Devaluación y después…

    Durante 2002, ACNielsen llevó a cabo una muestra complementaria de la
    que elabora tradicionalmente sobre hábitos y actitudes del consumidor.
    ¿El objetivo? Conocer aún con más profundidad datos de
    base de los consumidores, los cuales, a su vez, permiten ahondar sobre sus hábitos
    de compra.
    Este trabajo, en su primera edición, se centró en Capital Federal
    y GBA y estudió, entre otras variables, el sexo y la edad de los decisores
    de compra y el tamaño y composición de los hogares en las dos
    áreas en que se llevó a cabo la tarea. Con respecto al primer
    punto, del relevamiento surge que ocho de cada 10 decisores de compra son mujeres.
    A pesar de sus avances en el campo laboral, y aun cuando la crisis las ha empujado
    a trabajar fuera de casa, en su gran mayoría siguen siendo ellas las
    que, hoy como ayer, contemplan la góndola y deciden qué comprar.

    En cuanto a las edades, el trabajo expone otro resultado de la realidad económica:
    los jefes del hogar son cada vez mayores ya que los hijos tardan cada vez más
    en abandonar la casa paterna. De hecho, el relevamiento señala que siete
    de cada 10 decisores son mayores de 35 años.
    Como otros datos de esta Radiografía del consumo, el tamaño y
    composición de los hogares pone de manifiesto las diferentes realidades
    que se viven en Capital Federal y el Conurbano. Mientras en Capital 40% de los
    hogares son habitados hasta por dos personas, en 28% de aquellos que se ubican
    en los suburbios, viven más de cuatro habitantes. La muestra señala,
    además, que uno de cada tres hogares en Capital Federal no tiene hijos,
    paralelamente a que casi dos tercios de las familias del Conurbano están
    conformadas por la pareja con niños o bien se trata de familias extendidas,
    tal como las denomina ACNielsen.

         

    De ofertas y cambios

    Comprobar cuáles fueron las modificaciones que en materia de compras
    trajo aparejada la devaluación, fue uno de los propósitos que
    motivaron a ACNielsen a realizar un seguimiento –o tracking– del
    consumidor de enero a julio de 2002.
    El trabajo revela que el comprador se ha inclinado por marcas económicas
    (la tendencia se incrementó a medida que transcurría el año),
    en paralelo a que también optó por adquirir envases más
    chicos o menores cantidades de productos. Asimismo, muchos de los entrevistados
    para este relevamiento reconocieron que dejaron de comprar determinados productos
    aunque en julio parece haberse producido un desaceleramiento en esta tendencia.
    Según explican en ACNielsen, este resultado puede obedecer a que a esa
    altura del año, y entre los casos relevados, hay productos que ya no
    se podían abandonar.

    Frente a la góndola, el consumidor también modificó su
    comportamiento durante los primeros 6-7 meses de 2002. De la medición
    surge que sólo la mitad de quienes concurren al comercio saben a ciencia
    cierta qué marca van a comprar. De este porcentaje, 44% cambia de marca
    en caso de no hallar aquella que en principio fue a buscar. En consecuencia,
    sólo 50% de quienes se paraban decididos frente a la góndola continuaron
    fieles a la marca.
    En este sentido, la búsqueda de ofertas también revela datos del
    consumidor posdevaluación. El relevamiento indica que en abril de 2002
    un amplio porcentaje de consumidores buscaba ofertas antes que marcas al momento
    de decidir su compra, dando forma a una tendencia que fue levemente en alza
    hasta julio, según demuestran los porcentajes. Ahora bien: lo cierto
    es que muchos de aquellos que se manifestaban de esta manera, también
    admitían que la inclinación por estas ofertas sólo se producía
    mayoritariamente en el caso que se tratara de marcas conocidas.
    En tanto, mientras en abril cerca de 40% de los encuestados admitía que
    concurría a algún supermercado donde no compraba habitualmente,
    atraído por tal o cual oferta, en julio el interés por las mismas
    parece haber decaído ya que, para ese momento, los precios habían
    sufrido el pico inflacionario (período marzo-abril), entrando en una
    especie de amesetamiento que contrarrestó la tendencia a buscar en otros
    supermercados. M