“El e-business es un desafío de liderazgo”

    – ¿Qué expectativas tiene IBM Argentina para un año que se presenta tan complicado, tanto para el sector como para la economía en general?


    – Vemos con gran optimismo el lugar que IBM va a ocupar este año, tanto en la Argentina como en el resto del mundo. El año pasado, la inversión en tecnología estratégica en el país equivalió a 1,1% del Producto Bruto Interno (PBI), mientras que en el resto de Latinoamérica fue de 1,2% y en Estados Unidos llegó a 4,5%. No se puede mantener esta brecha sin padecer consecuencias económicas importantes. La inversión en tecnología informática aumenta la competitividad, tanto en las empresas como en la economía. Y el aumento de competitividad lleva al crecimiento económico. De modo que sólo hay dos opciones para el futuro: quedarse relegado o cerrar esta brecha, que es el escenario que nosotros imaginamos.


    – Es cierto que a las empresas les resultará difícil salir de la crisis si no mejoran sus condiciones competitivas pero, por otra parte, la recesión pone límites muy estrechos a su capacidad de inversión.


    – Esta es, esencialmente, una cuestión de supervivencia. Es verdad que, en una etapa económica complicada, las empresas se preguntan cómo invertir en tecnología si no disponen del cash flow necesario para operaciones normales. Pero si una empresa no invierte, se deteriora cada vez más su competitividad y es posible que sus problemas empeoren. Y ésta es sólo una parte de la ecuación. La otra parte tiene que ver con la reducción de costos y, en este sentido, IBM misma es un ejemplo de esta situación. Nosotros hemos invertido en tecnología y en e-business. Nuestra capacidad de aumentar ganancias a escala mundial y en forma sostenida ha sido producto del e-business, que nos ha permitido reducir costos en forma significativa y sin reducir personal.


    – En este contexto recesivo, ¿qué apoyo ofrece IBM para las empresas locales?


    – Financiamiento. Financiamos la compra de tecnología informática a Pymes o a empresas muy grandes. De hecho, acabamos de anunciar un programa, una solución con Tango como software con servidores NT de IBM, que ofrecemos en 24 cuotas que suman ­según la configuración de la solución­ entre $ 200 y 400 mensuales.


    – ¿Cómo ven al mercado argentino, teniendo en cuenta las proyecciones y las dimensiones de Brasil?


    – La Argentina es un país muy educado, con talento profesional que, además, está muy bien preparado. Yo he trabajado 17 de los últimos 22 años fuera de la Argentina, en Estados Unidos y en Europa, y esto me permite tener una visión comparativa. Aquí, los profesionales son muy buenos, pero la Argentina es un país de salarios altos y, seguramente, eso es lo que queremos, en lugar de ser un país de ingresos bajos y competir en industrias de bajo valor agregado. Lo que hay que hacer, entonces, es capitalizar este activo, aplicando tecnología para aumentar la competitividad y desarrollar un modelo de negocios que permita utilizar ese capital humano. Hay empresas que hoy miran a Brasil, piensan en las dimensiones de ese mercado interno e invierten allí. Yo me pregunto qué pasaría si nosotros nos orientáramos a un modelo basado en la competitividad, y las empresas tuvieran que elegir entre un mercado interno grande, como el de Brasil, o un mercado interno más reducido como el de la Argentina, pero con una base productiva, con el talento humano de la Argentina, y con un nivel de competitividad importante. Creo que el resultado sería una mayor inversión en el país.


    – Apenas Domingo Cavallo asumió su cargo anunció la eliminación de aranceles extra zona para los bienes de capital. Al principio, hubo quienes creyeron que la medida incluía a los equipos informáticos y de telecomunicaciones, pero esto no es así. ¿Cuál es la posición del sector sobre este tema?


    – Nosotros, naturalmente, apoyamos la reducción de los impuestos a la importación de bienes de capital e informática por un motivo muy sencillo: dado el vínculo entre inversión en tecnología, competitividad y crecimiento económico, uno quiere hacer la inversión en tecnología lo más barata posible. Si los productos hoy pagan un arancel de 14%, se está pagando 14% más de lo que se podría pagar por esa misma inversión. En consecuencia, hay que concluir que se va a invertir en tecnología menos de lo que se invertiría sin el arancel. Nosotros creemos que es conveniente mayor inversión en tecnología.


    – Pero los aranceles apuntan, precisamente, al objetivo de promover la producción nacional.


    – En el caso de la tecnología informática, estamos hablando de una protección Mercosur, y no de la protección a una industria existente dentro de la Argentina. No hay una protección adicional a la industria argentina. Nosotros entendemos las presiones que enfrenta el gobierno y las necesidades de equilibrar variables múltiples, incluidas las relaciones con Brasil. Por lo tanto, respetamos todas las decisiones que se tomen. Sin embargo, creemos que es necesario adoptar las medidas convenientes para que el precio de esa tecnología sea lo más bajo posible.


    – Los inversores no han tratado muy bien a las empresas de tecnología durante los últimos trimestres. ¿Cuáles son las herramientas de IBM para competir en este escenario que plantean los mercados?


