La historia del futuro – parte 2

Empleabilidad 4.0 ¿Nuevas demandas? Existen diversos mitos y verdades acerca de la forma de trabajo actual, y las incertidumbres acerca del trabajo en el futuro son cada vez más grandes. Muchas frases se repiten incansablemente; una de las más escuchadas es "los jóvenes de hoy no tienen compromiso, esto ya no es como antes". Por Leandro M. Justo (*) Descomponiendo esta frase que dice tantas cosas, y plantea una amplia discusión sobre el asunto, puedo asegurar que contiene una verdad indiscutible: "...esto ya no es como antes", y también una equivocación importante en la afirmación, que necesita ser cuestionada: "los jóvenes de hoy no tienen compromiso...". Sin dudas, los tiempos de hoy no son los de antes, y por lo tanto "esto ya no es como antes". Si estos tiempos son mejores o peores, es una discusión casi sin sentido, y sobre la que será difícil concluir. Sí estaremos todos de acuerdo en que los tiempos son distintos, y debemos comprender los cambios y adaptarnos, para poder tener una visión positiva, sumar, mejorar, dejar aportes en todas las personas con las que decidimos generar vínculos. Asimismo, los cambios que vendrán serán cada vez más profundos, más intensos, más rápidos, y esto no se detendrá. En este contexto, no valdrá la pena detenerse y reflexionar acerca de tiempos mejores o peores, sino cómo mejorar, cómo generar aportes positivos. Por otra parte, sí debo cuestionar firmemente que exista una falta de compromiso, por ejemplo, de los jóvenes que se insertan en el mercado laboral. La falta de compromiso, en cualquier caso, es la consecuencia de falencias en el liderazgo de quienes deben acompañar a estos jóvenes en sus proyectos, en su desarrollo, y en el cumplimiento de sus objetivos. En las próximas décadas, los jóvenes que hoy se insertan en el mercado laboral, actualmente llamados centennials, o quienes vengan después de ellos, liderarán las organizaciones. Sin entrar específicamente en cuáles son sus características, interpretaré desde mi punto de vista cuáles son sus reclamos fundamentales. Los jóvenes de hoy valoran las relaciones, vínculos y libertades, incluso por encima de la remuneración. Claro está que la remuneración debe ser acorde al trabajo, compromiso, responsabilidades, y posibilidades de la organización en función a su rentabilidad. Esto es así hoy, pero no se trata de un cambio actual. No hay nada nuevo en esta consideración. El cambio fundamental es que, para desarrollar una organización, alcanzar su máximo potencial, las personas que se suman a un proyecto deben encontrar su lugar, proyectarse en la organización, sentirse cómodos. Sentir que hay algo más que una simple relación laboral. Para estos jóvenes, los vínculos son cada vez más significativos y tienen mayor relevancia. La visión del jefe encerrado en una oficina, que no habla con ellos, que no se involucra más allá de una relación laboral fría y distante, les genera rechazo. Cuando un jefe no logra entenderlo, intentará ejercer liderazgo con modelos antiguos, generando efectos adversos para las personas y para la organización. Esa relación laboral no durará mucho tiempo, está condenada al fracaso. Sin embargo me pregunto, ¿todo esto es del todo nuevo? Las mismas demandas de estos jóvenes, las he tenido en el pasado. He cambiado de trabajo en mis primeros años, por otro que me pagaban menos dinero, pero me motivaba mucho más. No me equivoqué, en ese trabajo pasé nueve años muy intensos, de aprendizaje, me llevé experiencias y relaciones que mantengo hoy en día, generé vínculos que perdurarán para siempre. Luego tomé un desafío que me parecía interesante, acompañado por una remuneración también significativa para ese momento de mi vida. Duré en esa posición un año y medio, sin lograr encontrar motivaciones. Renuncié a mi empleo y decidí independizarme, arrancar un nuevo proyecto, nuevos desafíos. Hoy me siento motivado como nunca, construyendo, aportando, generando nuevos vínculos. En este momento, estoy en un café en Puerto Madero, escribiendo esta columna. Decidí salir de la oficina para escribir y despejar mi mente, estar en otro ambiente. Al terminar volveré a la oficina para reunirme con mi equipo de trabajo. Estoy seguro de que trabajaron y aportaron lo suyo durante la mañana, no necesitan que esté encima de ellos para hacerlo. Hacia adelante, podrán cambiar muchas cuestiones, formas de trabajar a partir de nuevas tecnologías, nuevas formas de conectividad, nuevas carreras, pero no cambiarán estos reclamos fundamentales de las personas y el hecho de que la forma de relacionarse