La madurez de un bohemio

    Entre abril del 2000 y marzo de este año, el Club Med tuvo ocasión de celebrar un acontecimiento poco habitual en las empresas de su especialidad: 50 años de vida.


    A partir del establecimiento, en 1950, de la primera y rústica villa vacacional en las islas Baleares, el Club Meditarranée abrevió, desde entonces, su nombre para desarrollar una política de marketing en la que la fortaleza de la marca ocupa la categoría de prioridad estratégica. Entre los socios actuales se encuentran nombres estelares, como la familia Agnelli y American Express.


    El crecimiento del negocio muestra, por cierto, cifras elocuentes. El Club Med está presente hoy en 37 países, a través de 120 villages. Su fortaleza sigue estando, sin embargo, en Europa, de donde provinieron 1,4 de los 2 millones de huéspedes que recibió el año pasado.


    A pesar de la recesión mundial, y de las frías temporadas que debieron sobrellevar los emprendimientos turísticos, el Club Med cerró su último ejercicio con una facturación de US$ 1.800 millones, lo que refleja un saludable índice de crecimiento frente a los US$ 1.400 millones de 1999.


    La receta


    Aunque la informalidad y la libertad son cualidades fervorosamente cultivadas en los villages del Club Med, la compañía ha desarrollado una precisa fórmula que aplica en todo el mundo con parejo rigor.


    Los paquetes son all inclusive, con acceso ilimitado a los deportes y al entretenimiento.


    Los resorts ofrecen una amplia variedad gastronómica, en restaurantes de tenedor libre.


    Se desalienta el uso del dinero. Los huéspedes pueden comprar collares de cuentas de colores para pagar los extras.


    Un factor diferenciador muy específico del Club Med es el cuerpo de GO (gentiles organizadores), jóvenes de todo el mundo que viven en el village y participan en la instrucción de deportes, en los shows y la atención de los clientes (gentiles miembros, en la jerga del Med). Actualmente hay 10.000, provenientes de 60 países.


    En algunos villages, hay instalaciones y personal especialmente destinados al cuidado de los menores de 12 años, para quienes se organizan actividades.


    Los villages ofrecen deportes para todos los niveles y edades.


    El negocio se llama business


    Más allá de la impronta bohemia y agreste con la que forjó su propia tradición, el Club Med ha desarrollado fuertemente, en la última década, el segmento business de la actividad. Actualmente, las empresas que integran su cartera de clientes aportan 26% de su facturación. Y de los 120 villages distribuidos por todo el mundo, hay 30 que disponen de salas y auditorios para convenciones.


    La idea apunta, básicamente, en dos direcciones. Por un lado, la posibilidad de ofrecer las instalaciones para congresos, seminarios y reuniones empresarias de todo tipo. El Club Med se encarga de todo: servicios técnicos y profesionales para servir de soporte a los encuentros, alojamiento, comida y entretenimiento de todo el grupo.


    El segundo ­pero no menos productivo­ filón de la actividad se encuentra en los planes de incentivos y recompensas a empleados y ejecutivos a través de una estadía de alrededor de una semana en un Club Med, con su familia o acompañado por un grupo de la misma empresa.


    Seducción local


    Los 16.000 turistas que aporta cada año la Argentina son apenas una gota en el mar del Club Med, pero resulta notable el ritmo de expansión de la empresa en un país donde no cuenta con ningún village local.


    La filial argentina generó ingresos por US$ 15 millones en el último ejercicio. Casi dos tercios del negocio se generan en la ciudad de Buenos Aires y el destino más frecuentemente elegido es Brasil, donde el Club Med cuenta con dos grandes emplazamientos: Itaparica (frente a Bahía) y Rio das Pedras (cerca de Río de Janeiro).


    Los turistas individuales conforman algo más de 80% del flujo de visitantes argentinos, pero las empresas adquieren una importancia creciente en la actividad local. Las compañías telefónicas, laboratorios, bancos, aseguradoras y organizaciones de venta directa son los principales demandantes de paquetes que, por alrededor de $ 655, permiten premiar a un empleado o ejecutivo con una semana de descanso y diversión en las legendarias playas brasileñas.


    El club de la isla de Itaparica fue, en 1979, el lugar elegido por el Club Med para su primer desembarco en la región. Un predio de 35 hectáreas de típica belleza tropical alberga 330 habitaciones, tres restaurantes, tres bares, e instalaciones para todo tipo de deportes y recreación, incluida una escuela de circo. Un detalle no menor es el salón de convenciones para 750 personas, con un deck de madera para contemplar, durante los coffee breaks, el campo de golf y el resplandeciente lago.