La esencia del nuevo liderazgo

    La mayoría de los directivos en todo el mundo –y la Argentina no
    es una excepción, habida cuenta de todo lo vivido durante el año
    pasado– perciben que tal vez es mejor olvidar o desaprender muchos de los
    consejos que ávidamente absorbieron en su momento. Sienten que es preciso
    volver a las raíces y reinventar el concepto de liderazgo a la luz de
    tan traumáticas experiencias.
    Pocos se atreverían hoy, entre tantos gurúes y especialistas,
    a predecir las condiciones y habilidades que debe exhibir un líder para
    ser exitoso –es decir, para que la empresa que dirige alcance sus objetivos–
    en los próximos años.
    El sentido común dice que será preciso preservar prácticas
    de gestión que demostraron sus bondades durante el último medio
    siglo; desechar las que comprometieron la confianza de los accionistas y sometieron
    al capitalismo moderno a una de sus crisis más profundas; y, por último,
    habrá que delinear las habilidades, conocimiento y actitudes que ayudarán
    a navegar en mares tormentosos durante el resto de esta década.
    Es imperioso reconocer el daño infligido a los accionistas, hoy más
    desconfiados que nunca, y al resto de la sociedad donde se insertan y actúan
    las empresas, que ve con desdén cierta retórica sobre la “responsabilidad
    social de las empresas”.
    Todo deberá ser revisado: el gobierno de la empresa, la autonomía
    de los directorios; la capacidad de reflejar la realidad que tengan auditores
    y contadores; y el sistema de compensaciones a los gerentes y administradores.
    Lo que está en tela de juicio son las capacidades de gestión y
    las convicciones morales de los directivos en hacer las cosas bien, sin necesidad
    de supervisión de organismos reguladores. Es lo que se requiere para
    restaurar la tranquilidad de inversionistas, de empleados, de proveedores y
    del resto de la comunidad en las empresas.
    La desregulación, la privatización, el desarrollo de los fondos
    de inversión jubilatorios, la incorporación de tecnología
    innovadora, son todos elementos positivos que no merecen quedar desacreditados.
    Para desarrollar un mercado local de capitales habrá que concentrarse
    en estos temas, conciliando exigencias del corto plazo con las perspectivas
    a largo término, a la par que se reestructura el sistema financiero tal
    cual lo hemos conocido.
    Aun con estas dificultades, los líderes deben asegurar rentabilidad en
    un entorno con mucha confusión y enorme competencia. Más importante
    que crecer comprando otras empresas –proceso en el cual la promesa de sinergia
    no parece cumplirse– tendrán que recortar costos antes que subir
    precios, con un ojo puesto en lo cotidiano, y el otro pendiente del cambiante
    ambiente geopolítico que impone la globalización.
    ¿Qué es entonces lo que hay de nuevo en materia de liderazgo?
    Más allá de teorizar sobre modelos de negocios hay que consolidar
    la institución de la empresa. El objetivo es larga vida, no inflar burbujas
    para venderlas a precios exorbitantes.
    Es tiempo de reconocer que los empleados son un activo estratégico y
    que la incorporación de tecnología debe ser prudente y juiciosa.
    Los nuevos líderes deben asumir sus responsabilidades centrales, como
    brindar información transparente y confiable, y sobre todo entender de
    una vez –y en serio– el papel que las empresas deben jugar en el desarrollo
    de la sociedad.
    Por estas razones hemos desechado los textos de observadores y analistas, y
    optamos por los testimonios de directivos que hoy enfrentan los desafíos
    del nuevo liderazgo.


    Orlando Salvestrini

    Presidente de Pago Fácil

    Las señales que emite el seguidor son relevantes

    El proceso de liderazgo es un proceso que tiene dos actores, el líder
    y los seguidores. Y ambos son esenciales. Muchas veces es más importante
    contar con un buen seguidor que con un buen líder. Las señales
    que manda el seguidor son fundamentales para las decisiones que toma el líder.