es la clave para la motivación y el desarrollo. (*) Socio Russell Bedford La revolución centennial Más independencia, más movilidad Excel vs apps podría resumir el estado actual y futuro del mundo del trabajo. Lo cierto es que hoy es común que personas de 20 años compartan un espacio de trabajo con otras de 50 o más. El desafío es lograr que coexistan esas dos formas diferentes no solo de trabajo sino de aproximación a la realidad. Por Matías Asencio y Juan Ignacio Serenellini (*) El problema es que se trata de dos abordajes sobre el trabajo completamente distintos. Mientras uno piensa que la actividad laboral va de 9 a 18 hs, el otro considera que ese planteo es obsoleto; que el trabajo podría resolverse en cualquier franja horaria o desde cualquier lugar. Estar presente o compartir un mismo espacio de trabajo no representa para los centennials un sinónimo de productividad o responsabilidad. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegamos con la Estudio Nacional de Juventud 2018/19 que realizamos en Fogdog Estrategia, el cual reunió 3.730 encuestas y más de 96 horas de entrevistas a jóvenes de 15 a 25 años de todo el país. Lo cierto es que el aspiracional de "pertenecer" a una empresa o agencia hoy cambió para un segmento de la juventud. Se busca, más bien, ser parte de procesos de trabajo colaborativos, se aspira a tener cierta flexibilidad, tanto en cuanto al horario como al "in and out"; y en el medio no solo compatibilizarlo con proyectos personales sino con otros proyectos laborales. Esa libertad es la que cierto grupo de jóvenes hoy valoran. La tendencia, entonces, es ir hacia un modelo que denominamos "freejo"; la mezcla entre freelance y fijo. Es una especie de amigos con beneficios; un vínculo más libre que a la vez mantiene cierta regularidad de trabajo pero sin tener la presión de ser un empleado exclusivo. Otro punto importante es que la generación de valor hoy está puesta en cada persona, más que en el hecho de pertenecer a determinada compañía. La responsabilidad, entonces, pasa por cada trabajador; cada uno es responsable de mostrarse valioso para ser lo suficientemente atractivo como para conseguir trabajo. Claro que esto puede resultar bastante estresante. Resultaba más fácil el modelo en que a uno lo convocaban para un empleo por estar en determinado lugar, que este en que la convocatoria depende de lo que uno es y genera. Muchos jóvenes de esta "generación del tutorial de YouTube" (o YouTube Tutorial), se sienten culpables cuando no consiguen trabajo o no saben cómo generar valor; ya no se encuentra el motivo en la coyuntura del país, o similar, sino que el propio individuo se siente responsable por ser desempleado responsable de no encontrarlo. La rotación es la norma Respecto de la rotación –y la permanencia– también se nota cambios. Anteriormente, las personas solían hacer carrera en una misma empresa y era excepcional que alguien con dos o tres años de permanencia en una compañía decidiera tomar otro camino; ya sea pasarse a otra organización, hacer un viaje, o irse a estudiar al exterior. Hoy, en cambio, esa modalidad pasa a ser la regla y es más difícil encontrar a alguien de 30 años que haya participado solo de dos compañías. La lógica del "casamiento para toda la vida" con una misma empresa ya no va más. Lo cierto es que estamos en un estadio donde hay más incertidumbre que certezas. Es un momento de quiebre entre estos dos modelos. En Argentina, pensar en una síntesis resultaaúnmásdifícil ya que las organizaciones en símismas son muy tradicionalistas. Pero vemos, en el país y en todo el mundo, una tendencia a que las compañías se vuelvan más horizontales y desarrollen otros modelos que integren los valores que aporta esta nueva generación. Por lo tanto, en esta etapa, creemos que al menos es necesario comenzar a plantearse este tipo de preguntas para lograr mejores resultados a futuro, para todos los trabajadores. (*) Directores de Fogdog Estrategia, del ecosistema Untold. Los cambios que se avecinan Adaptación y capacitación permanente El mundo del trabajo experimenta un importante proceso de cambio por el avance de las nuevas tecnologías que tienen el potencial necesario para transformar las vidas y las prácticas laborales con un impacto que será cada vez mayor a medida que se multipliquen las interacciones entre desarrollos IT y las personas. Quiénes salen y quiénes entran en el mundo laboral. Por Luis Garay (*) Antes que nada, es necesario comprender la última ola tecnológica y los efectos que podría tener. Este efecto no es directamente proporcional a la mano de obra