Se abre camino el marketing social

    Más allá de la filantropía, la solidaridad ayuda a las
    empresas, y a las marcas en particular, a mejorar su imagen y a fidelizar a
    sus consumidores, invirtiéndose en algunos casos hasta 0,5% del presupuesto
    total en la puesta en práctica de estas acciones. De todos modos, la
    mayoría de las empresas opta por un perfil bajo a la hora de difundirlas,
    si bien en situaciones puntuales, como en el reciente desastre de Santa Fe,
    quedaron en evidencia los compromisos cada vez más férreos que
    las empresas argentinas están dispuestas a asumir con la realidad crítica
    que le toca vivir al país.
    Utilizando recursos propios o canalizando donaciones, estas acciones se diseñan
    y ejecutan en forma programada, lo que refuerza la reputación de las
    empresas y mejora su imagen frente a sus consumidores. El concepto de responsabilidad
    social empresarial se refiere a escuchar las demandas de la sociedad y tratar
    de satisfacerlas mediante planes corporativos. El marketing social, por su parte,
    concierne a las acciones que realizan las empresas para que el público
    en general asocie sus marcas con una preocupación por lo humanitario.
    Este concepto fue acuñado por primera vez en 1983 por la tarjeta de crédito
    American Express tras una campaña de recaudación de fondos para
    la restauración de la Estatua de la Libertad, que consistía en
    la donación de un centavo cada vez que la tarjeta de crédito fuera
    utilizada. Como resultado, el uso del plástico aumentó 20%.
    Pero más allá del hecho de que las acciones solidarias se enmarquen
    dentro de la responsabilidad social o como parte de una estrategia de marketing,
    lo cierto es que se están multiplicando y las están llevado a
    cabo empresas de cualquier rubro, desde cadenas de supermercados hasta laboratorios.
    En el caso de Wal-Mart, la solidaridad se enmarca dentro de la filosofía
    global de la empresa: “Wal-Mart Stores, que factura alrededor de US$ 220.000
    millones anuales en el mundo, donó el año pasado US$ 204 millones.
    Es una suma importante y demuestra que la compañía trabaja con
    la comunidad desde sus inicios: “No actuamos en forma reactiva frente a
    una crisis, los lazos estrechos con la comunidad forman parte de nuestra filosofía
    empresarial –asegura Gastón Wainstein, gerente de Relaciones Institucionales
    de Wal-Mart Argentina–. Si bien en la Argentina nuestra posición
    es mucho más modesta, durante el año pasado canalizamos medio
    millón de pesos en donaciones, monto más que razonable en el contexto
    sectorial. Tenemos varias formas de llegar a la comunidad: una es mediante nuestros
    planes corporativos, que se diseñan y se bajan a las tiendas para su
    ejecución. Pero también tenemos iniciativas que surgen de las
    propias tiendas y nosotros lo único que hacemos es coordinar su puesta
    en práctica”.
    Entre los planes corporativos solidarios realizados más recientemente
    por Wal-Mart se encuentran “Con poco hacemos mucho”, que consistía
    en la donación voluntaria del vuelto por parte de los clientes: “Esta
    acción, que se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 2002,
    recaudó $ 150.000 a partir de moneditas. Esta campaña fue monitoreada
    por Ernst&Young para darle toda la transparencia necesaria. El dinero se
    entregó a Caritas y se destinó a mejorar las condiciones de infraestructura
    de los 15 comedores que tiene en las zonas de influencia de nuestras tiendas”,
    continúa Wainstein. La empresa tiene un convenio firmado con esta fundación
    solidaria mediante el cual se compromete a sostener nutricionalmente a más
    de 1.000 chicos con canastas que son entregadas mensualmente.
    El otro gran emprendimiento de cariz social fue “Escuelas Solidarias”,
    que tuvo como objetivo movilizar la solidaridad entre los más chicos,
    premiando a la mejor acción solidaria. Se eligieron 11 escuelas entre
    más de 150 –una por tienda– que obtuvieron una orden de compra
    por $ 1.500 y la ganadora recibió otra orden por $ 5.000.