    Por ejemplo, en el caso argentino, el gobierno le metió la mano en el
    bolsillo a la gente, y ésta salió a la calle con cacerolas. Pero
    se mueren chicos de hambre en Tucumán y nadie sale a la calle; un senador
    quema urnas atentando contra la democracia y nadie protesta. Los seguidores
    le hemos enviado un mensaje a los líderes: lo único que nos interesa
    es que no nos toquen el bolsillo.
    Cuando en la Argentina criticamos a los líderes, primero tendríamos
    que autocriticarnos como seguidores. El liderazgo es un proceso. Generalmente
    cuando se habla de liderazgo, se debate en torno a las cualidades que debe tener
    el líder, pero en realidad hay que entenderlo como un proceso.
    En los últimos dos años, en el mundo, y más en la Argentina,
    está cambiando el concepto de riesgo y eso modifica al de liderazgo.
    Si dos años atrás, me decían “tengo US$ 100.000, ¿en
    qué los puedo invertir?”, yo hubiera preguntado si se quería
    una inversión de cero riesgo, de mediano riesgo o de alto riesgo, obviamente
    con rendimiento variable.
    Por ejemplo, en aquel tiempo, riesgo cero y rendimiento de 1% o 2% anual: Swissair,
    línea aérea suiza cuyo plan estratégico fue hecho por McKinsey.
    Con un poco más de riesgo podría ofrecer una empresa estadounidense
    que se dedica a la energía y es auditada por Arthur Andersen. Se llama
    Enron, y está invirtiendo en todo el mundo. Y si finalmente se está
    dispuesto a correr mucho riesgo y alto rendimiento diría que lo mejor
    es invertir en papeles de deuda de la Argentina. Ése hubiera sido mi
    consejo hace dos años. Hoy, Swissair desapareció; Enron no existe;
    Arthur Andersen tampoco; y la única que va a pagar algo es la Argentina.

    Esto dice que la racionalidad y el liderazgo están temblando. Los miles
    y miles de millones que las grandes universidades gastaron en los últimos
    15 años para precisar fórmulas de riesgo se fueron al diablo.
    Ya no se puede predecir. Ante esta incertidumbre y ante la poca probabilidad
    de evaluar el riesgo, la figura del líder crece. El pensamiento de los
    seguidores es: “Alguien me tiene que sacar de esto”. Su fe en el líder
    se incrementa. Por eso, así como hace 30 años se hablaba de supervisores,
    después se habló de gerentes, después de CEO y después
    de líderes; hoy se tiene que hablar de Indiana Jones. Es un tipo que
    se mete en la jungla sin saber lo que le va a pasar, no sabe si se va a encontrar
    con un reductor de cabezas, con una boa, con un tigre o lo va a aplastar una
    roca gigante. Pero cuando algo de eso sucede reacciona rápidamente y
    con mucha creatividad, y sale adelante. ¿A quién no le gustaría
    tener como líder a Indiana Jones? Los seguidores piensan: “Este
    tipo me saca”. Y logra salir del problema porque tiene esencialmente dos
    características: creatividad y rapidez.
    La falta de evaluación de riesgo hace que esté cambiando la teoría
    de la toma de decisiones. Cómo se puede hacer un planeamiento estratégico
    a cinco años si desapareció Arthur Andersen. El problema es que
    en ninguna universidad te enseñan a ser Indiana Jones. Quienes puedan
    reconocer a estas personas y darles una oportunidad serán las empresas
    exitosas.
    Al ser humano no le gusta el cambio, prefiere lo previsible. Indiana Jones no
    está casado ni tiene cuatro hijos a los que lleva a la escuela. El ser
    humano prefiere un escenario estable. Pero ese escenario ya no existe. Hay que
    darse cuenta de que lo previsible murió. Hay que ser creativo y actuar
    con rapidez, lo que implica además tener organizaciones rápidas
    con regímenes de autorización totalmente informales, vía
    celular.
    Si se viene la roca encima no se la puede detener llenando un formulario. Hay
    que tomar decisiones ya. Si llega el rumor de que se está cayendo un
    banco, hay que levantar el teléfono y decirle al director financiero:
    “Haga esto”. Y él no puede decir: “Espere porque necesito
    la autorización del directorio que se reúne dentro de 15 días”.
    Hay que tirar los manuales, que son normas de lo que no se puede hacer, y para
    eso hay que contar con gente que lo siga a uno y que confíe en las decisiones
    que estoy tomando. Creo que el líder hoy tiene que tener más ascendencia
    sobre sus seguidores que la que tenía antes, cuando la relación
    era más formal y estandarizada.
    En Pago Fácil manejamos efectivo que viene de la gente que paga facturas.
    Ese dinero lo depositamos en bancos, en cuentas nuestras y en cuentas de las
    prestadoras de servicios: Aguas Argentinas, Telecom, y otras. Nos ha pasado
    durante la crisis saber o suponer que se iba a caer un banco en el que teníamos
    depósitos. Ahí hay que desviar sumas millonarias con urgencia,
    tomar decisiones con un llamado telefónico. Toda la organización
    de Pago Fácil estaba preparada para eso.
    Si no hubiésemos tomado decisiones rápidas en el medio de la jungla
    podría haber desaparecido la empresa.
    Se puede argumentar que este tipo de líderes es difícil de encontrar,
    pero lo primero que debe hacer una compañía es reconocer el problema,
    porque si continúa cerrando los ojos y realizando planificaciones muy
    rígidas a largo plazo va a ser muy difícil que la gente ponga
    de manifiesto su creatividad. Es mucho más fácil negar lo que
    pasa y refugiarse de lo previsible. De esa manera si algo sale mal, después
    se le echa la culpa al gobierno o al banco que quebró.

