Una particularidad que define el negocio de la forestación es el largo plazo, por la simple razón de que los árboles requieren un promedio de 20 años para poder ser explotados.
En un mundo caracterizado por cambios acelerados, motorizados por la innovación tecnológica y un panorama geopolítico totalizador, los inversores tienden a pensar en negocios de corto y mediano plazo, para garantizar el retorno antes de que se modifiquen las condiciones previstas.
Dentro de este contexto, incursionar en la forestación asoma como una alternativa reservada exclusivamente para grandes grupos económicos. Sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta:
- Toda cartera de inversiones bien equilibrada debe considerar también
el largo plazo. - A través de la implantación de árboles se puede poner
en marcha un territorio hasta ese momento improductivo. - Los estados impulsan la actividad proponiendo una variedad de incentivos.
El mercado internacional de productos forestales supera los US$ 140.000 millones anuales. El comercio mundial de estos productos está creciendo con un simultáneo incremento en los déficit regionales de madera.
En la Argentina, pinos y eucaliptos conforman 80% del total forestado. Sin embargo, la gran variedad de climas ofrece un amplio rango de posibilidades para el cultivo.
Despliegue regional
En la Argentina hay siete zonas geográficas dedicadas a la forestación:
- Región mesopotámica (57,6% del total).
- Región pampeana (15,7%).
- Delta (7,6%).
- Región andino patagónica (6,3%).
- Córdoba (4,8%).
- Cuyo (4,8%).
- NOA (3,8%).
La provincia de Misiones es la región tradicional de bosques nativos, sustituidos paulatinamente por bosques implantados de pinos, araucarias y paraísos. Las lluvias en esta área son de 1.800 a 2.000 milímetros por año y los suelos tienen marcada aptitud forestal.
La Patagonia ofrece un potencial forestal de más de un millón de hectáreas. En la precordillera, las zonas más aptas reciben entre 600 y 1.200 milímetros de precipitaciones. Lindante con la región forestal del sur de Chile, esta zona es favorable para la implantación de pinos ponderosa y oregón. En esta región no existe una infraestructura industrial desarrollada.
La zona del delta es apropiada para el cultivo de álamos y sauces. En ese lugar, las precipitaciones promedian los 1.000 milímetros anuales. Además, cuenta con la ventaja de su cercanía con Buenos Aires, lo que facilita la comercialización.
Relevo de productores
El comercio mundial de productos forestales está creciendo con un simultáneo incremento en los déficit regionales de madera. Al mismo tiempo, se están registrando fuertes cambios en la estructura de oferta y demanda. Por un lado, los productores tradicionales como Estados Unidos, Canadá o Malasia están cediendo cada día más terreno a naciones emergentes en materia forestal. Ese es el caso de Nueva Zelanda, Sudáfrica, Brasil y Chile. Por otro lado, algunos exportadores de materias primas forestales han desarrollado una industria de la madera para exportar productos con mayor valor agregado.
El mercado internacional de productos forestales supera los US$ 140.000 millones anuales. Esta cifra es mayor que la que suman los mercados de cereales y oleaginosas.
A principios de 1990, la Argentina disponía de 750.000 hectáreas forestadas con árboles de diferente grado de antigüedad. Actualmente, el total de bosques implantados suma alrededor de un millón de hectáreas, lo que representa 25% de incremento en una década.
El fuerte crecimiento forestal responde a la alta demanda mundial de celulosa y papel y a las imposiciones internacionales sobre la protección de bosques nativos. El año pasado se forestaron algo más de 100.000 hectáreas. Esto significó un aumento de 20% sobre lo plantado el año anterior. Durante el 2001 podría llegarse a las 125.000 hectáreas. De esta manera, la actividad forestal, que actualmente representa poco más de 2% del producto bruto interno, treparía a casi 6% en el 2006.
La producción de los bosques cultivados, que oscila entre cinco y seis millones de metros cúbicos anuales, se destina principalmente a la producción de pastas celulósicas y papel, de tableros aglomerados y de fibra.
La industria celulósica papelera está conformada por 62 establecimientos, con una capacidad instalada de producción de 800.000 toneladas de pastas celulósicas, de 1,2 millón de toneladas de papeles y de otro tanto de cartones.
Importaciones y exportaciones
El sector cubre casi por completo la demanda local de pastas para papel. Las importaciones se concentran fundamentalmente en fibras para pañales y en papeles de escritura e impresión, y cartulinas.
Durante el año pasado, el intercambio comercial del sector sumó US$ 2.100 millones. De ese monto, US$ 600 millones correspondieron a exportaciones y el resto a importaciones. De modo que el saldo negativo fue de US$ 900 millones.
Aunque este escenario no parece alentador, muchos analistas advierten signos positivos en la evolución reciente de la actividad. Históricamente, la Argentina fue sólo importador y el tanino de quebracho era el único producto de exportación. Por lo tanto, el crecimiento de las exportaciones de celulosa y papel y las incipientes colocaciones de madera representan un avance significativo.
En la década de 1930, la Argentina importaba madera aserrada. Después se autoabasteció y ahora comienza a vender a otros mercados. En 1992 exportó por primera vez a Estados Unidos, principal comprador del mundo. En julio de 1997 el sector dio un salto cualitativo, porque logró colocar productos de valor agregado.
