El sueño de un mercado de 1.300 millones de consumidores

    Un pasado de 500 años de historia frente a otro de 3.500. Una población
    de 37 millones de habitantes que contrasta con los 1.290 millones que pueblan
    el país más viejo. Un crecimiento del PBI estimado en casi 5%
    para 2003 contra otro crecimiento que no necesita de estimaciones ya que se
    ha incrementado de manera constante a razón de 9% anual durante la última
    década. Las cifras de menor magnitud, siempre, corresponden a la Argentina
    y las mayores a China. A simple vista indican realidades tan disímiles
    que pareciera imposible algún punto de contacto. Sin embargo, y no obstante
    los guarismos, los vínculos entre los dos países existen y tanto
    de un lado del mapa como del otro se espera que se incrementen.
    En rigor de verdad, las relaciones diplomáticas entre los dos países
    son relativamente recientes ya que datan de 1972. Los lazos comerciales se remontan
    más o menos a la misma época. Wang Chuanxin, consejero económico
    de la Embajada de la República Popular China, explica que en la actualidad
    la Argentina es “el cuarto socio comercial en Latinoamérica, detrás
    de Brasil, México y Chile. Hasta hace cuatro o cinco años ocupaba
    el segundo lugar”. Y agrega: “China acumula con la Argentina un déficit
    comercial de US$ 7.000 millones, cada año tiene 200 millones de déficit,
    desde 1972 siempre fue favorable a la Argentina”. En este caso en particular,
    las estadísticas no son lo que parecen. Sucede que China discrimina sus
    importaciones por origen del producto y por procedencia; en cambio, la Argentina,
    sólo reconoce el origen de los bienes importados; es decir, se desconoce
    el país –si lo hubiere– donde se trianguló la operación.

    Fuentes de la embajada argentina en Beijing indican que si bien las relaciones
    actuales entre los dos países son buenas, están muy lejos de las
    posibilidades que brindan las respectivas economías.
    A la consulta efectuada por MERCADO, desde la sede diplomática se subraya
    que ambas partes deberían hacer un gran esfuerzo para aumentar y diversificar
    el intercambio. “En este sentido el incremento más ponderado es
    aquel que exhibe también equilibrio. Cuestiones coyunturales como la
    paridad cambiaria han mejorado nuestra competitividad. Además hay que
    adicionar el fuerte impacto que está provocando el SARS como elemento
    de desaceleración de su economía”, destacan por escrito ante
    el interés periodístico.

    Cinco consejos
    para vender

    A todos los consultados para esta nota se les solicitó una serie
    de recomendaciones para tener éxito en la exportación a China.
    El siguiente es un compilado de todas las opiniones.
    1º) Conocer el mercado para no crear falsas expectativas. Un camino es consultar
    en las embajadas respectivas a fin de conocer las necesidades, las regulaciones
    y las posibilidades de venta.
    2º) Conectarse con las cámaras, organismos e instituciones que están
    realizando acciones al respecto.
    3º) Viajar a China. Todos los entrevistados coinciden que para el empresario
    chino es muy importante conocer a su posible socio. Se puede hacer individualmente
    o integrado con viajes de negocios que organizan cámaras y asociaciones.
    4º) Si la empresa es una Pyme, dejar de lado el individualismo y no dudar
    en integrarse a un consorcio de exportación. Esto tiene que ver con
    los volúmenes necesarios para abastecer al país asiático.
    5º) Tener en cuenta las modalidades culturales y conceptuales que imperan
    en el país. Idioma, tiempos más largos en las negociaciones
    y particularidades de la legislación y reglamentaciones, son puntos
    que no se deben descuidar.

    Un mercado que atrae

    En este sentido, según un estudio suscripto por Javier González
    Ojeda para la fundación Exportar, los principales alicientes para el
    comercio con China son:

    • fuerte expansión de su Producto Bruto Interno durante la década
      de 1990, cercana a 10% anual;
    • incorporación en diciembre de 2001 a la Organización Mundial
      de Comercio (OMC);
    • la consolidación de un proceso de apertura económica iniciado
      en 1978;
    • es el mayor mercado del mundo en número de consumidores con una
      clase media que suma cerca de 130 millones de personas.