     

    Carlos Tacchi
    Gerente General y Vicepresidente de Witcel

    Adaptar la estrategia y no perder el foco

    A la hora de hablar de liderazgo hay un punto fundamental que todo líder
    debe tener en cuenta: predicar con el ejemplo. A esta cualidad debe sumarse
    la capacidad para comunicar claramente el rumbo que sigue la compañía
    y el lugar al que se quiere llegar. Y finalmente darle la participación
    suficiente al equipo aprovechando sus capacidades efectivas y potenciales.
    Además, la estrategia de la empresa, que es conocida y comunicada por
    el líder, debe combinarse con el respeto a los empleados y el respeto
    a los clientes. Lo primero se traduce en capacitación, aplicación
    de herramientas de seguridad e higiene y evaluación del desempeño
    de los empleados orientado a las necesidades de desarrollo de la empresa. Lo
    segundo descansa sobre la implementación de sistemas de calidad efectivos.
    Corresponde al líder asegurarse de que estos sistemas existan y funcionen.
    En tiempos de cambio, como el actual, el líder debe preocuparse por las
    incidencias que la coyuntura tiene sobre la empresa. Si el contexto aporta consecuencias
    negativas, el líder debe adaptar la estrategia y tener en claro que lo
    más importante es no perder el foco del negocio. Si en cambio el contexto
    ayuda, el líder también debe concentrarse en reforzar el foco
    del negocio, porque en estos momentos las oportunidades pueden tentar a la empresa
    a realizar tareas que no son su especialidad y esto traerá consecuencias
    negativas en el futuro.

     

    Enrique Perezyera
    Vicepresidente de People Soft para Latinoamérica

    Motivador constante del equipo de trabajo

    Ejercer una posición de liderazgo hoy en día en la Argentina implica
    convertirse en un generador de motivación del equipo de trabajo. En estos
    tiempos es importante que todos los ejecutivos que asumimos cargos de conducción
    en las empresas agudicemos el ingenio y seamos capaces de aprovechar al máximo
    las capacidades de nuestros colaboradores.
    Entonces, para cumplir con el papel de líder es fundamental mantener
    una fluida relación con el equipo de trabajo y aplicar una política
    de puertas abiertas para generar un buen retorno y ambiente de cooperación.
    Es indispensable escuchar la opinión de la gente, compartir la toma de
    decisiones y brindar reconocimiento a los buenos desempeños. En definitiva,
    ser un constante motivador.
    Durante el año pasado en muchas empresas se generó un clima de
    inestabilidad laboral. Los grupos de trabajo se vieron afectados por una gran
    incertidumbre y eso generó –en la mayoría de los casos–
    pérdidas en la productividad.
    Para revertir este tipo de situaciones es fundamental contar con una sólida
    imagen de líder que sepa sustituir los vacíos que puedan generarse
    en un equipo de trabajo y logre reorientarlos para generar un flujo positivo
    que, en definitiva, sea en beneficio de la empresa.
    Es cierto que este ha sido un año muy difícil para la Argentina,
    pero en People Soft hemos entendido que la mejor mirada ha sido acompañar
    este escenario muy cerca de las necesidades de nuestros clientes. Hemos comprendido
    sus inquietudes en materia de reducción de costos, de optimizar sus soluciones
    e integrar todas las tecnologías existentes. Sustituimos jerarquías
    que no agregaban valor directo al cliente, brindando al personal mayor responsabilidad
    en sus tareas.
    Afrontamos algunas experiencias que nos sirvieron para reenfocar estrategias
    de negocios tanto hacia adentro como afuera de la empresa, para satisfacer las
    necesidades de nuestros clientes internos y externos.
    Por ejemplo, reorientamos nuestra propuesta comercial haciendo hincapié
    en lo que nosotros denominamos mercados target de People Soft, concentrándonos
    en las 200 cuentas más importantes de la Argentina. Esta clasificación
    abarca tanto compañías que facturan más de $ 50 millones,
    como aquellas que tienen más de 1.000 empleados.