    – Básicamente, la diversidad de nuestro portafolio. La mayoría de nuestros competidores son empresas que se manejan en un solo rubro. Tienen hardware o tienen software o tienen servicios. Nosotros tenemos hardware, software, servicios, y también tenemos financiamiento. La diversidad es importante porque permite que a la empresa le vaya bien en épocas buenas y en otras un poco más difíciles. Y esto es así porque cada segmento del portafolio tiene una correlación diferente con el nivel de actividad económica. Los servicios, por ejemplo, no están demasiado ligados al nivel de actividad económica. En épocas buenas, los clientes quieren invertir en servicios profesionales porque buscan expandir sus mercados. En épocas malas, las empresas tienden a buscar proyectos para bajar costos, entonces invierten en outsourcing, que les permite convertir lo que para ellos son costos fijos en costos variables. Para IBM Argentina, los servicios representan casi 40% de sus ventas. Al nivel mundial, generan una facturación de US$ 34.000 millones al año, casi 35% del total de la compañía.


    – ¿Qué está haciendo IBM Argentina para apuntalar el área de servicios?


    – Invertimos US$ 50 millones más en el campus tecnológico de Martínez que va a estar dedicado a la provisión de servicios de informática. Entre ellos, el outsourcing. Nosotros tomamos el centro de cómputos de un cliente, lo gerenciamos y, la mayoría de las veces, lo instalamos en Martínez. Las empresas empiezan a entender la importancia estratégica de la tercerización para poder concentrarse en su negocio. En este momento, tenemos un nivel de ventas de US$ 14.000 millones al año en tercerización a escala mundial. Algunos de nuestros clientes aquí, en el país, son Telefónica ­con la que firmamos un contrato de más de US$ 250 millones en marzo­, el Banco Lloyds, el Banco Urquijo y el Banco de Santiago. En Martínez tenemos, además, un centro de exportación de software. Escribimos aplicaciones críticas de software para nuestro mayor cliente, que es Estados Unidos. En esto competimos con Irlanda, la India y Rusia, que son países con una reputación de costo laboral bajo. Sin embargo, podemos competir con ellos y ganarles. ¿Por qué? Porque somos un ejemplo claro de aplicación de tecnología, competitividad y crecimiento económico. Estamos aplicando mayores dosis de tecnología, lo que permite compensar el hecho de que nuestra gente tenga un sueldo más alto.


    – ¿Por qué IBM comenzó a interesarse por los sistemas operativos de código abierto? ¿Tiene que ver, también, con un posicionamiento frente a la competencia?


    – El movimiento a sistemas abiertos beneficia a aquellas empresas que tienen el mejor producto y la mejor competitividad relativa por segmento. En el 2003, el mundo va a tener 700 millones de computadoras personales, 1.000 millones de aparatos inalámbricos y 3.000 millones de artefactos, como lavarropas o marcapasos, conectados a la Web. Todo este tráfico no puede ocurrir si la infraestructura no es abierta y con estándares. No hace falta recordar que hace unas décadas IBM no tenía una reputación de sistemas abiertos. Hoy, somos la empresa que ha abrazado este concepto de la forma más absoluta en todo el mundo. Estamos invirtiendo US$ 1.300 millones para que todos nuestros productos y servicios funcionen con Linux. Vemos la tendencia como económicamente inevitable y creemos que nos vamos a beneficiar mucho por la competitividad relativa de nuestros productos. De hecho, queremos disputar cabeza a cabeza con cada uno de nuestros competidores sin que nadie se pueda esconder detrás de sistemas operativos cerrados.


    – Después del derrumbe del Nasdaq del año pasado, ¿cómo reaccionan las empresas frente a una propuesta de e-business?


    – Con la Internet sucedió lo mismo que con todas las tecnologías transformadoras, como la electricidad, el teléfono o el ferrocarril. Hubo, primero, una fase de crecimiento y de optimismo irracional, durante la cual se pensó que cualquier empresa que se llamara punto com y con acceso a Internet, automáticamente se cotizaría en millones de dólares en el Nasdaq, aunque no tuviera un modelo económico válido. Pero el e-business es otra cosa: es incorporar a la fibra misma del negocio, de la economía y de la sociedad, y en el marco de las leyes económicas y de competencia, esta tecnología transformadora que es la Internet, junto con la tecnología informática. Para IBM, el mensaje no cambia. Nosotros siempre dijimos que éste era un trabajo serio por medio del cual hay que integrar tecnología a la empresa para, a su vez, integrar todos los procesos claves que permitan aumentar la competitividad y las oportunidades de negocio. Los procesos claves son la interacción con los clientes, con los empleados, con los mercados y con los proveedores; la interacción de los procesos claves dentro de la empresa (el proceso de precios, el logístico, el de recursos humanos), y la interacción de las relaciones de la empresa con sus propios productos.


    Lo importante es que la tecnología para hacer todo esto existe hoy. El problema es organizativo y de liderazgo. Hacer que se conecte todo el flujo de la información dentro de la empresa significa que departamentos que hoy en día funcionan aislados, van a tener que romper las barreras para integrarse a la empresa. Realmente, el desafío del e-business es un desafío gerencial, organizativo y de liderazgo, porque las herramientas ya están disponibles.