Intereses en juego

    Quien realice habitualmente operaciones por más de $ 1.000 y prefiera no abusar de la tarjeta de crédito es un candidato natural para abrir su cuenta corriente personal. La prohibición de utilizar efectivo para cancelar operaciones por encima de ese monto impulsó agresivas campañas por parte de los bancos para capturar nuevos clientes. Pero antes de llevarse sorpresas desagradables conviene familiarizarse con el costo mensual de una cuenta, ya que en algunos casos puede haber hasta media docena de gastos vinculados que incrementarán significativamente el costo a fin de mes.


    El factor de mayor peso es, sin embargo, el nuevo gravamen a los créditos y débitos bancarios, que estableció una alícuota de 0,4% para cada depósito y extracción de fondos de la cuenta corriente, tras el aumento decidido en mayo. Esto representa un costo total muy significativo, de 0,8%, por el dinero que circula en la cuenta. Los 3,1 millones de cuentas corrientes abiertas en los bancos argentinos se convirtieron, de este modo, en una enorme fuente de financiamiento para las exhaustas arcas del Estado.


    El renovado interés por las cuentas corrientes surgió a fines de marzo, cuando el ministro de Economía, Domingo Cavallo, redujo el límite para las operaciones en efectivo a 1.000 pesos o dólares, desde un nivel anterior de $ 10.000.


    De esta forma, cualquier compra por encima de ese límite debe cancelarse con un instrumento bancario, ya que en caso contrario puede considerarse al pago como no válido. La medida apuntó, formalmente, al objetivo de aumentar la fiscalización del cliente y controlar así los huecos de evasión impositiva. Pero también sirvió como eficaz herramienta para aumentar la alicaída recaudación fiscal.


    En pie de guerra


    “La cuenta corriente sin gastos fijos, en la que usted sólo paga por lo que usa”. El HSBC eligió este eslogan publicitario para salir al ruedo, obviamente en busca del cliente individual que utiliza poco la chequera y, por lo tanto, desea arrancar con un costo inicial bajo o nulo.


    Pero este argumento fue rápidamente combatido por los competidores. Otra entidad internacional con fuerte participación en la Argentina, el Scotiabank, decidió contraatacar: “Cuando te hablen de cuentas corrientes sin costo fijo, que no te endosen los gastos”, advierte en sus anuncios.


    Juan Parma, gerente de productos transaccionales del HSBC, se muestra sorprendido por la respuesta de bancos competidores: “No decimos que es una cuenta gratis, sino que no tiene costos de mantenimiento. La idea es que el cliente sólo pague por lo que usa”.


    En definitiva, este esquema resulta beneficioso para aquellos que realizan muy pocas transacciones por mes. No lo es, en cambio, para un cliente que emite una gran cantidad de cheques o realiza continuamente operaciones por caja.


    El Banco de la Provincia de Buenos Aires optó por una alternativa similar. Patricia Romaska, subgerenta general del área comercial, asegura: “El producto está pensado para individuos que realicen pocas operaciones con cheque. Para quienes lo utilizan regularmente tenemos otros paquetes con costo fijo que arranca en los $ 15 por mes, pero que termina siendo más conveniente”.


    Transparencia a medias


    Los bancos locales raramente incluyen el IVA de 21% cuando enumeran los costos básicos de una cuenta corriente. Sin embargo, si el precio es de $ 20 mensuales, debe agregarse el IVA, con lo cual a fin de mes deberán pagarse $ 24,20 como parte del paquete básico.


    Existen, además, otros gastos que conviene tener en cuenta antes de decidir la apertura de una cuenta corriente. Los más comunes son los siguientes:

    • Renovación de chequera: en este caso, se aplica el viejo
      dicho el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo. Las entidades
      suelen entregar sin cargo por única vez la primera chequera, que puede
      ser de 10, 25 ó 50 unidades, según el paquete que se haya elegido.
      Cuando se terminan, habrá que pagar las siguientes. El costo se ubica
      en aproximadamente $ 0,50 por unidad. Es decir que por 50 cheques hay que
      calcular un costo de $ 25 más IVA (o sea, $ 30,25). Este es, por cierto,
      un costo que nunca aparece en las publicidades ni en los folletos promocionales.
    • Movimientos por caja: como las entidades tratan de reducir costos
      alentando las operaciones por medios electrónicos, castigan las que
      se realizan por caja. Cada vez que se deposita un cheque o se realiza una
      extracción por esta vía, la operación tiene un costo
      promedio que va desde $ 1,50 hasta $ 3 más IVA según el banco.
    • Servicio de clearing: la compensación de los cheques cobrados
      y pagados se realiza a través de la cámara compensadora. En
      general, las entidades cobran un máximo de $ 1 por cada operación.
      Puede transformarse en un costo muy significativo al final del mes.
    • Extracción por cajero: la utilización de la red de
      cajeros en las sucursales de la institución donde se abrió la
      cuenta corriente es, por lo general, gratuita. En cambio, extraer fondos desde
      un cajero de otros bancos puede tener un costo elevado, que llega a $ 1,50
      más IVA por mes. Por eso, lo aconsejable es no abusar de las extracciones.
      Algunas instituciones ponen un límite de cinco movimientos por mes
      en forma gratuita, pero comienzan a cobrar a partir del sexto.
    • El paquetazo: en general, las cuentas corrientes vienen acompañadas
      de otras facilidades, como cajas de ahorro, en pesos y dólares, o la
      posibilidad de acceder a un crédito personal. Pero suele haber costos
      asociados. En los superpaquetes, con tarjeta de crédito incluida,
      el costo del envío del resumen mensual suele superar los $ 6.


    Para evitar que los clientes se lleven sorpresas desagradables a fin de mes, los bancos ofrecen opciones que tienen todos estos rubros incluidos en el precio final, salvo la renovación de chequeras. Por ejemplo, la Río Infinity cuesta $ 25 por mes, la Galicia Classic $ 24, Boston 26 (como su nombre lo sugiere) $ 26 y el Paquete Bienvenida del HSBC, $ 19 mensuales. En tanto, el Scotiapack del Scotiabank Quilmes cuesta $ 22, Citione del Citibank $ 24,70 y Liberté Plus del Société Générale $ 20. En todos los casos, debe agregarse el IVA, con lo cual los paquetes se encarecen 21%.


    Rodrigo Carmona, gerente del departamento de productos de Scotiabank Quilmes, asegura: “En nuestro paquete ofrecemos otras ventajas que no tiene nadie en el mercado. No cobramos la renovación de chequeras, damos gratis un seguro por la pérdida de los plásticos y enviamos el resumen de la tarjeta sin cargo”.


    Las cuentas remuneradas


    El nuevo impuesto a los débitos y créditos de las cuentas corrientes que Domingo Cavallo introdujo el 1º de abril condujo a la aparición de un nuevo tipo de producto, que el Banco Central denominó “cuenta corriente especial”.


    Angélica Panigazzi, jefa de productos de marketing para empresas del Galicia, explica: “Como la nueva ley obligó a las empresas a cerrar sus cajas de ahorro, los bancos trasladamos los fondos a una nueva cuenta corriente que tiene funciones idénticas”.


    El atributo novedoso de la cuenta corriente especial es que, al igual que las cajas de ahorro, paga intereses. La tasa no suele superar el nivel de 2% pero éste no es un factor desdeñable para compañías que mantienen en determinados momentos del mes amplios saldos en la cuenta. La diferencia con las cuentas corrientes comunes es que las especiales no permiten la emisión de cheques.


    La experiencia de remunerar las cuentas corrientes arrancó hace casi cinco años con una ofensiva de Banco Itaú cuando recién ingresó a la Argentina. Pero no tuvo gran impacto entre el público minorista, que a la hora de buscar mejores rendimientos privilegia la caja de ahorro o el plazo fijo.


    Y aunque llevarse un 2% anual puede resultar una diferencia exigua, al menos permite compensar parcialmente los efectos del nuevo impuesto a las cuentas corrientes.

    Un esquema más
    flexible (y riesgoso)

    La estrategia
    para impulsar la bancarización que diseñó el gobierno
    modificó sustancialmente las reglas de funcionamiento de las cuentas
    corrientes. Desde abril, ya no pueden cerrarse cuentas en forma automática
    por el libramiento de cinco cheques sin fondos o por problemas formales.
    Ahora, cada cliente tiene la posibilidad de negociar con las entidades.