     

    Norberto Taranto
    Presidente de Taranto San Juan

    Un solo timonel en vez de liderazgo compartido

    Primordial para el líder es tener prestigio dentro de la empresa. Y eso
    se gana con el tiempo y el conocimiento. Es vital que el ámbito donde
    se desempeña el directivo lo reconozca.
    Además, el líder debe ser muy leal con su gente. Muchas veces
    exige lealtad de abajo hacia arriba pero no al revés. Es necesario darle
    oportunidades a los empleados, compartiendo las tareas pero también las
    responsabilidades. Hay una frase muy conocida que dice que el éxito y
    el fracaso son hijos ilegítimos, uno no tiene padre y el otro tiene un
    montón. El líder debe compartir ambos. No puede tomar todos los
    créditos de uno y no hacerse cargo del otro.
    También tiene que tener una personalidad, no puede ser dubitativo. Cuando
    hay idas y vueltas, no puede “cajonear”, no puede entrar en la parálisis
    del análisis que deja sin resolver nada. Simplemente debe actuar.
    Los últimos cinco años fueron de estancamiento permanente. La
    decadencia que acaba de finalizar me hizo percibir que no debía dejar
    actuar solos a los demás, tenía que tomar el timón.
    El cambio que se venía produciendo era tan leve como letal; no permitía
    darse cuenta de que uno se había aletargado. Un día salí
    de ese quietismo y decidí ponerme nuevamente al frente. Comencé
    a resolver cosas que hace tiempo no enfrentaba. Dejé de focalizarme en
    el área industrial y me dediqué al área comercial porque
    consideré que mi experiencia iba a ser mucho más rica ahí.

    Tuve que pasar de un liderazgo compartido y democrático en el que todo
    se debate a un liderazgo autoritario y decisivo e inculcar la cultura de la
    unicidad de mandos. Durante 2002 no había tiempo para analizar las cosas.
    Ahora estoy saliendo del autoritarismo pero no voy a volver a donde todo se
    consulta. Estoy en un sistema mixto.
    Recuerdo el día que cambió mi concepción de la realidad.
    En un desayuno de trabajo en Fundece (Fundación Empresaria para la Calidad
    y la Excelencia) en los primeros días de febrero de 2002, Luis María
    Castro (presidente de Unilever de Argentina y vicepresidente segundo de la fundación)
    dijo algunas cosas muy importantes. Primero dijo “prioricemos la empresa
    sobre las ventas”. Entonces le pregunté si la devaluación
    argentina podía parecerse a la brasileña, donde los precios se
    mantuvieron estables y no se llegó al caos. “Olvidáte”,
    ésa fue su respuesta. Me di cuenta de que tenía que empezar a
    actuar. Ahora sé que si no hubiera actuado con rapidez habría
    perdido mucho dinero.

     

    Miguel Bernabeu
    Presidente de Novartis

    Hoy sobrevive el más flexible, no el más fuerte

    La Argentina cambió mucho y hubo que responder a las transformaciones
    con cambios de estrategia. Para eso es necesario liderazgo. Pero el liderazgo
    tiene que salir desde adentro. Cuando hay que llevar adelante transformaciones
    grandes, primero hay que creer en ellas y hacer ver que se cree en ellas. Así
    se logra añadir valor al cambio y se hace sentir a la organización
    que lo que se va a hacer es necesario.
    Llevamos adelante una reestructuración muy importante. Inicial y lamentablemente
    tuvimos que recortar personal porque la rentabilidad no cerraba. Pero posteriormente
    redireccionamos todo nuestro marketing mix. Entendimos que nuestro cliente no
    sólo era el médico sino también los pacientes y los farmacéuticos.