    Las fuentes consultadas para este artículo coinciden en estos puntos,
    aunque algunos van más allá. Ernesto Fernández Taboada,
    director ejecutivo de la Cámara de la Producción, la Industria
    y el Comercio Argentina-China, estima que “a medida que los consumidores
    chinos van satisfaciendo sus necesidades básicas, el consumo empieza
    a sofisticarse. Así comienza a existir necesidad de productos ecológicos,
    culturales, vestimenta de mayor calidad o alimentación”.
    La cámara aglutina a 120 firmas, en su mayoría de envergadura;
    pero, según Fernández Taboada, la asociación fue fundada
    por grandes empresas para ayudar a otras más pequeñas. “Impsa
    o Siderca (integrantes de la asociación) no necesitan de una cámara
    para entrar en un mercado. Preparan a un ingeniero, salen con la valija y están
    en el país el tiempo que sea necesario”, explica el directivo. “La
    idea es que la Cámara sirva para que las Pymes entren a China y para
    ayudar, también, a un aumento en la importación de productos chinos.
    Porque el comercio internacional es de doble vía: exportar y no importar
    crea resentimientos y rencores”, define.
    Con respecto a esta doble vía citada por Fernández Taboada, Yuan
    Xinchang, economista de la consultora Conecplan, que se dedica a vincular empresas
    argentinas y chinas, asegura que “por parte de empresarios chinos surge
    interés no sólo para comprar productos argentinos sino también
    para buscar oportunidades de inversión”. Según explica, después
    de dos décadas de crecimiento económico muchas empresas chinas
    tienen suficiente poder financiero como para invertir fuera del país.
    “Nosotros detectamos cierto interés en algunas operaciones de plantas
    textiles en Entre Ríos o de maquinaria agrícola, sobre todo cosechadoras
    de arroz y pequeños tractores, en Santa Fe”, agrega Raúl
    Sánchez, director de Expogral, empresa que organiza ferias y exposiciones
    y que está realizando seminarios sobre el comercio argentino-chino con
    vistas a la presentación de una feria comercial en 2004 denominada “Semana
    argentina en China”.

    Empresas argentinas
    en el lejano oriente

    Si bien la mayoría de los productos se exportan desde la Argentina,
    algunas empresas nacionales han instalado oficinas, filiales e incluso producen
    en China. Algunos ejemplos: Tenaris (tubos de acero sin costura), Siderar
    (laminados de acero en frío), Impsa (grúas y reparación
    de tuberías hidráulicas), Bodegas Norton y Grupo Spadone (vinos),
    CCC (construcciones) y Nidera (semillas y granos).

    Pequeñas diferencias
    Si bien todos coinciden –coincidimos– en las amplias posibilidades
    que conlleva a futuro el comercio entre las dos naciones, en principio no pueden
    dejar de señalarse los problemas a resolver.
    En la embajada argentina, por caso, explican que hay una serie de protocolos
    que los dos países firmaron en 1997 y que todavía no tienen vigencia
    por razones fitosanitarias. Por ejemplo, el protocolo de carne bovina funciona
    con total libertad para cortes del rodeo que se cría al sur del paralelo
    42. En cambio, el grueso de nuestra producción bovina, que se encuentra
    al norte de esa latitud, fue afectada por el brote de aftosa del año
    2000 y tiene prohibido su ingreso y el de sus derivados.
    “A mi juicio existen varios factores que afectan relativamente el aumento
    del intercambio –expresa Wang Chuanxin–. Primero, el desconocimiento
    mutuo. Los consumidores o usuarios no conocen lo que China puede ofrecer. Por
    ejemplo en tecnología ignoran que el nivel de la tecnología china
    es más práctica y barata que otras”. Un segundo factor es
    la situación económica argentina: “El año pasado no
    solamente ha bajado tremendamente la importación desde China sino que
    también las exportaciones argentinas se redujeron 3,2%”, agrega
    el consejero.
    Un tercer elemento a tener en cuenta son algunas medidas que Wang Chauxin considera
    restrictivas como las antidumping. El diplomático cita el caso del glifosato
    de origen chino, un herbicida para la soja transgénica que una vez importado
    es reelaborado en la Argentina. Por este producto y a raíz de una denuncia
    de dumping presentada por las únicas elaboradoras en el país –Monsanto
    y Atanor– se mantiene un conflicto. “El precio chino es más
    barato pero de ninguna manera es dumping”, afirma el consejero.
    “Por un decreto nacional del año 1998 los empresarios chinos que
    quieran visitar la Argentina necesitan visa. Y el trámite es largo”,
    agrega Raúl Sánchez, de Expogral, sumando un dato de índole
    práctica. “Se exigen todos los documentos de la empresa argentina
    que invita a la china y, además, los visitantes deben presentar documentos
    de su empresa e incluso títulos de propiedades personales”, añade
    Yuan Xingchang. Y cita el caso de una delegación de 50 empresarios chinos
    que, en viaje de negocios, pasaron por Chile y Brasil pero no pudieron salir
    del aeropuerto de Ezeiza por las complicaciones de la visa. M

    MERCADO On
    Line le amplía la información:

    • Números y productos. A la búsqueda de segmentos con
    alto valor agregado
    http://www.mercado.com.ar/mercado/vercanal_nota.asp?id=305433
    • Visión interna y externa de la transformación china.
    El Gran Dragón levanta vuelo. MERCADO, marzo de 2003.
    http://www.mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1022&id_nota=6