parte, no existe una adaptación
    de los bienes a las necesidades de los productores de terceros países
    y, por otra, es muy difícil establecer redes de distribución y
    de servicios posventa, sobre todo para los productos tecnológicamente
    más complejos como tractores o algunas fumigadoras. Por eso, la Cepal
    considera que el diseño de productos es un aspecto estratégico
    para afianzar la producción en los mercados doméstico e internacional.
    La incorporación de paquetes tecnológicos sistémicos que
    complementan el equipamiento, la genética y los productos químicos,
    como fertilizantes y desmalezadores, obligan a desarrollar habilidades que superan
    los conocimientos mecánicos de los fabricantes. Para que esto sea accesible
    a los pequeños y medianos fabricantes, este tipo de desarrollo necesita
    la implementación de estrategias asociativas, para ganar competitividad
    con recursos financieros relativamente pequeños.
    Llegado el momento de recomendar políticas concretas, la Cepal enfatiza
    que en el corto plazo se debe generar información actualizada y confiable
    sobre el sector para poder estimar la demanda real que sirva de orientación
    a los pequeños y medianos productores; mecanismos asociativos –verticales
    y horizontales– de complementación productiva, comercial y de diseño
    y simplificar los trámites aduaneros para exportar. M

    MERCADO On
    Line le amplía la información:

    • “Potencial intacto. ¿Tiene futuro la industria argentina?”.
    MERCADO, abril de 2003.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1023&id_nota=19
    • “Resumen Ejecutivo General del Informe: Componentes Macroeconómicos,
    Sectoriales y Microeconómicos para una Estrategia Nacional de Desarrollo
    – Lineamientos para fortalecer las fuentes del crecimiento económico”.
    Comisión Económica para América latina y el Caribe
    (Cepal), mayo de 2003.
    http://www.eclac.cl/argentina/noticias/paginas/
    8/12248/resumengral.pdf

    • “Maquinaria agrícola. Los fierros que mueven al campo”.
    MERCADO, junio de 2003.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1025&id_nota=15
    • “La actividad en números. Radiografía de la industria
    vitivinícola”. MERCADO, marzo de 2003.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1022&id_nota=11
    • “Cine argentino, en clave de industria. El backstage de un resurgimiento”.
    MERCADO, abril de 2003
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1023&id_nota=16
    • “El sector turístico en la Argentina. Puntal de la reactivación”.
    MERCADO, junio de 2002
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1014&id_nota=12
    • “La revolución agroexportadora. Otros clientes: las cadenas
    de supermercados de EE.UU.”. MERCADO, abril de 2002.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1012&id_nota=23
    ”Citrícola San Miguel. Cómo sacarle jugo al mercado”.
    MERCADO, mayo de 2003
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1024&id_nota=21
    • ”Invap. La argentina que conquista el cielo”. MERCADO,
    agosto de 2002
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1016&id_nota=19