    Hacer que el personal comprendiera esto implicó un esfuerzo muy fuerte.

    Además, se desarrolló el Departamento de Comunicaciones para llegar
    de manera más efectiva al cliente y se implementaron acciones relativas
    a productos específicos, como por ejemplo la inclusión del antiinflamatorio
    Voltaren como sponsor del Club Atlético Vélez Sársfield
    y distintos comerciales televisivos. Esas acciones trajeron un repunte de las
    ventas y una ampliación de nuestra porción de mercado.
    Por otra parte, creamos un Departamento de Eficiencia de Marketing y Cuerpo
    de Ventas, para controlar el desempeño de todos los trabajadores de la
    compañía, evaluar su performance y determinar la eficiencia de
    las acciones llevadas a cabo. Los empleados también son premiados proporcionalmente
    respecto de su productividad. El incremento de las ventas que se dio después
    de la implementación del sistema de incentivos permitió que el
    año pasado pudiéramos compensar las pérdidas ocasionadas
    por la devaluación.
    El cambio cultural fue grande. Se debieron eliminar las barreras entre los trabajadores
    de la oficina y los agentes de propaganda médica (visitadores). Se cultivó
    el hábito de aconsejar a los compañeros cuando cometen errores.
    Esto generó muchos conflictos inicialmente pero ahora conseguimos decirnos
    todo y tomarlo de manera constructiva.
    En estos procesos los líderes son vitales. El líder debe ser flexible.
    Siempre se dice que sobrevive el más fuerte pero no es así, sobrevive
    el más flexible. También debe ser honrado, consecuente con lo
    que decide y justo. Además, debe saber comunicar lo que quiere hacer
    y, fundamentalmente, todo el mundo tiene que sentirlo y verlo como un líder,
    como una persona que se quiere unir al equipo por motivación y no por
    imposición.
    Otra innovación que contribuyó mucho a la creación de esta
    cultura fue la implementación de los desayunos de trabajo. Todos los
    directores una vez al mes desayunamos con diez empleados. Cuando esa práctica
    se implementó, casi todas las conversaciones giraban en torno a la organización.
    Hoy en día las charlas giran en torno al cliente. Eso es lo más
    satisfactorio de todo este proceso, la manera en que se fomentó el foco
    externo, la gente ya no mira hacia adentro sino que agrega valor.

     

    Jorge Bonacorsi
    Socio gerente de Parque de la Paz

    Diferenciar entre líderes y dirigentes

    Ser líder hoy es ponerse a la vanguardia de la defensa de los intereses
    del sector al que se está conduciendo. Esto es válido para la
    política o cualquier otro tipo de actividad social o económica.

    Hay una sola manera de pensar cómo debe ser el liderazgo. Los conceptos
    son permanentes, no cambian ni siquiera en épocas de crisis, sólo
    hace falta aplicarlos. Lo que sí ocurre en tiempos difíciles es
    que se aprecia la capacidad de liderazgo. Y es aquí donde hay que hacer
    una distinción muy importante: diferenciar entre líderes y dirigentes.
    Cuando reina la incertidumbre se espera que los dirigentes se transformen en
    líderes.
    Desde mi perspectiva, en la situación generada por los últimos
    procesos ocurridos en el país sólo tuvimos dirigentes que, en
    el momento de las dificultades, no pudieron o no supieron ser líderes.

    Era ése el momento en que la gente esperaba que los dirigentes lideraran
    un proceso transformador que los sacara de la crisis. Pero no fue así.
    Lamentablemente, no siempre el gusano se transforma en mariposa. M

     

    MERCADO On
    Line le amplía la información:

    • “El management, en sintonía con el siglo XXI. La ética
    como eje del liderazgo”. MERCADO, noviembre de 2002.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1019&id_nota=2
    • “Nada es estable y todo se cuestiona en materia de liderazgo.
    Gobierno empresarial: en busca de un modelo viable”. MERCADO, enero/febrero
    de 2003.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1021&id_nota=1
    • “Pura síntesis de experiencia. Lecciones de la crisis”.
    MERCADO, abril de 2003.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1023&id_nota=1
    • “Liderazgo. Las claves del poder”. MERCADO, MERCADO Plus,
    diciembre de 2001.
    https://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_nota=1&id_producto=19&id_edicion=1009