reemplazable. Sabemos que, los avances tecnológicos estimulan la productividad, lo cual genera empleo con el correr del tiempo y conduce a una mejora de los ingresos y los niveles de vida. Los países necesitan políticas que exploten los beneficios del cambio tecnológico y aborden las repercusiones en la vida laboral de todos nosotros. Un cambio de composición Datos de Naciones Unidas nos dicen que el 65% de los niños que entran hoy en la escuela primaria trabajarán en tareas profesionales que todavía no existen. El 80% de los millennials (los nacidos entre 1980 y 2000, la primera generación nativa digital) próximamente no pisarán nunca más una sucursal bancaria y el número de personas mayores (más de 60 años) crecerá a más del doble en las próximas décadas, pasando de 841 millones en 2015 a 2.000 millones en 2050; el nacimiento de una economía de la tercera edad aparece en el mundo y ya comienza a tener soporte tecnológico para este público. Si bien las nuevas tecnologías han de generar cambios radicales en los puestos laborales hoy conocidos y un impacto sobre la salud laboral que aún se está definiendo, las principales ventajas inmediatas consistirían en reemplazar a las personas que trabajan en ambientes insalubres, complejos y/o peligrosos. Los cambios que se producirán en el mundo laboral con la aplicación de las nuevas tecnologías han generado dos líneas de pensamiento. La primera sostiene que, más temprano que tarde, se repetirá el fenómeno de las tres revoluciones industriales anteriores. Es decir, que habrá una reconstrucción de empleo, las tareas conocidas por todos desaparecerán y por el otro lado se crearán nuevas necesidades (tareas) con nuevos puestos de trabajo que equilibrarán la balanza. La segunda, lo más probable, es que la economía siempre con alzas y bajas, dinámicamente genere nuevos empleos y nuevas necesidades basadas en la intromisión tecnológica. Muchos empleos simplemente nunca se automatizarán debido al requerimiento del "tacto y sensibilidad" humana, mientras que por otro lado se crearon y crearán otros nuevos como: científicos de datos, programadores de nuevos lenguajes, diversos perfiles del campo de la ciberseguridad, consultor de sistemas de big data, desarrolladores, robótica IA, tecnología espacial, etc. En resumen, según mi criterio, lo que ha hecho siempre el progreso técnico no ha sido reducir el empleo, sino cambiar su composición y generar miles de nuevas oportunidades. ¿Cómo adaptarse? Se plantea permanentemente la necesidad de capacitación y adaptación a los cambios tecnológicos que se están generando en el mundo laboral para no quedar fuera, ya que los conocimientos de los actuales trabajadores pierden valor en una época de cambios radicales en materia tecnológica. Lo que para hoy estamos capacitados, en cinco años dejara de tener valor aplicable. En el caso de los trabajadores de edad madura, un porcentaje importante de la fuerza laboral, la constante innovación tecnológica hace que rápidamente queden desfasados si no se brindan soluciones formativas adoptadas en las empresas para mantener el personal activo. Por lo cual para el trabajador maduro, pese a su experiencia, la empresa deberá invertir en su capacitación permanente. Los nuevos desafíos Los cambios producidos por las nuevas tecnologías son un reto para todo el mundo laboral. Es por esto que los líderes deberán buscar el balance perfecto entre mano de obra y tecnología aplicada al desarrollo de productos/servicios. Es aquí donde los expertos en la materia serán objeto de consultas permanentes para acompañar los cambios que no tienen, según mi opinión, horizonte de frenado a la vista. (*) Gerente de Nucleus – Bayton La batalla del 5G Un conflicto que decidirá el futuro del capitalismo algorítmico La tecnología obra caminos misteriosos. Su avance incontenible puso de moda el "tecnomistisimo". Ya no alcanza con la "ley" de crecimiento exponencial del poder de cómputo de Gordon Moore para explicar semejante progreso. Las potencias mundiales se disputan su lugar en este nuevo mundo. Por Alejandro Artopoulos (*) Una vez más en la historia, la tecnología, ponen a la humanidad al borde de su propio relato religioso. ¡Ojo! no es nuevo, ya les pasó a los antiguos griegos, a los renacentistas, y a los positivistas. Homo Deus, reza el título del best–seller. Harari da cuerpo ideológico a las propuestas incomprobables de gurús tecnológicos como Kurzweil que prometen la vida eterna digital, también conocida como singularidad. Parte del truco es no parecer tan místico. Por eso le ponen fecha "científica" a la profecía. En 