Los socios que faltaban

    Con algo más de US$ 20 millones en sus arcas, Inverpymes es el primer fondo local de capital de riesgo para pequeñas y medianas empresas. Integrada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y los locales Credicoop y Banco Ciudad de Buenos Aires, la entidad proyecta invertir en alrededor de 25 firmas locales durante los próximos cinco años.


    Interesado únicamente en compañías del sector productivo que facturen entre US$ 1 millón y 10 millones, el fondo, que comenzó a operar en abril, está todavía ocupado en la evaluación de los principales candidatos. Empresas de las industrias alimentaria, metalúrgica y del plástico, entre otras, estarían en la lista de elegidas para recibir las primeras inversiones efectivas antes de fin de año o en el primer trimestre del 2002. El desembolso en cada una de ellas no superará 10% del capital total del fondo y un mismo sector no podrá recibir más de 30% del total.


    “Este no es un plan de salvataje”, aclara Eduardo Wegman, gerente de Inverpymes. “Está dirigido a pequeñas y medianas empresas que tienen grandes perspectivas de desarrollo.”


    Según el ejecutivo, la búsqueda apunta a emprendimientos sólidos con proyectos coherentes de expansión. “Sabemos que el sector productivo de las Pymes ha sido muy castigado por la recesión y que hay gran confusión con respecto a los planes futuros. Pero el fondo aporta una alternativa de financiación para aquellas empresas que, a pesar del acceso restringido al crédito, no pueden renunciar al crecimiento”.


    Si bien no hay restricciones formales en cuanto a la ubicación geográfica de los potenciales favorecidos, el fondo concentraría su actividad en la Ciudad Autónoma Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Hasta ahora, según el ejecutivo de Inverpymes, casi 60% de las consultas recibidas proviene de firmas de la capital federal y Gran Buenos Aires.


    El proceso de selección de las empresas es bastante exigente. La performance histórica, los planes de desarrollo y el potencial de expansión, tanto de la compañía como de los mercados en los que opera, son sólo algunos de los puntos que se evalúan. Wegman afirma que, además, se pone especial atención en el perfil del empresario. “En una Pyme, el empresario es el eje fundamental del negocio. Por ese motivo, uno de los aspectos que más valoramos es la capacidad de gerenciamiento de quien está al frente de la compañía”.


    Crecimiento compartido


    Una de las condiciones irrevocables para acceder al capital del fondo es estar dispuesto a ceder hasta 49% del paquete accionario de la empresa. La valuación se realiza a partir de las proyecciones a futuro y de las necesidades financieras de la firma. En este proceso se determina el monto del capital a invertir y el porcentaje que adquirirá Inverpymes.


    “Nuestra intención no es quedarnos con 100%”, señala Wegman. “Tampoco pretendemos excluir al empresario del negocio. Ofrecemos una herramienta financiera para que la compañía crezca, porque ésa es la única manera en que nosotros nos beneficiemos.”


    Si bien la participación minoritaria de Inverpymes le permite al empresario conservar el control final del negocio, el fondo, además de inyectar capital, planea involucrase activamente en el management estratégico.


    “Muchos empresarios se quejan de no tener el tiempo suficiente para pensar en el negocio más globalmente. Esta será, también, nuestra tarea”, afirma el ejecutivo. En este sentido, una vez que consolide su posición en el mercado, Inverpymes espera incorporar sus propios directores dentro de las empresas asociadas.


    Antes de asociarse con la compañía, el fondo le pide al empresario el diseño de un plan de negocios a cinco años que incluye un programa de inversiones. Gran parte de los desembolsos se realiza durante los dos primeros años y se distribuye de acuerdo con los resultados obtenidos.


    La inyección de capital contribuye principalmente a suplir la falta de capital de trabajo para el crecimiento, a reestructurar el management y a impulsar el desarrollo tecnológico, los tres problemas que, según Wegman, padecen con mayor frecuencia las Pymes locales.


    El fondo tiene previsto monitorear de cerca la evolución de la empresa con una rutina estructurada de seguimiento. Una vez por mes exigirá una reunión de directorio y además verificará el programa estratégico de la empresa.


    La auditoría contable promete ser constante. Todos los meses se evaluarán los resultados financieros para cotejarlos con las proyecciones y el plan de negocios. Una auditoria legal, una o dos veces al año, verificará el estado de las cuentas de la compañía. “Pretendemos ayudar al empresario a ordenar su empresa”, anticipa Wegman.”Queremos inyectar el profesionalismo que a muchas Pymes les falta”.


    Por la vuelta


    Inverpymes planea desprenderse de su participación en las empresas antes de los cinco años. La tasa de retorno de la inversión esperada ascendería a 20%. La idea es que las acciones vuelvan a las manos de sus tenedores originales, aunque, si el empresario lo prefiere, el fondo se ocupa de encontrar un nuevo socio.


    “La salida es negociable”, asegura Wegman. “A partir del tercer año, si vemos que el negocio prospera, podemos llegar a realizar ventas parciales para no descapitalizar de golpe a la compañía.”


    Según el gerente, a mediano plazo, la empresa en la que participe el fondo va a estar mejor posicionada que las Pymes que tuvieron que frenar inversiones ante la difícil situación de mercado. “Queremos demostrar que una Pyme bien gestionada y con el financiamiento correcto es una entidad rentable”, concluye Wegman. “Nuestro principal objetivo es generar modelos exitosos que sirvan de referente a otros empresarios Pyme.”

    La trama regional

    El proyecto
    Inverpymes forma parte de un programa del Banco Interamericano de Desarrollo
    (BID) de generación de capital de riesgo para Pymes en América
    latina. El fondo local es el número 27º de toda la región.

    Generalmente,
    los fondos de cada uno de los países se especializan en áreas
    económicas bien delimitadas. Mientras que, por ejemplo, el de la
    Argentina apunta al sector productivo, el de Chile aporta capital a empresas
    de Internet y el de México a emprendimientos ecológicos.

    Una vez
    que el BID decide la creación del capital de riesgo busca, en cada
    uno de los mercados, un socio local para desarrollarlo. En la Argentina
    eligió, en principio, al Banco Credicoop y, poco después,
    se incorporó el Banco de la Ciudad de Buenos Aires. Por su parte,
    el Banco de Inversiones y Comercio Exterior (Bice) se estableció
    como agente fiduciario del fideicomiso. Finalmente, como en el país
    no había experiencias previas en este tipo de proyectos, el organismo
    internacional le propuso a los bancos crear la sociedad administradora
    junto con la española Highgrowth Internacional, encargada de transmitir
    el know how en este tipo de operaciones financieras.