Si no se busca ese equilibrio,
ninguna regulación alcanzará para recuperar la conducta ética en el mundo empresarial.
Con leyes no se cambian conductas. Ése es el mensaje del doctor Hubert K. Rampersad,
con quien Paradigma Sociedad de Soluciones ha forjado una alianza estratégica
para incorporar sus ideas a las prácticas gerenciales que realiza.
Rampersad, fundador del programa “Cambio estratégico organizacional” y doctor
en conductismo organizacional entre otros muchos títulos, es -ante todo- un
humanista en el sentido más amplio y cristiano de la palabra. Cree en la potencialidad
que tiene todo ser humano para mejorarse y por eso ha creado las herramientas
para facilitarle la tarea. Su último libro, Cuadro de mando integral, personal
y corporativo (Total Performance Scorecard, o TPS) es fundamentalmente un manual
para achicar la brecha entre vida privada y vida de la organización. El éxito
de una empresa nunca es completo, dice allí, si no está basado en la felicidad
y plenitud de las personas que la componen.
TPS es el nuevo sistema de consultoría y asesoramiento que hace furor en Europa
y Estados Unidos. Ahora llega a la Argentina de la mano de Paradigma Consultores
(ver recuadro). MERCADO conversó con Rampersad durante su reciente visita a
Buenos Aires.
Paradigma Consultores tiene una filosofía centrada
en el “desarrollo personal”. Su propia filosofía también pone al ser humano
en el centro. ¿Es eso lo que dio lugar a la alianza Paradigma-Rampersad?
Así es. Ellos también conectan la estrategia empresarial con el capital humano.
Pero también está el profesionalismo. Ellos son verdaderos profesionales.
¿De qué manera se va a manifestar esa alianza?
El objetivo de la alianza está en la difusión de esta filosofía en la Argentina.
Ellos me van a ayudar a ajustarla a la cultura local. El objetivo de lo que
yo he volcado en el libro que acabo de presentar, es mejorar la economía, mejorar
las empresas para que den mejores resultados. En Cuadro de mando integral, personal
y corporativo planteo que el gran desafío para el siglo XXI es situar en el
mismo plano las actitudes y motivaciones individuales, y las aspiraciones de
actuación de las empresas. El libro contiene las herramientas para realizar
un examen exhaustivo de las empresas y también para conocer los elementos que
hacen al éxito personal. Mis socios en Paradigma, me van a ayudar a ajustar
mis conceptos a este país.
¿Y serán ellos los encargados de reseñarle la cultura
empresarial en estas latitudes?
En primer lugar, quiero decir que yo soy sudamericano. Nací en Surinam. A los
12 años mis padres me enviaron a estudiar a Holanda. Por eso digo que mi nacionalidad
es más holandesa que sudamericana. Pero volví a Surinam, fui profesor allí y
comprobé la resistencia a aprender entre los empresarios. Pero lo que más me
desalentó fue ver una generalizada falta de ética en el accionar cotidiano de
las empresas y una fuerte presencia de las motivaciones políticas. No duré más
de tres años allí.
Sin embargo, en Holanda también existen problemas de falta de ética y honestidad
en el estilo gerencial de las empresas. Lo mismo en Alemania, Estados Unidos,
Francia e Italia. Lo hemos visto en los escándalos de los últimos años. Yo creo
que el medio debe ser estimulado por los gobiernos. Los gobiernos deben ayudarnos
invirtiendo en conocimiento, para crear una sociedad abierta al aprendizaje.
Los gobiernos deben estimular el aprendizaje, el trabajo inteligente, la honestidad
y la ética. Eso por un lado. Pero, además, todos y cada uno de los integrantes
del pueblo tienen una cuota de responsabilidad. Ustedes han pasado por grandes
problemas. Tal vez mi filosofía encaje muy bien.
¿Qué es TPS y en qué se diferencia de los conceptos
tradicionales de management?