2029, dice en su libro La singularidad está cerca, la inteligencia artificial potenciada con nanobots imitará al cerebro humano en pleno uso de sus dos hemisferios (racional y emocional) de tal forma que le alcanzará para superar el test de Turing. No hay mejor antídoto para la fantasía poshumana, digna de la cultura fake que todo lo invade, que analizar los hechos bajo la luz prístina de las evidencias, de los datos desnudos sin maquillaje. El primer ejercicio que recomendaría es estudiar el caso de Elizabeth Holmes, ex–CEO de Theranos, unicornio que auguraba revolucionar los exámenes de sangre, y terminó perpetrado un engaño colectivo gracias a sus talentos para la mediatización de ideas futuristas, pero lo propio para llevarlas a la práctica. Engaño que empezó con una charla TEDMED, que ya no se encuentra en los sitios oficiales, y terminó en el documental de HBO nominado a los Emmys, The Inventor, Out for Blood in Silicon Valley. La real implicancia de 5G El segundo ejercicio, más complejo, se trata de entender qué está en juego con la implementación de la tecnología 5G. La nueva generación de comunicación móvil, conocida como 5G, se presentó a principios de este año en el Mobile World Congress de Barcelona. Como en el caso del poder de cómputo, mejoras en las velocidades de transmisión móvil de datos, tienen consecuencias directas tanto en la economía, en la cultura como en la política. Internet móvil con 5G puede llegar a multiplicar 40 veces la más rápida velocidad del 4G– Teniendo en cuenta que la revolución de big data + la nube se despegó luego del lanzamiento del teléfono inteligente en 2007, primer dispositivo capaz de sacarle provecho a las redes de datos móviles, podemos imaginar el impacto que esta tecnología puede generar en aplicaciones móviles de comercio electrónico o las nuevas vanguardistas fintech. Se inició la era de las plataformas. Un nuevo impulso de aceleración de cambios sociales y económicos en marcha. Lo que podríamos denominar una segunda revolución informacional (la primera fue con la PC + internet fija) presenta una nueva estructura basada en los grandes bases de datos (big data), aplicaciones de inteligencia artificial e internet de las cosas (IoT). IoT es internet que va más allá de los humanos. Conecta objetos entre sí, hogareños, financieros (dinero móvil), movilidad (autos sin conductor), educativos (asistentes de docencia inteligentes) o bélicos (drones). Puede sonar a ciencia ficción, pero mucho o está investigado, diseñado o está funcionando en nuestra vida cotidiana. Quizá uno de los campos más prometedores para la Argentina y el Mercosur será el los objetos agropecuarios. Conocida como AgTech, o más criollo como AgroTICs, la aplicación de la inteligencia artificial y la IoT a las actividades agropecuarias, está entre las áreas de mayor potencial de impacto. AgTech promete de la mano de startups y de compañías proveedoras de insumos la "plataformización" de las tecnologías agropecuarias. El fenómeno se manifiesta con el surgimiento de los emprendimientos de servicios intensivos en conocimiento (KIBS), junto con agencias de capital de riesgo, adquisiciones de parte de las corporaciones multinacionales del sector y el despliegue de incubadoras de empresas. Si bien AgTech es de escala global, tiene en Argentina un nodo destacado dado el dinamismo innovador del agro local. Ya han surgido casos destacados a escala mundial y ha provocado la inversión de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo. Sin embargo, antes de entusiasmarnos, deberíamos sopesar los hechos. Nada sucederá en AgTech y los otros campos de aplicación si no hay una implementación del 5G que sea sinérgica con el IoT. Ciberseguridad y disputas de poder La IoT viene creciendo de modo furtivo. En 2014 había unos 1.600 millones de objetos/máquinas conectados. Se estima que en 2020 alcanzarán los 20.000 millones. Pero en realidad este cálculo no sería muy certero, ya que gran parte la fórmula depende la definición del diseño en detalle y la adopción final de las características de la infraestructura de comunicación del 5G. Una de las fuentes de incertidumbre es la ciberseguridad, los riesgos de interferencias, filtraciones y vigilancias de todo tipo, principalmente de todos los Gobiernos. La característica clave de esta nueva red es la altísima densidad de miniantenas distribuidas en el territorio, que se sobre–instalan como una nueva capa de cobertura coordinada del espectro. Dados los riesgos a la seguridad y a los otros riesgos (salud, medioambiental, etc.) la construcción y gestión de las redes 5G