    Los críticos
    señalan que se volvió todavía más peligroso
    operar con cheques. De hecho, es posible que muchas personas o empresas
    a las que un banco les cerró sus cuentas hayan abierto otras nuevas,
    aun sin haber cumplido con el pago de cheques emitidos que en su momento
    generaron la inhabilitación para operar en el circuito bancario.

    Esta política
    de flexibilidad apunta a permitir la reinserción en el circuito
    económico de unos 400.000 inhabilitados. Según la legislación
    anterior, debían esperar entre dos y cinco años para volver
    a abrir una cuenta. Ahora, la decisión queda en manos de los bancos.

    Raúl
    Ramírez March, director ejecutivo de la compañía
    de riesgo crediticio Experian, observa que desde estos cambios hay menos
    información disponible: “Como los bancos ya no deben informar los
    cierres de cuentas corrientes, no tenemos más registros”.

    A principios
    de mayo se puso en marcha una nueva central de información en la
    página de Internet del Banco Central (www.bcra.gov.ar). Aunque
    el sistema todavía no está bien ajustado, la idea es que
    en el sitio se pueda acceder al listado de todos los cheques rechazados
    en el circuito bancario.

    Los requisitos
    (Documentación básica necesaria para abrir una cuenta corriente,
    puede variar levemente según el banco)

    Empleados en relación de dependencia:

    • Fotocopia de DNI
    • Fotocopia de servicios (por lo general
      teléfono y algún otro)
    • Fotocopia de tres recibos de sueldo
    • Certificado laboral
    • Manifestación de bienes

    Sólo autónomos:

    • Ultimo pago a seguridad social
    • Declaración de Ganancias 1999
      y 2000
    • Fotocopia de matrícula profesional
      o habilitación municipal
    • Título de propiedad

    Crecimiento
    constante

    (Evolución de la cantidad de cuentas corrientes del sistema)
    Enero 1994: 1.748.484
    Junio 1994: 1.750.055
    Enero 1995: 1.854.199
    Junio 1995: 1.739.792
    Enero 1996: 1.699.193
    Junio 1996: 1.740.984
    Enero 1997: 1.919.103
    Junio 1997: 2.063.955
    Enero 1998: 2.336.308
    Junio 1998: 2.641.202
    Enero 1999: 2.942.451
    Junio 1999: 3.044.667
    Enero 2000: 3.123.083
    Junio 2000: 3.036.235

    Glosario
    Cheque cancelatorio: fue creado
    por el Banco Central a fines del año pasado. Sirve para que quienes
    no tienen medios bancarios puedan realizar operaciones por más de
    $ 1.000, que la ley prohíbe cancelar en efectivo. El costo promedio
    de uno de estos cheques es de 0,25%.

    Cheque financiero: la diferencia principal con el cancelatorio es
    que se trata de un cheque que emiten las instituciones financieras. Quien
    necesite pagar una operación superior a los $ 1.000 puede recurrir
    a un banco y comprarlo. Hasta ahora, casi ninguna entidad llegó a
    implementarlo.

    Cuenta bimonetaria: es una cuenta corriente que permite depósitos
    en pesos y dólares en forma indistinta. Su principal ventaja es que
    no es necesario convertir la moneda para realizar el depósito, lo
    cual representa un ahorro importante sobre sumas grandes.

    Giro en descubierto: es la posibilidad de librar cheques sobre una
    cuenta propia, aun cuando ésta no tenga fondos suficientes. Es una
    tradicional forma de otorgar crédito por parte de la banca. La tasa
    de interés es elevada y actualmente está por encima de 50%
    anual. El monto autorizado para girar en descubierto se negocia caso por
    caso y dependerá de los ingresos del cliente y su situación
    patrimonial.

    Impuesto al cheque: así se denomina comúnmente al impuesto
    sobre los débitos y créditos de las cuentas corrientes. En
    forma simplificada, este gravamen se aplica sobre cada ingreso y egreso
    de dinero de la cuenta. La alícuota de cada movimiento es de 0,4%
    anual. Están exceptuados los salarios cobrados en relación
    de dependencia y las jubilaciones. Los cheques depositados en cajas de ahorro
    pagan 0,8%.