TPS es un método que toma la identidad interna de la persona como punto de partida
para lograr los cambios colectivos necesarios de una organización. En ese sentido
es diferente de otras propuestas. Mi planteo es que, para ser competitivas en
el mundo de hoy, las empresas deben ser coherentes en términos de visión y misión;
deben ser eficientes, solventes; deben pensar en el cliente, en el medio ambiente
y en la sociedad que las rodea. La complejidad de esta demanda sólo puede ser
respondida cuando se logra un adecuado equilibrio entre los deseos de los empleados
y los valores que comparten en la organización. O sea que una empresa sólo puede
lograr el éxito -competitividad y eficiencia- si los individuos que la componen
encuentran en ella un ámbito donde realizar sus ambiciones personales. El libro
presenta una visión que integra la perspectiva financiera con el conocimiento
y el aprendizaje permanente, algo que genera entusiasmo y motivación en los
empleados y que cierra el círculo con una adecuada percepción de las necesidades
de los clientes.
¿Qué lo decidió a escribir TPS?
La falta de motivación en las empresas, malas prácticas gerenciales, deshonestidad
en el accionar. Comencé a escribir ese libro hace tres años, cuando en Estados
Unidos y también en Europa veía que la deshonestidad terminaba por destruir
empresas, y así destruía fuentes de trabajo y también familias. Yo soy profundamente
cristiano y me he puesto como misión mejorar el mundo. Las empresas son el motor
de nuestras economías. Yo quiero mejorar el mundo mejorando las empresas. No
escribí el libro para hacerme rico. Lo escribí para ofrecer una herramienta
concreta para ayudar a elaborar un plan de trabajo para armonizar los objetivos
individuales (aprendizaje, crecimiento, realización) con los objetivos institucionales
(eficiencia, competitividad, éxito).
Lo escribí como un aporte a la difícil tarea de reducir la brecha entre vida
privada y vida laboral y, en última instancia, para ayudar a empresas y empleados
a vivir en armonía y felicidad. Un empleado feliz es un empleado comprometido
con su empresa. TPS es un concepto totalizador de cambio gerencial, pero lejos
de ser simple palabrería es un manual muy concreto y detallado de ejercicios
a realizar. El elemento novedoso es que mide el desarrollo personal en el contexto
del desarrollo organizacional. Es este proceso interactivo el que crea la dinámica
del cambio en el que todos se benefician.
¿Cuáles fueron los errores más comunes que advirtió
en la gente que asesoró durante sus años de consultor?
La incapacidad para escuchar y para respetar a los demás. Los gerentes -y todos
los que ejercen una cuota de poder- evidencian un alto grado de estupidez. No
escuchan, no respetan y al final terminan destruyendo la compañía para la cual
trabajan. No escuchan porque no tienen tiempo, y eso es porque se dedican a
prioridades equivocadas, a temas equivocados. Están siempre ocupados, pero no
en los temas importantes como, por ejemplo, crear un ambiente de confianza y
felicidad dentro de la organización. Tienen miedo de compartir el poder que
recibieron. No quieren compartir lo que saben, porque conocimiento es poder.
Porque temen crear empleados demasiado inteligentes, tal vez más que ellos mismos.
En ese sentido, TPS es una amenaza.
¿Le resulta difícil transmitir su mensaje?
Al principio fue difícil. En Holanda se reían. “Este tipo está loco”, decían.
Yo incorporé también palabras de Jesucristo sobre la necesidad de conocerse
uno mismo. Mis editores me decían que las sacara, que el libro no iba a vender.
Naturalmente, en la edición en árabe, por ejemplo, esas palabras no figuran.
Pero la idea es ayudar a la gente a cambiar su manera de pensar para que lleguen
a ser mejores como personas. La versión en holandés salió en diciembre del 2002,
pero recién ocho meses después la gente comenzó a tomarme en serio. Hoy varias
de las grandes empresas holandesas que están atravesando un período de crisis
han adoptado TPS como herramienta para el cambio. Lo usan para ver en qué punto
están y cómo tienen que actuar.
Todavía no salgo de mi asombro al ver el éxito que está teniendo.