    La empresa se acerca a la comunidad

    Nobleza Piccardo llevó a la práctica una iniciativa única
    en el mundo: el balance social, que consistió en la escucha por parte
    de la empresa de las necesidades de la comunidad para comprometerse en consecuencia
    a satisfacer esas expectativas. “Arrancamos con el tema de la responsabilidad
    social corporativa en 2001 –informa Leonardo Scarone, gerente de Relaciones
    Corporativas de Nobleza Piccardo–. Comenzamos teniendo reuniones con distintos
    públicos y, en una segunda instancia, asumimos compromisos con ellos.
    Para que el proceso tuviera una transparencia total, fue auditado por el Bureau
    Veritas. En el primer balance 2001-2002 se discutieron básicamente dos
    cuestiones: cómo podía Nobleza convertirse en una empresa socialmente
    responsable y, en segundo lugar, cómo prevenir que los menores fumen.
    Como respuesta a la primera cuestión, surgieron cuatro programas solidarios”.

    El primero consistió en proveer de computadoras a distintos alumnos que
    no podían concurrir a la escuela, para el dictado de clases vía
    Internet. Mediante el segundo, los empleados voluntariamente donaban alimentos
    mientras que la empresa se comprometía a aportar igual cantidad. El tercero
    consistió en la apertura del predio de Nobleza Piccardo para que alumnos
    de distintas escuelas realizaran sus actividades deportivas. Por último,
    los empleados llenaban fichas describiendo sus habilidades, por ejemplo, carpintería
    o cocina, para después ofrecerlas a la comunidad.
    La empresa Procter&Gamble acaba de ser reconocida por su accionar comunitario
    tras ser elegida como uno de los mejores ciudadanos corporativos, situándose
    cuarta en el ranking que elabora la revista Business Ethics. Para la empresa,
    las acciones solidarias no son un canal de difusión de las marcas: “Tratamos
    de identificar una necesidad y tratamos de satisfacerla; es la única
    afinidad que tiene lo que hacemos con el marketing –asegura Héctor
    Bonavita, director de Relaciones Externas y Asuntos Corporativos de Procter&Gamble–.
    En primer lugar, no siempre utilizamos nuestros productos en las acciones solidarias,
    y, por otro lado, muchas veces los productos no están necesariamente
    ligados a las características de los consumidores que finalmente los
    reciben. Por último, estas acciones no tienen por qué ser publicitadas,
    no tenemos que salir proactivamente a decir las cosas que hacemos. También
    es cierto que cuando uno hace encuestas de imagen estas cosas pesan, pero tienen
    que salir espontáneamente, no con el objetivo de que sean dadas a conocer”.
    Procter&Gamble destina alrededor de medio punto de su facturación
    total a actividades solidarias.
    Kimberly-Clark, que tiene, entre otras marcas, Huggies, Days, LightDays, Lina,
    Goodnites y Kleenex, también tiene un fuerte programa de acciones a la
    comunidad, llamado “Impulsar”. “Fue diseñado para mitigar
    las necesidades sociales de las comunidades aledañas a nuestras plantas
    (Bernal, Pilar y San Luis) implementando programas de apoyo destinados a mejorar
    la calidad de vida de los sectores más desprotegidos como por ejemplo
    los niños –afirma Fernando Hofmann, director de Asuntos Legales
    y Corporativos de Kimberly-Clark–. De esta manera, ‘Impulsar’
    apadrina comedores, guarderías y hospitales. Colaborando con estas instituciones
    el programa cubrirá no sólo las necesidades alimentarias de más
    de 300 niños y el trabajo sobre la prevención de su abandono,
    sino que también fomentará la educación. Junto a la Fundación
    Leer promoveremos la lectura en niños y jóvenes para que puedan
    adquirir las herramientas necesarias a fin de poder insertarse y desarrollarse
    en la sociedad”. Para la realización de este programa, Kimberly-Clark
    destinará, durante 2003, $ 300.000.
    Ayudín, una marca que quedó muy ligada al tema social después
    de la epidemia de cólera, fue pionera en este tipo de acciones. “El
    año pasado lanzamos la campaña ‘Ayudemos juntos’ donde
    los habitantes de 21 ciudades seleccionadas de todo el país tuvieron
    la posibilidad de votar, entre dos instituciones de la zona, por cuál
    era la más solidaria”, informa Martín Lichtenfels, gerente
    de la marca Ayudín. “Ayudemos juntos” supuso una inversión
    de alrededor de $ 400.000 mientras que el total de lavandina donada fue de 15.000
    litros con los que se desinfectó una superficie equivalente a 50 canchas
    de fútbol. M