La era del clic

    También el origen de Internet se remonta a la dorada, convulsionada y contradictoria década del ´60. Fue por aquellos años que investigadores de instituciones de reconocido prestigio como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sentaron las bases tecnológicas que facilitaron la creación de lo que hoy se conoce como la World Wide Web.


    De hecho fue Leonard Kleinrock, un investigador del MIT, el primero en elaborar una teoría afín a Internet actual en su artículo Flujo de información en redes amplias de comunicación. Posteriormente, J.C.R. Licklider y W. Clark, también del MIT, escribieron Comunicación hombre-computadora en línea, y dieron comienzo así a una larga lista de investigadores que se ocuparon del tema. En 1965 la US Defense Advanced Research Projects Agency (Darpa, Agencia de Proyectos de Investigación para la Defensa) promovió un estudio sobre redes cooperativas de computadoras de tiempo compartido. Intuyendo ­o fantaseando­ con las utilidades estratégicas de las teorías elaboradas tanto interna como externamente, la institución militar se propuso crear una precaria red que permitiera la conexión de poco más de un par de máquinas. Y no sólo se lo propuso: también lo consiguió.


    A finales de los ´60, mientras las fuerzas armadas de Estados Unidos se preocupaban por descentralizar sus comunicaciones para evitar que un eventual ataque con armas nucleares destruyera un centro neurálgico del sector, las instituciones académicas comenzaron a interesarse por las posibilidades de conexión investigadas tanto por el MIT como por la Darpa que, a esa altura, ya habían dado a conocer un nuevo protocolo de comunicaciones: el Network Control Protocol (NCP), que permitía unir a un puñado de máquinas en una pequeña red. Poco tiempo después, más exactamente en 1971, nació el primer programa que dio origen a la herramienta más popular del universo de Internet: el e-mail.


    Más allá de estos continuos avances, recién en 1983 Internet consiguió separarse de la red militar que la había originado. Los analistas suelen considerar esa fecha como el nacimiento de la Red actual. Para esa época, empresas, universidades y demás instituciones comenzaron a probar las bondades de la comunicación virtual. También en el ´83, la empresa de Bill Gates dio a conocer la primera versión de Windows y se creó el sistema de denominación de dominios (DNS, Domain Name System).


    El debut comercial


    Iniciada la última década del siglo XX, la nueva plataforma empezó a generar sorpresas e inquietudes. Lo cierto era que nadie la había ideado para los fines y las dimensiones que alcanzó a principios de los noventa, lo que llevó a las autoridades gubernamentales de Estados Unidos a restringir la conexión. No obstante, en 1993 apareció Mosaic ­el primer navegador­, y entró en operaciones el primer servidor Web en español. Un año más tarde, Estados Unidos eliminó las restricciones para el uso comercial de la Red y, paralelamente, nació otro navegador para simplificarlo todo: el Netscape. En otras palabras, Internet empezó a dejar de ser una obsesión exclusiva de los nerds.


    Tanto a escala local como global, 1995 es considerado el año del nacimiento de Internet comercial. A partir de ese momento empezó a incrementarse de una manera casi exponencial el número de servicios que se brindan a través de la Red: comenzó la operatoria bancaria (First Virtual) y también las emisiones de una radio comercial (Radio HK) de difusión exclusiva en Internet. Gobiernos de todo el mundo se conectaron a la Red, el registro de los dominios dejó de ser gratuito ­se fijó una cuota anual de US$ 50­ y, además, Internet llegó a la Argentina.


    Fue el 25 de abril de 1995, “aunque todo comenzó a gestarse entre octubre y noviembre de 1994”, según revela Guillermo Bort, actual gerente comercial del área Commerce and Consumer de Microsoft Latinoamérica. El ejecutivo, que para esa fecha impulsaba el proyecto desde el área de Nuevos Negocios de Startel, destaca que en aquel momento “se estaba verificando la primera explosión de la World Wide Web en Estados Unidos. En el ambiente académico local ya existían el e-mail y otras herramientas como el Gopher (otro antecedente de la Web). Desde Startel hicimos un estudio en profundidad que intentaba determinar el impacto de Internet en el mundo de las comunicaciones de datos de la Argentina. Luego de evaluarlo se decidió avanzar con la iniciativa”.


    En principio, el acceso dial up, algunos accesos dedicados y un tercer servicio ­de Shell Account, que ni siquiera llegó a lanzarse­ constituyen la totalidad de la oferta local. A la fecha del lanzamiento, el abono dial up se prestaba contra entrega de US$ 39,90 + IVA y sin minutos libres.


    Máxima velocidad


    Hoy resulta fácil comprobar la veracidad de un postulado que rige a todos los profesionales involucrados en el desarrollo de la Web. “En Internet ­pregonan­ trabajamos con años perros: el transcurso de un año Web equivale a siete años de almanaque”. De ahí que las hipótesis planteadas en el momento del lanzamiento en la Argentina fueran, literalmente, destronadas.


    “Cualquier proyección hecha en aquella época resultó ampliamente superada. Y no se trató sólo de números. Internet cambió las reglas del mercado y modificó el escenario de la telefonía y la informática de una forma inimaginada. A decir verdad, nunca se pensó que iba a impactar tanto en los modelos de negocios”, confiesa Bort.


    La caída de tarifas en los precios de conexión, el abaratamiento del hardware y la popularización del software, el incremento de usuarios a escala local y regional, el surgimiento de nuevos y variados modelos de negocio, el interés ­y posterior desinterés­ de los mercados por los emprendimientos virtuales, el desarrollo del comercio electrónico business to consumer y business to business, las punto com fallidas, el advenimiento del e-commerce a través de dispositivos móviles y la oferta de distintas tecnologías que auguran mayor velocidad y eficacia en la conexión como la banda ancha y el cable módem son, tan solo, algunas de las consecuencias del desarrollo de la Red en poco más de un lustro.


    Estos antecedentes, tan desordenados y caóticos como el escenario que consiguió generarlos, alertan sobre el riesgo que depara imaginar un futuro para Internet. No obstante, la simple enumeración de aquello que conforma la Web de hoy permite advertir los cambios por ella provocados en ámbitos sociales, económicos y políticos, y posibilita, al menos, un único diagnóstico certero: definitivamente, se trata de cambios irreversibles.