se convierte en el campo privilegiado de lucha por el poder político y el poder económico del capitalismo de algoritmos. Por eso no nos tiene que extrañar la violenta disputa entre el Gobierno de Trump y el Gobierno chino por la sospecha de supuesto espionaje tecnológico de Huawei. En opinión de la mayoría de los expertos, Huawei posee la tecnología de diseño y fabricación más avanzada del mundo en las redes de telecomunicación 5G. De manera que la reacción nacionalista del Presidente estadounidense se parece mucho al llamado de JFK a conquistar la luna luego del pánico generado por el Sputnik soviético en 1957. Si hasta la fecha el dominio tecnológico sobre la primera revolución informacional nunca estuvo en duda, ya que de un plumazo EE.UU. a la vez que lanzó la globalización de los noventa sepultó al bloque socialista liderado por la URSS, no sucede lo mismo con esta segunda revolución informacional. Tanto del pacífico (China) como del atlántico (Europa) EE.UU. lidia con un liderazgo sometido a una retirada defensiva para reagrupar sus fuerzas. China no resultó la potencia industrial de la copia y fabricación barata basada solo en la explotación de la fuerza de trabajo. Huawei está entre las cinco empresas que más invierten en I+D del mundo. Con una posición de mercado envidiable que le fue horadando a la líder Samsung poco a poco. Pero también tuvieron el apoyo incondicional del Estado chino con el objetivo de lograr igualar a las empresas occidentales en la presentación de patentes tecnológicas. De ahí que hayan arrestado y procesado a la directora financiera, Meng Wanzhou, hija del fundador de la empresa. Algo exagerado e injustificado cuando fue evidente que muchas de las innovaciones estadounidenses, incluida la internet, estuvieron financiadas por los programas DARPA de la Secretaría de Defensa de EE.UU. En fin, está claro que existen "puertas traseras" en todos los sistemas, de manera que no está en juego quién sino qué porcentaje de la llave maestra se queda cada uno de los Gobiernos. Cada país hace jugar sus peones y caballos para ver si tumban al rey. El Gobierno chino lanzó su iniciativa de construcción de infraestructuras de transporte y comunicaciones en Europa y Asia (la nueva ruta de la seda) en colaboración con diez países europeos, incluida Italia. En tanto el Gobierno alemán, basado en su poderío industrial, avanzó en la iniciativa para abrir la caja negra de la internet de las cosas industrial y la nueva generación de automatización. El término "Industria 4.0" fue acuñado por el Ministerio de Educación e Investigación del Gobierno alemán en un proyecto estratégico de tecnología con el objetivo de promover la computarización del sector de manufactura. La partida de ajedrez geopolítica–tecnológica de la revolución tecnológica de nuestro tiempo dejó de estar librada a las fuerzas del mercado y la cooperación sinérgica que intentan las empresas europeas apoyadas por sus Gobiernos. Al impuesto GAFAM que impulsa Macron, Trump ha amenazado con una guerra del vino. Todos los frentes están abiertos. Solo falta saber en cuál pelearemos nosotros. (*) Director I+D CIP Universidad de San Andrés/CIC Cambio tecnológico y reordenamiento del mapa Potencialidades y riesgos del nuevo escenario Los cambios en la configuración económica mundial se perciben como un proceso con cierta aceleración, determinado por el avance del conocimiento y las tecnologías de información y comunicación. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la supremacía de Estados Unidos parecía perpetrarse por largo tiempo; pero hoy el mundo es otro. Martín Calveira y Eduardo Fracchia (*) Luego de la caída del muro de Berlín se produjo un rebalanceo de poder económico y geopolítico. La industrialización acelerada de algunos países con gran densidad de población y recursos como India, China y Rusia, se proyectan como factores redistributivos de poder. En ese proceso, China parece mostrar grandes avances relativos. Los avances en términos de crecimiento y desarrollo económico de China han sido sustanciales dado que se generaron en un lapso de tiempo relativamente corto y están centrados en el campo de las tecnologías. La economía china se movió desde una estructura determinada por actividades primarias a un proceso de migración de habitantes hacia ciudades con empleos vinculados al conocimiento. Sin dudas, en este ámbito se encuentra inmerso el desarrollo de la quinta generación de internet (5G) y la tendencia hacia un mundo interconectado sistémicamente como se alude en el concepto Internet of Things (IoT). Análogamente, la