Estados Unidos importa, por año, US$ 8.000 millones. Tradicionalmente, su mayor proveedor es Canadá, pero ha comenzado a aumentar la participación de terceros. En este terreno, la Argentina tiene muchas oportunidades de crecer. Sus pinos son originarios de Estados Unidos y la madera que ofrece responde a las expectativas del público norteamericano. Otro dato alentador es que se estima que en Estados Unidos se construye, cada año, un millón de casas en las que se usa la madera como insumo básico.
Curva ascendente
En los últimos años, el sector papelero ha mostrado una mejora significativa y todo indica que el consumo per cápita seguirá creciendo en la Argentina. De los 29 kilos que registraba en 1990 pasó a 54 kilos en el 2000.
El aumento del consumo de papel en el mercado local se ha reflejado claramente en la evolución de la balanza comercial del sector, que ha exhibido importantes déficit en la década de 1990. La producción local cubrió sólo 60% del consumo en el último año.
En general, Sudamérica es un importador neto de papeles, a pesar de que su consumo per cápita es inferior al de los países desarrollados.
La evolución de la demanda es un factor fundamental que explica la situación de la industria maderera. Tradicionalmente, el país demandó madera en el exterior, pero esta tendencia se ha revertido en los últimos años: la Argentina pasó de una balanza comercial deficitaria a consolidar una posición de proveedor.
Por otra parte, la producción de muebles se benefició con el aporte de los artesanos de origen europeo que le dieron impulso a la actividad a principios de siglo. Luego, la tecnología transformó los diseños y la manufactura.
Se trata aún hoy de un segmento dominado por pequeñas y medianas empresas. La calidad de la producción oscila entre los muebles estándar de pino y eucalipto y los muebles de alta calidad elaborados con especies nativas.
Rentabilidad e inversiones
Hay compañías que se dedican sólo a una etapa del proceso: algunas sólo a la actividad forestal, otras se concentran en la celulosa y otras en la madera sólida.
Las tendencias más conservadoras indican que la rentabilidad promedio se ubica entre 8 y 12% anual. Pero estos índices se registran sólo en una industria capaz de transformar al árbol. Si no se cumple esta premisa, es probable que la rentabilidad no supere un nivel de 5%.
Por eso, los analistas recomiendan que, antes de iniciar una inversión, se preste atención al área elegida. No sólo por su potencial de crecimiento y sus características climáticas, sino también por la localización de las cuencas madereras o celulósicas.
Entre 1990 y 1999, entre plantines y mejoras genéticas, viveros, aserraderos, celulosa, papel y tableros, se invirtieron en la Argentina US$ 850 millones.
Para el quinquenio 2001-2004 se proyectan inversiones de más de US$ 520 millones.
Varias empresas ya han anunciado objetivos concretos:
- Pérez Companc tiene planeado forestar 7.000 hectáreas anuales
y también invertir en un aserradero con capacidad para 110.000 metros
cúbicos de tabla por año. - Alto Paraná montará una nueva planta de fibra, otra de celulosa
y dos aserraderos en Misiones. - Papelera del Plata tendrá en funcionamiento una planta de celulosa
para el 2008. - Los chilenos de Masisa llevan invertidos US$ 400 millones en una fábrica
de aglomerado y prevén una fábrica de tableros en Concordia
para el 2003. - Los canadienses de Millard Western tienen un proyecto de US$ 350 millones
para instalar una planta de pasta.
Perspectivas del negocio
La Argentina tiene un buen futuro en materia forestal. Esta afirmación se basa en argumentos perfectamente constatables.
Por un lado, la gran extensión de territorio con aptitud forestal es uno de los pilares básicos que pueden impulsar este crecimiento. Los suelos donde puede desarrollarse este negocio suman alrededor de 20 millones de hectáreas. Con esta cifra aparece un dato para tener en cuenta: en la actualidad, el país explota sólo 5% de su territorio en condiciones de forestar.
Del total posible, 75% de las tierras aptas se concentra en las regiones pampeana, con seis millones de hectáreas, mesopotámica, con cinco millones, y andino patagónica, con cuatro millones de hectáreas.
En un mercado mundial que tiende a consumir cada vez más productos de madera, la producción forestal argentina cuenta con ventajas específicas.
- Condiciones ecológicas de calidad.
- Disponibilidad de terreno de alta productividad a precios reducidos. La
Argentina es el octavo país del mundo en cuanto a territorio, con una
densidad de población de 12 habitantes por kilómetro cuadrado. - Base diversificada, que evita los riesgos de monocultivos.
- Desarrollo portuario cerca de la Mesopotamia.
- Leyes específicas de promoción.
- El rendimiento de madera por hectárea y las rotaciones están
entre los índices más elevados del mundo.
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Políticas de marketing Paso Alto Muchas han |
“Nuevos negocios: energía y forestación“. Carta petrolera N° 86, junio de 2001. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación. “Argentina cuenta con un gran potencial forestal”. “Convenio para mejorar “La cadena forestal celulósica y papelera. Una industria que promete “Forestación: crecen la superficie cultivada y las inversiones”. “Hasta ahora, la Secretaría de Agricultura manejaba una superficie “El 2000 trajo un boom forestal”. El Cronista, 8 de “El comercio internacional y el sector forestal”. Por J. Bourke, |
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Informe: Alejandro Manzone