Al grupo Electroingeniería no sólo le fue bien mientras la economía argentina retrocedía, sino que duplicó su facturación: de $ 28 millones en 1998 a 54 millones en el último ejercicio.
Su performance incluye varios logros de cara al futuro inmediato. En el último año se adjudicó, sólo en la provincia de Córdoba, licitaciones por $ 185 millones: la construcción de 100 escuelas; el bacheo e iluminación de la capital mediterránea y la construcción de un puente ferroviario en Villa María. Además, está cerrando las negociaciones para levantar el nuevo estadio de Atenas, el mayor club del básquet argentino.
Logró, por otra parte, que la provincia le aprobara un proyecto para el saneamiento del lago San Roque, una obra que demandará $ 39 millones, que se llevará adelante mediante un mecanismo que involucra una concesión por 10 años.
Este negocio no es el mayor de la empresa, pero resulta significativo: le permitió ganarle un round a la francesa Suez, interesada en el proyecto. “Esto es sólo un paso, todavía falta un llamado a licitación, entre otras cosas”, advierten los voceros de la firma.
El verbo es diversificar
Los éxitos recientes sorprendieron a muchos. Este grupo cordobés nació especializado en las construcciones en el rubro de la electromecánica. A pesar de su bajo perfil, era reconocida entre sus pares por “haber participado en obras de envergadura”, señala Juan Carlos Maggi, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción delegación Córdoba. El edificio inteligente de Telintar, la represa de Yaciretá y varias plantas industriales se destacan en el currículum de la empresa.
Desde 1998 Electroingeniería viene teniendo una política de diversificación. “Las obras eléctricas contienen 60% de obra civil, de modo que forjamos una buena experiencia para encarar otro tipo de trabajos”, explica Osvaldo Acosta, presidente de la compañía.
Para encarar la nueva etapa la compañía se dividió en dos firmas independientes: Electroingeniería SA y Electroingeniería ICSA. “Teníamos actividades con distintas dinámicas; por eso decidimos separarlas para mejorar la gestión y la escala de cada una”, señala Acosta.
Electroingeniería ICSA se dedica a la fabricación, montaje y comercialización de tableros eléctricos, especialmente para la industria, y con el tiempo incorporó un área de sistemas de comunicaciones.
Electroingeniería SA es la hermana mayor y motor del grupo. Apuntando al mercado general de la construcción en el último año evolucionó hasta aportar 80% de la facturación.
Perfil internacional
La diversificación también tuvo una dimensión geográfica. “Buscamos nuevos mercados en el exterior para crear pulmones que complementaran los ciclos de inversión en la Argentina”, explica Acosta. “Apostamos a la región porque viene transitando por procesos que en el país ya vimos cinco años antes”.
La firma logró consolidar sucursales en Perú y Uruguay. Su división internacional aparece como una de las empresas de mayor crecimiento según el ranking de MERCADO Córdoba: pasó de $ 7 millones en 1998 a 12 millones en 1999.
“En Perú estamos construyendo cerca de diez obras y acabamos de ganar una nueva licitación. En Uruguay tenemos una obra en ejecución y otra licitación ganada y preadjudicada”, enumera Acosta.
Pero el camino fue arduo. La firma acumuló varios años de experiencia internacional con obras en Bolivia y Paraguay con idas y venidas. Para poder hacer pie firme optó por la estrategia de llegar siempre en sociedad con una empresa local.
Cuestión de tamaño
La constructora del grupo exhibe una facturación anual superior a los $ 40 millones; da empleo permanente a 220 personas. Y está capacitada para enfrentar obras por $ 180 millones, según la documentación presentada a la licitación de las 100 escuelas.
Sin embargo, es pequeña si se la compara con las líderes del sector y potenciales competidores, cuyos ingresos alcanzan 9 o 10 dígitos anuales. Obviamente, la opción era unirse en lugar de intentar vencerlas.
Para atender distintos tipos de obras se aliaron con firmas especializadas y con espaldas anchas: Cartellone para el asfalto, Siemens y Edesa para la iluminación y Aguas de Bilbao para el proyecto del lago San Roque.
Esta práctica ya le había sido útil como especialista en obras eléctricas y electromecánicas, donde logró participar en consorcios con empresas de envergadura, como Sade e Impregillo.
Las alianzas también le permiten sumar ventajas de integración. Su socia en Líneas de Transmisión Litoral, la empresa de distribución eléctrica de la provincia de Corrientes, es la fabricante de cables Pirelli.
Con esta experiencia en alianzas y mercado eléctrico Electroingeniería se lanzó a su mayor apuesta: participar en la licitación por la Epec, la empresa eléctrica cordobesa, aun en manos estatales. El desafío no es menor: es una presa codiciada y requiere poner sobre la mesa $ 700 millones.
El plan es participar en sociedad con Emdersa, una empresa de capitales norteamericanos perteneciente al grupo GPU, que ya tiene experiencia en el país: explota la distribución eléctrica en San Luis, La Rioja, y Salta.
Recursos humanos
¿Qué ofrecen los cordobeses para ganar la confianza de socios de ese tamaño?. “La respuesta está en la calificación de nuestros recursos humanos: manejar la ingeniería nos permite ser pequeños y sentarnos en la mesa con los grandes”, asegura Acosta.
En varios consorcios la firma compartió directorios junto a sus grandes socios haciéndose cargo de la gerencia de ingeniería.
El desarrollo logístico es otra de sus cartas fuertes para enfrentar obras masivas como el plan de escuelas. Para el caso, “se logró trabajar just in time para 50 obras simultáneas y esparcidas por toda la provincia aplicando sistemas de intercambio electrónico”, comentan en la planta de Astori, la firma proveedora de estructuras.
La compañía tiene por norma delegar un cuadro de su plantilla a la dirección de los nuevos emprendimientos. El desafío que se le presenta en la etapa “es no desestructurarse ante tantas responsabilidades”, según acota un proveedor de equipos eléctricos.
Pero en la empresa mantienen la confianza. “Nuestros recursos humanos son nuestro orgullo”, afirma Acosta. “Gracias a nuestra organización podemos movernos muy rápidamente y estar presentes en 10 licitaciones mensuales. Por suerte sólo se publican las que ganamos”, admite con una sonrisa.
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