competencia por el desarrollo de ese sector de la economía tiene a Estados Unidos como principal oponente aunque la economía asiática actualmente se encuentra en la frontera del desarrollo 5G. El potencial beneficio en términos de bienestar de una mayor capacidad de conexión puede ser un paso hacia un cambio de funcionamiento de nuestra vida cotidiana. Hogares inteligentes, sofisticación en los sistemas vinculados con la salud, la puesta en marcha de una red de avanzada en materia de seguridad vial son algunos de los aportes que podría realizar una mejora en las tecnologías de información. No obstante, desde una perspectiva sistémica hay que notar ciertos matices derivados del control potencial, el acceso a información privada y la generación de información no necesariamente alineada con la realidad. La historia de las crisis económicas fundamentalmente se relaciona con dinámicas no coordinadas y fragilidades no observadas a tiempo por el sistema. Procesos que ex ante parecen sustentables se transforman en restricciones abruptas dadas por la convergencia hacia estados divergentes asociados con pérdida patrimoniales y de bienestar. Esta dinámica puede tener mayor o menor aceleración dependiendo de las redes de interconexión y del marco prudencial en la cual se genere. En ese sentido, notamos que en un contexto de mayor conexión y desarrollos vinculados con la generación de información, no debe perderse de vista la potencial descoordinación que pueden generar esas dinámicas. En un escenario futuro donde la generación de información y de distribución a gran escala serán los nuevos determinantes para la economía mundial, el matiz que observamos se relaciona con el factor de fragilidad para el sistema en general. Riesgos sistémicos Si bien el advenimiento de esas tecnologías proyecta a futuro en niveles de productividad y bienestar mayores, las fragilidades potenciales no son menores. Una sociedad con mayor capacidad de generación y acceso de información puede minimizar ciertos riesgos pero, a su vez, generar otros con influencia de información no necesariamente correcta. Las decisiones que eventualmente se realicen en consecuencia, y los canales de distribución de las mismas, conformarían bifurcaciones hacia puntos de desequilibrio que, ex ante, no serían identificados dado el aumento natural de opacidad en un sistema de gran interconexión. En la dinámica se generarían potencialmente otras decisiones que acelerarían la convergencia hacia puntos no congruentes con mayores niveles de bienestar. En ausencia de mecanismos prudenciales, la aceleración hacia esos puntos sería más notable. La conformación de esos puntos establece riesgos sistémicos no menores. Muchas de estas características se han observado en la crisis financiera internacional de 2008. Mercados que simulaban funcionar con gran eficiencia y transparencia profundizaron la opacidad del sistema. Si bien, vinculada a la información asimétrica natural de los mercados financieros, fue notable el crecimiento de los activos (canales) opacos los cuales fueron derivando en la generación de un sistema financiero en las sombras; ocultando fragilidades notables que, una vez levantado el velodel riesgo financiero el cual suponía que los riesgos estaban cubiertos por grandes conglomerados de compañías aseguradoras, emergieron súbitamente dando lugar a una crisis sistémica mundial. Economías de menor integración con el mercado financiero mundial fueron las de menor contagio, estableciendo fuertes interrogantes sobre la eficiencia de la integración. En suma, la profundización de la integración mundial en el marco de un futuro de gran interconexión no solo es sinónimo de beneficios sociales potenciales sino que nos debería ocupar en la construcción de arreglos institucionales macro prudenciales a los efectos de evitar que el sistema mundial se traslade nuevamente hacia el desequilibrio y posibles crisis. De esta manera, los beneficios de los avances tecnológicos no serían sustancialmente limitados. Los desarrollos de esta nueva era demandan avances en materia de control y supervisión que sustenten un camino hacia un mundo más sustentable y de menor conflicto. Sin dudas, un gran desafío para los tiempos que vienen: el conflicto China–Estados Unidos por la tecnología 5G en definitiva tiene implicancias en el orden internacional y hemos tratado de introducirlas en estas líneas. (*) Martín Calveira es colaborador del Área de Economía de IAE Business School; Eduardo Fracchia, es profesor de IAE Business School

8 noviembre, 2019

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